Preferimos tener memoria de
aquello que consideramos que nos deja en buen lugar a la vista de los demás y
tendemos a olvidar lo que nos deja en entredicho. Por ello, la memoria,
personal o colectiva, siempre ha de ponerse en cuarentena por su subjetividad y
por su posible mezcla de verdad y mentira. La memoria nunca puede sustituir a
la historia, aunque aquella pueda ser utilizada como fuente de información,
siempre pasada por el tamiz de la crítica (como cualquier otra fuente
histórica) para el historiador/a.
La memoria de lo acontecido
en las guerras es especialmente delicado porque las personas están dispuestas a
matar (y a morir) en defensa de territorios o de ideologías. Sería el caso de
nuestra guerra civil de 1936-1939, o de la II Guerra Mundial, llamada también
por muchos historiadores/as, “guerra civil europea” porque lo esencial no fue
la lucha por territorio sino por modelos políticos, sociales y “raciales”
diversos, algo propio de las guerras civiles.
Mientras leía Dora Bruder, “sentía” que Modiano,
batallaba cual Quijote contra los molinos de viento del olvido. Olvido del
sufrimiento padecido por inocentes, olvido del colaboracionismo que se dio con
carácter generalizado en Francia, olvido y destrucción de los lugares de
retención de judíos/as en el mismo centro de París, olvido en definitiva de lo
que dibujaba con trazos firmes la cara oscura de una sociedad culta y
civilizada como la francesa. Muchos/as diréis que a la mayoría de la población
francesa no le quedó más remedio que hacerlo para sobrevivir. No lo discutiré.
Solo remarcaré que hubo muchas otras personas que arriesgaron sus vidas y no
colaboraron, si somos tan comprensivos con los colaboracionistas y olvidamos y
perdonamos, arrastramos a las víctimas y a los que resistieron al mismo pozo
enmarañado del olvido.
Me ha sorprendido, por
desconocerlo totalmente, la reacción de una docena de mujeres valientes que
fueron llamadas “amigas de los judíos” porque el primer día que estos
fueron obligados a llevar la estrella amarilla, ellas decidieron ponérsela en
señal de solidaridad. Todas ellas fueron detenidas en la calle, conducidas a
comisaría, luego a prisión preventiva, a Tourelles y al campo de Drancy.
Modiano rescata este acto de
valor del olvido y con él nos permite tener un miligramo más de confianza en el
ser humano.
Cuando leí En el café de la juventud perdida,
varios comentaristas de la reseña me recomendaron la lectura de esta obra y,
siete meses después, le tocó su momento. Es una obra breve, en la línea de
Modiano, quizás más breve de lo habitual puesto que tiene 117 páginas a las que
se añade un breve prólogo de Adolfo García Ortega.
El título hace referencia a
la protagonista de la obra, Dora Bruder, una adolescente de 15 años que, el 31
de diciembre de 1941, se fuga de un colegio de monjas en París y pocos meses
después su nombre aparece en una lista de deportados a Auschwitz.
Sobre el autor tenéis unas
pinceladas en la reseña mencionada.
Dora Bruder (1997), escrita con
anterioridad a En el café de la juventud
perdida, participa del mismo estilo narrativo y de un argumento peculiar
que se va desgranando a través de retazos que van recomponiendo la vida de Dora
Bruder, de sus padres y de todo un pueblo que en Francia, y en toda Europa, fue
perseguido por motivos raciales.
Modiano, convencido de la
necesidad de recuperar la memoria del tiempo pasado y de lo ocurrido durante la
ocupación nazi en Francia, incorpora con su estilo breve y exacto, como si se
tratara de un informe, un elemento de misterio y otro que le implica a él mismo
en la novela. Por ello, el narrador y el autor se confunden, y la elección de la
forma autobiográfica, le dota de un realismo cruel muy adecuado para el tema
tratado. La fuga de Dora en 1941 y la del narrador-autor veinte años después,
se unen en un bucle temporal:
La fuga –por lo que parece- constituye una llamada de socorro y a veces una forma de suicidio. Pero al menos se experimenta un breve sentimiento de eternidad. No solo hemos cortado los lazos con el mundo sino también con el tiempo. Una mañana, el cielo tiene un azul ligero y nada pesa sobre nosotros. Las agujas del reloj del jardín de las Tullerías están inmóviles para siempre. Como una hormiga que no acabase nunca de atravesar la mancha de sol (p. 72).
