sábado, 29 de marzo de 2014

SYLVIA PLATH, Tres mujeres


La lectura de Ulises de Joyce me absorbe lo suficiente como para no poder leer otra cosa. Sin embargo había leído algo (si no me equivoco en el blog de Blasfuemia) sobre este libro de poesía y, dando vueltas por una de las librerías que frecuento, encontré una edición tan bella que no pude resistirme. Tampoco me resistí a leerla en ratos perdidos. El libro tiene 99 páginas y su título responde a las tres voces de mujer que expresan cómo sienten la maternidad.

Sylvia Plath nació en EUA, Boston, en 1932 y murió en Londres en 1963. Conocida como poeta, escribió también prosa como es el caso de la novela que leí hace tiempo, La campana de cristal, y que tiene un carácter semibiográfico. En esta obra narra la vida de la joven Esther Greenwood, su alter ego, a través de un monólogo interior en el que se muestra su inestabilidad emocional siempre colindando con la depresión.

Su padre, Otto Plath, una autoridad en el campo del estudio de la entomología, murió cuando Sylvia tenía ocho años y parece que le afectó de forma crucial en su personalidad. De hecho se consideró que su inestabilidad emocional y sus depresiones se debían al efecto que le causó su muerte. Hoy se cree que padecía un trastorno bipolar que fue el causante de sus depresiones y de sus diversos intentos de suicidio hasta que finalmente logró suicidarse en 1963.


Se casó con el poeta Ted Hughes con el que tuvo una relación difícil hasta que se separó de él por la aventura que tuvo Hughes con la poeta Assia Wevill. En 1961 tuvo un aborto pero finalmente logró tener dos hijos, Frieda y Nicholas.
Plath fue la primera poeta que ganó el premio Pulitzer (1982), a título póstumo, por sus Poemas completos.


Escribía poesía confesional ya que mostraba la angustia emocional que caracterizó su vida. En Tres mujeres escribe un conjunto de poemas a tres voces centrado en la maternidad. Cada voz representa una forma de vivir la maternidad y, seguramente, Plath sintió las tres formas recogidas en esta obra: la mujer para la que la maternidad lo es todo y le da un valor casi sagrado, la que sufre porque no puede ser madre (el aborto que sufrió ella está presente en esta voz) y la que es madre involuntariamente.


Sylvia Plath plantea esta obra como un poema feminista que narra la experiencia de ser mujer, de ser madre, como tema central de sus poemas. La autora lo planteó también como un poema narrado y así lo llevó a cabo en la BBC en 1962.


La edición de esta obra es muy bella y cuidada, se trata de una edición bilingüe ilustrada por Anuska Allepuz. He seleccionado muchos  versos que me han gustado sin atender a cuál de las tres voces responde. Me he quedado con los fragmentos que más me han emocionado y de ellos os reproduzco tres.

Soy lenta como el mundo. Soy muy paciente,
girando a mi ritmo, los soles y las estrellas
me observan con atención.
El interés de la luna es más personal:
pasa y vuelve a pasar, luminosa como una enfermera.
¿Acaso se siente culpable por lo que va a suceder? Creo que no.
Simplemente le asombra tanta fertilidad.
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La espera pesa en mis párpados, yace como el sueño,
como un gran mar. Lejos, lejos, siento la primera ola arrastrar
su agonía a mi alrededor, inevitablemente, como una marea.
Y yo, una caracola, resueno en esta playa blanca,
Enfrentada a voces abrumadoras, al terrible elemento.
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¿Qué hacían mis dedos antes de tenerle?
¿Qué hacía mi corazón con este amor?
Nunca había visto nada tan leve.
Sus párpados son flores de violeta,
su respiración, suave como una polilla.
No le dejaré marchar.
No hay perversión ni engaño en él. Debe permanecer así.

