Hace unas horas que he acabado de leer esta obra y todavía floto en esa sensación de complacencia y bienestar que me transmite una lectura que reúne todo aquello que explica mi devoción por los libros, a saber: placer mientras lo he leído por estar bien narrado, interés por lo que me explica, reflexión e interrogantes, ganas de saber más mientras la leo y tristeza cuando cierro la última página porque me quedo con las ganas de saber más. Y eso tiene mérito teniendo en cuenta que Una historia de amor y oscuridad tiene 775 páginas de una edición de bolsillo de letra pequeña. Confieso que cuando me decidí a leerla no era un buen momento para encarar una obra tan larga (por motivos laborales), sin embargo su lectura ha sido como un encuentro inesperado que te ilumina zonas oscuras que siempre había tenido respecto a ciertos temas y un lugar de encuentro conmigo misma:
Pero cuando la casa estaba realmente ordenada (...), entonces mi madre se acurrucaba en su rincón y leía. Relajada, respirando despacio y suavemente, se sentaba en el sofá y leía. Metía los pies descalzos debajo de las piernas y leía. La espalda encorvada, el cuello inclinado, los hombros caídos, con todo su cuerpo semejante a una media luna y leía. La cara cubierta a medias por la cortina de pelo negro que caía sobre la página, y leía (406).
Conocía la existencia de Amos Oz pero nunca había leído ninguna de sus obras, fue la aparición de una reseña en la prensa sobre su última novela, Judas, la que me convenció de que había llegado el momento de leer a esta autor. Sin embargo no he comenzado por su última obra sino por esta otra que fue publicada en 2002.
Amos Oz (1939) nació en Jerusalén, se licenció en filosofía y literatura en la Universidad de su ciudad natal. Durante veinticinco años vivió en el kibutz Hulda, donde era profesor de instituto. Desde 1987 es profesor de literatura hebrea en la Universidad Ben-Gurión del Néguev. Además de novela ha escrito ensayos y artículos periodísticos y desde 1967 ha dejado clara su posición de reconocimiento mutuo con el pueblo palestino y la mutua coexistencia pacífica.
Una historia de amor y oscuridad es una novela autobiográfica y, como la vida misma, se mueve entre la luz y la oscuridad, entre el amor y las emociones más oscuras. Toda la narración es un juego, o una encarnizada lucha, entre la luz y todo aquello que pugna por impregnar la vida de negrura y oscuridad. Había oscuridad en la pequeña vivienda del sótano en la que vivía con su familia, Fania y Lonia, los padres de Amos, oscuridad cuando estalla la guerra de la independencia al ser reconocido el Estado de Israel (1948), oscuridad por la enfermedad de la madre, oscuridad en los alrededores desiertos del kibutz, oscuridad en el rechazo hacia el padre, que siente Amos, cuando muere y oscuridad en su adolescencia solitaria.
Amos Oz nos cuenta de dónde viene y sugiere hacia dónde va. El relato de este escritor judío es la historia de una parte de Europa, su familia materna procedía de Rivne (o Rovno en ruso) en Ucrania, su familia paterna de Vilna (Lituania) y Odesa. Convencidos sionistas tomaron la decisión de emigrar a Jerusalén bajo mandato británico en 1933 y por ello salvaron la vida del genocidio que les tocó vivir a quienes se quedaron. El relato de la personalidad de sus abuelos y abuelas nos va aportando las peculiaridades personales y las costumbres de personas que se sentían intensamente europeas:
(…) mi tío David (…) Era un europeo convencido en una época en que nadie en Europa era europeo, salvo los miembros de mi familia y otros judíos semejantes a ellos. Los demás eran paneslavistas, pangermanistas, o simplemente patriotas lituanos, búlgaros, irlandeses, eslovacos (105).