Si toda lectura auténtica
implica un descenso hacia la soledad más íntima del ser, ésta, siendo tan
breve, no te deja indemne cuando sales de ella con un último párrafo en el que
Modiano da valor al desconocimiento de lo qué hizo Dora Bruder los días en los que
estuvo fugada…
Es su secreto. Un modesto y precioso secreto que los verdugos, las ordenanzas, las autoridades llamadas de ocupación, la prisión preventiva, la Historia, el tiempo –todo lo que nos ensucia y destruye- no pudieron robarle (p. 127).
Es curioso, he tenido este libro en mis manos hace unos días y no lo llevé conmigo a casa porque el autor me impone mucho; pero sé que terminaré animándome tarde o temprano, y quizá este sea un buen título para conocerlo. Muchas gracias por tu reseña.
ResponderEliminarBesos.
Lo leí hace unos meses cuando seguí investigando el porqué del Nobel. Esta novela me ayudó a comprender la decisión del Comité sueco. Y me estremeció. Creo que es una de las lecturas a las que deberían acercarse todos los que quieren saber algo sobre el Holocausto.
Eliminarsaludos
Aglaia, a veces nos pasa eso ¿verdad?, tenemos el libro en la mano, dudamos, lo dejamos o lo cogemos en función de aspectos que valoramos sobre la marcha. Me parece una buena lectura, si te animas ya me dirás.
EliminarBesos!!
Agnieszka, me parece que una de las reseñas que leí fue la tuya. Estoy de acuerdo con lo que dices y con tu recomendación.
EliminarSalud-os!!
No sabía nada de estos hechos. Mujeres valientes, sin duda. Un título que me llevo bien apuntado y a ver si de una vez me estreno con el autor.
ResponderEliminarBesotes!!!
Esta es una buena opción para empezar a leerlo.
EliminarBesos!!
Lo compré casi cuando tú lo has hecho. Sabía de su contenido y apenas lo vi lo llevé. Por lo que reseñas, es un libro muy interesante, con la mirada del Modiano de la Trilogía.
ResponderEliminarTu primer párrafo resume perfectamente cómo juega la memoria en/ con nosotros. Suscribo cada una de tus palabras. Por lo demás, será cuestión de hacer experiencia; pero avizoro que será una experiencia sentida.
Un gran abrazo, U-to.
No he leído la Trilogía aunque la tengo en mi estantería de pendientes, llegaré a ella sin duda alguna. La memoria está sobrevalorada puesto que se considera que está por encima de la Historia y me parece que cada una tiene su espacio y su valor.
EliminarUn gran abrazo Marcelo!!
Gracias por esta reseña. Dos frases me tocaron. "Deberíamos poner a la memoria en cuarentena" y "Si toda lectura auténtica implica un descenso a la soledad más íntima del ser". Gracias por ellas.
ResponderEliminarHe leído mucho sobre el Holocausto y no sé si estoy en vena para una más ahora. Pero tal vez lo intente, por curiosidad por el Nobel. Te agradezco que hayas reproducido párrafos. Para mí tiene un eco a Coetzee, que me produce una sensación doble de placer literario y de ... perturbación o desasosiego, porque sabes que lo que está relatando con tanta maestría sucedió (y sigue sucediendo). El talento, sumado a la compasión, o la cualidad de empatizar con una situación límite, y hacer que la narración sobreviva, no mute a la mera crónica. Pocos tienen esa rara combinación. O son pocos los que yo conozco.
Intentaré con éste, y desde ya te agradezco
Gracias a ti Josebla por tu comentario.
EliminarCoincidimos, por tanto, en este tema de interés alrededor del Holocausto. Hace tiempo, especialmente en los últimos meses, ya casi un año, que giro y vuelvo a girar alrededor del periodo de entreguerras y la II GM, a través de ensayos, historia, literatura e incluso viajes.
Es cierto que esa suma de compasión y empatía sin acabar en una crónica no es fácil, pienso en Vasili Grossman al que se le acaba colando la realidad y, a veces, interfiere en la narración (pese a todo es un gran y valioso escritor).