He disfrutado, en un sentido profundo y emocionado con su lectura, ojalá si os animáis a leer sus poemas logréis realizar una lectura satisfactoria.


miércoles, 26 de marzo de 2014

JURE KRAVANJA

Uno de los fotógrafos que más me interesa y del que he ido poniendo fotografías, tanto en el lateral como en este pasillo central, es Jure Kravanja, nacido en Celje, Eslovenia, en 1960. 


Es licenciado en Sociología y Pedagogía y fue a partir de los cuarenta años cuando empezó a interesarse en la fotografía, convirtiéndose para él en una pasión y, en definitiva, en una forma de vida.

Se considera un fotógrafo semiprofesional y su trabajo se centra en los temas siguientes:

Abstracciones




Líneas arquitectónicas




Paisajes




El mundo del trabajo




Y otros temas siempre llenos de una sensibilidad especial



Ha recibido varios premios internacionales FIAP y ahora su principal interés radica, puesto que trabaja en la Clínica Psiquiátrica Center Ljubljana (Eslovenia), en la fotografía como medio de diagnóstico y tratamiento terapéutico.

sábado, 22 de marzo de 2014

MORIR EN EL EXILIO


He sabido que algunas instituciones y partidos políticos se están planteando pedir la repatriación del cuerpo de Antonio Machado, información sobre la que publicó Emilio Manuel un interesante texto hace pocos días. Y como soy de cavilar, el tema se quedó danzando y dando vueltas en mi cabeza.


Cuando visité la tumba de Machado en Collioure sentí una emoción difícil de describir. Emoción porque admiro desde hace muchos años su poesía y porque su compromiso y coherencia le condujo, enfermo y a punto de morir, camino del exilio donde fue enterrado en una modesta tumba junto a su madre. Me impresionó, en un país que tan faltos estamos de referentes laicos a quienes recordar y admirar, la cantidad de personas que pasaban por su tumba en una mañana cualquiera de finales de invierno. Me conmovió ver papelitos doblados con escritos dedicados al poeta, flores frescas, sencillos regalos de recuerdo y conmemoración, cintas con los colores de la república, poemas, etc.

Me gustaría que Machado estuviera en nuestro país, pero ¿cuántas personas tendríamos que repatriar?


Miles y miles de personas fueron muriendo en el exilio en los largos años de la dictadura, la mayoría de ellas son desconocidas y, por ello, ninguna institución las reclamará. Están dispersas por Europa y América y sus descendientes allá se quedaron también. Otras muchas eran personas ilustres por motivos diversos: poetas, filósofos, músicos, pintores, científicos y muchas personas de partidos y sindicatos que se habían significado por sus ideas democráticas o revolucionarias.

El dos veces presidente de Gobierno y de la República, Manuel Azaña, está enterrado en Montauban (Francia, 1940), el también presidente de Gobierno, Santiago Casares  Quiroga está enterrado en París (Francia, 1950). El presidente de la Generalitat, Lluis Companys, exiliado en Francia fue capturado por la Gestapo y entregado a las autoridades franquistas que lo fusilaron en Montjuïc (Barcelona, 1940), la misma suerte corrió el anarcosindicalista Joan Peiró, ministro en el Gobierno de Largo Caballero que fue fusilado en Paterna en 1942. El socialista Francisco Largo Caballero, Ministro de trabajo y presidente de Gobierno durante la Guerra Civil, está enterrado en Paris (París, 1946) al igual que el último presidente de Gobierno durante la guerra civil, Juan Negrín (París, 1956). La primera mujer ministra, la anarquista Federica Montseny, vio morir a su madre Teresa Mañé y su padre Juan Montseny al poco tiempo de pasar la frontera camino del exilio, ella misma fue enterrada en Toulouse en 1995. La misma suerte corrió Juan García Oliver, ministro anarquista de Justicia (Guadalajara, México, 1980).  En Lausana (1972) está la tumba de Clara Campoamor, la republicana que de forma más coherente y decidida defendió el voto para la mujer en la discusión que se produjo al respecto cuando se elaboró la Constitución en 1931. Numerosos intelectuales y científicos fueron acogidos en México (único país que no envió representación diplomática a España mientras se mantuvo la Dictadura franquista) y allí residen sus tumbas.