No solo eran eurófilos, eran personas cultas que leían, investigaban, escribían, compartían opiniones en los cafés y hablaban muchas lenguas, el padre de Oz podía leer en dieciséis idiomas y hablar en once, su madre hablaba cuatro o cinco y leía en siete u ocho, la primera Universidad fundada en Israel tenía verdaderos problemas para elegir a sus profesores por la abundancia que había entre los refugiados de media Europa que emigraron al nuevo estado.
Lo único abundante en casa eran los libros: había libros de pared a pared, en el pasillo, en la cocina, en la entrada, en los alféizares de las ventanas, en todas partes. Miles de libros en cada rincón de la casa (36).
Comprenderéis que este ha sido uno de los motivos por los que me he movido, por las páginas de esta obra, con placer. Los libros, las bibliotecas, hemerotecas y librerías pueblan su narración al igual que autores y títulos de obras que Amos Oz leía de niño, de joven y de adulto.
No había ningún cuadro, ninguna maceta, ningún adorno. Solo libros y más libros y silencio en toda la habitación, y ese maravilloso olor denso, un olor a pastas de piel, papel amarillento y algo de moho, y una especie de extraño olor a algas, a añeja cola de encuadernar y a sabiduría, secretos y polvo (80).
Mi interés no ha quedado solo en esta atmósfera intelectual en la que los libros resultaban protagonistas de la vida de la familia de Amos, sino que su carácter de autobiografía me ha resultado otro motivo de disfrute. Su manera de entender la autobiografía no tiene nada que ver con la confesión, por tanto descarta como malos lectores a aquellos que quieren saber al instante “qué pasó realmente”. Ese lector perezoso, sociológico, cotilla y mirón, que no se acerque a esta obra porque el autor no le facilitará la lección moral o su ideología, mucho menos sus intimidades más personales. El que quiera husmear en la vida del autor no se encontrará, probablemente, satisfecho con esta lectura, quien esté dispuesto en el terreno entre lo escrito y el lector, disfrutará a lo grande (estas reflexiones sobre la autobiografía se encuentran entre las páginas 49-55):
Y tú, no preguntes: “¿Son hechos reales? ¿Es lo que le pasa al autor?”. Pregúntate a ti mismo. Por tus propias circunstancias. Y la respuesta puedes guardártela para ti (55).
Al pequeño Amos le interesaba todo aquello que se construía con palabras y de ese modo era capaz de dejar a un lado la pobreza del barrio de Kerem Abraham en el que vivió en Jerusalén, los patios azotados por el sofocante calor, la enfermedad de su madre, su soledad, las normas rígidas con que trataban de educarlo y vagar, perdido, sonámbulo, por aquellos bosques virtuales, por aquellos bosques de palabras, cabañas de palabras, prados de palabras (217). La vida en el sótano entre la madre y el padre, la multitud de libros y la nostalgia de Rovno y Vilna, acabó siendo asfixiante y Amos la rompió con quince años cambiando de apellido y marchando a un kibutz.
La fundación de Israel, la guerra de la independencia, David Ben Gurion, Menahem Begin, el comunismo de los judíos de mitteleuropa, las comunas-kibutz, el rechazo del diaspórico pisoteado en favor del hebreo viril y tantos aspectos más que me han sorprendido y me han llevado a indagar más en ellos. Interrogantes y pensamientos que se desanclan de los tópicos vetustos, reflexiones que se hacen más y más complejas cuando se vinculan con otras lecturas, posibilidades infinitas.
Y para acabar, otra imagen en la que me reconozco con sorpresa:
Escuchaba con atención las conversaciones pero, al mismo tiempo, mientras una sutil y benevolente sonrisa se dibujaba involuntariamente en sus labios, se pasaba todo el rato observando a quien estaba hablando, mirándole los labios, el movimiento de las arrugas en su cara, lo que hacían sus manos, lo que decía su cuerpo y lo que intentaba ocultar, adonde se dirigían sus ojos, cuándo cambiaba ligeramente de posición en la silla y si sus pies estaban tranquilos o nerviosos dentro de los zapatos (405).
