viernes, 31 de agosto de 2012

LECTURA Y CHRISTOPHER MORLEY



(…) la lectura es, además de aquella práctica solitaria y exquisita que a menudo referimos, un instrumento de intervención sobre el mundo que nos permite pensar, tomar distancia, reflexionar, una espléndida posibilidad para dar lugar a las preguntas, a la discusión, al intercambio de percepciones y a la construcción de un juicio propio. (…) Cada libro —cada novela, cada cuento, cada poema— contiene, con mayor o menor felicidad, una lectura del mundo, y leer lo que fue escrito es ingresar al registro de memoria de una sociedad, a lo que esa sociedad considera (…) por alguna razón, perdurable; es entrar a ese inmenso tapiz tejido bajo distintas circunstancias por tantos seres, a lo largo del tiempo. (…) Múltiples memorias relativizándose unas con otras para que ni el pasado ni el imaginario se clausuren en un relato único, para que permanezca un estado de interrogación que nos permita encontrar las palabras necesarias para narrar lo que aún no se ha narrado. (…) Así, leer/escuchar/escribir es abrir para nosotros y para otros un camino de libertad. (…) Los libros son puentes entre personas, puentes para “aprender a pisar, a sostenerse”, como dice la poeta Circe Maia.

 MARÍA TERESA ANDRUETTO, La lectura, otra revolución. 


CHRISTOPHER MORLEY, La librería ambulante. 

 Esta novela me la regaló una amiga, profesora de literatura española, para mi cumpleaños. Me dijo que, sin ser una gran novela, cuando la acababas de leer te dejaba una sonrisa y un gran sabor de boca.

 La novela está en mi biblioteca, sección historia, y muy cerca de una hermosa foto de la Torre Eiffel de un amigo y un pato de vidrio que compré en Praga (y que tiene rota una parte de su cola).
La novela tiene 182 páginas y la he leído en un plis plas (un par de días). El título hace referencia al Parnaso, un vagón ambulante tirado por un caballo (creo que es una yegua en realidad), que esconde una gran librería que se abría por los costados para poder ver estanterías y estanterías de libros.



Christopher Morley (1890-1957) nació en Pensilvania (EUA). Estudió Historia Moderna en Oxford y en 1913 volvió a EUA, instalándose en Nueva York donde trabajó en una editorial para convertirse, finalmente, en un prestigioso periodista. 
 La librería ambulante (1917) fue su primera novela a la que siguieron otras, alguna de ellas llevada al cine: Kitty Foyle (1939), en España titulada Espejismo de amor. 

La trama de la novela se desarrolla en Nueva Inglaterra, en unos Estados Unidos rurales y con paisajes idílicos. Nos encontramos en la segunda década del siglo XX en un mundo de granjas en las que la lectura está ausente o reducida a libros religiosos. 
Roger Mifflin, un librero ambulante, que ama los libros y que los trasporta en un carromato llamado Parnaso, llega a la granja de Helen McGill, en la que vive con su hermano, granjero y escritor. De forma asombrosa Mifflin convence a Helen para que le compre la librería ambulante y en un tris tras decide marcharse en el carromato dejando la granja. Ella lo toma como unas vacaciones, como una aventura, pero ese impulso atrevido le transformará la vida. No cuento más. 

De esta historia llama la atención el amor por los libros de Mifflin, un amor contagioso que iluminará la vida de la cuarentona McGill. Destaca también el tono optimista que invita a la felicidad y, porqué no, a la búsqueda del verdadero amor. 
El autor escribe muy bien, el refinamiento, la sutileza, el humor, la lucidez, son rasgos de su escritura. Dijo de si mismo que amaba tanto a Shakespeare como a Conan Doyle. Sus maestros Walt Whitman y Mark Twain. De todos ellos tiene ecos su novela. 

Algunos fragmentos… 

Helen describe a Roger: 

Se acerca a los hechos con la delicadeza de un gato al pasar por un camino mojado (p. 57). 

Helen describe su relación con Roger: 

…su amistad con el librero ambulante era una de las verdades de su vida (p. 103). 

