Como bien dice el título de esta novela, el autor
escribe una historia del mundo. Simbólicamente empieza con el distópico diluvio
universal del que solo unos pocos se salvan en el arca de Noé y termina en un
paraíso en el que las personas, entre otras cosas, pueden decidir extinguirse.
Vivir eternamente en el paraíso, algo que dinamitaron
Adam y y Eva, no parece tan divertido como aparenta ser:
«Pasado algún tiempo, conseguir siempre lo que quieres
es muy parecido a no conseguir nunca lo que quieres» (p. 356).
Entre la distopia inicial y el paraíso final, van
pasando otros capítulos en los que la distopía no nos abandonaba, tanto a nivel
mundial (una autraliana se hace a la mar pensando que el mundo ha sido arrasado
por la guerra atómica) como a nivel micro (el barco de los condenados, la balsa
de la Medusa, etc.).
El mar, los naufragios, las tormentas marítimas, son
una constante en los personajes, al igual que el sentido del humor.
Siempre me han gustado las distopias cuanto mas crudas mejor.
ResponderEliminarBesos
Felicidades a Julián Barnes, un escritor de fama merecida, por su capacidad de síntesis en tan pocos cuentos. Quizás el mundo no se merezca más que unas cuantas pinceladas sobre lienzo previsible.
ResponderEliminarUn abrazo
No la veo para mí en esta ocasión así que no creo que me anime.
ResponderEliminarBesotes!!!
A mi Barnes se me hace bola.
ResponderEliminarSorry
Please read my post
ResponderEliminarQué capacidad de síntesis, la historia universal en diez capítulos, eternidad incluida. Me lo apunto
ResponderEliminarChafardero
ResponderEliminar