No puedo olvidar que otras muchas personas, entre las que se encuentra otro poeta, Federico García Lorca (Granada, agosto 1936), al que profeso también una gran admiración, continúan en cunetas y fosas donde fueron fusilados durante la Guerra Civil.

Dijo Joan Peiró cuando afrontó la muerte al ser fusilado:
Con mi muerte, me gano a mí mismo.

Con su muerte, y nuestro recuerdo emocionado, los ganamos y nos ganamos a nosotros mismos. No creo que debamos moverlos de la tierra que los acogió (otra cosa son los enterrados en fosas y cunetas, pero eso es otro tema de cavilación).

miércoles, 19 de marzo de 2014

AGOSTO de John Wells (2013)


Me cuesta empezar a escribir algo sobre esta película. Tengo que reconocer que me ha impactado. Miro las teclas del portátil y se me hace difícil empezar a escribir mis impresiones sobre lo que acabo de ver. Me levanto, me voy a la cocina y sigo "viendo" la crueldad que unas circunstancias difíciles, y un carácter rígido, provocan en la matriarca de la familia Weston encarnada por Meryl Streep.


Vuelvo al portátil. Veamos si logro explicar los motivos por los que me ha conmovido tanto.

En un despiadado paisaje de llanura casi desértica y con un calor asfixiante está la casa de los Weston, en las afueras de Pawhuska, Oklahoma. Y esa aridez del paisaje parece contaminar a las mujeres de la familia: la matriarca, su hermana y la hija mayor de la primera (Julia Roberts).



Son mujeres rígidas, estrictas, dominantes, gritonas, crueles e insoportables. Todas ellas acaban dependiendo de alguna adicción para afrontar la vida (alcohol, tranquilizantes, etc.). Las demás personas que conviven con ellas, mujeres y hombres, dudan entre mantenerse a su lado o huir, esta última acaba siendo la elección que se impone para poder sobrevivir saliendo del influjo de su dureza y rencor.


Me parece que el guion da prioridad a las escenas de interior, quizás lastrado por ser en origen una obra de teatro de Tracy Letts que también es el guionista de la película y que mereció el premio Pulitzer (2008). El paisaje podía haber tenido más protagonismo en la película así como también la música que queda reducida a poco.  

La actuación de Meryl Streep es excelente pero en numerosas ocasiones está a punto de ser tan excesiva que falsea el drama que está viviendo a su alrededor. Muy buena la actuación de una madura Julia Roberts.

Os dejo el enlace de la reseña de Troyana por si os interesa leer a alguien que sabe más de cine que yo.


Me parece que es una película que merece verse.

sábado, 15 de marzo de 2014

ANDRÉS NEUMAN, Una vez Argentina

No recuerdo los motivos por los que compré esta obra, es muy posible que anotara su nombre al escuchar una colaboración que hace en un programa de radio. Sí que sé que me decidí a leerlo al encontrar reseñas elogiosas de otras obras en los blogs de Marcelo Z y de Yossi Barzilai. 

Esta obra es una autobiografía novelada en la que podemos encontrar muchas historias que confluyeron en la llegada desde Europa a Argentina de los antepasados del autor que, a su vez, tuvo que salir de su país con 14 años para instalarse en España. El título hace referencia al relato de esa historia.


Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977), es hijo de músicos exiliados, su madre violinista de origen italo-español y su padre oboísta de origen judío alemán. Se instalaron en Granada, donde Neuman se licenció en Filología Hispánica.

Neuman ha escrito y divulgado el relato breve pero también es autor de novelas como Bariloche (1999) o El viajero del siglo (2009), su novela más premiada y que lo consagró como escritor. Escribe ensayo, poesía y participa en diversos medios de comunicación, tanto escritos como radiofónicos.


