Un libro me lleva a otro y
soy incapaz de librarme de esa cadena que se ha ido formando, y que enlaza uno
con otro, como os he ido contando en las reseñas anteriores. De ninguna manera
quería leer Vida y destino, primero
porque tras acabar con Milosz deseaba salir del bucle de lecturas sobre las
diversas modalidades del totalitarismo en el siglo XX, segundo porque tiene 1111
páginas y en mayo-junio estaba en el peor momento laboral para una lectura así.
Os puedo prometer que por mis manos pasaron varias novelas mucho más breves y
de tema diferente al de mi bucle,
incluso empecé a leer una de ellas. Todo fue inútil y lo sabía. Tras tener esta
obra en la estantería de pendientes varios años, había llegado el momento para
su lectura, mi bucle me había
preparado para ella, estaba madura para encarar esta monumental obra. Así que de perdidos al rio [Volga], me lancé a
esta Vida
y destino, escrita en 1959, cuyo título encierra la vida de muchos
personajes, de largos y difíciles nombres, agrupados en un listado que va de la
página 1105 a la 1111. El destino parece guiar a los personajes de la novela de
Grossman en una especie de guía fatal que parece contradecir el libre albedrío.
Y ahí estaba, una mujer vieja ahora; vive esperando el bien, cree, teme el mal, llena de angustia por los que viven y también por los que están muertos; ahí está, mirando las ruinas de su casa, admirando el precio de primavera sin saber que lo está admirando, preguntándose por qué el futuro de los que ama es tan oscuro y sus vidas están tan llenas de errores, sin darse cuenta de que precisamente esa confusión, esa niebla y ese dolor aportan la respuesta, la claridad, la esperanza, sin darse cuenta de que en lo más profundo de su alma ya conoce el significado de la vida que le ha tocado vivir, a ella y a los suyos. Y aunque ninguno de ellos pueda decir qué les espera, aunque sepan que en una época tan terrible el ser humano no es ya forjador de su propia felicidad y que solo el destino tiene el poder de indultar y castigar, de ensalzar en la gloria y hundir en la miseria, de convertir a un hombre en polvo de un campo penitenciario, sin embargo ni el destino ni la historia ni la ira del Estado ni la gloria o la infamia de la batalla tienen poder para transformar a los que llevan por nombre seres humanos (p. 1092-1093).
Vasili Grossman nacido en el
seno de una familia de origen judío en Berdychiv (Ucrania) en 1905, murió en Moscú
en 1964. Ingeniero de formación, se dedicó desde los años treinta a la
escritura. Cuando la URSS entró en la II Guerra Mundial, recorrió el frente
como periodista del periódico Estrella
Roja del ejército rojo y fue testigo de la liberación de los campos de
concentración nazis sobre los que escribió. Estos relatos fueron utilizados
como prueba en los juicios de Núremberg. Al acabar la guerra, Grossman empezó a
dudar del régimen soviético, entre otras cuestiones, por el giro antisemita del
stalinismo. Aunque Grossman nunca fue detenido, la presión sobre su persona y
su obra se reflejaron en los registros de su vivienda y el secuestro de los
manuscritos de sus obras, en especial esta Vida
y destino, que nunca vio publicada en vida. Solo una red de resistentes
pudo sacar una copia de la URSS y, finalmente, pudo ser publicada en Occidente
en 1980.
De improviso, el sol poniente iluminó el camino, la casa muerta. Las órbitas quemadas de las casas se llenaron de sangre helada; la nieve sucia de hollín de los combates, excavada por las garras de las minas, resplandeció como el oro; se iluminó también la caverna rojo oscuro de las entrañas del caballo muerto, y la ventisca de nieve en la carretera formó un torbellino de bronce.La luz vespertina posee la propiedad de revelar la esencia de lo que está ocurriendo y de transformar las impresiones visuales en un cuadro, en historia, sentimiento, destino. Las manchas de barro y hollín, a la luz del sol poniente, hablaban con cientos de voces; con el corazón encogido uno comprendía la felicidad pasada, lo irreparable de las pérdidas, la amargura de los errores y el eterno encanto de la esperanza (p.929).
Esta novela, más decimonónica
que del siglo XX por cómo relata la realidad sin pudor alguno, se mantiene en
el puro realismo de los hechos con la intención de explicar la verdad de lo
sucedido aunque sea desde la ficción de unas historias particulares. Grossman
tenía que ser consciente del riesgo que corría al escribir una novela en la que
la denuncia del totalitarismo soviético es letal, por ello debemos entender que
tenía la voluntad de denunciar un régimen en el que había confiado durante un
tiempo. Se compara esta obra con Guerra y
paz de Tolstói por construir un fresco sobre los desastres de la guerra y
de los sistemas totalitarios bajo los que vivía la población. No es una
comparación marciana.