Ese eco a Coetzee que señalas puede ser acertado... tendría que pensarlo con más detenimiento. Además me recuerdas que tengo que volver a él.
Un abrazo!!
Voy a leerla para ver si me quita el mal sabor de boca que me dejó "en el café de la juventud perdida".
ResponderEliminarYa te contaré.
A ver si te gusta.
EliminarAlguien debería rescatar de la memoria los hechos acaecidos y traerlos a la historia de cada mañana, a la primera página de los diarios. Encabezando la noticia cual si acabara de suceder, porqué no nos podemos pemitir que la injusticia y la maldad tengan fecha de caducidad. Un beso.
ResponderEliminarNo sé si ese "alguien" existe en el mundo, me temo que no. Los periódicos viven de lo inmediato, lo consumen y lo olvidan y con ellos el público lector. Como dice Byung-Chul Han en "el enjambre digital" el bombardeo de información "transparente" nos crea la impresión de estar muy bien informados, pero es justo lo contrario.
EliminarNo soy nada optimista respecto a que seamos conscientes de lo que ocurrió. Existe además la tendencia a valorarlo como algo que sucedió entre judíos y alemanes, No es así, nos concierne a todos/as y me parece que puso en crisis las bases de la cultura occidental y ahí seguimos.
Igual he divagado un poco :)
Un beso!!
Vi este comentario tuyo en el inbox de mi mail. Me gustó mucho. Yo también creo que la sobreinformación es un espejismo y que el vértigo no ayuda. Para ello la serenidad de los blogs es un buen antídoto 😉
EliminarY también creo como tú que la II GM fue mucho más que un asunto racial. Que es el colofón (irracional, barbárico) de otras violencias menos evidentes: el individualismo exacerbado del capitalismo, con todas sus micro y macro consecuencias.
La crisis de la Modernidad, y de la concepción occidental del hombre, como tú dices.
Gracias. Saludos
Estoy leyendo a Imre Kertész y parece que voy encontrando una vía de entendimiento de esa crisis de la Modernidad que va madurando después de lecturas y más lecturas. Qué pocas posibilidades para ser optimista.
EliminarGracias a ti, un abrazo!!
Mmmm.... tal vez sea el momento de dejar los libros de lado y salir a caminar por las montañas. A mí me resulta cuando mi lógica cruje. Ellas existían antes que nosotros, nuestros libros y nuestras lógicas tan cartesianas (la mía al menos).
EliminarIgual ninguna solución es sencilla para ser optimistas en este mundo complejo y duro. Las simplificaciones excesivas son... eso mismo. No voy a ofender tu inteligencia con una de ellas.
Un abrazo
PD: gracias por tu visita a eso que yo llamo presuntuosamente "un blog". Me motivaste para escribir una respuesta laaarga (!) (para mí, todo un acontecimiento!)
La montaña, que me encanta, la tengo lejos, peo te haré caso y mañana me iré a pasear por la orilla del mar. Tienes razón en lo que dices, también mi lógica es muy cartesiana.
EliminarMe alegro de haberte motivado para escribir más largo de lo que nos solemos permitir por el mundo virtual (ya lo he leído y volveré por tu casa).
Un abrazo!!
Te dejo algo que me quedó flotando, respecto de nacionalismos II GM. Se estiró demasiado finalmente. Si te parece que no es adecuado a esta entrada, no lo publiques. Yo, igual encantado porque pensar siempre se agradece, y poder escribirlo y compartirlo, el doble. Aquí va:
EliminarRecuerdo que mencionaste en otro comentario tuyo que te gustaba Stefan Zweig, y su “El mundo de ayer”. Me vino a la memoria ahora, para responder tu post. Ciertamente él vivió una época privilegiada, la de la Europa culturalmente unida, la previa a la implosión de los imperios y el surgir de los nacionalismos. Es todo un tema éste, el de los nacionalismos. Porque bajo su nombre se escudan aberraciones sin cuento, a las que es difícil oponerse sin ser tildado de apátrida, etc. A mi entender es la versión a gran escala de los vicios individuales, que cuando somos muchos parece que se transforma en virtud. Raro fenómeno éste. Me viene ahora a la mente aquel “miedo a la libertad” que mencionaba Erich Fromm (en tal vez su mejor libro), cuando un conjunto de personas cede su libertad al líder, o al poderoso, porque no sabe (o no puede) hacer algo mejor con ella. Como si fuera una cuestión más sencilla delegar las responsabilidades que hacerse cargo de ellas. O más cómodo, o… no sé. O tal vez para poder justificar conductas que desde la óptica individual son inaceptables, pero en nombre del grupo, sí. Como la pandilla de adolescentes que hace bullying al más débil, pero no lo harían en una relación de tú a tú. Para mí resulta algo misterioso este proceder. Pero entiendo que la maldad humana tiene formas sutiles de camuflarse, de cambiar su apariencia para adormilar la conciencia.
