SIN ARTE LA VIDA SERÍA UN ERROR
Nietzsche
Exposición en la Fundación Joan Miró hasta el 18 de marzo del 2012. Barcelona
La escalera, me dice un amigo, es un símbolo, en la interpretación de los sueños, manifestación de la satisfacción de un deseo. Quizás ese título trata de reflejar el deseo de Miró por alejarse (evadirse) de los acontecimientos para crear. Pero Miró era consciente de que, pese a su tendencia al aislamiento contemplativo, la creación debía estar arraigada en la realidad. Pese al deseo de evasión, Miró fue un artista comprometido con su tiempo. Ese compromiso, en diversas etapas de su trayectoria, es el que se puede rastrear en la exposición. La Cataluña natal de Miró, el conocimiento del surrealismo cuando viaja a París, el drama de la Guerra Civil española y su difícil posición durante la dictadura franquista, articula la exposición de forma atractiva e interesante ya que se pueden ver algunas de las obras claves del artista.
(…)EN EL ARTE EL HOMBRE SE GOZA A SI MISMO COMO PERFECCIÓN
Nietzsche
Selecciono algunas de sus obras según mi deseo en evasión y con el convencimiento de que el arte es donde el elemento creativo de la vida se manifiesta y expande con absoluta libertad.
Cabeza de campesino catalán, 1925
Fina estructura cruciforme con detalles dispersos alrededor. El fondo azul adopta el modelado de las pinturas de sueño que admiraban sus colegas surrealistas. Michel Leiris, escultor, comparó esta simplificación gradual de detalles con el vaciamiento de las prácticas de meditación orientales que conducen a la contemplación del vacío
Perro ladrando a la luna, 1926
Escena nocturna como si el misterio de la tierra fuera más insondable en la oscuridad. La escalera (de evasión) aparece simbolizando la posibilidad de ascender a una realidad superior sin renunciar al mundo terrenal.
Naturaleza muerta del zapato viejo, 1937
Reacción de Miró, desde París, ante la guerra civil. Vuelve al realismo. Dice: “Quiero que se sostenga al lado de una buena naturaleza muerta de Velázquez”. Un miserable mendrugo de pan y un zapato viejo, una manzana atravesada por un tenedor y una botella, como una casa en llamas… símbolos trágicos de una época.
Pintura-poema (“Una estrella acaricia el pecho de una negra”), 1938
“Una estrella acaricia el pecho de una negra/un caracol lame mil pechos/de los que brota la orina azul del papa-rey/que así sea”
Sexualidad terrenal… esta escalera de la evasión puede sugerir un distanciamiento de la realidad del mundo.
La escalera de la evasión, 1940
El estallido de la IIª Guerra Mundial atrapa a Miró y su familia en Varengeville-sur-Mer (Normandía). Sus pinturas reflejan tensión, angustia y esa escalera de la evasión está más presente que nunca.
Mujer soñando con la evasión, 1945
Una mujer en primer término, alarga el cuello con el deseo de alcanzar la escalera (de la evasión) que ha de conectarla con el mundo celeste.
Mayo de 1968, 1968-1973
Los acontecimientos forman parte de la obra de Miró. La rebelión juvenil inolvidable de París. ¿Otra escalera de evasión hacia un cambio basado en la rebelión de los jóvenes?
Tela quemada I, 1973
“El fuego tiene reacciones imprevisibles. Destruye menos que transforma, actúa sobre lo que quema con una fuerza creativa que tiene magia. He querido pintar con el fuego” JOAN MIRÓ
Fuegos artificiales, 1974
Cada uno de los tres paneles está definido por una pintura negra de distinta opacidad, que el artista lanza una y otra vez contra las telas con grandes movimientos arqueados. El tríptico alude a la rebeldía creciente contra el agonizante franquismo.
Las obras de Miró, igual que el vídeo, están tomadas de google. Los comentarios de las obras están inspirados en el folleto de la exposición pero re interpretados y con opiniones personales por lo que solo yo soy la responsable de ellos. Conocer a un nicheano me ha permitido leer la concepción del arte que tiene Nietzsche.