« (…) Darío, el que me enseñó que la maldad tiene mil rostros y profusión de mentiras, de imágenes y perfumes, pero que no hay error en el contacto con la bondad» (p. 67).
miércoles, 28 de abril de 2021
David Grossman, La sonrisa del cordero
domingo, 18 de abril de 2021
Agustín Comotto, 155 Simón Radowitzky
Es excepcional que lea cómics (o novelas gráficas, no sé cuál es la denominación más correcta), pese a haber leídos muchos tebeos de niña. Los comics eran «de chicos», el propio Agustín Comotto me explicó que cuando empezó a dibujar quienes hacían comics miraban con malos ojos a los dibujantes (aplastante mayoría) que hacían comics que no eran tan masculinos como marcaba la norma. Sé que hoy hay más mujeres dibujantas, pero me temo que salvo excepciones he perdido ese «tren».
He leído este 155 Simón Radowitzky por varios motivos: primero porque conozco a
Agustín (pronto hará un año), segundo porque Radowitzky era anarquista (además aparece en la historia otro amigo
anarquista, Octavio Alberola). Motivos personales, por tanto, me han aproximado
a un género que no me llama la atención.
Los dibujos de Agustín Comotto me han
parecido una maravilla, en blanco y negro con la aparición del rojo en momentos
determinados para resaltar algo concreto. Unos dibujos con una fuerza expresiva
tremenda, unos dibujos que emocionan, contagian el miedo, la fuerza, la
decisión, la resistencia especialmente.
La historia, producto de una
investigación exhaustiva que llevó a cabo Agustín en varios países y archivos
revela a un hombre, Simón Radowitzky, con una capacidad del lucha y resistencia
impresionante. Nacido en un pueblo cercano a Kiev (Ucrania), judío, ateo,
anarquista desde la adolescencia que siempre trato de vivir siendo consecuente
con su ideal, sobrevivió a un pogromo siendo niño, perdió la infancia al
empezar a trabajar a los 13 años, emigró para escapar de la represión, llegó a
Argentina y pronto acabó en la prisión de Ushuaia durante 22 años. Fue un acto
de resistencia enorme lo que le llevó a resistir una cárcel durísima donde fue
sistemáticamente torturado.
Hay mucho más en su historia que podéis
descubrir leyendo este magnífico cómic con el que me he emocionado y he conocido
un anarquista del que apenas sabía nada.