Tibio
fulgor solar en regocijo sobre el mar (p. 85, vol I).
La casualidad, la
curiosidad, su rareza y/o singularidad
como obra literaria, la originalidad y peculiaridad de la técnica utilizada (la
palabra interior) y el capricho de intentar su lectura. Todo eso y mucho más se
conjugaron para leer esta obra. No puedo olvidar el hecho de que hubo algunas
personas que se ofrecieron a acompañarme en su lectura para no sentirme
trágicamente sola, especialmente mi amigo Carlos que siempre, sí, sí, siempre,
está dispuesto a embarcarse conmigo en cualquier aventura literaria que le
propongo.
Teje, tejedor del viento (p.
105, vol I).
Ulises
se
presenta en diversos formatos, mi edición es muy antigua, Bruguera-Lumen, y son
dos volúmenes traducidos y con un prólogo magnífico de J. M. Valverde. Me gusta
mucho abrir cualquier libro para leerlo sin que sus dos partes se muevan, con
esta edición es imposible porque se descuajeringa el invento. Pese a todo el
cuidado que he tenido, hay hojas sueltas que he decidido mantener en su sitio
rodeando los dos volúmenes con una goma “de pollo”.
He ido desgranando tantas
indicaciones de James Joyce y de Ulises,
que sería reiterativo y aburrido que me repitiera. Sirva de “promesa” que
seguiré leyendo sus obras y biografías o ensayos críticos sobre él y su obra. La
wiki está ahí para quien quiera informarse sobre autor y obra más allá de lo
que yo pueda decir.
Quizás
es tan penoso ser despertado de una visión como nacer (p.
62, vol II).
Una obra tan personal como
Ulises da licencia para hacer una
lectura también personal que no aseguro sea nada correcta, es la apreciación
desde Utopía, desde una posición concreta ante la vida, desde la búsqueda de
interrogantes, desde el entusiasmo por comprender a un escritor cuya
trayectoria personal resulta tan importante como su obra.
La gran protagonista de Ulises es la palabra, o mejor dicho, el pensamiento
traducido en palabras. Esa palabra
interior como la denomina Joyce, torrentes de pensamiento que se desbocan
como el río cuando se desborda y se sale del cauce. Un hombre, Leopold Bloom,
que a lo largo de un día piensa miles de sensaciones, juegos, opiniones, chistes, presunciones, arrepentimientos, arrebatos, temores, deseos y muchos
más sucesos, muchas veces, intrascendentes. Una mujer, Molly, que aparece
siempre como referencia de su marido Leopold y que aporta un torrente de
palabras sin una sola coma ni punto en el capítulo último, ya de madrugada
(entre las 2 y 3 de la madrugada), cuando Bloom por fin ha vuelto a casa. Y por
último, un hombre joven: Stephen Dedalus, contrafigura del autor en su
juventud.
Y con la misma importancia
que los tres personajes principales, la ciudad de Dublín como marco de
referencia siempre presente a lo largo de toda la obra. La clase media
dublinesa en la que están encuadrados los protagonistas y con abundantes
referencias al resto de la sociedad que poblaba esa ciudad a principios del
siglo XX.
Tanto en el prólogo de
Valverde como en el esquema de interpretación que el propio Joyce le envió a su
amigo, Carlo Linati, y que está reproducido al final de la obra, se dan las
referencias que tiene el Ulises con
la Odisea. Yo no he acabado de ver la
importancia de esas referencias en la obra.
Las claves para leer esta
obra desde mi punto de vista (el de una lectora que no es experta en la obra de
Joyce) residen en lo siguiente:
En primer lugar no hay que
desanimarse en las primeras páginas cuando te encuentras con ese torrente
imparable de palabras que traslucen esa palabra
interior, esa especie de conciencia interna que no estamos acostumbrados a ver reflejada
en palabras pero que transita dentro de nosotros/as así.
En segundo lugar no
podemos pretender entender todo lo que vamos leyendo porque Joyce se recrea en
referencias muy locales y en juegos de palabras que hoy en día es imposible
comprender y conocer. Hay que leer sobrepasando esas barreras y cuando lo hemos
logrado, todo fluye y va encajando cada pieza en su sitio.
En tercer lugar hay que
prestar atención siempre a la lectura, es exigente y nos pide concentración,
pero compensa porque encontraremos fragmentos sublimes, reflexiones llenas de
interés, descripciones bellas.
En cuarto lugar, es una obra que nos abrirá múltiples interrogantes y, con ellos, vías diversas por descubrir. A mí me ha interesado saber qué podía sentir Joyce desde su autoexilio voluntario respecto a la revolución irlandesa de independencia (1916-1922). Coincide la publicación de la obra con el fin del proceso de separación de Irlanda respecto a Inglaterra. Su ataque al nacionalismo se hace muy presente en el capítulo 12 en el que inventa a un Ciudadano que se define por su exaltación de lo irlandés, en contraste con Bloom, judío, masón, extranjero (húngaro) y desarraigado, un auténtico apátrida que adoraba Dublín.
Resultando que Leopold Bloom sin domicilio fijo es un conocido dinamitero, falsificador, bígamo, alcahuete y cornudo y una molestia pública para los ciudadanos de Dublín (…) (p. 112, vol II)
Me interesa conocer la relación que tuvo con Nora Barnacle, me parece que fue importante en su vida, y no sé si en su obra. ¿De dónde sale Molly?
Su anti catolicismo:
Admirable organización, sin duda, funciona como un reloj. Confesión. Todo el mundo quiere. Entonces se lo contaré todo. Penitencia. Castígueme, por favor. Gran arma en manos de ellos. Más que médico ni abogado. (…) Tipos de cabeza equilibrada deben ser los de Roma: organizan toda la función ¿Y no arramblan con el dinero también? (p. 179, vol I).
Su regodeo en episodios de contenido erótico-sexual que rechazó más el puritanismo anglosajón que el catolicismo irlandés.
Seda tibia de sol. Atalajes tintineantes. Todo por una mujer, hogar y casas, tejidos de seda, plata, ricas frutas, aromáticas de Jaffa.
(…) Una tibia carnosidad humana se le asentó en el cerebro. Su cerebro se rindió. Perfume de abrazos le asaltó entero. Con carne hambreada oscuramente, mudamente ansiaba adorar (p. 290, vol I).
Me ha interesado estar “dentro” de una persona que divaga, tiene pensamientos contradictorios, sentimientos poliédricos, sensaciones múltiples. Nunca nadie había descrito tan bien lo que ocurre dentro de mí.
Es una obra única de la que muchas personas conocen su existencia, provoca atracción y aceptación pero también rechazo y repudio. No quiero recomendarla, quizás despierte en alguien la curiosidad por su lectura como me ocurrió a mí, eso sería agradable. Nada más (y nada menos).