Una obra muy recomendable.
ResponderEliminarEmpiezo por el final ( como casi siempre empiezo yo los libros ;) tb yo observo los movimientos de las personas q me hablan, me dicen tanto sus palabras como los movimientos o gestos q les veo sin mirarles en realidad. Me ha encantado sentir en tus palabras la emoción que te ha despertado esta obra, se nota que te has visto reflejada en la manera de contar de este autor. El que te refieras a su vida en un sótano me ha recordado, aquel de Hanta donde vivía atiborrado de libros para prensar ¿recuerdas Una soledad demasiado ruidosa, de Bohumil Hraba? solo por eso ya me ha olido rico este libro ... mil gracias, me lo apunto, aunque casi 800 páginas .. va a ser complicado de digerir después de tanta comida Navideña ;)
Me alegra comprobar que al fin de la Navidad te encuentres tan en plena forma lectora como siempre, Un beso grande LAURA , un placer siempre tus regalos reina maga de los libros ;)
Empezaré yo también por el final, he leído mucho en estos días de fiesta (ya pasados), disponer de más tiempo es una gozada. Gracias por darme ese inmerecido título de "maga de los libros", pero tengo que reconocer con pudor que me encanta ;)
EliminarEs muy cierto que he disfrutado mucho con este libro y que me he encontrado en más de una ocasión que no desvelo por más pudor. Sí, claro, cómo olvidar a Hanta, imposible, pero es una semejanza que no corresponde a la realidad, sin embargo nos sirve para acordarnos de esa novela estupenda de Hrabal.
Besos María!!
Uno, sin duda, se siente tentado a intentar penetrar en esa obra... Me encanta el amor a los libros y a la lectura que trasluce...
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Me alegro de haber creado ese deseo de leerlo, si lo haces, espero que lo disfrutes mucho.
EliminarAbrazos!!
Este libro es una maravilla. Yo lo saqué de la biblio y me gustó tanto que después de leerlo me lo compré. Tiene todo lo que le pido a un libro: una estructura original, una saga familiar, una parte fundamental de la historia de Europa, y plantea las grandes cuestiones que nos afectan a todos.
ResponderEliminarHay otra obra muy parecida, quizá con más carga religiosa pero absolutamente fascinante, que creo que te gustará. Es Los hundidos, de Daniel Mendelsohn.
Saludos.
Totalmente de acuerdo en lo que buscas en un libro. Ya lo tengo apuntado y no lo dudes que lo leeré.
EliminarSalud-os!!
Es un libro que me gustaría volver a leer. A ver si me acompañarían las mismas sensaciones que durante la primera lectura, hace ya unos años, y que eran muy parecidas a las tuyas. Amos Oz es un gran escritor.
ResponderEliminarsaludos
Las relecturas siempre son una sorpresa, pero no puede desmerecer esta obra.
EliminarSalud-os!!
Leida la reseña y los comentarios se me abre el apetito por conocer a este autor, me ha gustado nucho ese sentimiento de europeismo que refleja el párrafo que has elegido. Un beso.
ResponderEliminarY ya está esperando sobre la mesa.
EliminarDicho y hecho ehh?? A ver si te gusta, me parece que te va a atrapar.
EliminarEn tiempos de nacionalismos exacerbados (no aprendemos, me temo), el europeísmo entendido como en esta obra es un resguardo que puede acabar mal, pero no veo otra opción.
Un beso!!
Parece una obra densa... donde lo personal, lo familiar y lo social se mezclan en un relato interesante...
ResponderEliminarLa referencia al lenguaje corporal tiene su aquel... a mí siempre me dice más que las palabras...
Abrazo.
Es una lectura que discurre amena, que fluye con naturalidad. Muy hermosa, la verdad.
EliminarEstoy de acuerdo con lo que dices del lenguaje corporal.
Abrazos!!
