domingo, 19 de diciembre de 2010
Conversaciones con mi jardinero. Jean Becker
Ayer vi la película “Conversaciones con mi jardinero” de Jean Becker, no voy a hacer una entrada sobre ella porque troyana(pincha y te llevo) lo ha hecho de maravilla en su blog y coincido plenamente con ella.
Me refiero a esta película, que me ha encantado, porque transmite emociones tiernas y me ha recordado a mi padre. La historia hace referencia a dos amigos de la infancia que se reencuentran siendo sesentones. Uno es pintor y ha vivido en la ciudad, el otro es jubilado del ferrocarril y siempre ha vivido en el campo (y siempre quiso ser jardinero). El pintor quiere arreglar el jardín de su casa y cultivar un huerto y el ferroviario se ofrece a hacerlo. A partir de ahí se producen unas conversaciones deliciosas en las que el pintor ira quedando admirado por la forma de ver el mundo del jardinero.
Mi padre trabajó siempre en fábricas del metal desde que marchó del pueblo a la ciudad. Nunca idealizó el campo porqué, como hijo de jornalero sin tierras, trabajó desde los siete u ocho años y marchó del pueblo buscando una vida mejor a los 16 años. Pero a pesar de ello en cuanto pudo se compró un pequeño corro de tierra para cultivar su huerto. Se hizo su casa, sin saber nada de construcción, y siempre tuvo un magnífico huerto y unos 25 árboles frutales que plantó él mismo.
Nunca me gustó ir al huerto, soy urbanita como rata de alcantarilla, pero alguna vez iba para complacer a mi padre. Cuando mi padre murió, por diversas circunstancias familiares, tuve que hacerme cargo de ese corro de tierra, con ayuda de los hermanos de mi padre (yo, obviamente, no tengo ni idea).
Estar en ese huerto es estar con mi padre, lo siento así y lo disfruto así, no hay más…, ni menos… Estar con él es recordar su manera de ver y disfrutar la vida, una manera austera y sencilla, que no quiere decir simple. La película me recordó esa filosofía de la vida que tenía mi padre.
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Austera y sencilla aceitunera
ResponderEliminarde un huerto familiar, de los olivos,
antiguos pobladores de la tierra,
pobladores de huertos y labranzas,
los árboles, las plantas y las flores
que inundan nuestra vida de belleza
sencilla que cautiva los sentidos
en instantes ganados a los tiempos.
Y un beso sobre un surco de tu campo
A mi también me gusto mucho esta película, tengo una entrada en el blog a raíz de la última que vi de su director, Jean Becker
ResponderEliminarhttp://piltruns.blogspot.com/2010/08/amistad.html
La fortuna de vivir que fue la primera que vi quizas sea la que más me guste de todas.
Un abrazo Laura
Yo no he visto esa película, parece muy entrañable, qué fantásticos recuerdos te trajo.
ResponderEliminarYo también detesto el campo, sobre todo por el tema bichos, pero tiene que ser muy bonito ver cómo va creciendo lo que plantas.
Un besote
Uve,
ResponderEliminarante todo,muchas gracias por el enlace,me ha hecho mucha ilusión:)
La verdad es que la película es una maravilla y además te ha traido recuerdos de tu padre.
Lo cierto es que a veces olvidamos que lo más valioso en ocasiones es lo más sencillo,lo menos artificioso,y te lo dice otra urbanita sin remedio.Como dice Macaco: "...volver al origen,no es retroceder,quizá sea andar hacia el saber"
1 abrazo ( me alegra mucho haber descubierto tu blog)
Qué bien cuentas las cosas.
ResponderEliminarNunca he comprendido las visitas a las tumbas porque a mi personalmente no me dicen nada pero si que me hablan los objetos los lugares, los sabores, los aromas... ahí me reúno con mi madre.
Quiero decirte algo: unomas010@gmail.com
Un abrazo.
Es curioso cómo esos lugares nos traen a la persona con quién los compartimos.
ResponderEliminarYo también soy una urbanita, Laura, pero he leído que el ideal de felicidad para los clásicos era estar en contacto continuo con la naturaleza...
Una abraçada!
La pelicula pinta muy bien, creo que me gustaría.
ResponderEliminarY seguro que los olores también te recordaban a tu padre..
Besos
No la he visto pero con tu recomendación lo haré.
ResponderEliminarSé las sensaciones que tuviste en el huerto porque a mí también me sucede cuando entro en contacto con objetos o lugares que fueron importantes para mi padre. Es una forma sencilla de suplir su ausencia, recordarlos y sentirte siempre en conexión con ellos.
Hasta pronto.
Bssss
Buenoooo... lo de aceitunera me viene grande, peroooo... tengo un montón de olivas y las estoy "trabajando" de dos formas distintas para comerlas.
ResponderEliminarTe doy toda la razón en que los olivos parecen los árboles más antiguos, siempre me han gustado. Parece ser que los nuevos ricos compran un olivo antiguo para poner en sus jardines... (no comment).
Otro beso campestre.
He visitado tu blog para ver las referencias de las otras películas. A ver si puedo ver "La fortuna de vivir". Gracias por la información.
ResponderEliminarUn abrazo Pilar.
Nuria, por eso reiría mi padre (y un poco lo hace mi madre) porque el campo no es lo mio, pero reconozco que he encontrado un incentivo para ir de vez en cuando.
ResponderEliminarLa vida es así ¿verdad? siempre pueden cambiar algunas cosas... Un abrazo grande.
Enseguida que vi la peli pensé que tú o alguna de zinefilas (no sé si lo pongo bien)la habríais comentado...........y jejeje...... no me equivoqué.
ResponderEliminarLo sencillo suele ser valioso, es verdad.
