domingo, 28 de junio de 2020

Karen Joy Fowler, El club de lectura Jane Austen

 Tras la lectura de El plantador de tabaco necesitaba un libro más breve y ligero, pensé que esta era una buena opción. Yo no soy una gran lectora de las obras de Austen y nunca he participado en un club de lectura. Y digo esto porque la trama de la novela gira entorno a un club de lectura para leer y compartir impresiones sobre las obras de Austen.


El club de lectura está formado por seis personas, solo una de ellas es un hombre, que se reúnen una vez al mes en casa de una de ellas. Esas reuniones son una muestra del amor por la lectura de este peculiar club de lectura. Cada reunión se convoca en una de las casas del grupo donde meriendan mientras desmenuzan la novela elegida. 

Si fuera una gran lectora de Austen, supongo que hubiera disfrutado más cuando analizaban la obra elegida. No obstante esta novela utiliza la reunión del club de lectura para ir desgranando los problemas, la personalidad, las emociones y sentimientos de cada uno de los personajes que la pueblan.

La novela resulta entretenida y original en su manera de presentarnos a los diversos personajes y poder dar unas pinceladas que nos permiten conocerlos y disfrutar de sus opiniones y de su auténtica pasión por la lectura… y, naturalmente, por Austen.

jueves, 18 de junio de 2020

John Barth, El plantador de tabaco

Llevaba poco más de tres semanas de confinamiento por el Covid.19 cuando decidí que esta novela tenía que convertirse para mí en una especie de tabla de salvación que me elevara por encima de las malísimas noticias que cada día aparecían en los medios de comunicación. No es ninguna novedad que la literatura es para muchas personas una tabla de salvación. Su extensión, 1.173 páginas, exige siempre un compromiso lector que no siempre estamos en disposición de encarar, sin embargo el confinamiento lo propiciaba.


Barth estudió de joven en la universidad con Pedro Salinas, bajo cuya dirección leyó El Quijote. Seguramente alguna influencia hay de esta obra en la suya, su protagonista, Ebenezer Cooke, virgen, inocente y poeta, recuerda incluso físicamente (alto y desgarbado) al personaje que creó Cervantes. 

El plantador de tabaco (1960) es un magnífico ejemplo del arte de contar historias, a lo largo de su más del millar de hojas se concatenan continuamente historias cautivadoras, historias maravillosas que nos transportan a finales del siglo XVII en unos escenarios que empiezan en Londres y enseguida surcan el Atlántico para llegar a las colonias inglesas en América del Norte. El espacio geográfico es el del lugar de nacimiento del autor: Maryland y la bahía de Chesapeake. El mar se convierte en El plantador de tabaco en protagonista de esta novela, igual que lo ha sido para el autor a lo largo de su vida y en sus libros. 

Estamos ante una narración en clave burlesca, a Ebenezer no paran de ocurrirle aventuras en las que suele acabar siendo objeto de burla por su inocencia, torpeza y afán por mantener su virginidad que no quiere perder. Los embrollos y problemas del protagonista permiten al autor mostrar su gran capacidad para escribir historias maravillosas como las que se producen en la travesía trasatlántica de Londres a América: piratas, prostitutas, estafadores, pillos, traidores y conspiradores, pueblan las páginas de esta novela.

No hace falta un confinamiento para empezar esta novela, solo el gusto por la literatura y las historias bien contadas (y eso sí, saber que vas a trajinar con un libro de kilo y medio de peso).

lunes, 8 de junio de 2020

Ladislav Mnacko, La noche de Dresde

No recuerdo cómo llegué a este libro, pero lo busqué porque esta es una edición antigua (de 1970) que compré en una librería de segunda mano no hace mucho. Pudiera ser que llegara desde el libro de Dragan Velikić, Bonavia, pero no lo puedo asegurar. En todo caso, la novela merece la pena.



La historia que se relata en esta novela tiene interés por su complejidad: veinte años después de la destrucción de la ciudad alemana de Dresde, un extranjero regresa a esta ciudad en la que vivió el terrible bombardeo que sufrió la ciudad en la parte final de la II Guerra Mundial. Allí entabla conversación con una joven alemana que trabaja en la recepción del hotel y pasan una noche conversando sobre el pasado que traumatiza a la joven por ser hija de un criminal de guerra condenado.

El extranjero irá desgranando sus recuerdos de aquellos años y se confrontan dos pareceres diferentes sobre lo sucedido en la época nazi, el suyo y el de su joven interlocutora. Entre esos recuerdos, el extranjero describe con detalle su relación con una mujer alemana, Luisa, con la que mantendrá una apasionada y compleja relación amorosa. Al buscar la casa donde vivía Luisa, escenario de su amor, se encontrará con una sorpresa inesperada que no os desvelo por si leéis la novela.

Las dificultades, las contradicciones, los problemas éticos y otras muchas complejidades son narradas con eficacia y habilidad, sosteniendo la tensión del relato hasta el final. Sobresaliente la descripción del terrible bombardeo llevado a cabo en febrero de 1945 por parte de las fuerzas aéreas británicas y norteamericanas y que arraso, en una tormenta de fuego, el centro histórico de la ciudad provocando una cifra de muertos no clarificada, pero que se sitúa entre 25.000 y 40.000 personas.

Una novela sin duda digna de lectura.