domingo, 28 de marzo de 2021

Belén Gopegui, Acceso no autorizado




Leo por primera vez a Gopegui y, aunque esperaba más (aquello de las expectativas), me ha dejado buen sabor de boca y espero leer otras novelas suyas. Acceso no autorizado es una invención en la que un personaje se infiltra en el ordenador de la vicepresidenta del Gobierno para establecer una relación con ella. A partir de este contacto sale a la luz, los entresijos del poder, las luchas internas entre miembros del mismo Gobierno y la soledad de las personas dedicadas a la política. 

Esta fábula se sitúa en un contexto muy real: la crisis económica de 2008 que coincide con el segundo Gobierno de Rodríguez Zapatero (2008-2011). No resulta difícil pensar en que la vicepresidenta es Mª Teresa Fernández de la Vega puesto que las pistas que vamos conociendo recuerdan mucho a esta socialista que dimitió por presiones internas en 2010. 

La trama de la que nos habla la novela que pone de manifiesto el poder de la economía, de las corporaciones y la banca sobre los políticos. La vicepresidenta intenta desarrollar una política diferente en esos temas, una política que hubiera sido posible pero no lo fue por las presiones de los poderes fácticos. 

La novela está escrita a modo de thriller, con un estilo de suspense que provoca una gran curiosidad por saber qué ocurrirá en la trama a continuación. Poco a poco va dejando pinceladas que generan un cierto miedo en la receptora. Busca conmover a quien lee la novela y lo logra con un final digno de un thriller. 

Tiene una forma de escribir intimista y poética, combinada con temas del siglo XXI que preocupan a la autora como la crisis económica y política. También está muy presente en este libro el mundo de internet y los ordenadores, así como el de los hackers.

jueves, 18 de marzo de 2021

Margaret Atwood, La semilla de la bruja

 



Esta es la quinta novela que leo de Margaret Atwood, demasiadas teniendo en cuenta que no me entusiasma (esta última no la compré yo). La semilla de la bruja es una novela, sin duda alguna, con aspectos positivos y que se lee bien. Es una historia bien narrada, el ritmo no decae en ningún momento y el interés se mantiene a lo largo de toda la novela.

El protagonista de la historia es Félix, un hombre en la madurez dedicado al teatro por su trabajo y un enamorado de las obras de Shakespeare. Un despido injusto lo deja en la calle y, tras un momento de decaimiento, encuentra un lugar muy sencillo para vivir retirado de la vida social y un trabajo especial ligado al teatro.

Felíx, dentro de un programa especial en la prisión de una localidad cercana a Toronto, monta una obra al año dedicada a una obra de Shakespeare. La obra que centra la historia de la novela es La Tempestad, con ella se podrá vengar de algo ocurrido en el pasado, además de tener una motivación personal relacionada con su hija Miranda.

Parece ser que Atwood participa con otros/as escritores/as en un proyecto que recrea las obras de  Shakespeare en sus novelas y ella eligió La Tempestad.

La novela se lee bien, con comodidad… pero le falta chispa, entusiasmo, carácter. Un entretenimiento (algo que no desprecio pero que no me satisface).

lunes, 8 de marzo de 2021

Francisco Umbral, Carta a mi mujer

 


Me gustó tanto Mortal y rosa, leído en 2014, que cuando vi este otro título, decidí leerlo. Sin embargo la experiencia lectora no ha sido tan positiva como la de Mortal y rosa. Esta Carta a mi mujer sería una delicia leerla si solo tuviera en cuenta la forma, lo bien escrita que está. Umbral vuelve a demostrar que es un maestro del lenguaje, de la prosa poética que lo caracterizaba.

Esta Carta describe la vida de su mujer y de él en los años ochenta, de su matrimonio. Sin embargo Umbral va mucho más allá porque se recrea en describir las rutinas matrimoniales, la convivencia no siempre feliz, la vejez y la muerte.

Sin embargo, me ha dejado un sabor tan amargo que no creo que vuelva leer nada suyo. De golpe he entendido porque me caía mal el personaje «Umbral». Ingenuamente, tras leer Mortal y rosa, pensé que Umbral había creado al histriónico personaje para el mundillo público pero que en realidad él era otra cosa.

Esta Carta demuestra que no era así y que personaje público y persona eran bastante parecidos. Es desagradable comprobar cómo a lo largo de toda la Carta insiste en darnas su concepción tradicional de la mujer, una y otra vez. La mujer es más «natural» y menos intelectual que el hombre, más apegada a las labores domésticas (Umbral asegura que llegaba a despertar a su mujer para que le hiciera el desayuno) y a los cuidados que los hombres, su carácter y su cuerpo están a su servició, etc.

No es misoginia, como se le acuso en su momento por parte de sectores del feminismo, es la imagen de las mujeres que plantea, profundamente conservadora y entendida desde el cuerpo sexualizado de las mujeres.

Una lectura decepcionante.