En 1840 se inauguró el mercado cubierto de San José (de hecho éste es el nombre oficial de la Boqueria) y en 1853 llegarían los típicos puestos de floristas a las Ramblas que se pueden ver a la salida del mercado.
De 1914 data su aspecto más actual: la cubierta metálica y la estructura de hierro proyectadas por Miquel de Bergue en esta época consiguieron dotar a la Boqueria de mayor estabilidad y belleza. Visitar este santuario del buen comer ofrece mucho más que el propio interés gastronómico, ya que artísticamente destaca por su estilo modernista que se puede apreciar tanto en la arquitectura como en la vidriera y el medallón del acceso principal.
Dicen que es uno de los lugares más insólitos, vivos, atractivos, animados y asombrosos de Barcelona (algunos dicen que de Europa). Se trata de un mercado tradicional inimitable y que es lo contrario de los fríos y asépticos supermercados.
De 1914 data su aspecto más actual: la cubierta metálica y la estructura de hierro proyectadas por Miquel de Bergue en esta época consiguieron dotar a la Boqueria de mayor estabilidad y belleza. Visitar este santuario del buen comer ofrece mucho más que el propio interés gastronómico, ya que artísticamente destaca por su estilo modernista que se puede apreciar tanto en la arquitectura como en la vidriera y el medallón del acceso principal.
Dicen que es uno de los lugares más insólitos, vivos, atractivos, animados y asombrosos de Barcelona (algunos dicen que de Europa). Se trata de un mercado tradicional inimitable y que es lo contrario de los fríos y asépticos supermercados.
El Mercado de la Boqueria, situado en las céntricas Ramblas de Barcelona tiene un total de 6.000 m², once pasillos y 300 puestos que dan vida a este concurrido mercado, donde conviven los barceloneses, de toda clase y condición, con los turistas.
Y es que no hay más que dar un pequeño paseo por sus galerías para disfrutar de una fiesta de colores, sabores y aromas. Su especialización es tal que podemos encontrar comercios que se dedican exclusivamente a un solo alimento: es el caso del plátano, los huevos o el bacalao.
Y es que no hay más que dar un pequeño paseo por sus galerías para disfrutar de una fiesta de colores, sabores y aromas. Su especialización es tal que podemos encontrar comercios que se dedican exclusivamente a un solo alimento: es el caso del plátano, los huevos o el bacalao.
Las fruterías, pescaderías, charcuterías y carnicerías de toda la vida conviven con puestos que se dedican sólo a los chocolates y bombones, los quesos, los frutos secos, las hierbas aromáticas o las legumbres.
Ningún alimento falta a la cita con el mercado. Desde productos habituales en cualquier galería comercial (naranjas, jamón, pimientos, garbanzos...) hasta artículos gourmet menos comunes (por ejemplo, podemos encontrar Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas, así como todo tipo de frutas exóticas, zumos naturales, dulces, mariscos...), sin olvidarnos de la gastronomía típicamente catalana: butifarra, vinos y cavas, arroz, manzanas, salchichón y calçots. Como se suele decir: lo que no halles en la Boqueria, no lo encontrarás en ningún otro sitio.
Asimismo, las tabernas completan la oferta hostelera sin salir de la Boqueria. En numerosos bares se pueden saborear las especialidades locales, así como menús a buen precio. Especialmente popular es el bar Pinotxo, un lugar emblemático del mercado, donde su dueño, Don Juanito, es una de las figuras más conocidas de la ciudad. Las tapas, el bacalao y los desayunos son las claves de su éxito.
Es un lugar femenino como todos los mercados. Aunque hay hombres, tanto vendedores como compradores, la mayoría son mujeres que hacen la compra para alimentar a sus familias y llenan el carro ante unos puestos (“parades” en catalán) que también están regentados predominantemente por mujeres.
Asimismo, las tabernas completan la oferta hostelera sin salir de la Boqueria. En numerosos bares se pueden saborear las especialidades locales, así como menús a buen precio. Especialmente popular es el bar Pinotxo, un lugar emblemático del mercado, donde su dueño, Don Juanito, es una de las figuras más conocidas de la ciudad. Las tapas, el bacalao y los desayunos son las claves de su éxito.