La lectura de esta novela se
divide en tres partes, la última centrada en la batalla de Stalingrado (junio
1942- febrero 1943), verdadera protagonista de esta novela que planea sobre
toda ella. Más de doscientos personajes y numerosos escenarios, convierten esta
obra en una enormidad que obliga a consultar la lista de personajes y
escenarios con frecuencia.
Dos bandos, dos
totalitarismos que llegaron a una crueldad inaudita, dos ideologías
contrapuestas (aunque un lúcido oficial alemán afirma lo contrario cuando
interroga a un viejo bolchevique) y la inquietante similitud de dos dictadores,
Hitler y Stalin. Solo hay una esperanza, la bondad y la libertad interior de
las personas. Poco más. Es cierto que ensalza el heroísmo del pueblo soviético
y la victoria sobre los alemanes, pero siempre desde la crítica a la falta de
libertad, la vulnerabilidad de los inocentes y la arbitrariedad del poder
totalitario del Estado y del Partido Comunista.
El poder del Estado había construido un nuevo pasado; hacía intervenir de nuevo a la caballería a su manera, exhumaba nuevos héroes para acontecimientos ya sepultados y destituía a los verdaderos. El Estado tenía poder para recrear lo que una vez había sido, para transformar figuras de granito y bronce, para manipular discursos pronunciados hacía tiempo, para cambiar la disposición de los personajes en una fotografía.Se forjaba realmente una nueva historia. Incluso los hombres que habían sobrevivido a aquellos tiempos volvían a vivir la existencia pasada, de valientes se transformaban en cobardes, de revolucionarios en agentes extranjeros (p. 346).
Grossman abarca en la novela
escenarios diferentes que van entretejiendo con paciencia la trama de la novela
y que abarca desde el campo de batalla, hasta un núcleo de científicos, campos
de concentración alemanes, un campo de trabajo ruso, una jata ucraniana, la
prisión de Lubianka en Moscú, la estepa calmuca, etc. En todos estos escenarios
podemos ver las viviendas, las fábricas, los barracones, las cámaras de gas,
las unidades de aviación y de tanques, y las personas que pululan tratando de
hacer frente al frío, el hambre, las enfermedades y la guerra.
No hay unos protagonistas
que estén en la totalidad del relato, aunque la familia Sháposhnikov es quien le
da unidad. Contar la guerra a través de las relaciones familiares, amorosas y
de amistad, es una manera de dar vida a la guerra en lo personal. La pena de
las madres por sus hijos muertos (Liudmila y su hijo Tolia), la separación e
incomunicación del núcleo familiar por la guerra y el holocausto (Anna
Semiónovna y la carta a su hijo, el niño judío separado por azar de su madre y
que encuentra en Sofía Ósipovna una segunda madre y tantos otros ejemplos que
aparecen en la obra).
El narrador omnisciente se
detiene en algunos personajes (en especial en el físico Viktor Pávlovich Shtrum
que se ha considerado que era reflejo del propio Grossman con el que comparte
muchos rasgos autobiográficos) para hacer reflexiones que abarcan un amplio
espectro de temas: la sumisión y el exterminio, el humanismo, la amistad, el
bien, el antisemitismo, la revolución soviética, la libertad, etc. Desde mi
punto de vista destaca, por encima de todas las reflexiones, la del
totalitarismo, el nazi y, especialmente, el soviético que tan bien conoció
Grossman. Espectacular las sesiones de interrogatorio y de tortura de un bolchevique leninista, que
recuerdan los procesos de 1937, en el capítulo 43 de la tercera parte.
Sensacional la carta de Anna Smiónovna a su hijo desde el gueto cuando es
consciente de que va a morir, en el capítulo 18 de la primera parte.
Impresionante, hasta erizar el vello y provocar el llanto, el trayecto hacia la
cámara de gas de Sofia Ósipovna, en los capítulos 46-49 de la segunda parte.
Muy lúcida la reflexión sobre la bondad
sin sentido que transmite la fuerza del silencio del corazón humano y que
salva a este de la maldad, en el capítulo 16 de la segunda parte.