Ahora pienso que tal vez debería volver a leer el libro para pensarlo mejor (han pasado muuuchos años).
Y relaciono esto con un comentario que hiciste en tu reseña del libro de Mondiano sobre Dora Bruder. La II GM fue mucho más que un asunto racista, de purificación de raza y espacio vital. Un pueblo tan culto para la época como el alemán fue a la guerra por un asunto de supremacía global, porque Hitler les vendió (y ellos compraron la idea) que eran mejores no sólo que los judíos y gitanos, sino que el mundo entero. Supo explotar bien su debilidad, que era su orgullo (malherido después del tratado de Versalles) y llevarlo al paroxismo.
Igual pienso que en su momento los franceses hicieron algo parecido con ellos, haciéndolos pagar “los costos de la guerra”, y humillándolos al extremo. Nada justifica la barbarie del nazismo, pero a lo que voy es que cuando actuamos “en grupo”, y por los intereses de “todos”, se cuelan muchas atrocidades.
Por eso coincido contigo que ese período marca el fin, o la crisis grave de una época. De la Modernidad, o de la Civilización Occidental si queremos ir más lejos, tal como la entendemos desde Grecia-Roma. No todo fue en ella malo, pero hay mucho para cuestionar y corregir. Para aprender.
Me parece totalmente adecuado a lo que estamos hablando, así que encantada que lo traigas a mi casa.
EliminarTambién hace tiempo que leí El mundo de ayer, me parece que ahora lo disfrutaría incluso más que cuando lo leí. Esa Mitteleuropa de cuya literatura soy una admiradora rendida, precisamente acabo de leer El Danubio de Claudio Magris y ahí se explaya en esa constatación, de hecho fue él quien acuño ese concepto de Mitteleuropa.
El nacionalismo, lo sufro ahora mismo con máxima intensidad para mi desgracia. Me siento apátrida aún cuando me gusta el lugar en el que nací, en el que vivo y cualquier otro país que transito viajando. Odio las identidades nacionales, las temo porque han sido fuente de odio, guerra y matanzas. No comprendo como la gente no sabe percibir el peligro de sentirse imbuido en la masa que se reviste de banderas y de endebles señas de identidad. Como decía El Roto hace poco (tengo varias de sus viñetas encima del portatil con el que escribo: ¡¡Qué difícil es ser uno mismo cuando todos los demás son otros. Y esto vale también para tu reflexión sobre el nazismo con la que estoy de acuerdo.
Un abrazo!!
Es cierto, amiga... Hay que recuperar la memoria... Luchar contra el olvido...
ResponderEliminarLa memoria, y el puro sentido comun, son cada vez cosas mas infrecuentes
Un abrazo, y feliz domingo
El puro sentido común está, efectivamente, desaparecido.
EliminarUn abrazo y feliz semana!!
Conocía el título, pero no sabía que tratase este tema. Me interesa toda esa idea de los no colaboracionistas así que lo leeré con toda seguridad.
ResponderEliminarAbrazo!
Espero que te guste y podamos comentarlo.
EliminarUn abrazo!!
ResponderEliminarCreo que para avanzar hay que aprender de la experiencia y para ello... asimilar/asumir/dejar atrás... pero recordar, siempre... para intentar no volver a cometer los mismos errores del pasado... algo en lo que, como 'animalicos' humanos que somos, solemos incurrir con frecuencia, por desgracia...
Justicia/pena (ética-legal-jurídica/sentimiento-legal-jurídica) + perdón + no olvido/memoria.
