lunes, 28 de febrero de 2011
GABRIELLE-ÉMILIE LE TONNELIER DE BRETEUIL
Hija del barón de Breteuil, un diplomático culto; marquesa de Châtelet por su matrimonio con un militar tolerante; amante de Voltaire y amiga de personalidades de la época, Gabrielle-Émilie fue una de las mujeres más destacadas de la Ilustración francesa del XVIII. Su talento y curiosidad la llevaron a interesarse por todas las manifestaciones artísticas, a traducir obras clásicas y a escribir ensayos de divulgación científica.Esta entrada debe mucho al artículo de Fernando Savater, Madame Voltaire.
La divina Émilie fue pionera en ser una mujer culta y llevar una vida libre. Además de a su talento y su coraje intelectual, se lo debió a su padre: el barón de Breteuil, un diplomático que la educó como a un hombre en cuanto se dio cuenta que era tan lista, o más, que la mayoría de hombres que conocía. Este hecho convirtió a Émilie en una defensora del derecho a la educación para las mujeres:
“Si yo fuera el rey, reformaría un abuso que condena por así decir a la mitad del género humano… Haría participar a las mujeres en todos los derechos de la humanidad y sobre todo en los del intelecto… Estoy persuadida de que muchas mujeres o ignoran sus talentos, por el vicio de su educación, o los esconden por prejuicio y falta de coraje en su espíritu”.
A los diecinueve años la casaron con Florent Claude, marqués de Châtelet, y tuvo suerte porque el marqués era un militar simple pero tolerante, que admiraba sinceramente a su mujer y le concedió toda la libertad que en la época era compatible con el buen tono. Al marqués le dio un heredero y una hija, de los que se ocupó sin entusiasmos maternales desbordantes pero sin descuido.
La marquesa era sabia, no sólo porque era cultivada y lista sino porque supo compaginar deber y placer. Tradujo “La fábula de las abejas” de Mandeville, y escribió “Instituciones de física”, un libro de divulgación, a lo que se dedicaron muchas mujeres que eran conscientes de la dificultad que ellas, pero también los hombres, tenían para comprender el saber científico. Este libro lo escribió para su hijo de doce años y en él combinaba la metafísica de Leibniz con las nuevas ideas de Newton.
La marquesa admiraba mucho a Voltaire y por fin, con veintiocho años conoció a un cuarentón Voltaire. En el castillo de Cirey se prepararon un refugio de estudios y amores, con la benévola comprensión del tolerante marqués. Su relación se basó en su pasión por la conversación sobre temas diversos, el teatro, la lectura de los clásicos y de los modernos, hacer experimentos de física y química, criticar a los pedantes y coquetear con todo el mundo. Voltaire la admiraba y sentía una especie de ternura por su lado más femenino (la llamaba “Madame Newton-Ponpon”).
En dos pasiones de ella diferían: en el juego de naipes y en su entrega al arrebato erótico. Para la marquesa la pasión era algo vital:
“Pasiones tendríamos que pedirle a Dios si nos atreviéramos a pedirle alguna cosa… Supongamos, por un momento, que las pasiones hagan a más personas desgraciadas que felices; digo que, aún así, seguirían siendo deseables, porque es la condición sin la cual no se pueden gozar grandes placeres; y no merece la pena vivir si no es para tener sensaciones y sentimientos agradables; y cuanto más vivos son los sentimientos agradables, más felices somos”.
La falta de pasión de Voltaire, la condujo a Saint-Lambert, diez años más joven que ella y que la deja embarazada. Guarda para ella sus peores presagios porque, dada su edad, era mal asunto el parir y se da prisa en acabar su traducción de los “Principia” de Newton. En septiembre de 1749 da a luz a una niña sana, pero ella muere de fiebre puerperal a punto de cumplir los cuarenta y tres años.
Admirable mujer, sabia, culta, apasionada y que supo encontrar hombres que la respetaron y la consideraron una igual hace poco más de trescientos años.
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Una entrada muy interesante.
ResponderEliminarEfectivamente sin pasiones no somos nada, aunque estas a veces nos hagan sufrir. La pasión nos mantiene en movimiento y llenas de luz. Creo que si alguna las dejará de tener, desearía irme de este mundo.