¿Cómo se puede transmitir la sensación de un hombre que aprieta la mano de su mujer por última vez? ¿Cómo describir la última y rápida mirada al rostro amado? ¿Cómo se puede vivir cuando la memoria despiadada te recuerda que en instante de aquella despedida silenciosa tus ojos parpadearon para esconder la grosera sensación de alegría que experimentaste por haber salvado la vida? ¿Cómo puede ese hombre enterrar el recuerdo de su esposa, que le depositó en la mano un paquete con el anillo de boda, algunos terrones de azúcar y unas galletas? ¿Cómo puede seguir viviendo al ver el resplandor rojo inflamarse en el cielo con fuerza renovada? Ahora las manos que él ha besado deben de estar ardiendo, los ojos que se iluminaban con su llegada, sus cabellos cuyo olor podía reconocer en la oscuridad; ahora arden sus hijos, su mujer, su madre (p. 690).
Vida y destino es una de las mejores
novelas que he leído, su enfoque desde la ficción, hace posible comprender un
momento histórico complejo dotándole de realidad casi histórica, casi
psicológica, casi económica. Una magnífica novela que constituye una
experiencia lectora de alto nivel.
Ay, qué ilusión leer esta reseña :) Yo soy ULTRAFAN hardcore de Grossman. Jo, cómo me gusta Vida y destino. AMOR en mayúsculas por una de las mejores obras de la literatura rusa del s.XX, sin querer ofender a otros títulos favoritos. Si te apetece, te recomiendo encarecidamente Todo fluye, mucho más corta, y menos monumental quizá, pero para mí muy matadora. Lloré a lágrima viva, y es algo que me cuesta. Ya aviso.
ResponderEliminar¡Un abrazo, camarada!
Tengo Todo fluye, listo para leerlo pronto.
EliminarCómo me alegra que coincidamos en la valoración de Vida y destino. Cuánto me costó salir de ella. Y su influjo permanece (rá).
Abrazos!!
Nunca encuentro el momento apropiado para leer Grossman. Hace poco terminé "The Narrow Road to the Deep North" y estoy extenuada. El tema de la IIGM, sobre todo en el frente este, me agota animicamente. Pero algún día le tocará su turno, creo. Saludos
ResponderEliminarNo he leído nada de Matsuo Basho y me da respeto adentrarme en su obra.
EliminarLos libros están para encontrarse con ellos siempre a voluntad de quien lee, así que ya se verá ¿no?
Saludos!!
Me pasa como a ti: la tengo en la estantería desde hace algunos años y no me atrevo a "hincarle el diente". La extensión, el elevado número de personajes... No obstante, sé que en algún momento lo haré y espero que cuando ese día llegue me deje tan entusiasmada como a ti.
ResponderEliminarAbrazo!
Por cierto: ¿te he dicho ya que me encantan las fotografías que pones en las cabeceras? Siempre son espectaculares.
EliminarAbrazo!
Seguro que la disfrutarás plenamente cuando por fin la leas.
EliminarGracias!! Es como mínimo una imagen refrescante ¿verdad?
Abrazos!!
Hoy ni te leo, porque sé que si lo hago me vas a convencer y tengo en espera libros para tres veranos
ResponderEliminarUn beso fuerte.
:))
EliminarHaleee!! que este es muy buenooo!!
Lo entiendo Tracy, tendría que hacer lo mismo de una vez.
Besos!!
Decir que es una de las mejores novelas que has leído es trampa. Así uno se siente culpable de no acercarse a ella. Yo no la conocía, y hay cosas que cuentas que me gustan (las citas, ese contexto en el que está escrita...), pero otras que me hacen dudar. Una de ellas es la extensión. Es de esas novelas que impone. Y tengo miedo de que con tantos personajes uno no llegue a meterse en la historia por no empatizar con ninguno.
ResponderEliminar¡Un beso!
Es una novela larga, es cierto, y comprendo que eso siempre es un condicionante. No te preocupes, empatizaras con los personajes pese a ser muchos y ninguno con un papel de protagonista total.
EliminarBesos!!
Vaya por delante que la reseña me parece una maravilla, la síntesis es magnífica y más para un libro así pero me temo que esta vez no coincidimos, Laura. Se me hizo MUY cuesta arriba, en la reseña das la clave, hiperrealismo ficcionado aunque poco, las situaciones políticas y sociales suenan más a testimonio que a novela, me parece bien, soy el primero que leo ensayos como el de Alexievich que te dije pero de este libro solo me parecieron notables algunas reflexiones políticas y algunas muy interesantes sobre el arte que tengo subrayadas. La reseña, sucinta y completísima. Un beso.
ResponderEliminarMagnífica versión de Les moulins de mon coeur, ¿qué te parece la versión de Frida Boccara? :)
Tenía que llegar el día en que no coincidiéramos y ha llegado. Y me sorprende, la verdad.
