martes, 7 de diciembre de 2010
AMISTADES FOSFORESCENTES. Soliloquio
“La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido”. RABINDRANATH TAGORE
¿Y cuando oscurece y no resplandece nada?
La amistad siempre ha sido, para mi, casi sagrada. Es una relación generosa, no requiere frecuencia ni permanencia constante, y se basa en el cariño que no se mide. No quiero idealizar la amistad porque sé que no es fácil que llegue a ser verdadera.
Precisamente quiero hablar de los proyectos de amistad que se quedan por el camino y se disuelven sin dejar huella. Muy pocas amistades verdaderas han fracasado en mi vida, pero alguna ha habido. Hace años que no me ocurre porque la edad me permite flexibilizar aquellos aspectos que las pueden poner en peligro. Sin embargo, en los últimos tiempos, algunos proyectos que pensaba sólidos han demostrado no serlo. No eran fosforescentes, en definitiva, y cuando ha habido algún motivo banal que ha oscurecido el panorama, no solo no han resplandecido sino que se han disuelto en la negrura.
Pensando en la desagradable frustración de una amistad perdida, me he dado cuenta de que estaban construidas sobre bases falsas, tenían los pies de barro. Se basaban en la conveniencia y la necesidad de una de las partes y no en la generosidad. Se habían cimentado sobre el silencio en aquello que era materia sensible. Habíamos sobrevalorado lo que nos unía y postergado lo que nos desunía.
Por mi parte había cedido en algún rasgo que me define y eso no puede acabar nunca bien. La edad flexibiliza, es cierto, y lo he señalado como positivo. Pero la edad no debe banalizar lo que nos da personalidad y nos define, esos rasgos son tan vitales que sin ellos no somos nosotros. Hay un lindar que si, inesperadamente, es sobrepasado, se apaga la luminiscencia, cualidad de la verdadera amistad.
El inicio de la amistad siempre lo provoca un fogonazo excitante, que produce la luminiscencia, luego se entra en un proceso mágico de conocimiento, si esa luminiscencia permanece cuando desaparece el fogonazo inicial, tiene la cualidad fosforescente y por mucha oscuridad que le rodee, sigue brillando.
Por suerte tengo sólidas amistades con la cualidad de la fosforescencia, pero alguna se está apagando irremisiblimente y cada vez veo más lejos el puntito luminiscente. No pienso llorar por ello, confiar en su posibilidad me demuestra que nunca cierro definitivamente la puerta al afecto cálido de la amistad.
DEDICADO A TODAS MIS AMISTADES FOSFORESCENTES (EN ESPECIAL A GTB). HE PASADO UNOS DÍAS DE RELAX TOTAL, LO NECESITABA. INTENTARÉ PONERME AL DÍA REPASANDO TODAS LAS ENTRADAS DE ESTOS DÍAS, ESPERO QUE ME DISCULPÉIS SI NO LO LOGRO DEL TODO (ESTA ENTRADA LA HABÍA ESCRITO ANTES DE ESTOS DÍAS DE DESCONEXIÓN).
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Interesante y poética manera de hablar de la amistad verdadera, como algo que resplandece. Estoy totalmente de acuerdo contigo y valoro la amistad también en ese grado, pero la experiencia me dice que hasta que no se dan algunas situaciones que nos ponen a prueba (sin nosotros/as buscarlo) no puedo dar la categoría de "amigo/a" a alguien... La amistad debe ser desinteresada y debe surgir de esa extraña química que prevalece más allá de las circunstancias y de la necesidad. Desgraciadamente, también he sufrido algún fracaso y no dejan de doler esas personas que se quedaron en el camino...
ResponderEliminarUn abrazo!
A mí también me gusta la forma en como nos hablas de la amistad; amistad y sinceridad son dos palabras que deben de ir siempre juntas; la amistad se pone a prueba en los momentos díficiles y si una amistad no supera esos momentos es que realmente no era una verdadera amistad.
ResponderEliminarUn besote
P.D.: no tienes que disculparte por nada, has hecho muy bien en tomarte unos días de descanso en la blogosfera
Te he añorado estos días como amigo
ResponderEliminarque también ha estado sumergido
en proyectos que estan ya por salir...
¡Amistad, generosa por entero
que te da para ser aún más tú
y te das para ser aún más tú!
Y un beso amistoso y estampado
Abrazo fosforescente desde la amistad que se inicia con el compartir
ResponderEliminarBesos
Vamos, vamos, Laura, no voy a regañarte por tomarte unos días de relax, Las chicas del club negro también descansamos y somo humanas y por descontado tus amigas ehhh. Me ha gustado tu entrada por lo que reflexionas, eso que algunos no valoran o dar por sentado. ¡Qué razón llevas Laura, no se puede ceder nada de uno mismo por amistad, se tiene que aceptar el paquete entero! Espero que esa amistad que temías perder no sea la que te provoque esta entrada.