Un abrazo
Mercedes
Una historia intensa e interesante la de Grabrielle.
ResponderEliminarUna pena lo de su muerte tan joven, aunque parece que aprovechó bien el tiempo que le tocó, viviendo sus pasiones intensamente y disfrutando de la labor literaria e intelectual.
Nos has resumido muy bien su biografía, no la conocía.
Besos
Una mujer inteligente que supo aprovechar bien todas las oportunidades que se le fueron presentando en la vida, lo cual tiene un mérito inmenso si tenemos en cuenta la época en la que le tocó vivir.
ResponderEliminarUn besito
Me has dejado boquiabierta. Desconocía el personaje y me quedo con ganas de más. No sé si Martina habrá leído algo de ella porque es especialista en biografías. Igual rebuscando en mi biblioteca hay algo. Como ahora los libros de Martina se mezclan con mi biblioteca privada voy descontrolada y no sé lo que tenemos. Deja que mire y paso más tarde Laura.
ResponderEliminarPor cierto, mil gracias por tus palabras.
Besos.
Me ha gustado mucho esta entrada, no conocía mucho de este personaje, y me ha dejado admirada, muy interesante, como para buscar más información, aún, lo vale.
ResponderEliminarGracias por compartir estos "descubrimientos" con nosotros.
Un beso, feliz semana.
MARIO BENEDETTI, Corazón coraza.
ResponderEliminarPorque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.
Tu respuesta me ha recordado este poema de Benedetti.......hmmm......la pasión....
Un abrazo (ya vi el vídeo,¡¡¡FELICIDADES!!! Me encanta, eso es pasión Mercedes).
Poemas
Sí JL, creo que vivió intensamente y le sacó mucho jugo a la vida. Murió como tantas mujeres de fiebres tras el parto.
ResponderEliminar¿Te has fijado que lleva un compás? Casí siempre la retrataron así.
Un abrazo.
Muy grandes las pioneras... siempre pienso que hay una línea de conexión con estas mujeres que hay que rescatar del olvido.
ResponderEliminarUn abrazo grande Nuria.
Lía, que yo sepa lo quehay publicado sobre ella es:
ResponderEliminarIsabel Morant, "Discurso sobre la felicidad" 1996
E. Badinter y J. Duhéme, "Las pasiones de Émilie", 2006.
Gilbert Mercier "Madame Voltaire" 2001 (biografía novelada).
Igual tiene alguna Martina... a ver qué encuentras...
Un beso cielo, confío en que pronto olvides la mala experiencia.
Gracias a ti Aglaia... la verdad es que fue una mujer admirable, una pionera en vivir sus pasiones con libertad y en dedicar su tiempo al saber y la ciencia... ahhh... sin olvidar divertirse, claro... y ¡¡hace 300 años!!!
ResponderEliminarBuena semana y un abrazo grande.
Te voy a dejar un comentario pero cuidado, según Ignasi, el ex amigo bloguero de Lía, no existo, ni yo ni los que comentamos en su blog así que técnicamente soy un fantasma.
ResponderEliminarRealicé un trabajo sobre esta mujer que en su búsqueda de la felicidad y la seguridad que encontró en su relación con Voltaire. En medio de una sociedad donde dominaban las emociones frías ella buscó pasión. Era una intelectual pero tú has resumido perfectamente la vida de esta mujer.
Muack...Laura, Marta ha pasado con un 10 la revisión del oncólogo esta mañana. Me importa tres cominos ser un fantasma para algunos.
Hummm, qué interesante, no la conocía. Una de las muchas mujeres que a pesar de los tiempos que les tocó vivir no se resigno a ser un simple adorno de sus casas y de las vidas de sus esposos. Digna de admirar, porque pudo también dedicarse a la vida ociosa, y optó por cultivarse. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarLa pasión sin ella la vida es anodina. Me encanta encontrar estos personajes históricos le dan un sabor distinto al pasado.
ResponderEliminarMuy interesante tu entrada amiga
Un beso
Se puede reflexionar sobre si es o no mejor una vida apasionada pero finalmente la pasión no atiende a razonamientos.
ResponderEliminar¡Lístísima Emilie!
