sábado, 28 de mayo de 2022

Ramiro Pinilla, Las ciegas hormigas


Hacía mucho tiempo que no leía a Ramiro Pinilla, pero como estoy intentando reducir mi biblioteca de libros no leídos, acabo recalando en autores que me habían gustado pero había aparcado dejándome llevar por las novedades. Está siendo muy enriquecedor este repaso por las baldas de libros no leídos. 

Las ciegas hormigas fue el primer libro de este autor, recibió en 1961 el Premio Nadal y el Premio de la Crítica, no está nada mal para una primera novela. La historia arranca cuando un padre y su hijo miran un barco de cinco mil toneladas cargado de carbón que se iba a hundir irremediablemente un día de furiosa tempestad en los acantilados de Getxo. 

El padre Sabas Jaurégui y, el hijo y narrador de la historia, Ismael saben de la importancia de ir a recoger ese carbón para pasar un mejor invierno. Como ellos, lo sabe todo el pueblo y los caseríos que lo forman, así que por la noche todos van al acantilado para acceder a las rocas. Sabas se lleva a sus cuatro hijos y a su cuñado, el trabajo es peligroso y se hace en malas condiciones, la tragedia estalla cuando uno de sus hijos muere. 

Ese es el punto de partida de la historia y de las consecuencias que provocarán los acontecimientos que se desarrollan en los acantilados. Además de la tragedia, o mejor las tragedias familiares que se desencadenan, Las ciegas hormigas es una historia de tenacidad, fuerza y, en cierta manera, libertad del protagonista de la historia que con su posición ante la adversidad arrastra a toda su familia. 

Cuando una lee esta historia la empatía hacia Sabas discurre en paralelo al deseo de que los carabineros no descubran el carbón que tan bien saben proteger de su vigilancia. No serán los carabineros, sino los recelos, necesidades, envidias y diversos sentimientos los que harán inútil los sacrificios de esa noche trágica. Algunos lectores/as sitúan la historia en el franquismo, pero hay que recordar que el cuerpo de carabineros, que tiene importancia en el desarrollo de la novela, fue integrado en la Guardia Civil en 1940. Por ello la historia transcurre en algún momento entre 1829 y 1940. Tiendo a pensar que la historia pudo transcurrir a finales del siglo XIX (había fábricas de siderurgia) o principios del siglo XX.

Estamos ante un libro que sabe de la dura tarea diaria que espera a quienes viven de su trabajo, además de la «contención de la mente y de la carne y, sobre todo, de [la] inútil lucha feroz por mantener incólumes tus convicciones». De un mundo que ya entonces trataba de destruir la individualidad y «empotrarte en la gran bola masiva que en su loco giro acabará absorbiéndote hacia su interior y despojándote de lo único digno» (p. 307). 

Una buena novela, bien escrita y, aunque contenga algún pequeño fallo, bien narrada, una historia que te absorbe de forma fascinante.

miércoles, 18 de mayo de 2022

Marta Sanz, Farándula



Es la primera novela que leo de esta autora y me ha sorprendido la visión tan irónica e incisiva que ofrece del mundo de la farándula (el mundo del espectáculo, especialmente el teatro). Tanto es así que uno de los personajes que pueblan esta novela: la actriz Ana Urrutia, afirma que farándula es «la síntesis de faralaes y tarántula».

La novela parte de los ensayos para la representación de la película Eva al desnudo. Estos son una excusa para presentarnos la precariedad actual del mundo del teatro (no se cobran los ensayos, se cobra en función de la taquilla, la fragilidad e inseguridad de actores y, especialmente, actrices cuando llegan a una determinada edad, etc.), las envidias, intrigas y celos que lo pueblan.

A un ritmo muy rápido se van desgranando capítulos que se centran en diversos personajes (actores y actrices) que nos sitúan en ese mundo de contrastes entre el espectáculo, la alfombra roja de los premios y el éxito por un lado y la frustración, la precariedad laboral, la vida de la mayoría de quienes viven en ese mundo y nunca serán famosos, por otro lado.

Quizás esa variedad de personajes sumado a la rapidez trepidante de los capítulos provoca en algunos momentos cierto caos y confusión. No obstante, hay capítulos extraordinarios que nos compensan por su riqueza narrativa y por esa crítica, en parte social (la pareja Adolfo-Mariana sería un ejemplo), que Marta Sanz realiza a un mundillo del que solo acostumbramos a ver y conocer lo más brillante y espectacular.

domingo, 8 de mayo de 2022

Donna Leon, La chica de sus sueños


Es sorprendente, siendo lectora entusiasta de «novela negra», que esta sea la primera novela que leo de Donna León. No es por desconocimiento ya que es sobradamente conocida, sin embargo, no me he sentido atraída hasta ahora por sus novelas. 

La chica de sus sueños entra en la categoría de «negra» en el amplio sentido de la palabra: tema, trasfondo político y social, el policía que la protagoniza, y, especialmente el final. De ninguna manera puedo revelar el final, pero sí diré que no es un final feliz en el que triunfan los «buenos», la policía, sobre los «malos», los delincuentes. El binomio: bueno/malo, blanco/negro, no entra en la «novela negra», esta se caracteriza precisamente por mostrar toda la escala de grises que hay en cualquier caso criminal. 

Muy interesante es el trasfondo local: Venecia. La autora conoce muy bien lo que ocurre en ese espacio pequeño pero de gran riqueza cultural (las hordas de turistas aparecen más de una vez), económica y social. También hay referencias que nos hacen entender la idiosincrasia de un país lleno de contrastes como es Italia. 

Su personaje principal, el comisario Brunetti es también un policía peculiar, modesto pero listo, contradictorio, obstinado pese a las limitaciones que la política impone a su trabajo y con una mujer que parece ser un pozo de sabiduría y de humor no siempre fácil. 

El tema también es complejo: una niña gitana aparece muerta en los canales de Venecia. La investigación le conducirá a un campamento en el que diversas familias de esa etnia malviven excluidas de la sociedad en los lindes de la ilegalidad. Luces y sombras sobre el racismo siempre presente en los países europeos que empapa las actuaciones policiales y políticas: no todas las vidas valen lo mismo, es más hay vidas que no valen nada. Bien mantenido el misterio del caso hasta el final y bien escrito.