Helen describe una mañana de su aventura: 

¡Dios, qué mañana la de aquel día después de la lluvia! El camino estaba cerca de la orilla del río y de vez en cuando se alcanzaba a ver el agua. El aire tenía un olor muy penetrante, no era la clase de aire banal y ordinario que respiramos en todo momento y del que apenas nos percatamos, sino un aroma fino y estimulante, tan fuerte en las fosas nasales como el alcanfor y el amoniaco. El sol parecía estar enfocado sobre el Parnaso, así que avanzábamos sobre el camino blanco bajo un baño de luz dorada. Las planas copas de los cedros se balanceaban suavemente con el viento salobre y por primera vez en diez años empecé a divertirme eligiendo palabras para describir la belleza de la mañana (pp. 130-131). 

Si queréis que la sonrisa os ilumine la cara, si sois amantes de los libros, si queréis un rayo de sol que ilumine este triste panorama económico y social que nos envuelve… por favor no os privéis de la lectura de esta novela.


Imagen del autor y vídeo de Jorge Drexler: tomados de google.

lunes, 27 de agosto de 2012

LEÓN TOLSTOI Y PHILIP ROTH, celos y humillación...







LEÓN TOLSTOI, La sonata a Kreutzer. 

Compré esta novela porque en el comentario que hice de la obra de Catherine Millet, Celos. La otra vida de Catherine M., índigo me la propuso por tratar sobre los celos. La compré a través de internet en una librería de libros de segunda mano por 3 €.
La novela tiene 125 páginas y el título hace referencia a la importancia que tiene La Sonata a Kreutzer, primer tempo, el presto, de Beethoven, en el transcurso del drama de celos que centra la novela de Tolstoi. León Tolstoi (1828-1910) es un autor ruso suficientemente conocido dentro de la literatura universal y por ello no voy a sintetizar una biografía que se puede consultar sin ningún problema.
Esta obra se sitúa en el último periodo de su madurez creadora, unos años después de sus dos obras maestras: Guerra y paz y Ana Karenina. Es perceptible en esta obra el planteamiento místico y ascético de sus últimos años de vida. Tolstoi expone en esta obra los efectos destructores de las pasiones carnales e impuras abogando por la castidad o el matrimonio contrario a la sensualidad que lleva al adulterio y a los celos que carcomen a Pozdnyshev. La sonata narra la locura de los celos y el trágico desenlace en el que concluyen. Éste relata su historia en un viaje en tren.
 Adscrito a la corriente realista trató de reflejar fielmente la sociedad en la que vivía. Es una obra de madurez que expone la situación de otra época que puede reproducirse, por desgracia, en la actualidad con todo su dramatismo. Merece la pena leerla. Un fragmento:

 “Entonces empezó un juego de engaño mutuo. Yo sonreía fingiendo que me hallaba muy a gusto. El miraba a mi mujer como miran los mujeriegos a las mujeres bellas, simulando interesarse por el objeto de la conversación, cuando en realidad ya no le interesaba en absoluto. Mi mujer aparentaba indiferencia; pero, sin duda, la excitaban mis celos, disimulados por una sonrisa que tan bien conocía, y la mirada lasciva de él. Me fijé que sus ojos brillaban de un modo particular. Probablemente a consecuencia de mis celos se estableció entre ellos algo así como una corriente eléctrica que provocó expresiones, miradas y sonrisas recíprocas" (p. 90).



 PHILIP ROTH, La humillación.