Un abrazo
No sabía de su existencia. Interesante vida. Verdaderamente fue una afortunada que le "tocase en suerte" ese marido que le permitió llevar a cabo sus pasiones dada la época en la que vivió. Lástima su muerte tan temprana; no obstante por lo que cuentas supo exprimirla al máximo. ¡Cuántas hubiesen cambiado una existencia larga y anodina por una breve y apasionada!......... Mismamente en estos tiempos.
ResponderEliminarSiempre descubriéndonos mujeres diferentes.
Muy bien.
Bssss
Me encanta este personajes; encargué a la BNF el catálogo de la exposición que le dedicaron allí con la dirección de Elisabeth Badinter.
ResponderEliminar(A Mme. Du Chätetelet le he dedicado la CH, por supuesto, en mi Diccionario de la Ilustración).
Abrazos
Emma, lo primero de todo, dale a Marta un achuchoncito de mi parte, son unas noticias estupendísimas. Martita si me lees, cariño, que magníficas noticias, qué balón de oxígeno. Cuídate mucho y todo mi cariño para las dos.
ResponderEliminar¿Un fantasma? vaya... qué portento de imaginación, que pena que la encarrile por la toxicidad y el mal rollo
Qué mujer tan tremenda ¿verdad? La relación con Voltaire debió ser muy curiosa, sí.
Muacsss Emma, ¿Cómo es que yo te encuentro tan real...?, a ver si yo soy también fantasma... aysss... que estas cosas me dan miedo ehhhh.... jijiji
Rose, estas mujeres que sobresalen de forma tan brillante, en épocas en que tenían prohibido el acceso al conocimiento y estaban subordinadas jurídicamente al hombre, son extraordinarias.
ResponderEliminarSeñalar el importante papel de los hombres, con mentalidad más igualitaria, en que estas mujeres pudieran brillar socialmente.
Una abrazo (cómo me gusta ese girasol xd).
La pasión, 40añera, guía el mundo... a veces lo desboca... pero vamos, que triste es la vida sin ella ¿no?
ResponderEliminarUn besito.
Pues ahí estamos Uno, cuando hay pasión, no hay razón. Hmmm... y creo que nuestra divina Émilie supo ser pasionalmente racional, sabia mujer, sí.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
gtb, la primera "suerte" fue el padre y luego ese boncachón marido que tanto la admiraba y tanta libertad le dio.
ResponderEliminarCierto, que vida tan intensamente vivida a pesar de su brevedad (no tan breve para la época). Al final la pasión amorosa le hizo cometer un error, me parece...
Un abrazo grande y cálido.
HLO, realmente en un personaje cautivador. ¿Es fácil sonseguir el catálogo? Me gustaría tenerlo también.
ResponderEliminarHerminia, ¿tu diccionario está publicado? Me interesa mucho.
Un abrazo.
Fascinante vida la de esta mujer. Me han entrado muchas ganas de saber más de ella. Gracias también por los datos bibliográficos (en tus comentarios), así sabré por donde tirar del hilo.
ResponderEliminarLaura,
ResponderEliminaresta mujer me ha recordado a la Hipatia de Alejandría,la que Amenabar nos traía en "Ágora", por su amor por la ciencia y el conocimiento,y sus ansias de libertad para dedicarse a lo que para ella era su pasión:la astronomía,la ciencia en general.
Por otro lado,es una auténtica suerte encontrar en aquella época hombres que supieran respetar su espíritu libre con esas ansías de sabiduría.
La pasión es trascendental,tanto que sin ella,la vida no sé si es una rutina o un pasatiempo.
bsos
Me alegro de haber despertado tu curiosidad Elena, el personaje lo merece sin duda.
ResponderEliminarUn abrazo.
troyana, sí, recuerda a Hipatya de Alejandría de Amenabar, como me gustó esa película y que poco reconcimiento ha tenido, supongo que era excesivamente crítica con el cristianismo... En fín, Alejandro Amenabar es uno de mis directores favoritos, no sé si te gusta a ti...
ResponderEliminarQué mujeres tan valientes y tan necesarias para ir abriendo camino.
Estamos de acuerdo en lo de los hombres facilitando ese camino y en la pasión.
