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miércoles, 28 de junio de 2023

Emmanuel Carrère, V13. Crónica judicial

 


CON ESTE LIBRO CIERRO U-TOPÍA HASTA EL MES DE SEPTIEMBRE. 
CUIDAOS MUCHO Y OS ESPERO A LA VUELTA.

Me gusta este escritor, todo lo que ha escrito y he leído me ha afectado. Este libro es una narración minuciosa de los atentados que se produjeron en París el viernes 13 (de ahí el título) de 2015. De estos atentados, el más grave fue el que se produjo en la sala de Bataclan, en total ciento treinta muertos y hasta cuatrocientos heridos. 

Carrère, junto con dos periodistas más de Le Nouvel Observateur, asistió durante nueve meses (septiembre 2021-junio 2022) al juicio que se celebró en el Palacio de Justicia. El acuerdo con la revista consistió en que Carrère entregaba un texto una vez por semana, este libro recoge esas crónicas ampliadas. Ciertamente resulta increíble que un escritor como él comprometiera su tiempo casi al completo durante nueve meses para asistir a todas las sesiones del juicio. 

Sus crónicas están agrupadas en tres bloques de contenidos: las víctimas, los acusados y el tribunal. El autor hace una radiografía completa de todo el entramado de razones, actitudes y comportamientos de los principales protagonistas del juicio. Las víctimas es el apartado que más me ha impresionado, hasta el punto de que tuve dudas de si podría aguantar toda su lectura. Carrère recoge algunas historias de personas heridas, familiares de las víctimas que murieron por disparos de armas de guerra como los Kalashnikov, capaces de provocar un agujero como un plato en el cuerpo humano. El horror vivido en la Sala Bataclan es casi imposible de explicar y, pese a ello, el autor lo hizo muy bien a través del formato de la crónica periodística. 

El apartado de los acusados tiene otra dimensión por el hecho de que los verdaderos culpables no estaban en el juicio porque murieron auto inmolados. La gran incógnita a resolver se planteó respecto a cómo unos jóvenes desearon llegar a matar y a morir por la causa. El juicio trató de llegar a una explicación repasando la vida y el ambiente que rodeaba a los acusados. Y, por último, el tribunal, el apartado más breve de esta exploración dentro del «alma» humana. Excelente resultado.

miércoles, 8 de mayo de 2019

EMMANUEL CARRÈRE, El adversario

Una novela escalofriante. 


Una historia basada en hechos reales: en 1993, Jean Claude Romand mató a su mujer, sus dos hijos y sus padres e intento suicidarse sin lograrlo. En el proceso emergió una historia asombrosa y tenebrosa, Romand llevaba mintiendo desde los 18 años sobre su profesión, su empleo, sus recursos económicos, etc. Un hombre que vivía una vida paralela que nada tenía que ver con la realidad. Cuando tuvo la convicción que su vida quedaría al descubierto decidió matar a sus más allegados para evitar su juicio. 

Esta es la historia. Pero hay otra historia, las dudas del propio autor sobre Romand y sobre aquellas personas que intentan ayudar al asesino de alguna manera. 

Todo el conjunto construye un edificio (una novela) bien escrito y con formato de trama casi policíaca que capta la atención inmediatamente y que te ata a la novela.

La explicación del título: 
Deberían haber visto a Dios y en su lugar habían visto, adoptando los rasgos de su hijo bienamado, a aquel a quien la Biblia llama Satán, es decir, el adversario (22). 

Una notable novela.

lunes, 1 de febrero de 2016

EMMANUEL CARRÈRE, Limónov.


U-topía trasatlántica

Una reseña de Marcelo Z sobre una novela de este autor, Una semana en la nieve, me recordó que tenía Limónov y así se lo dije en mi comentario. Marcelo me dijo que también la tenía y que me proponía un Estéreo Transatlántico, o lo que es lo mismo, una lectura conjunta. A partir de ahí solo fue preciso encontrar el momento y llegó a mediados de enero. Me gusta compartir lecturas porque ir compartiendo impresiones, formas de interpretarla y, si es el caso, emociones, enriquece la experiencia lectora. Nunca he formado parte de ningún grupo de lectura y, de momento, no me atrae, pero estas “conjuntas” propician una lectura a cuatro ojos que resulta muy placentera. Se trata, sí, de una “conjunta transatlántica”,  hay un océano entre Marcelo Z y yo, pero queda reducido a un clic de ratón.


¿Quién es Limónov?

Antes de empezar a leer la obra de Carrère fue la primera pregunta que me hice observando su fotografía en la portada del libro. Entré en Internet y la wiki me dejó datos diversos sobre un personaje real de 73 años con una imagen mucho más juvenil que lo que indicaba su edad.
Los datos sobre su actividad política con el Partido Nacional Bolchevique fundado por él, y su ideología pardo-roja, me hicieron arrugar la nariz. La descripción que de él hace Carrère en los años 80 en París, me provocó curiosidad:
(…) un tipo sexy, astuto, divertido, que tenía a la vez el aire de un marino de juerga y de estrella de rock (16).
Un rebelde inadaptado en el sentido profundo de la palabra, una persona que se enfrenta o no reconoce a la autoridad,  una persona que es difícil de manejar o dominar. Y esto al margen de su inclasificable ideología que me parece un extraño revoltijo de ideas. Su pretensión de ser un héroe desde muy joven, de vivir aventuras, de no adaptarse a una vida normalizada, contribuye a dicha imagen de rebeldía primitiva.

