Estamos ante una reedición de una novela publicada en 1913 que, estoy casi segura, no me hubiera comprado nunca. Fue un regalo de cumpleaños de un amigo escritor con muy buen criterio literario.
Se trata de una estupenda novela detectivesca (algunos hablan de obra maestra) con personajes bien definidos; especialmente atractivo es el protagonista Philip Trent, un joven treintañero, inteligente y astuto para investigar crímenes complicados de resolver. Trent, y esto fue una gran innovación en el momento de su publicación, no es infalible, comete errores y sabe burlarse de ellos.
La trama de esta novela, que gira en torno a la muerte de un gran empresario norteamericano, Sigsbee Manderson, está muy bien construida y mantiene el misterio del asesinato casi hasta la última página.
Bentley tiene una escritura elegante que describe muy bien los ambientes de la campiña inglesa, una escritura llena de pequeños detalles a los que hay que prestar atención y que obligan a una lectura que no puede ser apresurada. Os dejo un párrafo referido a un personaje de los secundarios pero que tiene protagonismo en la novela, el Sr. Cupples, tío de Mabel, la joven esposa de Manderson:
(…) era un miembro bien considerado de la Sociedad Positivista de Londres, banquero jubilado, viudo sin hijos. Su vida austera pero no infeliz transcurría fundamentalmente entre libros y en los museos; tenía conocimientos profundos y acumulados con paciencia sobre un buen número de asuntos curiosamente inconexos que en una época u otra habían despertado su interés, y le habían valido un lugar en el silencioso y oscuro mundo de los catedráticos, los conservadores y los fanáticos de la investigación; nunca estaba más a sus anchas que en sus cenas amigables y serias. Su autor favorito era Montaigne (28).
En resumen, una excelente novela que me merecía después de la lectura de novelas y ensayos más espesos y que requieren más esfuerzo lector.