viernes, 10 de septiembre de 2010
RECORDANDO... COMO CADA DÍA DESDE HACE TRECE AÑOS.
Árboles en flor. Huerto de mi padre, marzo 2010
RECORDANDO...
Era una persona silenciosa, la dureza de la posguerra (civil española) le había impedido ser niño y jovén. Su padre era jornalero, con suerte arrendatario de un pequeño trozo de tierra de secano en el interior de Aragón, y a los nueve años ya trabajaba en la tierra. A los dieciseis emigró a la ciudad para trabajar en la industria, casi siempre como obrero metalúrgico.
Era sobrio y de pocas palabras, sin embargo se las compuso para transmitirnos los pocos valores que eran básicos en la vida. Desprendía un cariño tranquilo y sosegado y sabías que, a su lado, estabas segura y protegida.
Su ausencia ha sido dolorosa pero nutritiva, sigo recordándolo y aprendiendo de su saber vivir y disfrutar, de su fino humor y de su sabiduria para afrontra la subsistencia y la vida diaria.
Recordando a mi padre después de trece años...
Flor de manzano, Huerto de mi padre, marzo 2010.
En cuanto el sol empieza a empujar hacia marzo, el manzano se cubre de hojas pequeñas, tiernas, que al poco abren paso a las flores. Aparecen en grupos de seis o siete, huelen casi a jazmín, los pétalos son blancos por delante y rosados en el envés, aunque ambas caras se prestan un toque de sus colores, contra los que destaca astutamente el amarillo de las anteras.
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Me emocionado mucho con esta entrada, Laura Uve, y al leer la descripción de la historia de tu padre, me he acordado tanto de la de mi familia, de mi abuelo. No hay día que no me acuerde de él y siga aprendiendo de su sabiduría curtida en la calle; de su sentido del humor y su bondad...
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente y me ha encantado cómo describes tus sentimientos.
Besos!
Por qué será que cuando se-van nos sentimos desprotegidos si ya somos mayores y vivímos por nuestros propios medios. Y por qué siendo como somos, emocionalmente independientes su pérdida nos deja un vacío inmenso, yo diría que para siempre,aunque hayan pasado muchos años, siguen ahí dentro de nosotros, recordándolos cada día, sintiendo su ausencia...
ResponderEliminarMuy emotiva tu entrada Laura.
Un abrazo
Dos cosas de diferente naturaleza me han hecho sentirme cerca al leer tu entrada:
ResponderEliminarComo tu padre, mi padre fue también un obrero metalúrgico que padeció a lo largo de su vida los efectos de aquella guerra INcivil. No fue tan luchado, como el tuyo, pero sí nos transmitió en voz baja pero sólida lo que era este país antes de la destrucción y el desastre de la dictadura.
Cambiando de tercio, una debilidad que conoces; has mencionado el jazmín, aunque sea de paso. ¿Es verdad que las flores del manzano apuntan ya hacia la primavera disfrazadas de jazmín?
Un beso de jazmín enjaezado
No sabes como te entiendo, yo recuerdo al mio casi cada dia y hay olores que los identifico con el y que despues de 12 años de su partida me siguen arrancado un torrente de lagrimas que llega a mis ojos como tras una lluvia en las montañas que no hemos ni visto ni oido
ResponderEliminarBesos
¡Que lado más tierno nos dejas ver Laura!
ResponderEliminarMuack.
Emma.
Hola Laura, he ido al enlace en el que describes a tu padre como un hombre que sin duda dejó huella en ti. Yo también perdí al mio y lo recuerdo cada día. De esa manera lo mantienes vivo. Tu entrada está cargada de melancolía y esas flores en árbol es una manera muy hermosa de rendirle homenaje.
ResponderEliminarBesos wapa.
Qué bonito todo lo que dices de tu padre, dejó un buen legado.
ResponderEliminarLeer estos relatos me produce cierta melancolía y cierta envidia, de la buena, por supuesto.