Oyeeeeee que me gusta también Macaco, lo descubrí como Fito y Ojos, por mi hijo (y algún otro que me gusta menos como Chambao y demás).
Un abrazo (el placer, no lo dudes, es mutuo).
Uno, totalmente de acuerdo, prefiero su recuerdo, los objetos, sus gustos, sus ideas, que el cementerio.
ResponderEliminarY tú que bien, y que divertido, expresas a través de la fotografía.
Un beso.
Pearl S. Buck cuando escribió su novela "Tierra" seguro que se inspiró en personas como tu padre.
ResponderEliminarNo he visto la película, lo haré, pero tu relato es encantador.
La paella tiene una pinta exquisita, espero que la experiencia en el huerto y la barbacoa sirvan para que pienses de forma distinta y seas algo menos urbanita.
Saludos cordiales
Síii, es cierto, Dona... los lugares y hasta los olores que comentaban por aquí.
ResponderEliminarPues creo que los griegos alababan la ciudad como modelo de racionalidad y el campo de irracionalidad y de lo salvaje. Por ello la ciudad era el espacio masculino y el campo el femenino (por ello las fiestas de Diniso, se celebraban en el campo, eran femeninas y estaban prohibidas)... Por dios con los griegos... y esa es la base de nuestra civilización...
Yo me siento más cómoda en la ciudad, aunque me gusta también la naturaleza... pero no para vivir.
Un abrazo grandeeeeee (ya queda menos ehhhh).
Arlette, es muy bonita, sencilla, sin pretensiones...
ResponderEliminarSíiiii...... acierto total, también los olores.
Un besazo.
"La buena tierra", ese es el título de la novela de P.S. Buck
ResponderEliminarClaro, gtb, sabía que íbamos a coincidir... lo hemos hablado muchas veces ¿verdad? Si me acuerdo te llevo la peli para que la veas.
ResponderEliminarMe parece raro leerte a estas horas ¿estás bien?
Un abrazo.
No he leído la novela Ray, lo haré.
ResponderEliminarSíiii, estaba muy buena (yo acabé contentísima de dominar el fuego, no lo hice pero lo regulé).
Eres un encanto.
Un abrazo campestre y musical.
No sé si serán estas fechas, pero la familia y los ancestros aparecen con fuerza para que sean reconocidos y recordados.
ResponderEliminarUn beso a ti y a tu padre y a las olivas y a la paella***
Ofelia, podrían ser las fechas..., pero me inclino a pensar que es el cariño hacia esas personas lo que nos las hace recordar en cualquier época del año.
ResponderEliminarUn beso con cariño.
Marta y yo vivimos en el campo, en una masía a 25 kilómetros de Lleida y la verdad, ya no sabría vivir en un piso Laura. Piensa que nunca viví en le campo hasta que comencé mi relación con Marta, hija de payeses. Ella heredó la masía tras la muerte de sus padres. ¡Que tranquilidad por la noches! Lo malo el coche, dependo totalmente de él.
ResponderEliminarUn recuerdo de tu padre que conservarás siempre.
Felices fiestas Laura.
Aysss... Emma, yo te comprendo pero no podría vivir en el campo... yo no quiero tranquilidad, ni silencio, ni ninguna otra cualidad del campo.
ResponderEliminarLas heidis al campo y las claritas a la ciudad y todas felices y contentas ¿o no?
Además soy urbanita pero no conduzco (me saqué tarde el carnet de conducir y nunca veo la necesidad de usarlo).
Besos urbanitas para las heidis lleidetanas.......muacssssss
A mi esa peli me gustó mucho, tu como siempre contándonos tu mundo a tu manera esa tan buena y sincera
ResponderEliminarBesos guapa
Arrrrrr!!! ver si esto me deja ahora
A mí me encanta el campo Laura pero Lía es urbana, más que el asfalto. Esa paella...ains...que rica se ve...cuando estás en el campo te entra más hambre ¿verdad? La peli la veré.
ResponderEliminarSaludos...
Por cierto tú como Marta y Lía...que conduzca las otras...je,je,je...comodonas!!!!
ResponderEliminarEs verdad, a Martina le encanta el campo. A veces hay que llevarla para que se desfogue un poco y regrese a casa más tranquila. Yo prefiero el ruido de la ciudad y sus luces.
ResponderEliminarBesos Laura.
40añera, es preciosa la peli ¿verdad? Jajajaja... es verdad, no tengo remedio... mi cabeza bulle y bulle, así la tengo a veces, como un bombo.
ResponderEliminar¿Qué te pasabaaaaaaaa? No podías hacer el comentario?????
Un abrazo.
Ummm... Martina, ¿eres una heidi? jajaja... nunca lo hubiera pensado. Es curioso las imágenes que nos hacemos de las personas. Siempre confio en la primera impresión que me ofrece una persona (aunque a veces he fallado) y, sobre todo, en el lenguaje gestual. Claro, esos dos aspectos son inexistente en el mundo virtual.
ResponderEliminarUso muy poco el coche. Donde vivo nunca, así que pueden pasar días y días sin subir a un coche.
Abrazo, heidi deslenguada y morena que te gustan las rubias... jejeje
Lía, colega de alcantarilla, cuando salgo al campo me duele la cabeza... jajajaja
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo básico como la tierra, el aire, el sol siempre vienen bien. Sobre todo para los urbanitas anticampestres, son una dosis de realidad que despeja de preocupaciones artificiales.
ResponderEliminarComo diría Cicerón: "si cerca de la biblioteca tenéis un jardín, ya no os faltará de nada".
Saludos, compañera, nos ha encantado el huerto de tu padre.
Os doy la razón, Garito. Y a esa frase de Cicerón me apunto a pesar de mi carácter urbanita.
ResponderEliminarEl huerto de mi padre existe, por eso le he quitado la U a Topía.
Un abrazo.