EliminarLo inventado no siempre puede mejorar la materia amorfa de los hechos reales. Dice Muñoz Molina, que estoy leyendo ahora, que la ficción solo puede aspirar a imitar lo que mirado con atención es su orden impremeditado y sin embargo riguroso, acaba siendo una maqueta de sus formas, un modelo a escala de sus procesos.
Me parece que Grossman logra construir una maqueta magnífica de los desastres de la II Guerra Mundial y de los totalitarismos.
Pero las miradas lectoras son poliédricas y esta es un ejemplo de ello.
La he estado escuchando mientras te respondía y me parece una versión estupenda.
Besos!!
Estupendo post.
ResponderEliminarLibro para tener en cuenta desde luego.
Pero en mi caso será en otro momento,me temo que en estos casos me meto tanto entre los personajes...que ver ese sufrimiento tan crudo y doloroso me afectaría muchísimo.
Como siempre tu lateral es una delicia de paseo.
Ya he visto a Minkkinen...
: )
Buen fin de semana y besos!
Espero que cuando lo leas lo disfrutes tanto como yo, pese al tema.
EliminarSíii, resulta que siempre he tenido una obra suya en el lateral, es una de las fijas, y no sabía que era suya, la de la mujer que reposa en una mano.
Buena semana!! Besos!!
ResponderEliminarTiene muy buena pinta por todo lo que cuentas...
y cómo lo cuentas (todo hay que decirlo)...
Pero como que ahora mismo, no...
De todas formas lo archivo en un anaquel de mi memoria...
para por si acaso más adelante.
Petonets a tutiplen!!!!
;)
PD: A ver qué tal se me ve... no sé, no sé...
Un descibrimiento este artista. Gracias!
Últimamente no te convenzo nunca, jajajaja!!! La verdad es que nunca es mi objetivo, solo es compartir impresiones lectoras, nada más.
EliminarEstás guapísima, además te reconozco con esa imagen. Son unas ilustraciones tiernas y llenas de candor.
Mi casa es la tuya (hasta que montes una propia, jejeje).
Abrazos!!
PD2: 'descubrimiento'... ¡vaya día!
ResponderEliminar
ResponderEliminarPD3: Y perdón por utilizar tu casita de 'probador'.
Es muy difícil resistirse a un libro que quiere ser leído. HGrossman as hecho bien en ceder al bucle y que te llevara donde te tenía que llevar.
ResponderEliminarGrossman fue una persona valiente, denunciar un régimen totalitarista exige serlo, pero denunciar dos y uno de ellos el propio, el que creías que te salvaba exige además mucho coraje. Es un libro que tengo pendiente, como tantos otros. Tú has hecho una lectura magnífica y nos lo has contado de una forma impecable, he disfrutado de tu comentario tanto como lo haré de la lectura del libro. Las experiencias lectoras de alto nivel son irrenunciables para mí ;)
Un abrazo
Ahora he salido del bucle, de momento. Era un exceso, pero estoy contenta si hago balance, que no es el objetivo ni mucho menos.
EliminarNo tengo más que palabras de alabanza para esta obra y voy a seguir leyéndolo. Me interesa mucho.
Abrazos!!
Una obra fundamental de la literatura del pasado siglo, por su estilo y por la forma, lo mejor que he leído en los últimos tiempos, siguiendo una acertadisima recomedación tuya. Se me hizo corta y las más de mil páginas apenas dieron de si para una semana. Esa novela no se lee, se bebe. Un beso.
ResponderEliminarCoincidencia cien x cien. Síii, recuerdo cómo te la bebiste en un plis plas.
EliminarComo dice Jen, me declaro rendida ULTRAFAN de esta novela.
Un beso!!
¡Hola!
ResponderEliminarParece interesante, así que lo apunto.
¡Nos leemos! :)
Gracias!!
EliminarTe visito ahora mismo.
Bueno, Laura, una cosa me queda clara después de leerte... las novelillas relajadas para el verano no son lo tuyo :)
ResponderEliminarLa obra de Vasili Grossman es inédita para mí, pero después de leer tu estupendo comentario me consta que tendrá su momento, sin duda.
Máxime cuando te enfrentas a fragmentos como este... uff:
¿Cómo se puede transmitir la sensación de un hombre que aprieta la mano de su mujer por última vez? ¿Cómo describir la última y rápida mirada al rostro amado? ¿Cómo se puede vivir cuando la memoria despiadada te recuerda que en instante de aquella despedida silenciosa tus ojos parpadearon para esconder la grosera sensación de alegría que experimentaste por haber salvado la vida? (...)
