Este primer libro de Rulfo está compuesto por diecisiete cuentos, El Llano en llamas, que da título al conjunto, es uno de ellos. Fue publicado en 1953.
Todos los cuentos, y su posterior novela Pedro Páramo, tienen algo en común: se desarrollan en la zona rural de México y nos presentan un país pobre y miserable, injusto con las más pobres que a duras penas sobreviven, transmitiendo una sensación de desolación y desesperanza en que algo pueda cambiar.
Es una sociedad violenta en la que las mujeres suelen ser personajes secundarios pero que son maltratadas y consideradas como mulas de trabajo y reproductoras; por supuesto siempre está la posibilidad de la prostitución. Priman las conductas amorales: asesinatos por una cuestión de lindes, venganzas entre vecinos, incestos, abusos de todo tipo. El odio es feroz comparable al sol que calcina la tierra. Muchas de estas penurias las relatan los propios personajes a través del monólogo interior.
El Llano en llamas es una meditación sobre la muerte y no incurre en el desprecio por la vida. Los desheredados desean quemar haciendas y ahorcar a latifundistas y capataces.
A pesar de su crudeza, El Llano no es simple desolación, no es un simple paisaje de México, es una poderosa metáfora sobre los abismos de la condición humana.