ResponderEliminarMuack.
Ánimo Laura.
Me gusta mucho esta reflexión. Me parece muy interesante el matiz que, como señalas, da la edad a las relaciones.Y estoy de acuerdo: no debemos ceder en exceso sobre lo que nos ha definido siempre.
ResponderEliminarEstoy con gripe lo que me hace muy sensible a las muestras de cariño y solidaridad. Con esto del puente no he visto por aquí ni una maldita luciérnaga.
Un abrazo
Es verdad Dona invisible, todos los afectos, la amistad también, se ponen a prueba en situaciones desfavorables. Cuando todo va bien es muy fácil mantener una amistad. Esa química es la fosforescencia, es muy triste cuando te das cuenta que no existe, pensando que sí existía. Y duele....
ResponderEliminarUn abrazooo!
Nuria, estoy de acuerdo, la sinceridad es siempre muy importante. A veces soslayamos conflictos en aras de la amistad, si eso se convierte en contínuo, la relación acaba basándose en falsos pilares y es fácil que una situación desfavorable la derrumbe.
ResponderEliminarUn abrazo!
Poeta, gracias por tu añoranza amistosa. Creo que ser uno mismo es siempre la clave ¿verdad?
ResponderEliminarYa me contarás sobre esos proyectos...
Un abrazo luminiscente.
Abrazo compartido, amistoso y, por ello, fosforescente.
ResponderEliminarUn beso, Pilar.
Emma, vuestra amistad me llega como cálida oleada de afecto. A veces hay que desconectar si nos dejamos llevar mucho por algún problema. La distancia y el cambio de rutina es un buen bálsamo.
ResponderEliminarA veces resulta difícil establecer la frontera entre la flexibilidad y preservar lo que nos define, pero el tiempo, y los avatares de la vida, pone en su sitio todo.
Y sí, es esa amistad. No ha pasado nada especial, sólo distancia y distancia, o lo que es lo mismo, ha perdido casi toda su luz.
Un abrazote.
Uno, niño... qué mala pata con gripe en el puente!!!!
ResponderEliminarJajaja (aysss... siempre recuerdo tarde que tú no jajajeas), a mi no me mires, yo estaba juntando todas las luciérnagas para ofrecerlas a mis blogeros favoritos, entre los que te encuentras, claro.
Mucho cariñito para este uno blandito.... muacsssssss
La frase de Tagore es preciosa,al igual que la frase que citas en la cabecera de tu blog, de Miguel Hernández,que maravilla.
ResponderEliminarEs cierto que la amistad se pone a prueba en los momentos difíciles,ahí te das cuenta quien sigue a tu lado,contra viento y marea.
saludos!
Gracias!!!!
ResponderEliminarEspero que no sea necesario que aparezca la oscuridad en nuestras vidas para que nuestra amistad siga iluminada.
Me han encantado estos días.
Bssss
Casualidad o no, hoy he recibido de una amiga de Zaragoza un precioso texto sobre el concepto de amistad de la cultura aragonesa. Estoy en fase de fogonazo resplandeciente con ella y la experiencia me dice que, en general, es un buen inicio.
ResponderEliminarMe ocurre que cuando se ha dado esta química especial, dificilmente desaparece la admiración y el cariño, aunque tardemos años en volver a vernos. Esto es algo que siempre me sorprende gratamente.
La amistad es la familia escogida, la tribu del alma.
Un fuerte abrazo***
Citas a Tagore (soy fan incondicional de sus palabras) y has hecho una entrada espectacular que refleja una realidad y lo complicado de la amistad. Yo he sufrido mucho para llegar a la conclusión del que me quiera tiene que aceptar a Lía tal cual y yo a cambio respetaré su forma de ser sin condiciones.
ResponderEliminarBesos y que el dolor pase prontito.
troyana, la de cabaecera es casi un lema para mi, me acompaña desde que era adolescente y de eso hace muchoooo.
ResponderEliminarLa de Tagore es acertada y bella a la vez ¿verdad?
Sí, las dificultades ponen a prueba cualquier afecto y también la amistad.
Un abrazo.
gtb, creo que no hay oscuridad ya para nosotras, tenemos una amistad muy bien cimentada, su luminiscencia es a prueba de dificultades.
ResponderEliminarBesos fosforescentes.
No sé como será el texto, Ofelia, creo que no lo conozco aunque soy aragonesa y zaragozana pero disfruta el fogonazo y después el camino de la vida dirá.
ResponderEliminarA pesar de pequeños fracasos, la amistad bien vale el riesgo. Que la vuestra sea larga y fructífera.
Un abrazo amistoso.
Cómo acierta Tagore en muchas ocasiones ¿verdad? Parece que tenga la frase adecuada para cada momento (sólo me sucede también con Benedetti).
ResponderEliminarEs verdad que la amistad debe asentarse sobre la aceptación mutua. Algo tan sencillo, Lía, y tan difícil a la vez.
