El protagonista de esta, a veces, desconcertante novela es el mar, un mar muy oceánico, tempestuoso, peligroso cuando se enfurece y se torna bravo. La novela está dividida en tres libros: Posada Almayer, El vientre del mar y Los cantos del retorno, pero los tres están interconectados por algunos personajes y por el leitmotiv del mar que puede ser curativo, pretendidamente medible, motivo pictórico peculiar o desencadenar los peores horrores.
La Posada Almayer es un espacio extraño, mágico, con
niños y niñas que habitan por las siete habitaciones de que consta la posada y
que los huéspedes encuentran en sus habitaciones mirando al mar. Sus
habitantes buscan en la posada la
tranquilidad, el equilibrio y la paz que no encuentran.
Una fragata francesa naufraga y 147 personas, casi todos
hombres, quedan en una balsa a la deriva. El horror a las tormentas no queda
lejos del horror humano que se desencadena en la balsa cuan escasea el
alimento, el agua o las armas.
Los personajes de las siete habitaciones de la posada
acaban por dar a conocer las historias que les han llevado a la posada, sus
obsesiones, sus miedos, sus deseos y su manera de interrelacionarse con los
otros huéspedes y con el propio mar.
¿Nos habla la novela del desconcierto que tantas
personas sentimos en el mundo actual?
Es una posible lectura.