He decidido poner enmienda a mi escaso acercamiento a este autor, esa es la razón por la que la semana pasada compré esta novela y la he leído en un pis pas. Está en el montón de libros (y alguna libreta) que tengo en la parte derecha de mi mesa de trabajo.
La novela tiene 155 páginas y el título está relacionado con la humillación que siente el protagonista, Simon Axler, cuando pierde la seguridad que necesita para actuar, para él eso significa, literalmente, desaparecer del mundo (p. 135).
Philip Milton Roth (1933) es un escritor estadounidense de origen judío, conocido sobre todo por sus novelas, aunque también ha escrito cuentos y ensayos. Entre sus obras más conocidas se encuentran: la colección de cuentos de 1959 Goodbye, Columbus, la novela El mal de Portnoy (1969), y su "trilogía americana", publicada en los años 1990, compuesta por las novelas Pastoral americana (1997), ganadora del Pulitzer, Me casé con un comunista (1998), y La mancha humana (2000).
La humillación (2009), relata los efectos que tiene, para el actor Simon Axler, la pérdida de su magia, su talento y la seguridad en si mismo para actuar, es decir, para lograr “convertir en real el mundo imaginado” sin fingir (p. 155). Esta pérdida provocará que su mujer se vaya, su público lo abandone y los críticos lo cuestionen, arrastrándolo al desánimo y la depresión al enfrentarse a las realidades de la vejez, la enfermedad y la muerte. Pero de pronto se inicia otra trama basada en el deseo erótico hacia una mujer (Pegeen) veinte años más joven que él y lesbiana. Como en gran parte de la obra de Roth en esta novela se explora la naturaleza del deseo sexual y la autocomprensión. El autor utiliza el monólogo íntimo para narrar, de forma un tanto errática, una relación erótica en la que muestra que el protagonista se encuentra solo frente a las fuerzas elementales del Eros y el Thánatos. En esta parte de la novela falta hondura reflexiva y el humor que caracteriza su obra. La historia recupera fuerza irónica con un final sombrío y espantoso.
Seguramente La humillación no figurará entre las grandes obras de P. Roth pero se deja leer y su escritura siempre hace atractiva cualquiera de sus novelas.

jueves, 23 de agosto de 2012

REGRESO Y LECTURA... PAUL AUSTER

DARYL ZANG

Este regreso no era obligatorio
sin embargo
la mano encuentra su cuchara
el paso su baldosa 
el corazón su golpe de madera
el abrazo su brazo o su cintura 
la pregunta su alguien 
los ojos su horizonte 
la mejilla su beso o su garúa 
el orgullo su dulce fundamento
el pellejo su otoño 
la memoria su rostro decisivo 
los rencores su vaina 
el reloj su lujuria tempranera 
el dolor su no olvido o su neblina 
el paladar sus uvas 
el loor su desastre 
la nostalgia su lecho 
o sea 
perdón vallejo 
aquí estoy otra vez 
viviendo de costumbre 
MARIO BENEDETTI 

Quiero disculparme por estos chao y estos regresos. La decisión que me llevó a suspender el blog era fundada y no me arrepiento de ella. Este alejamiento me ha permitido repensar algunas cosas al respecto. Quiero disculparme también porque este libro (igual que otros tres) estuvo en mi lateral pero ahí no se pueden etiquetar, así que esta semana, y la que viene, voy a editarlos. 

 PAUL AUSTER, La trilogía de Nueva York.
El libro es de una amiga, profesora de lengua y literatura española. Al no leer ya en papel me suele dejar, y a veces regalar, los libros que le pido si los tiene. La trilogía tiene 335 páginas y el título responde al hecho de que son tres novelas que tienen como trasfondo la ciudad de Nueva York. Las novelas se titulan: La ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada.


 Las novelas son independientes pero hay un sutil hilo que las une a las tres a través de algunos personajes que aparecen brevemente en las otras dos novelas. Sobre el autor ya he esbozado su biografía en la primera entrada que dediqué a este autor. 

Con esta obra me ha ocurrido algo muy peculiar, mis expectativas eran enormes porque mucha gente me había hablado muy bien de ella y las críticas eran excelentes. Sin embargo la primera, La ciudad de cristal, no me gustó y me costó mucho interesarme por ella. La segunda, Fantasmas, me pareció mejor y, sorprendentemente, La habitación cerrada, me ha encandilado y me he colgado de ella. Y digo sorprendentemente porque ya no lo esperaba. Sé que, a veces, me pasa que novelas, que a todo el mundo le gustan, a mi no me dicen nada (el ejemplo último más clamoroso, Los enamoramientos de Javier Marias).  

Como decía en el comentario de Sunset Park, Auster es el escritor del azar y de la contingencia, al no creer en la causalidad persigue en lo cotidiano las bifurcaciones surgidas por hechos aparentemente anodinos. En la Trilogía hay muchos puntos en común, hay tres escritores, hay investigación sobre personas desaparecidas, hay juego de espejos, símbolos y muchas sorpresas.
En la última novela uno de los personajes dice que las “tres historias son finalmente la misma historia” (p. 314). En la primera aparece el propio Paul Auster como personaje dentro de la novela. Señalaba Julio Cortázar, en “Del cuento breve y sus alrededores”, que el narrador puede llegar a ser uno de los personajes generando lo que él llama la “esfericidad”, es decir, que “la situación narrativa en sí debe nacer y darse dentro de la esfera, trabajando del interior hacia el exterior, sin que los límites del relato se vean trazados como quien modela una esfera de arcilla”.