Yo también espero que con el tiempo las cosas se coloquen en su sitio, y también el dolor de la pérdida.
Un abrazo grande y gracias por tus buenos deseos.
La mistad, sobre la pasión sexuada, tiene la ventaja de que carece de ese matiz de posesión que tiene aquélla. Puede ser más flexible pero, claro, tampoco hasta el infinito.
ResponderEliminarUn abrazo
... la verdadera amistad es un bien escaso...pero sin duda es de lo más preciado...un abrazo
ResponderEliminarEs cierto, HLO, la amistad no requiere la permanencia y constancia de la amorosa y no es tan posesiva. Cada amistad se define a sí misma desde luego.
ResponderEliminarUn abrazo
Para mí, muy preciado, Anónimo de la Piedra, y me siento rica en ese terreno (aunque siempre se pueden contar con las manos claro).
ResponderEliminarUn abrazo.
Ha habido dos momentos en mi vida en los que he visto con mayor claridad quién era amigo y quién no: cuando me separé de mi marido, y cuando la salud me falló más de lo habitual y me dieron la incapacidad permanente. Y a esas personas que no estuvieron a la altura en los momentos más difíciles, nunca más las he considerado amigas de verdad. Algunos "amigos", en vez de ayudarte a superar esos momentos, te hunden más. Entonces lo tengo clarísimo y corto la relación o la mantengo a un nivel muy superficial.
ResponderEliminarAh, pero los amigos fosforescentes, como tú dices, son de lo mejor que me he encontrado en esta vida. Soy afortunada en ese sentido.
Besos
Nunca se me hubiese ocurrido hablar así de la amistad, no había pensado que pudiera equipararse con fosforescencias o apagones.
ResponderEliminarPero tienes razón, a menudo hay amistades que se ponen a prueba y fracasan. Eso no quiere decir que esa persona deje de merecer la pena (todo depende de los casos), pero no nos evita la sensación de desengaño.
Además, también influye el ambiente. Parecerá una chorrada, pero no es lo mismo el concepto de amistad en unos sitios que otros. A mí, como extremeño, siempre me ha chocado el carácter adusto de muchos castellanos, pero no deja de maravillarme que, cuando te ganas a un castellano como amigo, no lo pierdes jamás y podrás contar con él para todo... o casi todo, no es por exagerar.
En fin, espero que esto sea sólo una reflexión y no un artículo motivado por el cabreo.
Un abrazo.
Querida Elvira, gracias por compartir tu experiencia aquí.
ResponderEliminarEs cierto que siempre son los momentos difíciles los que ponen a prueba las relaciones de afecto que tenemos con otras personas. Las circunstancias que tu señalas son momentos cruciales, tanto la separación (con amigos compartidos por la pareja que se rompe) como la enfermedad (la falta de salud es un trance amargo para quien lo padece y para quien lo acompaña).
Las amistades que se muestran sólidas, y que nos ayudan en esas circunstancias difíciles, valen un potosí. Yo también me siento afortunada e inundada de fosforescencia (jejeje)
Un abrazo amistoso.
Fer, fue Tagore quien me llevó a la fosforescencia, me pareció tan bonito y acertado que seguí por esa senda iluminada.
ResponderEliminarEs verdad lo que dices de que el fracaso de una amistad no supone que esa persona no merezca la pena, simplemente que no se mantiene el feeling entre ambas (pero también hay, entre las amistades fracasadas, quien no merece la pena).
Es interesante eso que planteas del carácter por ubicación geográfica y estoy de acuerdo que algo de lo que dices hay. Hay gentes que son muy abiertas, pero superficiales y al contrario, sí. No siempre corresponde a las zonas que pensamos pero el clima, el aislamiento y otras cuestiones influye en el carácter.
Un abrazo grande extremeño.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTodo lo que brilla termina por deslumbrar... aunque para que podamos apreciarlo es necesario que lleguen los nubarrones.
ResponderEliminarSiempre es buen momento para pensar en los Amigos... y eso siempre nos hacer sonreír.
(Curiosamente leo esto en un momento en que estaba en casa muy necesitada de mimitos.... ¡el azar siempre confabula en mi favor!).
Saludos, compañera.
Ummm... garito... cómo me alegro de haber aportado una pizquita de sonrisa, de mimos y de calor al corazón... ¡¡¡Viva el azar!!!
ResponderEliminarUn abrazo luminiscente
Me vengo hasta aquí para decirte, una vez más, que me gustan nuestras coincidencias. No sé si habrán muchas personas que hablen de luciérnagas aparte de tú y yo..
ResponderEliminarTotamente de acuerdo con este soliloquio sobre la amistad.
Un beso fosforescente, Laura.
Qué maravilla que las pocas que hablamos de luciérnagas, nos encontremos.
ResponderEliminarBesos fosforescentes!!