Ahí tienes palabras que trascienden la mera lectura del libro, esas palabras que se apoderan de tu mente por un tiempo y te hacen redefinir tu visión de la vida y la humanidad, la compleja relación que desde el interior de uno se establece con la vida y el resto de personas. Veo que este libro te ha dejado una huella profunda, supongo que eso es lo que tienen las grandes obras, nunca permiten que permanezcas "igual" después de haberlas leído.
Un abrazo.
Has captado muy bien todo lo que ha supuesto esta lectura para mi. Una lectura que me añadió algo trascendente, que me costó mucho "dejar", que hizo que otras lecturas posteriores parecieran insustanciales, que me sugirió nuevos interrogantes sobre esta época y sobre el ser humano.
EliminarPara mi es una gran obra sin duda.
Durante el verano dispongo de más tiempo para leer y, pese al calor, aprovecho para leer obras que desestimo durante el resto del año. Pero, en general, leo de todo como el resto del año.
Abrazos!!
Que barbaria la del siglo XX... Nazismo y estalinismo frente a frente, sin miramiento alguno... Que barbaridad...
ResponderEliminarHe leido, solo a trozos, varias obras de este hombre, pero me resulta imposible leear alguna entera. Uno siento como que el alma se le destroza... Estos días pasados, sin ir mas lejos, leía textos de algunos judios ucranianos que explicaban las masacres que se produjeron en sus aldeas cuando los nazis llegaron...
Terrible
Un abrazo, amiga
Tremendo, sí. Y comprendo esa prevención a lecturas como esta.
EliminarAbrazos!!
Vengo para desearte un feliz verano.
ResponderEliminarTengo la novela en mi estantería, pero las más de mil páginas me da un poco de miedo ya que necesito concentración e inmersión para no perderme, y ahora no tengo las condiciones idóneas, pero después de leer tu reseña me entran ganas de ponerme a ello en cuanto empiece el otoño.
Sin duda, por los fragmentos y lo que cuentas, no me equivoqué en adquirirla, aunque la tenga en espera desde hace muchos meses.
Ay, las obsesiones, a mí me da más que por temas, por autores... que descubro por simples corazonadas o alguna reseña como las tuyas.
Lo dicho, feliz verano y hasta septiembre.
Feliz verano, querida Tesa. Espero que nos reencontremos en septiembre.
EliminarVerás como te gustará, seguro. Ya encontrarás el momento.
No pienses, yo también las pillo con autores (el último, J. Joyce).
Abrazos!!
Un regalo
ResponderEliminar¡Si yo no pido tanto!
Amor es lo que pido.
Briznas de amor para esta sed del mundo,
tan grande y tan sumisa.
Un diminuto amor, pero constante,
que dé su mano al que su mano tienda,
que limpie las miradas y los ojos
llene de dulcedumbre.
Algo de amor en esos corazones
que no aman a los niños,
que son capaces de cegar a un pájaro,
de aplastar las hormigas.
Algo de amor; apenas un murmullo
de amor en cada pecho de criatura
hacia todos los seres,
hacia todas las cosas.
¡Si yo no pido tanto!
Briznas de amor para esta sed del mundo.
Ana Inés B. Armstrong
(Si yo no pido tanto)
Besos Laura.
Maravilloso regalo, que versos tan clarividentes respecto a lo que importa en el mundo... "briznas de amor".
Eliminar¡¡Gracias y un cálido abrazo, Adriana!!
Eres una mujer de coraje, sin dudas. Más de 1000 páginas y sabiendo su contenido, pues me alegra no solo leer tus fantásticas lineas sino también lo que has extraído de tu lectura, que bien podemos disfrutar quienes te leemos y así saber qué podemos encontrar en su interior.
ResponderEliminarHace tiempo que lo tengo al alcance de mi mano, pero el tamaño me amedrenta un poco.
No obstante, por todo lo que cuentas parece una obra imprescindible para entender algo más sobreclos totalitarismos y sus estragos. Mala suerte para el pueblo polaco...
Te mando un gran abrazo y tienes todo mi reconocimiento por tu reseña.
P.S. No sabía que eras seguidora de Wilco! Aquí tienes otro fan, con todos sus discos a cuestas!
No digas eso Marcelo, coraje el tuyo que te has leído a Proust enterito.
EliminarComo sé tu gusto por la literatura rusa, creo que esta obra te encantará (el coraje me lleva a arriesgarme).
Me encanta Wilco, lo he visto en directo (hice reseña, si te apetece, busca en las etiquetas del lateral al final y ahí está Wilco).
Gracias por tus palabras, para mi esta obra pasa a formar parte de las inolvidables.
Abrazos!