Leí una referencia a esta
novela en la revista de literatura Turia
y me llamó poderosamente la atención, así que la busque y enseguida la he
leído. Caña, publicada en 1923, es
una peculiar y atípica novela puesto que en ella encontramos poemas, teatro
(una de sus partes, “Kabnis”, fue concebida como tal aunque nunca fue
representada) y novela en un sentido nada convencional. La obra se presenta en
esta edición con una presentación de Darwin T. Turner, escrita en 1975, y un
epílogo de Maribel Cruzado Soria, que es la traductora, lo que hace un total de
285 páginas, de las que la obra son 211. Su título hace referencia a uno de los
cultivos típicos de las plantaciones sureñas de EUA.
Jean Toomer (1894-1967)
nació en Washington DC, EUA. Fue un poeta y novelista norteamericano que se
convirtió en una figura importante del llamado “Renacimiento de Harlem” y el
modernismo. Toomer, de ascendencia mayoritariamente europea, no se identificó plenamente
como escritor negro e incluso renegó de serlo por considerarse simplemente “un
norteamericano”.
Caña se considera la obra maestra del movimiento “Renacimiento
de Harlem”, o del “Nuevo Negro”, un periodo breve pero esplendoroso que tuvo
lugar en la década de 1920, cuando el país se interesó por el arte y la cultura
afroamericanos, y cuando los artistas se vieron a sí mismos como una vanguardia
que avanzaba hacia una participación plena en la sociedad americana.
Coincidió con la “Era del
jazz”, con artistas como Joe “King” Oliver, Fletcher Anderson, Louis Amstrong,
Duke Ellington y otros. El jazz influyo en poetas y escritores como E.E.
Cummings, Scott Fitzgerald, Dos Passos y otros.
Harlem era un símbolo aunque
el “renacimiento” se estaba produciendo en todo el país. El sentimiento del
“Nuevo Negro” se desarrolló por un meticuloso diseño y promoción de los
eruditos afroamericanos que fomentaron el orgullo racial investigando la
historia de los negros en EUA y en África.
El viento está en la caña. Acércate.Las hojas de caña se cimbrean, oxidadas de palabras,Coros estridentes por encima del chillido de la cobaya,El viento está en la caña. Acércate.
Caña no fue concebida como una novela puesto que el autor
quería publicar un volumen formado por “Kabnis” y las historias y poemas de la
primera parte del volumen, como los presuntos editores se quejaron de la
brevedad del libro, Toomer añadió los materiales de la segunda parte. Así,
quedo estructurada en tres partes: la primera situada en el Sur, en Georgia, se
centra en historias de mujeres; la segunda, muestra a hombres y mujeres de
Chicago y Washington; y la tercera regresa al Sur.
Desde el armazón de los muros de piedra, desde los tablones podridos del suelo y las sólidas vigas de roble talladas a mano de la fábrica de algodón anterior a la guerra, llegó el crepúsculo. Desde el crepúsculo llegó la luna llena. Refulgente como un nudo de pino incendiado, iluminaba la gran puerta y lanzaba una suave lluvia de luz sobre las chozas de los negros alineadas a lo largo de la única calle del pueblo fabril. La luna llena sobre la gran puerta era un presagio. Unas mujeres negras improvisaban canciones para romper el hechizo (p. 96).
La obra contiene poemas que
enlazan, separan y presentan las historias con temas sobre la belleza de la
naturaleza y otros aspectos. Los esbozos y las historias, ricos en imágenes
como los poemas, retratan el paisaje sureño y del norte. Estas historias
resultan, a veces, deslavazadas pero reflejan perfectamente el color y los
sonidos que abundan en las sinestesias. La obra refleja la crudeza de la vida
del sur, de inhóspita tierra roja, de linchamientos y duro trabajo en los
campos de algodón y cañaverales. Quizás por eso su lenguaje narrativo es escueto, lleno de movimiento y con fuertes
influencias del jazz. Destacan sus personajes femeninos transgresores en una
época en la que no era habitual que las mujeres lo fueran y menos si eran
negras. Uno de los espirituales negros que numerosos intérpretes han
incorporado a su repertorio como Johnny Cash, Swing Low, Sweet Chariot, es una
buena compañía para seguir leyendo…
La orquesta calienta los instrumentos para el jazz. La flauta es un gato que eriza el pelaje contra el ronroneo profundo del saxo. El batería lanza las baquetas. El gato salta sobre el teclado del piano (182).
A Toomer se le considera un
escritor modernista por su experimentalismo, la combinación de argot callejero
con lenguaje culto cargado de imágenes y la utilizando del monologo interior al
estilo joyceano.
Una “novela” muy peculiar en
la que su autor indaga en los orígenes de su negritud, que compartía a medias, a través del esteticismo y de un
cierto misticismo, de forma que su relación con “lo negro” pareció ser más
resultado de la imaginación que de la propia realidad. Algunas de sus historias
emocionan por su crudeza, por su autenticidad, aunque sea imaginaria, otras
historias transcurren sin acabar de resultar redondas. El balance es positivo.