Es un lugar femenino como todos los mercados. Aunque hay hombres, tanto vendedores como compradores, la mayoría son mujeres que hacen la compra para alimentar a sus familias y llenan el carro ante unos puestos (“parades” en catalán) que también están regentados predominantemente por mujeres.
¡Qué buena esta entrada! Y el tiempo que hace que no voy...
ResponderEliminarUn beso entre frutas, setas y verduras
Ay, la Boqueria es una inspiración para los sentidos: colores, olores y los mejores productos de la ciudad. Es interesante solo pasear por ahí, aunque no se compre nada. Hasta los "Manel" hicieron una versión de la canción de "Pulp", The common people, en catalán "La gent normal" y la grabaron en la Boqueria. Sí sí, mira, mira: http://www.youtube.com/watch?v=OppX5KZCPOQ
ResponderEliminarUn abrazo!
Dan ganas de marcharse a Barcelona ya a conocer ese mercado. Preciosas las fotos y qué bien cuidados tienen los puestos, todo muy bien organizado.
ResponderEliminarUn beso
Ahora sale publicidad de los mercados municipales de Barcelona en la tv8. Aquí, en Lleida, están muy desmejorados y es una pena pero allí son edificios muy cuidados e incluso alguno muy artístico.
ResponderEliminarBesos
En mi deambular por Barcelona,
ResponderEliminarde casa en cas, de barrio en barrio,
he conocido a fondo tres mercados:
la Estrella, el Ninot, el de Lesseps.
No recuerdo quién dijo: conocer
una ciudad requiere conocer,
pasear por su mercado y cementerio.
Un beso en el bullicio del mercado
Recuerdo que me lo descubriste tú, aunque sabía de su existencia no había tenido oportunidad de ir. Nunca había visto una cosa igual. Me impresionó: la organización de los productos en los puestos ( en algunos haciendo verdaderos equilibrios), el colorido, los olores, la variedad, los voces, la multitud..., un auténtico festín para los sentidos. Y ahora el que lo frecuenta y disfruta es mi hijo en uno de esos puestos de comidas al que le encanta ir. Me gustaría volver.
ResponderEliminarBsss
Los mercados de abastos siempre son un lugar donde descubrir el espíritu de las ciudades que los albergan.
ResponderEliminarEn ese viaje a Barcelona que algún día quiero hacer no faltará una visita a la boquería.
Saludos, compañera.
Un paseo por la Boquería siempre es un placer, y si se va a comprar, aún más. Para esto último, me molesta lo lleno que está de turistas últimamente, de esos que parece que en su vida no hayan visto un pescado que no esté fileteado y congelado (quizá es verdad), que obligan a madrugar mucho en fin de semana si lo que uno pretende es comprar sin agobios.
ResponderEliminarBonita evocación y bonitas fotos.
Están cuidados y algunos puestos son verdaderas boutigues ...¿vamos al mercadito a comprar el desayunito? ja,ja,ja...
ResponderEliminarMe gusta este mercado, no lo puedo remediar. Esos colores, a veces, esa uniformidad (las paradas de plátanos, por ejemplo), el olor, el sentir el bullicio...
ResponderEliminarPero... no me gusta ir al mercado a comprar, ni a ese ni a ninguno, me gusta la compra rápida y no perder el tiempo (no acabo de disfrutar hablando con las que atienden los puestos, pidiendo la vez, etc, etc, etc...).
O sea que mi gusto por el mercado es puramente estético.
SÍIII, YA SÉ, SUENA DE LO MÁS CONTRADICTORIO...........ESA SOY YO........... en fín.... que hoy por la tarde se ha debido cruzar en mi camino algo con vibraciones negativas y no puedo comentar nadita nada.
Mañana será otro día y espero hacerlo.
Un abrazo inmensamente grande, Elvira, Dona de viena (gracias por la canción), Nuria (una de las fotos es un lujurioso puesto de chuches), Lía, Poeta, gtb (creo que es el pinxo el que decía el niño),garito (cuando vengas te acompaño), Elena y Martina.
Es un lugar fascinante. Si ocurre, como dice Elena, que el turismo que abarrota Barcelona, también se hace aquí demasiado presente. Eso también ha cambiado el caracter de algunos de los puestos, ahora mas dedicados a este nuevo público.