Una vez Argentina, cuenta, por tanto, una saga familiar que se inicia con Jacobo, que huye de la Rusia zarista, la lituana Lidia y los franceses René y su esposa Luise Blanche. De este núcleo inicial crecerá una familia muy amplia en la que llega una a perderse, especialmente en la segunda parte de la obra. Los componentes iniciales de esta familia emigran por motivos económicos de una Europa de principios del siglo XX en que la miseria seguía expulsando población hacia el continente americano. La historia de la familia es a la vez la historia del siglo XX de Argentina: el peronismo, Alfonsín, el problema judío, las torturas y desapariciones políticas de la dictadura, etc.
Aquel tatarabuelo mío, el padre de Sara Resnik, reunía determinadas contradicciones que hacían de él un perfecto argentino: buen conversador, cómico pero autoritario, no del todo judío, dos veces emigrado y anfitrión de emigrantes (p. 91). 
Paralelamente a la historia familiar está el mundo de la infancia del joven narrador de la novela que va descubriendo las historias familiares y a su propia familia cercana y lejana, el futbol y la escuela, su despertar a la sexualidad y al amor, a la amistad, en definitiva, es la narración del despertar a la vida. Sirva de ejemplo este fragmento sobre su maestro Renis, que les pedía silencio lanzándonos tizas con infalible puntería
Fue él quien nos enseñó que las palabras pueden decirnos cosas que no parecen estar diciendo, y que las malas palabras son sólo palabras. Estas pequeñas verdades, cuando se tienen nueve años y se viste un delantal reglamentario, pueden resultar sencillamente revolucionarias (p. 49).
Cabe mucho en esta novela, muchas historias, muchos personajes y muchos sucesos políticos, quizás resulta excesivo puesto que, además, hay constantes saltos en el tiempo que solo un buen conocedor de la historia de Argentina puede seguir sin perderse. 

Lo que está claro es que Neuman es un excelente narrador que cuenta historias desde su condición de poeta, con un dominio del lenguaje y una precisión en su uso envidiable. Su capacidad poética se puede apreciar en muchos episodios, sirva de ejemplo este fragmento de frases cortas, casi a modo de poema: 
Te espiaba Gabriela. Esperaba a crecer, pero tardaba demasiado. Por eso, acostumbrado como estaba a asomarme al pequeño balcón de tus escotes, a conformarme con atisbos o con imaginaciones, creí que seguía soñando cuando esa tarde, en Villa Gesell, tocaste a la puerta y me sorprendiste solo, hola, pasá, y me besaste un poco menos niño. Tenías una toalla en la mano y un bolso de lona en la otra. Venías a ducharte, decías. En tu casa, decías, no había agua. Mis padres se habían ido. Ignoro si supiste, Gabriela, que aquello era demasiado. Que si un deseo fijo puede hacernos daño, tocarlo puede acabar con nosotros, o al menos con un niño, o al menos con su infancia (p. 75). 
Excelente escritor.

miércoles, 12 de marzo de 2014

JAMES JOYCE. Carta a Nora Barnacle, o cómo “no dejabas de tirarme del codo”.

Como ya está anunciado en el lateral, desde el día 6 de marzo varias personas vamos a compartir un encuentro, siempre sublime, de lectura compartida del Ulises de James Joyce. Para quienes me acompañan en este encuentro lector se trata de una relectura, para mí es la primera vez.

Esta entrada pretende ser el espacio en el que nos iremos encontrando para comentar, siempre que queramos, cualquier aspecto que consideremos de interés. Dado que la lectura se ha empezado en jueves, no estaría de más que la cita fuera los jueves, pero cada cual que haga lo que desee. Cualquier persona interesada tiene este espacio abierto a sus comentarios.

Ya sabéis que he leído la Odisea de Homero y Retrato del artista adolescente del propio Joyce para encarar de la mejor manera esta lectura. En estos meses he ido leyendo, y comentando con algunos amigos, sobre James Joyce, y hay algunos aspectos de su biografía que me resultan muy atractivos, especialmente su cuestionamiento de la religión católica y del nacionalismo.