ResponderEliminarCreo que ya sólo empezando por esto:
"...una lectura que reúne... placer mientras lo he leído por estar bien narrada, interés por lo que me explica, reflexión e interrogantes, ganas de saber más mientras la leo y tristeza cuando cierro la última página porque me quedo con las ganas de saber más."
...y terminando con esto:
"Escuchaba con atención las conversaciones pero, al mismo tiempo, mientras una sutil y benevolente sonrisa se dibujaba involuntariamente en sus labios, se pasaba todo el rato observando a quien estaba hablando, mirándole los labios, el movimiento de las arrugas en su cara, lo que hacían sus manos, lo que decía su cuerpo y lo que intentaba ocultar, adonde se dirigían sus ojos, cuándo cambiaba ligeramente de posición en la silla y si sus pies estaban tranquilos o nerviosos dentro de los zapatos (405)."
...merece la pena de sobra su lectura.
Así que... anotado queda.
Espero que estés disfrutando de un buen fin de semana.
Besos y fuerte y cálido abrazo!!!!
Me alegra mucho que te hayan gustado mis impresiones y uno de los muchos fragmentos interesantes que deja Oz en su novela autobiográfica.
EliminarVuelta al trabajo, te deseo feliz semana.
Un inmenso abrazo y dos sonoros besos en cada mejilla :))
..”Brotaban astros del seno de la noche como flores de la tierra oscura”.
ResponderEliminarDel Hiperion de Hörderlin.
Luz y oscuridad es uno de los cimientos en ritmo del ser, tema explorado donde se dan a conocer reflexiones como el mito de la caverna de Platón, "la noche oscura del alma" de Hegel o San Juan de la Cruz y las apasionadas visiones de Van Gogh. Recuerdo también la película Delicatessen https://youtu.be/Tg3V8HDK5go o al mismo Joyce que en toda su obra maneja luz y oscuridad. Interesante la vivencia sobre el tema que nos transmites en esta reseña Amos Oz y las asociaciones emocionales que hace en esta obra de la noche y su trascendencia desde la lectura donde gira su universo individual, familiar y social y...
Tienes una cita pendiente con las auroras boreales, también es cierto.
Besos querida Luna, ¿nueva o llena? ja ja ja ja ja ja ja ja
Qué bonita cita de Hiperion de Hörderlin, me la voy a apropiar, la voy a considerar como un regalo ¿vale?
EliminarHas hecho un buen repaso de interesantes posibilidades acerca de esa propuesta vital de la luz y la oscuridad.
Muy cierto, tengo esa cita pendiente en el norte del norte. Este pasado fin de semana vi en Madrid una magnífica exposición de Munch y compré una guía de viaje sobre Noruega y Munch muy entretenida (está en el lateral). No dejé de visitar la obra de Goya que he visto en decenas de ocasiones y sus famosas "pinturas negras" que son extraordinarias. Así que ya ves, me muevo entre la luz y la oscuridad, entre el sol y la luna.
Besos y un apretado abrazo, querido Aristos!!
Pdt: me encanta tu risa cantarina :))
Hola laura.
ResponderEliminarSe percibe en tus palabras ese punto de apasionamiento que surge tras una lectura cuando nos ha llegado de forma intensa, lo capto en algunas expresiones y adjetivos que usas y surcan tu escrito.
Haces una excelente selección de fragmentos, todos encierran un mundo en sí mismo.
En un plano personal me identifico mucho con el de la página 80, (80), pues yo mismo me recuerdo, siendo niño, envuelto en ese olor a libro viejo y fatigado por el tiempo.
Sí, ese fragmento, libros en los que aparecen otros libros, escritores, bibliotecas… Esas evocaciones en los libros son como tesoros que siempre voy buscando cuando me adentro en una historia.