El desinterés por la primera novela no me permitió ni encontrar el significado del título de la novela. Fantasmas hace referencia a personajes que han muerto pero que han marcado los lugares con su presencia. La habitación cerrada, hace referencia a la soledad mítica del personaje central, Fanshawe y la habitación cerrada que estaba en la cabeza de quien lo buscaba. En las tres novelas está presente la descripción existencial de la pérdida, la desposesión y el vagabundeo. Muy interesante la afirmación de que la distancia entre el vagabundo y la persona integrada en el sistema no es una frontera sólida y puede traspasarse en un segundo por las circunstancias de la vida. Escritores fracasados, detectives que no lo son, desaparecidos que desaparecen voluntariamente…, una especie de extraña y atípica novela negra.

De La habitación cerrada me gusta la definición de los personajes, especialmente Fanshawe del que hablan siempre otros (su mujer, su amigo, su madre), puesto que él está desaparecido. Me parece destacado cómo el amigo está totalmente condicionado por la personalidad de Fanshawe y va aparentemente a la deriva. Sophie, casada primero con Fanshawe y luego con el amigo resulta un personaje sincero y atractivo pero que no puede evitar el caos en la vida de su segundo marido obsesionado por encontrar a Fanshawe. 

 La trilogía, desde mi punto de vista, va creciendo de una a otra y acaba produciendo un interés por la anterior y, sobre todo, la posterior, donde todo acaba encajando en su sitio. 

Algunos fragmentos que me han gustado: 


 La buena novela de misterio no tiene desperdicio, no hay ninguna frase, ninguna palabra que no sea significativa. E incluso cuando no es significativa, lo es en potencia, lo cual viene a ser lo mismo. (…) Todo se convierte en esencia; el centro del libro se desplaza con cada suceso que lo impulsa hacia adelante. El centro, por lo tanto, está en todas partes, y no se puede trazar ninguna circunferencia hasta que el libro ha terminado (p. 14). 


 La mujer era muy guapa, con ojos oscuros e inteligentes, casi fieros por su fijeza. Delgada, de estatura media, y cierta lentitud en sus movimientos, algo que la hacía parecer a la vez sensual y alerta, como si mirase al mundo desde el corazón de una profunda vigilancia interna. Ningún hombre habría dejado a aquella mujer por su propia voluntad... (p. 217).

 Él estaba disponible, y al mismo tiempo era inaccesible. Sentías que había un núcleo secreto en su interior en el que nunca podrías penetrar, un misterioso centro oculto. Imitarle era participar de alguna manera en aquel misterio, pero también comprender que nunca podrías conocerle realmente (p. 227).

sábado, 18 de agosto de 2012

EL MUNDO POR MONTERA

Podría cerrar los ojos y no ver
o abrirlos sin mirar siquiera
roer los huesos que me lancen
opinar lo que de mí se espera
podría escurrir el bulto
comprarme docenas de caretas
canturrear el himno del grupo
aunque ni tan sólo lo conociera
podría alquilar miles de amigos
vestirme como los demás quieran
mirarme con descaro el ombligo
humillar sin rubor la cabeza
podría jugar a que no pasa nada
fingir que cada día es fiesta
que la vida es nata endulzada
y todas las personas son buenas
podría suplicar una limosna
mover la cola sin vergüenza
pasar por el aro a todas horas
lamer la mano de la riqueza
podría mendigar la zanahoria
bailar al son de la orquesta
convertir la miseria en memoria
y contemplar mi libertad muerta
pero ocurre que no me da la gana
que mi antorcha no es la bajeza
prefiero la soledad estrellada
que el vacío de las almas muertas
no me importa mi celda oscura
porque la dignidad es mi bandera
tengo como patria a la locura
y me pongo el mundo por montera. 

 XAVI (TORO SALVAJE), El mundo por montera. Gracias por permitirme publicarlo.
 Imagen: ROLANDO CUBERO, De aquí no pasas (fotografía de la obra enviada por el autor).