 Su manera de encarar las relaciones íntimas me ha cautivado. Tras conocer en las calles de París a la que sería su compañera de por vida, Nora Barnacle (criada de un hotel que jamás leyó su obra), le escribió esta carta:

…conviene que conozcas mi ánimo en la mayor parte de las cosas. Mi ánimo rechaza todo el presente orden social y el cristianismo –el hogar, las virtudes reconocidas, las clases en la vida y las doctrinas religiosas-. ¿Cómo podría gustarme la idea del hogar? Mi hogar ha sido simplemente un asunto de clase media echado a perder por hábitos de derroche que he heredado. A mi madre la mataron lentamente los malos tratos de mi padre, años de dificultades, y la franqueza cínica de mi conducta. (…) Éramos diecisiete en la familia. Mis hermanos y hermanas no son nada para mí, solo un hermano es capaz de comprenderme. Hace seis años dejé la Iglesia Católica odiándola con el mayor fervor. Encontraba imposible para mi seguir en ella a causa de los impulsos de mi naturaleza. Le hice la guerra en secreto cuando era estudiante y rehúse aceptar las posiciones que me ofrecía. Con eso, me he hecho un mendigo pero he conservado mi orgullo. Ahora le hago la guerra abiertamente con lo que escribo y digo y hago. No puedo entrar en el orden social sino como vagabundo. He empezado a estudiar medicina tres veces, derecho una vez, música una vez. Hace una semana estaba arreglando marcharme como actor ambulante. No pude poner energía en el plan porque no dejabas de tirarme del codo… 
Carta escrita el 29 de agosto de 1904. 
El 16 de junio de 1904 fue la primera vez que la pareja salió a dar un paseo nocturno, y esa sería la fecha del día que se relata en Ulises.

sábado, 8 de marzo de 2014

UNICA ZÜRN, Primavera sombría

Llegué a este libro a través de la reseña, llena de emoción, que hizo Ana Blasfuemia y decidí arriesgarme a adentrarme en una obra  intensa y conmovedora como esta.



Primavera sombría es una obra autobiográfica de 62 páginas que hace un breve recorrido por la infancia e inicio de la adolescencia de la propia autora (entre los diez y los doce años). El título puede remitir a una metáfora de la vida: la primavera es el inicio de la vida, la edad de la niña-adolescente que protagoniza esta obra se inicia en la vida, pero lo hace desde el lado umbrío, tétrico, melancólico. Es mi interpretación particular, claro.


Unica Zürn nació en Berlín en 1916 y murió en París en 1970, escritora y pintora, fue conocida por su poesía anagramática. Compañera desde 1953 del pintor Hans Bellmer, fue admirada por grandes artistas del surrealismo.

HANS BELLMER, La Poupée.

 A partir de 1957 ingresó en diversas ocasiones en centros psiquiátricos por crisis esquizofrénicas que la condujeron al suicidio en 1970. Su obra fue muy breve: El hombre jazmín y Primavera sombría, ambas obras póstumas. También escribió varios relatos breves recopilados en El trapecio del destino y otros cuentos.



Dice Menchu Gutiérrez, en el prólogo, que esta obra es un libro de secretos desde la que se comunica un trasvase de experiencia que permite, al que lo recibe, introducirse en un mundo hasta entonces inaudible.
La vida, sin la desgracia, es insoportable (p. 37).
La base de las revelaciones de la autora no se pueden entender sin su enfermedad mental, las visiones que la embargan y que convierten los sueños en realidad y la realidad en irrealidad, provocan la pérdida de comunicación de la niña protagonista de Primavera sombría con su entorno, arrinconándola en la soledad que le conduce al suicidio.