Me ha asombrado ese sentido de identidad europeo de los abuelos y abuelas de Oz, en una época donde, como afirma Oz: “nadie en Europa era europeo”. Luego Oz (en el fragmento que seleccionas) dice que sus familiares era personas cultas, políglotas, cosmopolitas… Creo que en esos valores está la clave para que no confinaran su pensamiento y visión a los estrechos márgenes de unas fronteras.
Una cuestión más suscitada por tu excelente propuesta y comentario… La cordura que ciertos intelectuales de Israel muestran en el sinsentido del conflicto palestino – israelí. Nombres como Amos Oz, o el David Grossman (otro escritor recomendable), o el crítico literario y ensayista palestino (nacido en Jerusalén, también Premio Príncipe de Asturias, como Oz) Edward W. Said, ya fallecido (menciono estos dos últimos por que están por mis estanterías), son un ejemplo de lucidez en toda esa locura.
Una magnífica recomendación de una magnífica lectora.
Preciosa foto de cabecera :)
Un abrazo.
Empezando por el final, gracias por tu referencia a la foto de cabecera y también por tus palabras.
EliminarAmos Oz con ese recuerdo de su familia que venía de la Europa oriental, judíos askenazís, nos recuerda a nosotros/as todo lo que Europa perdió con la matanza que supuso la II Guerra Mundial, de hecho, en Europa, una auténtica "guerra civil europea" como dice Enzo Traverso. Una zona, denominada por Timothy Snyder, "Tierras de sangre", puesto que allí (Polonia, Ucrania, Bielorrusia y repúblicas bálticas) murieron catorce millones de personas, todas civiles, entre 1933 y 1945. De estos catorce millones, cinco millones y medio eran judíos.
Olvidamos con frecuencia esta matanza cuando muchos sectores confunden judíos con Israel y desarrollan una judeofobia vergonzosa.
La pérdida de los y las intelectuales judías fue catastrófica y también lo olvidamos. El amor por los libros, su espíritu europeo, en fin, muchos aspectos que no deberíamos olvidar y que Amos Oz nos presenta desde su perspectiva familiar.
El compromiso de Oz con la convivencia y la paz en Israel es un factor más a destacar. Tengo pendiente de leer a David Grossman y no conozco a Edward W. Said (voy a buscarlo).
Un fuerte abrazo!!
Laura. Si me permites una sugerencia en cuanto a Edward W. Said, la editorial Debolsillo publicó en 2013 un libro titulado "Reflexiones sobre el exilio. Y otros ensayos literarios y culturales" de Edward W. Said. Es una extensa recopilación de artículos - ensayos (el libro tiene casi 600 páginas), 31 artículos numerados en los que puedes encontrar, por ejemplo :
Eliminar1. Una guerra civil permanente. Sobre T. E. Lawrence
18. Después de Mahfuz.
28. Del silencio al sonido y vuelta al principio: música, literatura e historia.
24. Nacionalismo, derechos humanos e interpretación.
12. Como no recibir una cornada. Sobre Ernest Hemingway.
2. La prosa y la ficción en prosa árabes a partir de 1948.
6. Amargos despachos desde el Tercer Mundo.
Son solo un ejemplo de lo que puedes encontrar en este libro (es el que yo tengo), y además hay otros artículos sobre Naipaul, George Orwell, Conrad, Nietzsche... o Egipto, el orientalismo, etc, etc.
Me consta que es un libro perfecto para ti, he leído algunos artículos pero estoy deseando dedicarle un tiempo y leerlo entero, como se merece.
Abrazo!!
Muy muy agradecida por tu propuesta, ya la tengo anotada. Aciertas completamente con que es un libro para mi.
EliminarAbrazos!!
Reconzoco humildemente que es un autor que no conozco -aunque he oído hablar de él- y que tu comentario me lo hace más atractivo. Procuraré buscarlo en formato electrónico para leerlo con más comodidad, por cierto he leído libros mitad en papel mitad en formato electrónico y la impresión es diferente lo cual no indica que una sea superior a la otra.
