La lectura de Ulises de Joyce me absorbe lo suficiente
como para no poder leer otra cosa. Sin embargo había leído algo (si no me
equivoco en el blog de Blasfuemia) sobre este libro de poesía y, dando vueltas
por una de las librerías que frecuento, encontré una edición tan bella que no
pude resistirme. Tampoco me resistí a leerla en ratos perdidos. El libro tiene
99 páginas y su título responde a las tres voces de mujer que expresan cómo
sienten la maternidad.
Sylvia Plath nació en EUA,
Boston, en 1932 y murió en Londres en 1963. Conocida como poeta, escribió
también prosa como es el caso de la novela que leí hace tiempo, La campana de cristal, y que tiene un
carácter semibiográfico. En esta obra narra la vida de la joven Esther
Greenwood, su alter ego, a través de un monólogo interior en el que se muestra
su inestabilidad emocional siempre colindando con la depresión.
Su padre, Otto Plath, una
autoridad en el campo del estudio de la entomología, murió cuando Sylvia tenía
ocho años y parece que le afectó de forma crucial en su personalidad. De hecho se
consideró que su inestabilidad emocional y sus depresiones se debían al efecto
que le causó su muerte. Hoy se cree que padecía un trastorno bipolar que fue el
causante de sus depresiones y de sus diversos intentos de suicidio hasta que finalmente
logró suicidarse en 1963.
Se casó con el poeta Ted
Hughes con el que tuvo una relación difícil hasta que se separó de él por la
aventura que tuvo Hughes con la poeta Assia Wevill. En 1961 tuvo un aborto pero
finalmente logró tener dos hijos, Frieda y Nicholas.
Plath fue la primera poeta
que ganó el premio Pulitzer (1982), a título póstumo, por sus Poemas completos.
Escribía poesía
confesional ya que mostraba la angustia emocional que caracterizó su vida. En Tres mujeres escribe un conjunto de
poemas a tres voces centrado en la maternidad. Cada voz representa una forma de
vivir la maternidad y, seguramente, Plath sintió las tres formas recogidas en
esta obra: la mujer para la que la maternidad lo es todo y le da un valor casi
sagrado, la que sufre porque no puede ser madre (el aborto que sufrió ella está
presente en esta voz) y la que es madre involuntariamente.
Sylvia Plath plantea esta
obra como un poema feminista que narra la experiencia de ser mujer, de ser madre,
como tema central de sus poemas. La autora lo planteó también como un poema
narrado y así lo llevó a cabo en la BBC en 1962.
La edición de esta obra es
muy bella y cuidada, se trata de una edición bilingüe ilustrada por Anuska
Allepuz. He seleccionado muchos versos
que me han gustado sin atender a cuál de las tres voces responde. Me he quedado
con los fragmentos que más me han emocionado y de ellos os reproduzco tres.
Soy lenta como el mundo. Soy muy paciente,
girando a mi ritmo, los soles y las estrellas
me observan con atención.
El interés de la luna es más personal:
pasa y vuelve a pasar, luminosa como una enfermera.
¿Acaso se siente culpable por lo que va a suceder? Creo que no.
Simplemente le asombra tanta fertilidad.
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La espera pesa en mis párpados, yace como el sueño,
como un gran mar. Lejos, lejos, siento la primera ola arrastrar
su agonía a mi alrededor, inevitablemente, como una marea.
Y yo, una caracola, resueno en esta playa blanca,
Enfrentada a voces abrumadoras, al terrible elemento.
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¿Qué hacían mis dedos antes de tenerle?
¿Qué hacía mi corazón con este amor?
Nunca había visto nada tan leve.
Sus párpados son flores de violeta,
su respiración, suave como una polilla.
No le dejaré marchar.
No hay perversión ni engaño en él. Debe permanecer así.
He disfrutado, en un sentido profundo y emocionado con su lectura, ojalá si os animáis a leer sus poemas logréis realizar una lectura satisfactoria.