La acumulación de novelas que tengo pendientes de lectura me depara agradables sorpresas como es el caso de Judíos sin dinero. No tengo ni idea de los motivos que me llevaron a comprar esta novela que se publicó en España en 1930 y que pronto cumplirá cien años. Michael Gold es el seudónimo del escritor Itzok Isaac Granich, vecino del East Side de Nueva York.
Esta novela inspirada en su biografía personal es en
el pleno sentido de la palabra una novela social que describe de forma realista
cómo era la vida de miles de familias judías que recién llegadas de Europa,
huyendo de los pogromos y de la miseria, esperaban mejorar en Estados Unidos
(como hoy lo siguen creyendo miles de personas procedentes de otros países del
continente americano).
En este caso, una familia de origen rumano intenta con
poca fortuna, como la mayoría de los migrantes de esa época, mejorar su vida y
huir de la discriminación y el racismo por su condición de judíos. Pese a
trabajar duramente, su situación mejora poco y, aunque no sufren pogromos, el
antisemitismo y la discriminación siguen condicionando sus vidas. Las
descripciones de las condiciones de trabajo y de vida en el barrio y en sus
miserables viviendas nos muestran que, efectivamente, la afirmación de que los
judíos eran ricos era mera propaganda maliciosa.
El autor escribe desde la conciencia social del
ideario comunista que profesa (y que hace explícito al concluir la novela) y
que refleja en la novela en momentos puntuales: una tía huelguista que prefiere
no comer a abandonar la huelga, la madre de un amigo que «estaba medio loca;
envenenada por la miseria, [y] se ponía demasiado furiosa. Sólo los resignados
son “cuerdos”» (p. 248) o, por último, esta contundente afirmación: «No puede
haber libertad en el mundo mientras los hombres tengan que mendigar trabajo»
(p. 287).
Dinamita pura esta novela según tu reseña. Con dinero o sin dinero es un hecho que muchos judíos tienen un gran capital intelectual. Besos mi querida Luna!!!
ResponderEliminarParece interesante, no conocía el autor. Los judíos, aún los pobres, siempre han dado mucho juego desde hace milenios
ResponderEliminarSiempre sorprendiéndome con lecturas que desconozco pero cuyas temáticas me interesan. Tomo muy buena nota.
ResponderEliminarBesotes!!!
¿Judíos sin dinero? Me cuesta asumir esta idea...
ResponderEliminarUn abrazo