Esta novela fue publicada en 1963, hace más de cincuenta años, sin embargo parece escrita hoy. No parece haber pasado el tiempo para esta novela. En la contraportada se la relaciona con El guardián entre el centeno, una novela que a mí me interesó poco porque me pareció obsoleta al reflejar una rebeldía sin causa de otro tiempo. Pese a sus referencias a las drogas, el alcohol y la prostitución, temas que Holden Caulfield trata con despreocupación y naturalidad, me parece un planteamiento de otra época. Algo parecido ocurre con la consideración de que el lenguaje utilizado era ofensivo, leído desde el siglo XXI dicho lenguaje ha perdido toda su carga provocativa.
No pasa lo mismo con la novela de Mazzetti. La rebeldía de Penny continúa siendo actual, es la rebeldía de una adolescente madura, una joven a la que la vida ha maltratado, una persona que de niña vio morir a su familia asesinada por los nazis al final de la II Guerra Mundial. En ella está presente la culpa de la superviviente que se enfrenta a los recuerdos, a las imágenes, al desconcierto de ver morir a sus seres queridos y seguir viva.
En esta novela aparecen temas, comportamientos y emociones universales: el sexo, la inadaptación (a la escuela, a la casa y sus normas, a los hombres, etc.), los celos, el abandono, la adolescencia plena de contradicciones y desorientación. Con rabia es un alegato feminista desde la ingenuidad de una adolescente que cuestiona la desigualdad, la subordinación, los estereotipos de género, las limitaciones impuestas a los deseos de las mujeres y la doble moral.
Mazzetti tiene una gran capacidad para describir la confusión, la rabia, la pena, la amargura, la intensidad de las emociones, la noria de los estados de ánimo de Penny. Entramos en su mundo con facilidad, ella nos lleva de la mano para conocer a su hermana Baby, mucho más sensata, centrada y “normalizada” que ella, a Elsa, la cocinera de la familia que intenta inculcarle valores morales y religiosos y todo ello a orillas del Arno en Florencia.
Algunos fragmentos:
Es fácil preguntarse si “ser o no ser”. Pero ¿cómo se hace para “ser” “no siendo”? (66).
Mi culpa no es por haber hecho algo malo, sino por no hacer algo, es una culpa por omisión (165).
Al amanecer, me encuentro con trozos de pensamientos en la almohada, pedazos de memoria, una luciérnaga, una sonrisa, una hiena, un pogromo, un gueto, un casco, un fusil, un gato, un potro que galopa bajo las mantas, dos ojos de muñeca, un trozo del vestido de muselina celeste de Marie, el bastón con mango de oro del tío Robert, las sandalias de annie, mi cama en llamas, un rumor como de trenes o ametralladoras, lágrimas heladas, un calcetín, un campo de heno, la hierba verde, luciérnagas, una sonata de Beethoven, una Wehrmacht entre mis sábanas (167).
Por cierto, la fotografía de la portada me encanta… muy apropiada.