Un abrazo grande(¿estás contenta con el resultado de los oscar?)
Laura,
ResponderEliminarme gusta Amenabar,especialmente en "Tesis""Los otros" y "Mar adentro".
En "Ágora" me gustaba el personaje que inspiraba la película,esa grandiosa Hipatia,pero pienso que aun teniendo todos los ingredientes para hacer una gran obra maestra,se quedó en una cinta digna de ver y poco más,no me conmovió,y eso es algo que en cine,no perdono,más con historias tan prometedoras.
Por otro lado,en relación a los Oscars,no le resto méritos a "El discurso del rey" pero es una historia que tampoco me ha sacudido como lo han hecho "Cisne negro" y "Winter´s bone".
Estoy contenta,eso sí, con el premio a Natalie Portman.
Bsts
Me ha gustado mucho la historia que has compartido con nosotros. Lo que es una pena es que siempre los/las privilegiados en esa época que podían acceder a la cultura eran las personas con una alta condición social.
ResponderEliminarPetonetssssssssssss
Hayyyy, la historia de siempre...parecía que a los hombres de esa época, y algunos de esta, les daba miedo que las mujeres tuvieran conocimientos...yo tengo una biografía novelada, no recuerdo el titulo ahora Laurita...y está en francés....Oh la la...je,je,je...que frío hace esta mañana...
ResponderEliminar¡Qué historia más interesante, Laura! Cuando pasión e inteligencia van unidas, surgen cosas increíbles de la mente humana (y no digamos de la femenina)
ResponderEliminarUn beso,
Así es Dona, las mujeres del pueblo bajo estaban luchado por sobrevivir, una gran aventura también que no deja rastro histórico. Lo cual no quita méritos a la divina Émilie.
ResponderEliminarPtnsssss
Es cierto, Martina, a los hombres no les ´solían gustar las mujeres sabias... pero justamente ella tropezó con hombres que recibían bien esa sabiduría.
ResponderEliminar¿Puede ser la de Gilbert Mercier "Madame Voltaire"?
Ya sabes cómo me gusta el frío..., no así el aire... llevo un mal día (con mucho dolor de cabeza).
Un abrazo grande.
Perdóname la osadía, pero creo que lo del compás era para medirle los cuernos al marido, jejeje
ResponderEliminarSi me he pasado me das un coscorrón, ;))
Besos traviesos
Es verdad Alice, esa unión siempre da lugar a mujeres brillantes y especiales (y hombres...).
ResponderEliminarLa divina Émilie supo vivir intensamente... que nos sirva de inspiración...
Un abrazo cálido.
Me encantan las tres y Ágora también. A mi me emocionó. La he vuelto a ver hace poco y me ha vuelto a emocionar (vamos con nudo en el estómago y alguna lágrima y todo).
ResponderEliminarYa sabes mi opinión sobre "El discurso...", para mi sobrevalorada, pero....
Prefiero el Cisne negro y me alegró el oscar de la Portman.
Un abrazo de cine...
Hmmm... JL... hmmmm... hmmm... hmmmm................
ResponderEliminarYo nunca doy coscorrones....... me gusta que cada cúal se exprese con libertad......, solo una pregunta traviesa: Si fuera al revés y el del compás fuera un hombre científico, que engañara a su mujer,... ¿Hubieras hecho la misma broma?
Un abrazo.
A veces no puedo evitar la broma fácil, estaba buscando la justificación a ese compás en los retratos de Gabrielle, sorry... Hubiera hecho la misma broma si el compás lo hubiera tenido el.
ResponderEliminarPor lo que dices era una pareja bien avenida, muy moderna y el marido parece que toleraba las relaciones y pasiones de su mujer. He hecho una broma de mal gusto, pero como dice mi mujer es que no tengo filtro, para bien y para mal.
Un abrazo pacífico
Te diré mi versión del compás:
ResponderEliminarImagino a Émilie cualquier noche en sus aposentos de Cirey, trabajando compás en mano y pluma de oca en ristre a la luz temblona de los candelabros. En su dedo anular lleva una sortija de cornalina cuya piedra cede a una pequeña presión para descubrir un minúsculo retrato secreto.