Besos
Dona invisible: Compartimos emociones, sensaciones y sentimeintos universales ¿no? El cariño, el recuerdo y la admiración, lo son.
ResponderEliminarAbrazo grande.
Isaura: es verdad, el vacio queda y la ausencia se atenúa pero... de pronto un día, te da un peñizco porque piensas y sientes que no está...
ResponderEliminarYo cada vez más digo una obviedad: ¡es la vida!... pero es cierto, la vida es así..., no hay más.
Un abrazo.
Enric: qué valioso lo que nos transmitieron, para mi es un tesoro...
ResponderEliminarY sííííí..........es verdad... las flores de manzano tienen un olor delicioso que recuerda el jazmín...
Un gran abrazo.
40añera: pues coincidimos plenamente, pero últimamente estoy dejando de llorar y su recuerdo me hace sonreir o reir abiertamente... eso me gusta...
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Emma: con lo dura y hosca que soy... el blog me facilita mostrar ese lado que siempre tiendo a preservar.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Lía: ese huerto es él, todos los árboles los plató él. Yo que soy más de ciudad que las ratas de alcantarilla, cuando voy al huerto (que no es frecuentemente) me siento en paz y tranquilidad. He tardado años en poder ir allí, me producía tal angustía su ausencia que prefería no ir. Ahora el dolor se ha atenuado y soy capaz de ver y disfrutar.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Nuria: es un extraño legado porque está construido de pocas palabras..., no sé cómo lo hizo..., es decir, cómo dijo tanto con tan pocas palabras...ummmm
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha emocionado, Laura. Un beso
ResponderEliminarDicen que nadie se muere del todo si alguien lo recuerda a menudo.
ResponderEliminarEs bueno para el alma del que se quedó y tal vez para la del que se fue.
Un padre lleno de recuerdos, de reconocimiento, de emoción...un texto que muestra el amor de una forma sensible,cristalina.
ResponderEliminarUn placer descubrirte y leerte.
Ay, esos familiares que nos marcan y que seguimos teniendo cerca aunque ya se hayan ido... Cuando se va disipando el dolor por su pérdida podemos apreciar cada vez más la suerte y el honor que supuso haberlos tenido cerca.
ResponderEliminarUna entrada muy emotiva, me ha recordado también a personas muy queridas que ya no están y que, como describes, sabían transmitir las cosas importantes con discreción y sin grandilocuencia.
Besos.
Elvira, gracias por emocionarte conmigo.
ResponderEliminarUn abrazo.
elpresley: bienvenido a esta mi casa (te he leído en el blog de Elvira). Te doy toda la razón, mientras las personas queridas están en nosotros, no mueren y es consolador recordarlas, conforme pasa el tiempo, sin tanto dolor como al principio.
ResponderEliminarUn abrazo
saltar del tren (jajaja, es un buen nick): bienvenido también a este espacio inexistente pero real (ummmm... qué cosas ehhh).
ResponderEliminarMe alegro de poder compartir esa emoción contigo...
Un abrazo.
Nuestro garito: totalmente acertado lo que dices, al principio el dolor lo nubla todo, entonces empieza un camino para ir recordando y apreciando a la persona que se ha ido.
ResponderEliminarEsas personas que tienes al lado y que son así, discretas, todavía dejan más vacio... pero también dejan más huella. Me gusta compartir emociones que son tan universales...
Un abrazo
La flor del manzano es preciosa. Yo perdí a mi papi hace un par de meses, yo era su única hija y teníamos una relación especial, de hecho soy policía por él. Me inculcó valores muy profundos, era comisario en Madrid. Me sumo a este homenaje tan chulo que le haces a tu padre.
ResponderEliminarUn saludo Laura.
Martina: es muy reciente... yo siempre encontré consuelo pensando en todo lo que habíamos compartido y en todo lo que me había enseñado, parece que es tu caso también.
ResponderEliminarUn abrazo lleno de cariño.