La novela la compré porque HLO hizo una entrada sobre otra novela de esta autora, “No mires atrás”, y me pareció interesante lo que dijo de ella (luego “El ojo de Eva” no le gustó tanto). La ranita coronada, que le echa la patita a la portada de la novela, es un sujeta notas (no sé si es correcta esta denominación) a la que le tengo especial cariño por su sonrisa afable.
La novela tiene 247 páginas con una letra diminuta, en la edición de bolsillo que compré, que me ha amargado su lectura (pero compré cuatro libros y consideré que tenía que reducir la cuenta). El título de la novela creo que hace referencia a lo que ve el ojo de Eva por una rendija y que es la clave, aparente, de la resolución de los dos casos de asesinato.
El argumento se centra en Eva Magnus, una mujer noruega insegura y con grandes dificultades para mantenerse a si misma y a su hija tras divorciarse. Es pintora y esa dedicación dificulta mucho su supervivencia cotidiana, pero ahí si se muestra segura, ya que confía plenamente en su valía como artista. Dos asesinatos la envolverán en una espiral que parece demostrar que cualquier persona puede acabar robando o asesinando según las circunstancias con las que se encuentre en la vida. El inspector Sejer, que investiga los casos de asesinato, no acaba de resultar atractivo, tiene una personalidad oscura que no destaca en exceso. La trama se mantiene bien pero nunca atrapa del todo.
FRAGMENTOS:
Eva le dice a su padre: “Cuando sea mayor quiero casarme contigo (…) estaba cansada y tenía sueño. Cerro los ojos y supo que ella también se quedaría dormida en el sofá con la cabeza apoyada en el respaldo. No podía resistirse. En el salón de su padre se sentía segura, como cuando era pequeña y él la protegía. Ya no podía hacerlo, pero, de todos modos, era una sensación agradable” (p. 65).
Maja, la amiga de Eva habla sobre la prostitución: “No entrego nada en absoluto, lo vendo. Además hay que separar el trabajo de la vida privada; a mi no me cuesta ningún esfuerzo” (p. 113).
“Nunca deja de asombrarme el instinto masculino; lo fuerte que es y lo exageradamente importante que les resulta a los hombres satisfacerlo. Tal vez piensan que es el mejor sexo de todos (…). Esa cosa cruda y rápida, sin preludios ni tonterías. Nada de rodeos. Suelen tardar diez minutos y ya está. Ni siquiera da tiempo a pensar. De hecho hago todo lo posible por no pensar” (p. 120).
RECOMENDACIÓN: Se deja leer y provoca un cierto interés en la resolución de los casos pero nunca late la tensión que tanto emociona en una buena novela negra. Es una autora que merece otra oportunidad (yo se la daré leyendo “No mires atrás”).