Me quedo con los secretos como puertas íntimas hacía la libertad de(l) ser... esos que son muy difíciles por no decir imposibles de ser secuestrados/robados.
Hablando de... tengo dos libros de este autor (personalmente aún por descubrir) en la lista de espera: "Más allá del olvido" y "La hierba de las noches". A ver cuando me animo...
Besos, petons, muxus y un fuerte y cálido abrazo!!
;)
Me pillas pesimista, cada día me parece más difícil eso de "no cometer los mismos errores del pasado", esa lógica de que si conozco lo ocurrido, no lo haré, hace aguas. No conocemos el pasado, si conocemos algo está manipulado y nos venden leyendas que nos gustan más que la realidad y si tenemos alguna oportunidad de conocer algo de veracidad, no hay garantía de que sirva porque siempre creemos que nosotros lo haremos bien, mejor que los antepasados...
EliminarMe quedo con intentar comprender, aunque no sirva de mucho.
Seguro que un día le darás a Modiano su oportunidad.
Besos, petons y muxus!!!!
Este es uno de mis intentos de que Modiano me convenciera, me tocara la fibra. Y mira que el tema es de los que no rehuyo e incluso busco, pero no sé, no consigo llegar a buen puerto con Modiano :(
ResponderEliminarMe voy un ratito a tu lateral, me da paz.
Un abrazo
Me voy percatando que hay grandes lectores como tú que no os acaba de convencer Modiano, puede ser que no sea el tema sino su estilo. No sé.
EliminarEs algo que ocurre con algunos autores/as, también me ocurre a mi con otros novelistas, no hay que darle muchas vueltas ¿no te parece?
Como me gusta eso que dices del lateral.
Un gran abrazo!!
No es un autor que me apasione, de hecho he sido muy crítico con él, este libro tampoco ha conseguido reconciliarme con el último Nobel. Claro, la trama me hizo lanzarme a por él, los actos heróicos con los que algunas personas se enfrentaron a los nazis son de vital importancia para mí. Si hoy estoy escribiendo es gracias a una de esas personas que salvó a los míos de ser exterminados. Nunca olvidaremos el papel que jugaron estos "justos entre las naciones", como nosotros los llamamos.
ResponderEliminarLo que más me ha gustado es el ensayo y las reflexiones que has hecho sobre la memoria y la memoria histórica. Grandioso. Un beso :)
Lo recuerdo de otras reseñas de Modiano y como le decía a Ana, no hay que darle muchas vueltas, hay autores con los que no encontramos el punto por el motivo que sea.
EliminarLo que cuentas de tu experiencia familiar es para mi reconfortante, como decía más arriba, para mi el holocausto no es algo entre alemanes y judíos, es algo universal, como dice Kertész.
(...) el holocausto, en su revelación catártica -de la que somos testigos conmocionados en el transcurso de estas décadas-, no separa, sino que une porque la universalidad de la vivencia se manifiesta cada vez más.
Estas palabras explican porqué llevo tanto tiempo dándole vueltas a este tema sin ser judía ni tener una vinculación familiar.
Gracias y besos!!
Preciosa reseña, U-topia. Recordar a quienes no colaboran con la barbarie es un acto de alta justicia. La vida dura, elegida desde una profunda convicción.
ResponderEliminarTrasladarlo al papel, tal como hace Modiano, le avalora.
Abrazos.
Gracias.
EliminarEstoy de acuerdo con lo que dices, Modiano nos aproxima a una realidad desde la ficción y lo hace con maestría.
Abrazos!!
Excelente reseña. Vale, como siempre.
La memoria es selectiva. Siempre se escoge lo que puede ser más útil, o o que pueda proporcionar más interés apara el reconstructor de la historia, sea personal o colectiva. Cuando se habla de memoria histórica siempre parece haber una, la oficial. Los que reclaman la 'actualización' son siempre postergados, esperando al paso del tiempo, a ver si se borra todo.
Haya o no haya perdones, jamás se debiera equiparar. No todos han sido iguales ante la historia.