ResponderEliminarMe gusta, si hay lugar, comer en los barcitos/ restaurancitos del fondo.
Me encantan los mercados tradicionales. Todavía recuerdo aquellos tiempos en que si eras hombre (o niño) las señoras te dejaban comprar primero. Supongo que era para que no te sintieras incómodo en esa situación propia de mujeres.
Estupenda entrada.
Un abrazo
Los sábados paso por delante y es tiene una atraccion irresistible para los turistas.
ResponderEliminarYo soy de las que sigue yendo al mercado a comprar. Me gusta que el alimento que compro sea servido por personas que conozco.
Eres una cicerone fantástica.
Besos que alimenten***
Un besito entre setas, frutos secos, hierbas medicinales y frutas, es lo que más me gusta de este mercado, Elvira.
ResponderEliminarSí, Dona invisible,es un concierto, una sinfonía, una coral de colores y olores. Un festín para los sentidos.
ResponderEliminarAyssss.... es una chulada la canción y el escenario.
Graciasssss
Una abraçada amb el run run de la Boqueria (demà farè una ullada al mercat).
Ptnssss
Nuria, a veces parece que todo puede caerse de un momento a otro. La verdad que merece la pena el mercado de la Boquería y las Ramblas que tú conoces..... aunque haya turis... (nosotros también lo somos en cierta manera).
ResponderEliminarUn abrazo.
Lía, los mercados tradicionales tienen que espabilar porque la competencia de las grandes superficies es brutal. Donde yo vivo solo abren por las mañanas, siguen con la concepción de que las mujeres no trabajan y compran por la mañana y eso no es así hace mucho, tendrán que flexibilizar horarios y ofrecer lo que nunca daran en los supermercados: trato afable y directo, productos más frescos, etc.
ResponderEliminarUn abrazoooo de mercado, o sea, achuchón, jajaja
Pues, Enric, es cierto que los mercados dicen mucho de la ciudad o pueblo. Y aún más del mundo femenino, así que otro beso femenino y bullicioso.
ResponderEliminarGtb, el Pintxo es el que creo que comentaba el niño, pregúntale a ver si es ese bar...
ResponderEliminarYa sabes, petardi, que cuando quieras puedes repetir... suelta la gandulitis y os espero yaaaaa...
Un abrazo grande.
¿¿Qué mejor GARITO, que un mercado bullicioso?? Lugar de conversaciones, de tratos, de encuentros...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Elena. Tienes mucha razón, siempre que he entrado he pensado en los que hacen ahí su compra habitual..., de todas formas lo mejor siempre es madrugar para ir al mercado ¿no?
ResponderEliminarLa verdad es que es una tentación demasiado grande para todo el que pasa por allí.
Un abrazo.
Ummm....por mi de acuerdo Martina, amos contentas y felices a por nuestro desayuno (normalmente los que trabajan en el mercado madrugan tanto que los desayunos que se toman entre pecho y esplada son alucinantes).
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Miralo él (o sea el Uno), que mono y que bien conoces la Boquería ehhhh. Así que te gustan esos barcitos, jejeje. A mi me gustaba mucho el antiguo Egipto que estaba por detrás y fuera.
ResponderEliminarY sí, aquellos tiempos de dejar la vez al género masculino pasaron... en casa comemos de mercado pero yo no voy, o sea que.............
Un abrazo.
Gracias Ofelia y estamos de acuerdo si vas por las Ramblas es como la isla de las sirenas que atraen con sus cánticos... nadie se resiste.
ResponderEliminarBesos bulliciosos y con chispitas de colores.
Muchas gracias por la recomendación: soy un enamorado de Barcelona pero nunca había ido a la Boquería, así que la próxima visita que haga (espero que pronto, aunque no me pille precisamente cerca) me pasaré por allí.
ResponderEliminarBueno, por allí y por la Sagrada Familia, que el otro día daba gusto verla por la tele (con el sonido quitado, por supuesto).
Fer, como vayas a la Boquería, tienes para un relato viajero intenso, no sé si largo.
ResponderEliminarPos sí, la Sagrada Familia con su excelsa visita, mejor sin sonido.
Un abrazo.