lunes, 30 de agosto de 2010
LIBERTAD
ACONITUM NAPELLUS (gracias, Elvira). Aiguallut, Huesca... y mi sombra en plena acción de captarla...
Andaba yo pensando en los motivos por los que hay personas que, para no arriesgarse al fracaso, al rechazo y a la soledad, se integran en un grupo (sea la familia, un partido político, un equipo de futbol, una banda de barrio o cualquier otra modalidad de grupo) y acabé pensando en la libertad personal. El grupo, pensé, protege y ampara pero también exige apegarse, aferrarse y depender, además de no discrepar ni pensar por una misma.
Muchas veces ser diferentes de los demás nos causa pánico porque tememos quedarnos solas. Para evitarlo dejamos de ser nosotras mismos y nos sometemos al grupo. De esta forma eliminamos la discrepancia entre nosotras y el mundo y nos sentimos seguras y en compañía.
Cuando damos el paso hacia el grupo, renunciamos a asumir la responsabilidad de nuestra propia vida. Culpar siempre a los otros de nuestros problemas resulta más fácil que asumir nuestra libertad de decidir y de pensar con autonomía.
Las personas que luchan por mantener la capacidad de escoger qué piensan, qué sienten y cómo responden ante cada situación, resultan, muchas veces, incómodas e inadaptadas ya que siempre están abocadas a las sensaciones, sentimientos, pensamientos y emociones duales, complejas, compuestas. Esa inadaptación a vivir sometida al grupo es lo que entiendo por LIBERTAD. Es cierto que resulta difícil vivir con esa defensa de la soberanía personal y que, a veces, aparecen las lágrimas para liberar la inquietud permanente. Las lágrimas que contradicen la frialdad del que aspira a esa libertad interior y a establecer las conexiones con el mundo que desea.
La seguridad del grupo aleja de la libertad, pero la libertad no aleja de las personas. Cuando se conecta y se establece una relación desde la libertad, desde la sinceridad y el cariño… nos movemos en un espacio indudablemente celestial.
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Yo creo en mi libertad y lo he demostrado no pertenezco a un partido, no tengo equipo, discrepoa menudo de las ideas de mis amigos...
ResponderEliminarHe terminado por ser antiática, antisocial, etc, pero tengo mi espacio celestial.
Es lo que hay ser tu mismo es arriesgado te etiquetan y marginan pero quien te quiere es para toda la vida.
Un beso
Totalmente de acuerdo. No soy de grupos, pero sí de grandes amistades. A los grupos siempre les resulto incómoda.
ResponderEliminarCreo que tu preciosa flor es un acónito (Aconitum napellus). Mira aquí:
http://es.wikipedia.org/wiki/Aconitum_napellus
Un abrazo
40añera: Totalmente de acuerdo, por eso decía al final que ser libre (dentro de lo que cabe) no te aisla de las personas, quizás se tengan menos amigos (o conocidos) pero éstos son cercanos, íntimos, los que a mi me interesan.
ResponderEliminarQuisé recoger en el escrito esa incomodidad que generan los espíritus libres...
Un beso
Elvira, la combinación de pensar y actuar con autonomía y criterio propio siempre incomoda a los grupos, salvo aquellos que parten también de la libertad.
ResponderEliminarJajaja....es tan bonita... y resulta que es venenosa, letal... sin duda es un acónito. Gracias por la información, voy a ponerlo.
Un abrazo grande.
Me ha gustado esta entrada, Laura. Hace tiempo me planteaba también todo lo que aquí comentas y creo que hay pocas personas que consiguen escapar a esa presión grupal. La mayoría ni siquiera se lo plantean. Vivir según los propios valores y no según lo que se nos impone no es tarea fácil y está encomendada a los valientes. Pero cuando se consigue, el premio es ese: la LIBERTAD.
ResponderEliminarUn placer leerte!
Depende del grupo, por las del Club no me hacen caso y no dejan de discrepar conmigo...je,je,je...a veces pertenecer a un grupo y dar tu opinión es más valiente que la soledad. Pero toda tu reflexión es general es cierta, menos en el grupo del Club negro, que no me hacen caso Laura.
ResponderEliminarMuack.
Emma.
Estoy tan de acuerdo contigo...
ResponderEliminarNo se si soy libre. Ese estado celestial es muy dificil de alcanzar.
Nací con alergia a los grupos y las filiaciones. La masa me asusta. Todo eso me vino de fábrica y así, he vivido con ello de la forma mas natural. Pero para convivir con otros, y yo lo necesito, hay que hacer concesiones. Quiero creer que no renuncio a nada esencial. Pero aún así tengo la sensación de andar siempre escapando de una trampa.
Qué cosas me haces decir.
Un abrazo
Dona invisible: es cierto lo que señalas, la mayoría ni se lo plantean... y, es posible, que lo vivan bien (digo lo de estar sometidos a las normas que marca el grupo... el primero el grupo familiar), pero quienes nos lo planteamos... la hemos fastidiado, tenemos vocación de inadaptados, sin embargo el premio es tan hermoso que por ahí vamos batallando.
ResponderEliminarEmma: Jajajaja, ese grupo me da que es un singobierno y difícil lo tienes ehhh... Ahora, me da la impresión que el buen rollo está asegurado y el afecto también, así que es un grupo no-grupo....ummm, no sé si no me he liado.
ResponderEliminarUn abrazoooo
Uno: ummm qué razón tienes, cuando encuentras relaciones en las que no hay que hacer concesiones (y por concesiones sólo entiendo renunciar a esa autonomía personal, al criterio propio...), el cielo es poco. Cuesta ehhh... y, claro, libres del todo es imposible, sólo aspiro a ser yo misma con todos los riesgos que conlleva... ummm, suena tremendamente solemne pero es que es muy serio... jajaja
ResponderEliminarUn abrazo
No encuentro tu mail asi que aqui te lo cuento hoy es el dia internacional del blog, esto consiste en darnos a conocer los unos a los otros creo asi que a me me han recomendado y yo te recomiendo
ResponderEliminarun beso
40añera: GRACIAS!!!!
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