Mi primer amor se llamaba Alberto, era alto y delgado, llevaba el pelo largo y rizado y siempre vestía con tejanos, camisetas y botas camperas… ummmm… aún me estremezco, después de tantos años, cuando lo recuerdo.
A Alberto le gustaba tocar la guitarra y fue quien tocó, para mi, Samba pa ti de Santana… mi canción favorita sin duda alguna.
Era compañero de clase en el Instituto. Nunca quería que llegara el fin de semana porque para mi era un suplicio no verlo. Nos observábamos mucho y nos hablábamos poco, pero siempre estábamos uno cerca del otro.
Conforme el último curso de Bachillerato se acercaba a su fin, yo era consciente de que no lo volvería a ver y me decidí a dar un paso, en aquel momento, arriesgado. Había una fiesta en un pueblo cercano y yo podía pasar la noche allí porque vivía una amiga mía… le dije si vendría… me dijo SÍ…
Pasamos la noche juntos… por la calle… cuando de madrugada nos sentamos en un portal exhaustos de tanta noche… el abrazo con el que me acogió y el larguísimo y maravilloso beso que me dio… me transportaron al cielo para siempre…
Ummm, primer amor de 16 años, inolvidable e imperecedero
Aunque andaba en esta ensoñación… os aseguro que os he descrito una experiencia que corresponde a un espacio terrenal, profano, temporal, mundano, material, corpóreo, figurable, visible, tangible, palpable y ponderable......
Dedicado a todos los primeros amores que se recuerdan siempre
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