Nunca haré suficientes lecturas sobre los Lager y el intento de exterminio de la población judía. Hasta que no lea seis millones (solo cuantifico a la población judía porque sufrió especialmente: fueron asesinados uno de cada dos judíos/as) de historias personales, seis millones de testimonios del horror, no consideraré que tengo suficiente con lo leído. Pero, además, pienso que puedo aprender mucho con sus relatos de vida y de sufrimiento.
Magda Hollander-Lafon es húngara, su familia más próxima fue exterminada, ella pasó por cinco campos sucesivos entre mayo de 1944 y abril de 1945: Auschwitz-Birkenau, Waldirf, Ravensbrück, Zillertal y Morgenstern.
Su aterradora experiencia fue escrita en 1977 y constituye la primera parte de este libro, titulada: “Los caminos del tiempo”; ella se obligó a una introspección en las tinieblas, por eso la segunda parte se titula “De las tinieblas a la alegría”. El conocimiento y la meditación de lo sucedido no se lo guardó para ella sola o su familia sino que transmitió su memoria a centenares de alumnos/as de primaria y secundaria.
Este libro no es solo un testimonio, se dice en el prefacio, es una meditación sobre la vida, sobre las posibilidades que tienen, quienes han sobrevivido, de salir de la muerte para adentrarse en la vida.
Su manera de exponer su testimonio es especial, lo hace a través de poemas, a través de textos breves organizados a través de temas. Entre los temas encontramos el pan como la clave para sobrevivir, por eso, cuatro mendrugos regalados a una prisionera marcaban la frontera entre la vida y la muerte (la referencia a este hecho se encuentra en la pág 75).
He subrayado muchos fragmentos, todos me parecen de interés y para eso son transmitidos por la autora. Seguramente he leído miles de fragmentos sobre el exterminio para encontrar este:
He conocido seres que han soportado su desenlace con grandeza. Supieron guardar la generosidad en el corazón y la luz y la atención en los ojos (34).
O este otro:
¿De qué éramos culpables?
No comprendí la metamorfosis de la gente; unos transformados en verdugos, otros en víctimas.
¿Cómo fue posible?
Una meditación sincera, clarificadora, emocionante, reflexiva…