Es
la tercera novela que leo de Claudel y las tres me han gustado (para mí la
mejor continúa siendo El informe de
Brodeck). Las dos anteriores tenían como trasfondo una guerra, Almas grises, la Iª GM y El informe de Brodeck, la IIª GM, esta
que hoy comento la guerra de Vietnam.
La guerra
La
guerra facilita que emerja la maldad que permanece invisivilizada, salvo
excepciones, en tiempos de paz. Es habitual en su literatura, por lo que voy
viendo, que el narrador haga un registro de sucesos como si se tratara de un caso
policial, marcando distancias, o tratando de ser objetivo, respecto al tema. Como
decía en El informe de Brodeck, Claudel escribe con una prosa bella y envolvente y por medio de sutiles pinceladas cuenta lo que significa ser refugiado en
un país alejado del propio como consecuencia de una guerra.
El
autor describe en paralelo su pequeña aldea en Vietnam con la gran ciudad a la
que lo llevan (ciudad francesa posiblemente aunque nunca se menciona su nombre,
al igual que en las novelas anteriores), por ejemplo, cuando le dan su primera
sopa:
La sopa es como el aire de la ciudad que ha inspirado al bajar del barco. No tiene auténtico olor, auténtico sabor. El anciano no reconoce nada en ella. No encuentra el delicioso picor de la hierba limón, la dulzura de cilantro fresco, la suavidad de las tripas cocidas. La sopa entra en su boca y en su cuerpo, y de pronto siente toda la incertidumbre de su nueva vida (13).
Rememora
la guerra, casi sin mencionarla y el trauma causado (solo al final de la novela
conoceremos su verdadera dimensión).
El tema: “ser refugiado”
Esta
novela fue publicada hace 11 años, nada tiene que ver con la guerra en Siria, sin
embargo tiene plena actualidad. Desgraciadamente las guerras siempre tienen
actualidad y la huida en busca de refugio de las personas que las padecen
también.
El
señor Linh huye de su aldea masacrada buscando refugio, en sus brazos lleva a
su nieta Sang Diu (“Mañana dulce”) y una pequeña maleta con una fotografía
descolorida y un saquito de tierra para recordar su país. Es un anciano al que
le cuesta entender lo ocurrido y que difícilmente podrá adaptarse a su país de
acogida, pero tiene que vivir para cuidar de su nieta de pocos meses.
¿Por qué se ve obligado a alejarse de tantas cosas? ¿Por qué el final de su vida no es más que desaparición, muerte, entierro? (90).
Contra
todo pronóstico encuentra un amigo, el Sr. Bark, en la ciudad en la que lo
instalan.
La
novela está llena de tristeza y dolor, pero también de ternura y amor (amor
entre abuelo y nieta y amor ente los dos amigos que apenas se entienden con
palabras). En muchos momentos provoca, incluso, sonrisas por los equívocos que
se producen entre los amigos que se entienden sin entenderse.
Una novela interesante, de
plena actualidad. A más de una persona le vendría bien leerla para no ver
amenazas donde no las hay.