¿Se trata de una novela o son hechos reales?

Una cosa y la otra. Es una “novela sin ficción”, algo que parece estar de moda ahora mismo. El impostor de Cercas o El fin del Homo sovieticus de Aleksiévitch, con estilos diferentes, entrarían en el mismo género por denominarlo de alguna manera. Los personajes son reales, lo que explican y lo que investiga el autor/a también y quienes lo escriben se introducen en la obra, involucrándose y huyendo del papel de narradores ajenos a los hechos. Incluyen sus propias reflexiones, experiencias y vidas porque lo que intentan construir con sus obras es una visión del ser humano en determinadas circunstancias y ellos/as forman parte de la humanidad y, por tanto, no son ajenos a esa visión.
El relato real nos permite conocer el trasfondo histórico y eso es algo que me interesa siempre. En el caso de Limónov abarca un periodo amplio de la vida de la URSS/Rusia, de 1943 a 2009, con otros escenarios como Nueva York, París y Serbia.


El relato

Está estructurado en nueve capítulos que abarcan todos los escenarios en  los que se mueve su vida en orden cronológico. Empieza en Ucrania (1943-1967), donde se relata su niñez, adolescencia y primeros años de juventud en una familia con una madre propensa al castigo y un padre chequista de poco relieve. Sus experiencias callejeras, rodeado de pequeños delincuentes, la decepción respecto a su padre y la violencia, sientan las bases de su deseo de ser diferente, de su afán de protagonismo y de su faceta de artista para convertirse en poeta.

Me sobresaltó en este capítulo que, como su mediocre familia (son sus propias palabras para calificarla) no sufre las convulsiones del país, pensaba que al fin y al cabo si detenían a gente debía de haber motivos (81). Una percepción muy propia de los sistemas totalitarios y de la soledad de quienes disienten.

El relato concluye en Moscú, ciudad a la que regresa en 1989, en la era Gorbachov, pero que abandonará en momentos diversos para trasladarse a Serbia, París, y Altái. El último capítulo transcurre en dos cárceles (Lefórtovo y Sarátov) y un campo de trabajo (Engels) entre 2001 y 2003.

Hay diversos aspectos de interés, en lo referente a su vida privada, siempre cuestionó los estereotipos tradicionales, especialmente en su estancia en Nueva York (1975-1980). Una relación de pareja compleja con Elena, su gran amor, una deriva hacia la homosexualidad que tenía más de provocación que de asumir una posible bisexualidad, su vida como mendigo o como criado de un rico (Steven Grey). Sin llegar a los extremos de la aventura norteamericana, su vida privada siempre está sujeta a los azares de su carrera literaria y política. Resulta interesante también la construcción de su propuesta política que ha tenido difícil encaje en una Rusia convulsa (desaparición de la URSS, entrada en un capitalismo salvaje, las mafias, la privatización de los grandes recursos produciendo enormes fortunas, la falta de democracia del nuevo sistema que se refleja en asesinatos políticos como el de Politkóvskaia, etc)  y que acabó con Limónov en la cárcel.

El relato se inicia con un Prólogo (2006-2007) y se cierra, como si se tratara de un círculo, con un Epílogo (2009).

¿Y qué más?

Mucho más que haría interminable esta reseña: el contraste entre la literatura oficial y la literatura underground durante la etapa comunista; la presencia de la disidencia, y especialmente de Solzhenitsyn; la práctica del zapói, borracheras que duran días seguidos y que practicaban incluso los dirigentes; la emigración de rusos/as a EUA; el fascismo; numerosos nombres de escritores/as que son propuestas a indagar; la guerra de la antigua Yugoslavia; Rumanía y las mentes sutiles; verdugos y víctimas; los perdedores de la transición al capitalismo actual; y tantos otros temas que van surgiendo al socaire de la vida de Limónov.

Un párrafo…
El mercado ha sustituido a la dictadura del proletariado como horizonte del porvenir radiante, pero el refrán constriñe por igual a los artífices de la “terapia de choque” y a los que están lo bastante cerca del poder  para llevarse su parte de la tortilla (…). Se ve desfilar por Moscú a procesiones heterogéneas de jubilados reducidos a la mendicidad, militares que ya no cobran su salario, nacionalistas enloquecidos por la liquidación del imperio, comunistas que lloran la época de la igualdad en la pobreza, personas desorientadas porque ya no comprenden nada de la historia: ¿cómo saber, en efecto, dónde está el bien y el mal, quiénes son los héroes y quiénes los traidores, cuando todos los años se sigue celebrando la fiesta de la revolución y al mismo tiempo se repite que aquella revolución fue a la vez un crimen y una catástrofe? (279)
Y no puedo resistirme a este otro que se refiere a la guerra en la antigua Yugoslavia
Es una regla siniestra, pero rara vez desmentida, que se intercambian los papeles entre verdugos y víctimas. Hay que adaptarse deprisa, y no asquearse con facilidad, para mantenerse al lado de las segundas (256).
Un relato lleno de sugerencias, ágil y fluido, como dice Marcelo Z (enlazo con su blog para que podáis leer su reseña), lleno de aventuras y reflexiones, a veces provocadoras, que no te dejan indiferente.