UNICA ZÜRN, Untitled 1961
Después de desnudarse y meterse en la cama, con toda la fuerza de su imaginación convoca a su habitación vacía a una numerosa guardia nocturna, que forma alrededor de su cama, en silencio y actitud protectora. Allí están todos sus héroes: Los dos raptores de las sabinas, el árabe forzudo y huraño que pintó su tío Falada, Douglas Fairbanks con la espada desnuda y las pistolas al cinto, y el capitán Nemo, que interpreta al órgano una música vibrante y alentadora. Ella ve claramente aquel oscuro círculo de guardianes reunidos en su habitación y sabe que a ellos les deberá llegar viva al día siguiente (pp. 34-35).
Sin embargo Unica Zürn habla de realidades desde su capacidad creadora: de su inaudita e indómita sexualidad, de abusos sexuales, de un amor total.
El miedo es muy importante para ella. Ella ama el miedo y el horror (p. 42).
La posibilidad de amar siempre y con la misma intensidad sólo la tiene el que ama sin esperanza (p. 64).
 UNICA ZÜRN, Untitled 1961

La lectura de esta breve novela absorbe en su lectura precipitada porque se intuye el final y porque asombra la vida de una niña de diez años al límite de lo aceptable, su terrible soledad y su búsqueda del amor es desoladora, o quizás, sombría sea la mejor palabra que la define desde el título. Una obra irrepetible, inusual, valiente y arriesgada, que te sumerge en el sobresalto y en un torrente de emociones conmovedoras.
  

miércoles, 5 de marzo de 2014

SEXO VERSUS AMOR

O PORQUÉ DECIMOS AMOR CUANDO QUEREMOS DECIR SEXO

ALBERT WATSON

Dicen las malas lenguas que la mayoría buscamos sentir turbulencias anímicas y sensoriales:
(…) palpitaciones y alteración del pulso; rubor; brillo específico de los ojos; relajación general de la propia estructura, que se manifiesta como sonrisa inintencionada, incluso bobalicona; tendencia a abrírsele a uno los brazos, o las piernas; aumento de la secreción salival y otras, con facilidad también para las lágrimas; sensación de derretimiento recorriendo la medula de abajo arriba; movimientos contradictorios de acercamiento y de huida;(...). AGUSTÍN GARCÍA CALVO, El amor y los 2 sexos.
Y dicen también que, conforme pasa el tiempo, más añoramos eso que se llama enamoramiento y que se manifiesta, sin duda, en el deseo sexual. Pese a ello, el sexo sin más continúa teniendo mala prensa y el síndrome turbulento necesita de la ideación del Amor, con mayúsculas, es decir, del Amor como algo “natural”, único y eterno (un amor a dos o tres bandas y temporal perdería su carácter épico). De hecho, el auténtico Amor se define porque no es solo sexo y porque va acompañado del compromiso y de un comportamiento del uno hacia la otra (y al contrario) que anula lo que pudiera haber de impulso y aspiración subracional construyendo un Amor instituido que somete la relación con la otra persona a los mandatos de su imperio.

No hablo de lo que esas malas lenguas dicen respecto a cuál de los dos sexos sale ganando en esta ideación del amor y cuál de los dos se convierte en defensor y garante de esa construcción cultural llamada Amor.

Ojalá podamos decir sexo cuando queremos decir Sexo. Y ojalá las mujeres podamos decidir por nosotras mismas lo que deseamos (y eso va por la necesidad de seguir luchando incluso en fechas, fijadas en el calendario, como el 8 de marzo).

Si os interesa el tema os recomiendo estas dos lecturas:
AGUSTÍN GARCÍA CALVO (1982), El amor y los 2 sexos.
CORAL HERRERA GÓMEZ (2010), La construcción sociocultural del amor romántico.


sábado, 1 de marzo de 2014

ALICE MUNRO, Mi vida querida

La concesión del Premio Nobel de Literatura en 2013 me condujo directamente a comprar dos libros de esta autora canadiense. La lectura de la reseña que hizo Juan Herrezuelo sobre su obra Demasiada felicidad, me acabó de convencer de que debía leer sus relatos lo antes posible.