ResponderEliminarRespecto a los kibutzz y aquella experiencia de socialismo autogestionario comunitario parece que todo se quedo en casi nada. El conflicto palestino y la llegada de una población inmigrante con ideas muy sionistas y religiosas parece que acabo con aquella singular experiencia.
Un abrazo
Soy una clásica, me quedo con el papel. Ni siquiera tengo aparato electrónico, así que no puedo comparar.
EliminarUna experiencia que duró algo más de quince años, no podemos decir que quedó en nada. Imagina nuestras colectivizaciones que vivieron un año y en plena guerra. Son experiencias valiosísimas que demuestran que sí se puede vivir de otra manera.
No es exactamente así, según Oz, que vivió 25 años en un kibutzz. de todas formas voy a indagar más en este asunto, me interesa (ya puedes imaginar los motivos).
Un abrazo!!
Abrir tu blog y encontrarme con el mar ya es una señal de que aquí voy a encontrar esas pequeñas cosas (para mí grandes) que me hacen feliz.
ResponderEliminarCreo que los libros con muchas páginas siempre deberían venir en dos tomos, pues a mí me gusta tener una relación íntima con el libro y con semejante tocho me corta el royo.
Pero en este caso, me apetece un montón después de leer tu reseña y la biografía del autor, tenerlo y leerlo, así que me lo apunto.
Y voy a mirar por casa, porque creo que tengo alguna obra de este autor, no ésta, y tal vez sería el momento de relerla.
Muchos besos y como siempre es un placer pasar por aquí.
Tesa, no es muy tocho, es muy manejable porque es edición de bolsillo. El inconveniente es la letra más que el grosor.
EliminarLo primero es lo primero: releer o leer si tenemos algo en casa sobre el autor. Procuro ir reduciendo el nº de libros que tengo pendientes de lectura pero no lo logro porque siempre se me cruzan nuevos libros en el camino. No me agobio, no puedo luchar contra los "elementos" ;)
Gracias y muchos besos!!
Me has maravillado
ResponderEliminarNo leo nunca lei saco de mi lo que tengo
Y sigo viviendo........... Maravilloso blog
Maravillosos Vos...........
Gracias!!
EliminarNo podría vivir sin leer.
¡Cómo disfruté con ese libro! Hará seis o siete años que lo leí y todavía lo recomiendo (y eso que el final se me hizo un poco cuesta arriba). La forma de contarse. Los personajes que van pasando. Su familia. La culpa que se instala en el pueblo judío por "dejarse" masacrar en Europa...
ResponderEliminarAbrazos, chica.
Qué bien que volvamos a coincidir con esta novela. Disfrutar leyendo es algo impagable en el amplio sentido de la palabra, no se puede pagar con dinero y por tanto sale del circuito capitalista (puesto que además las bibliotecas, libros de bolsillo como este o libros de viejo lo ponen al alcance de cualquiera).
EliminarAbrazos Ignacio.
Estoy leyendo a Amos Oz... me he disfrutado cada palabra, cada capítulo..pero en un momento quise ver su cara, sus facciones, y me gustó mucho su mirada profunda y dulce
EliminarEs un placer leer, mas aún si uno lee lo"adecuado"
Recomiendo
"Historias de amor y oscuridad" no sólo es un viaje a Jerusalem, Europa del este, sino al interior a la vida misma de esas familias, a sus sentimientos, emociones, alegrías, tristezas...
Boa tarde, peço desculpa pela minha ignorância, sinceramente não conheço nada sobre Amos Oz, gosto de livros sobre a realidade apara obter mais conhecimento de tudo que nos rodeia sem esquecer a natureza, até pode ser o que escreve Amos Oz.
ResponderEliminarAG
No, no digas eso, aquí nadie es ignorante, todos podemos aportar algo. Tu búsqueda de la realidad y el respeto a la naturaleza son muy valiosos y contienen una gran sabiduría.
EliminarUn abrazo!