Uno de los aspectos positivos de la postmodernidad (tiene otros cuestionables) ha sido abrir una brecha importante en la Modernidad y en la creencia de que la verdad tiene una fundamentación segura con validez absoluta.
Estos días vengo escuchando, tanto entre mis amistades como en los medios de comunicación y en las redes sociales, declaraciones en las que se insiste en que hay que creer en la ciencia, en la medicina y, claro, en las vacunas. Mi posición siempre ha sido crítica con cualquier creencia y, por ello, a lo más que llego es a una confianza crítica: no soy negacionista y me he vacunado con la doble dosis.
Ver esta serie sobre la farmacéutica Purdue Pharma, que provocó una epidemia de opiáceos en Estados Unidos que ha ocasionado casi medio millón de personas muertas y miles de personas con graves problemas de adicción, es muy esclarecedora al respecto.
Se trata de una miniserie con buenos actores y actrices entre quienes quiero destacar a Michael Keaton. Estamos ante una serie sin concesiones, sin esperanzas en que haya salidas a un capitalismo salvaje (por el que se rigen todas las farmacéuticas) y suicida que solo conoce el objetivo del beneficio y que vende bonitas creencias y mentiras.
Empecé a ver la serie, vi los tres primeros capítulos, me la habían recomendado, pero tras esos capítulos y ver a los miembros de la familia Sackler, propietarios de la farmacéutica, quise leer un poco más en profundidad sobre las actuaciones de esta empresa y de sus fundadores y puede ver como esta se extiende en el tiempo, como la política no actúa con la prontitud debida, como el hecho de tener dólares o euros a mantas al poder los acojona tanto es así que aún en el año 2022 están litigando pese a que la empresa quebró, ahora están con las indemnizaciones y las triquiñuelas de los que tienen dinero a espuertas para salvar lo más posible de la quema.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, deja claro el poder de las farmacéuticas y cómo actúan sin grandes controles. Sé que sobre este tema hay algunos libros, por ejemplo "Tierra de sueños" de Sam Quinones.
EliminarUn abrazo.
No me gustan las series, aunque he ido leyendo lo que iba saliendo de este asunto.
ResponderEliminar¡Ay la "pasta gansa"!
Salud
Deje de ver series hace muchos años pero con el encierro por el covid volví a ver series. Me gustan porque después de cenar veo un capítulo que no suele llegar a la hora y después sigo trabajando...
EliminarSalud!!
Pocas series ha visto uno, se pueden contar con los dedos de una mano... De esta, no me suena en absoluto...
ResponderEliminarSobre las vacunas, creo que sin ellas estariamos perdidos... Me produce escaofrios pensar que en EEUU ya han muerto mas del doble que en la II Guerra Mundial...
Un abrazo, amiga
No voy a restar importancia a las vacunas pero se nos olvida los muertos que hay cada año en los países pobres por ejemplo por el cólera. Deberíamos relativizar las cosas y ver más allá de lo que pasa en nuestros países.
EliminarOtro abrazo Ildefonso.
No he visto la serie pero conozco el caso. Es un buen ejemplo de cómo el capitalismo es intrínsecamente perverso, que solo atiende al beneficio sin importarle nada más. Pero la gente sigue embobada mientras no la dan con queso
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo... cuanto cuesta ver lo que tenemos delante como decía el gran Orwell
EliminarYo, en cambio, soy consumidor permanente de series y posiblemente el año pasado haya visto casi un centenar, aunque también he leído 42 libros para que conste que Marconi no me hace abandonar a Gutenberg.
ResponderEliminarHe oído hablar de esta serie y del caso, pero no sé si es buen tiempo para lanzarme a su visión. Desconfío totalmente de la industria farmacéutica como de la clase médica, pero con el covid he decidido taparme los ojos, me he vacunado tres veces y tirar para delante. Al menos te genera una falsa tranquilidad aunque tengo mis sospechas de lo que se esconde detrás.
Un abrazo.
No tengo nada en contra de las series, me gusta que sean breves y que ahora las pueda ver cada día si no tengo otra cosa que hacer.
EliminarYo por la tercera dosis no he pasado, hay cosas que no me cuadran.
Un abrazo.
Tener una confianza crítica en las creencias debería de ser lo normal, pues lo dicta el sentido común, y precisamente por esto muchos hacen lo contrario.
ResponderEliminarEl boom de las series televisivas ha pasado de largo para mí, nunca me atrajo la idea de sentarme frente a la TV y ver un capítulo tras otro, sé que me pierdo cosas muy interesantes, pero uno establece sus prioridades.
Ese "runrun" sobre la escasa ética profesional de las farmacéuticas nunca ha dejado de sonar, poderoso lobby, sin duda, y mucho desconocimiento para el común de los mortales de los entresijos que mueven.
Qué tengas buen año, querida Laura.
Como he dicho a otro comentarista he pasado muchos años sin ver series y tan tranquila, con el covid decidí ver algunas series y ahí sigo. Eso sí, solo veo un capítulo por día y hay días que no veo ninguno porque tengo otras cosas que hacer o no estoy en casa (mi horario es después de cenar y no se me ocurre ver un capítulo en otro horario).
EliminarTe deseo también un muy buen año, Paco.
Abrazos!!
Hay que tener pensamiento crítico, evidentemente. Yo ya estoy con la tercera dosis.
ResponderEliminarOye, me ha apetecido mucho la serie, pero creo que no podré verla, diría que está en una plataforma que no tengo.
Está en Disney.
EliminarYo la tercera dosis no me la he puesto, como he dicho en otro comentario hay cosas que no me cuadran.
U-topia, la foto la hice con trípode y con una duración amplia, de modo que la máquina está haciendo la foto durante un tiempo (no es un instante). Así se consigue que lo que está inmovil (edificios, por ejemplo) salgan bien enfocados, pero la gente que se está moviendo sale con aspecto fantasmal, en este caso una pareja que se estaba acercando a mí.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Incluso en la Larga Exposición, si esta es muy larga, la gente que se está moviendo ni siquiera sale en la foto... No se les ve
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