Frente a ella, esta madrugada, se encuentran los volúmenes del amor que no traiciona, el de Sir Isaac Newton... y por el ventanal brillan las estrellas... ¡chiss! la marquesa estudia....
Hmmm.......me da que me he puesto romántica, deben ser los rescoldos de leer novela sentimental en mi adolescencia...
Un abrazo JL.
El rayo que no cesa...
ResponderEliminarPues estoy completamente de acuerdo contigo. Está estudiando o escribiendo en el libro que le dedicará a su hijo de doce años.
ResponderEliminarEse mismo Manuel María... y que no cese nunca.
ResponderEliminarJajaja... claro, otra romántica con la que he compartido adolescencia.
ResponderEliminarEse dato de que las mujeres fueron grandes divulgadoras (al igual que traductoras) del saber, me parece que debería ser objeto de investigación...
Un abrazo.
Laura cielo, contigo estoy aprendiendo muchísimas cosas, venir a tu casita es una gozada inmensa. Gracias por compartir y por lo bien que lo explicas.
ResponderEliminarMil estrellas de luz
Sherezade
Interesante personalidad y, como bien dices, una mujer afortunada por contar con personas que la valoraron en su justa medida.
ResponderEliminarSaludos, compañera.
Hola Sherezade, gracias niña :)
ResponderEliminarParece que mantienes la sonrisa ¿verdad? Espero que así sea, mis chispitas de cariño para ti.
Bsss
Garito, en esta época aún siendo de clase alta, las cosas eran complicadas para las mujeres y ella pudo vivir una, corta, pero intensa vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
La verdad es que tu historia del compás es mucho mas plausible, :)) Gracias por tu versión romántica, me gustó mucho.
ResponderEliminarSeguro que ese compás trazo la orbita de algún astro fugaz que nuestra protagonista pudo ver mas tarde, en el momento preciso de sus cálculos, mientras acariciaba la espalda de su amado Voltaire.
Besos
Bueno, JL, que descanses..., buenas noches.
ResponderEliminarQue las estrellas y los astros nos sigan deleitando con su luz.
Besos acompasados ***
Adoro a Benedetti por muchas razones, pero sobre todo por la generosidad que exuda, en general, hacia el ser humano. Me fascina Benedetti por muchas razones, pero sobre todo por el amor desprendido y solidario, abierto al tiempo a los otros para hacerlos partícipes de ese sentimiento que mejora, para elevarlos, que se atisba en su vivencia y recreación de la pareja. Sosegado, y al tiempo no. No es tan fácil encontrar un compañero/a. Ni ser un buen compañero/a. Besos enormes.
ResponderEliminarApreciada Uve: cuan contenta se pone esta Eva al saber de esta mujer. Paulatina y silenciosamente los cerrojos de la historia se abren y dejan ver a mujeres como ésta, ¡cuantas más habrán y nosotras sin saberlo todavía!. No la mataron las pasiones, ni el machismo abusivo de la época, ni Voltaire, la maternidad la mató!
ResponderEliminarPersonas como ella me hacen sentir que aunque las circunstancias sean absolutamente adversas... cuando se es consecuente con la propia naturaleza, nada puede detenernos.
Un gran abrazo!
Ese Laura, me acuerdo por Voltaire...
ResponderEliminarSalomé, no podría haberlo exlicado mejor. Benedetti es un poeta que siempre tiene algo para cada sensación, sentimiento, estado de ánimo... yo también lo adoro.
ResponderEliminarUn abrazo lleno de poesía que nos presta Benedetti.
Eva, cuanta razón tienes, cuántas mujeres vivieron la vida con pasión y sabiduría, cuántas mujeres fueron intelectualmente luminosas, cuántas mujeres fueron ignoradas y permanecieron en el anonimato. Y, a pesar de ello, continuaron criando criaturas, cuidando enfermos, queriendo y amando a las personas de su entorno... Como me gusta descubrirlas y disfrutar con sus vidas y obras.
ResponderEliminarEl placer por leerte es inmenso también. Un abrazo cálido.
Martina... ¿te gustó Madame Voltaire?
ResponderEliminarHmmm... te falta la biografía que yo he escrito...habrá que ponerle remedio :))
Un abrazo.