Un abrazo
· LMA · & · CR ·
Lo que más molesta es cómo se manipula la memoria, como se posterga cuando no interesa. El holocausto es un excelente ejemplo puesto que ha sido ocultada en muchos países tanto de la antigua Europa "socialista" como "capitalista" por motivos bien diferentes: unos ocultando el colaboracionismo, otros para resaltar el esfuerzo heroico de los rusos/as en la Gran Guerra Patriótica y ocultar como colaboraron con los nazis en las matanzas que se produjeron en el ataque conjunto a Polonia.
EliminarEn España sabemos también de la manipulación de la memoria por intereses políticos.
La memoria es muy valiosa como fuente para los/las historiadoras y debería permanecer ajena a otros intereses. Como en tantas otras cosas no soy nada optimista.
Muy de acuerdo con tu última afirmación. Y gracias por tus palabras.
Un abrazo!!
¡¡Qué interesante!! Tengo que leer algo de Modiano, y este tema, sobre mujeres me atrae muchísimo. Tomo nota del libro, Laura, porque aunque ahora mi presupuesto en libros se ha reducido, la biblioteca seguramente podrá abastecerme de cuando en cuando, de alguno de los libros que comentáis.
ResponderEliminarMe gusta pensar que la memoria tiene su propio mapa, su recorrido dentro de la subjetividad más objetiva...en ocasiones, está mezclada por la imaginación y hace que lo que pensamos y decimos, se diluya en el tiempo...
¿No será que la historia muchas veces, viene marcada por "la memoria" de quien la escribió y por ello hay tantas incongruencias? En fin...este es otro tema...
Un abrazo, y me encanta estar de vuelta en tu rincón...
María, es una referencia pequeña aunque la protagonista es una mujer y, por tanto, puede interesarte. Seguro que lo encontrarás en la biblioteca.
EliminarComo decía en el anterior comentario es la manipulación política lo que más me desagrada, que la memoria se subjetiva es normal, para eso está el trabajo del historiador/a que trabajo con fuentes orales.
La historia es interpretación, nunca es una ciencia exacta, tenemos que acostumbrarnos a entender que puede haber interpretaciones diferentes de un mismo hecho, nuestro criterio es el que nos debe llevar a seleccionar lo que pensemos que está mejor fundamentado. No es fácil, eso desde luego.
Y a mi tu visita.
Un abrazo!!
...el olvido está lleno de memoria
ResponderEliminarque a veces no caben las
remembranzas
y hay que tirar rencores por la
borda
en el fondo el olvido es un gran
simulacro...
Mario Benedetti.
Tus reseñas son tentadoras...
Besos Laura.
Me confirmas continuamente el acierto de los versos en su brevedad, y más si son de Benedetti.
EliminarGracias por tus versos y tus palabras.
Besos!!
Desde luego que la memoria personal es selectiva y la oficial suele ser manipulada y disfrazada. Francia ha querido olvidar que fue coloboracionista, que salvo excepciones como esas mujeres que nos cuenta Modiano o fueron cómplices o indiferentes.
ResponderEliminarNo soy complaciente con las personas ni los pueblos que miran el horror sin hacer nada.
Ya me he apuntado a mi lista esta novela, madre mía, me gustaría tener más vidas para poder leer todo lo que me interesa.
Tus reseñas siempre son estupendas, muy interesantes, y muchas veces contribuyen a aumentar mi lista de lectura. Gracias por ambas cosas.
Muchos besos,
Totalmente de acuerdo, el caso francés es espectacular, les salva que la Resistencia tuvo importancia (por cierto, con la contribución española pese al maltrato que sufrimos tras el fin de la guerra civil, aquí me permito añadirme puesto que mi familia estuvo por Argelès y la Bretaña tras la guerra civil).
EliminarGracias a ti, Tesa.
Abrazos!!
Buen autor Modiano, el bulevar de la juventud pedida me gustó bastante. Las barbaridades nazis creo que están relatadas hasta la saciedad, de hecho es un tema que me aburre por reiterativo. Si hay que hacer memoria seguro que podemos indagar en otras calamidades menos aireadas.
ResponderEliminarA mi me gusta lo leído de Modiano, aún tengo pendiente la Trilogía.
EliminarPara mi es un tema inacabable por su universalidad como decía antes, no anula que haya que dar importancia a otras muchas calamidades, por supuesto.