Me recomendó este libro una amiga que también está con el tema de los «cuidados» de su padre y su madre. En mi caso, mi padre murió hace muchos años y es mi madre la que requiere esa atención.
Lo compré con cierta prevención, aunque el título me parece muy bueno. No tenía nada claro leer sobre la vejez, las enfermedades, los problemas que conllevan los «cuidados» y todo lo que emerge de la convivencia anterior a la situación de dependencia de los padres y de las madres.
Y de todo esto y más, habla Ángeles Caballero de forma ágil y con muchas dosis, pese a todo, de humor. No sé si la autora explica todo o se reserva algunas cosas, en todo caso explica lo suficiente para que nos podamos ver reflejadas en muchas de las situaciones que explica: en las urgencias, en los hospitales en estancias breves o prolongadas, en la propia vivienda conforme van apareciendo las primeras manifestaciones de que las hijas pasamos a ser madres de nuestras madres y padres.
Sin amor, cariño, buenos recuerdos de cuando éramos hijas es imposible la dedicación que implica esa última etapa de la vida. Y pese a todo ese afecto, a veces, saltan chispas porque salvo excepciones las relaciones materno/paterno-filiales no siempre han sido buenas y esa «mochila» también está ahí dispuesta a saltar en momentos de crisis y agotamiento físico.
El libro se lee bien y siempre anima comprobar cuantas cosas compartimos con otras mujeres (o hombres… aunque yo conozco menos) también en esa etapa difícil, en esa etapa en que hasta los parques de atracciones cierran.