Mi vida querida está formada por diez relatos y cuatro retazos de su vida que, a lo largo de 333 redondas páginas, van desgranando retratos psicológicos y vidas enteras con la brevedad del relato, a veces narraciones largas hasta casi convertirse en novelas cortas. El título toma como referencia el último relato del libro, titulado Vida querida, que forma parte de esos retazos autobiográficos como ella misma los introduce:

Las cuatro últimas piezas de este libro no son exactamente cuentos. Forman una unidad distinta, que es autobiográfica de sentimiento aunque a veces no llegue a serlo del todo. Creo que es lo primero y lo último –y lo más íntimo- de cuanto tengo que decir sobre mi propia vida (p. 269).
Alice Munro (Ontario, 1931) se licenció en la Universidad de Western Ontario y es autora de doce colecciones de cuentos y dos novelas. Mi vida querida  es su colección de cuentos más reciente. La autora no se ha prodigado demasiado en la prensa y ha reconocido la influencia, en su obra, de escritoras como Katherine Anne Porter, Flannery O’Connor, Carson McCullers o Eudora Welty, destacando también la influencia del narrador William Maxwell.



Los relatos de esta obra de Munro giran en torno a las relaciones humanas, en especial centradas en el amor, y en las diversas maneras de manifestar el amor a través de la cotidianidad de vidas aparentemente anodinas pero que se  revelan intensas y llenas de secretos, de pérdidas y de miedos.

El entorno rural suele rodear a los personajes de Munro, ella misma vivió durante mucho tiempo en ese entorno que conoce bien. Bajo la apariencia idílica se esconde la hostilidad, el control y la imposición de las costumbres y de una realidad cotidiana llena de trabajo y privaciones.

También he percibido la importancia del viaje, bien sea en tren o en coche, como trasunto de sus relatos. El viaje, con su carga de provisionalidad y temporalidad, que puede ser relacionado con la propia vida de los personajes. En el relato Tren, el viaje es tema central junto con la improvisación o casualidad de decisiones que van construyendo una vida de huida hacia delante; sin duda la historia que más me ha gustado. En este relato Munro incorpora, incluso, algo poco habitual en sus relatos: el efecto sorpresa, la tensión y el suspense.


Los personajes femeninos de sus relatos son especiales, tras su apariencia corriente hay mujeres que, espoleadas, por alguna circunstancia especial, muestran su verdadera personalidad. Estas mujeres son ficción pero llenas de realidad, son mujeres que podemos encontrar en cualquier rincón viviendo vidas cotidianas perfectamente normales.
Eso me hizo pensar en Oneida y en la expresión de su cara cuando me habló de mudarse a mi casa. Ya no era una mujer esbelta, sino delgada y adusta, demacrada, sin duda por las noches que pasó cuidando de mí. Aun así, más allá de eso, la edad la delataba. Siempre había irradiado una belleza delicada. Una de esas rubias que se ruboriza fácilmente, que en otros tiempos desprendía aquella curiosa mezcla de disculpa y confianza noble, que ya había perdido (pp. 160-161 Orgullo).
La II Guerra Mundial es el trasfondo de muchos de estos relatos, una etapa de la historia en la que Munro era una niña que empezaba a abrirse al mundo, perdiendo la inocencia, al igual que algunas de las niñas de estos relatos.
El Finale, que engloba los cuatro últimos relatos, es un ejercicio de desnudar la memoria de su infancia, de su familia y de algunas circunstancias de su vida. Una especie de testamento vital, puesto que parece que ha afirmado que no escribirá más.
Hasta que nació el primer bebé, yo nunca había tenido conciencia de sentir algo distinto de lo que mi madre decía que sentía. Y hasta ese momento mi madre había colmado la casa entera, con sus pasos, su voz, su olor pulverulento y aun así amenazador invadiendo todas las habitaciones, incluso cuando ella no estaba (p. 271, El ojo).
Dicen los entendidos/as que Munro es una de las mejores narradoras del mundo, yo solo puedo decir que cada historia de Munro es un mundo y que ese “mundo particular” está construido con una excelente escritura, sencilla y precisa. Dice Muñoz Molina, en la contraportada, que la lectura que piden los cuentos de Munro no es la de la prosa sino la de la poesía; puede ser.