Leí sobre este autor en Babelia, apunté su nombre y busqué algo publicado. No acostumbro a leer cuentos, prefiero las novelas, pese a ello decidí comprar esta obra que reúne 26 cuentos de diversa extensión y que dan un total de 334 páginas. El título, muy bien elegido, corresponde a uno de los cuentos.
Norman Manea (Rumanía, 1936) vivió de niño la deportación, junto a su familia, en un campo de concentración ucraniano. Finalizada la guerra, vivió la construcción de una dictadura comunista en paralelo a la dura postguerra. Se dedicó a la literatura aunque estudió ingeniería y se fue distanciando del régimen hasta que se exilió en 1986 y se fue a vivir a Nueva York.
Campos de concentración vividos desde la mirada de los niños, la guerra y sus sufrimientos y penurias, la postguerra y las dificultades para olvidar los horrores de la persecución sufrida y adaptarse a la rutina cotidiana, el terror del totalitarismo comunista en Rumanía, la desconfianza, la supervivencia del pensamiento en el reino de la intolerancia y la falta de libertades; todos estos temas conforman el trasfondo de estos cuentos.
Manea tiene una manera de narrar muy peculiar, en los cuentos no hay una línea argumental con un inicio y un final sino que son recuerdos fragmentados que se van destilando hasta constituir una imagen entre luces y sombras que linda unas veces con el lirismo e inmediatamente con el horror. Algunos cuentos son especialmente crípticos y nos generan cierta crispación por no saber dónde quiere llegar el autor con descripciones aparentemente banales. Hay relatos que rinden homenaje a algunos escritores como el propio Proust, Chejov o Kafka.
“El té de Proust” no afirma que los buenos recuerdos consolaran en los campos de concentración, no, Manea destroza la evocación burguesa de memorias dulces del vivir En un campo de concentración una familia se reúne alrededor de una taza de agua verdosa hecha con hierbas que encontraban mientras observan un terrón de azúcar que el abuelo ha logrado preservar.
(…) tal vez una mera orden de la memoria no sea capaz de conseguir que regrese el tiempo pasado, pero éste si puede resucitar gracias a la sensación extraña y espontanea que ofrecen el olor, el gusto o el sabor de algún elemento accesorio e inerte del pasado cuando volvemos a encontrarlo. Pero el aroma de aquella bebida divina no habría podido suscitar recuerdo alguno: semejante placer no había existido nunca. Por sus recuerdos, sea como fuere, aquel bebedizo embrujado no podía ser llamado de ninguna de las maneras té (p. 44).La lectura de estos cuentos no es fácil, sus temas que duelen, las descripciones de la conducta humana que parecen perderse en un laberinto y que expulsan a los personajes a un exilio espiritual. Manea escribe muy bien, con fragmentos casi poéticos que, de pronto, nos sorprenden y nos reconfortan.
Ocasos grises, la noche crecía blanca, en el lapso de unas horas los vientos cubrían los cristales de flores de hielo. Los gatitos se dormían temprano en su habitación, el tiempo se adelgazaba (p. 174, “Función de estreno”).
Encontramos destellos de esperanza en los que un gesto desafiante puede convertirse en todo un manifiesto en favor de la libertad. Pero también encontramos la dureza con la que denuncia el totalitarismo, sea del fascismo o del comunismo.
Una prueba de que no se puede aguantar cualquier cosa durante un lapso cualquiera de tiempo. Un aviso de la dolencia, con toda seguridad de una que tiene que ver con la reacción necesaria para restablecer el equilibrio con la función viva de un sistema que no puede seguir viviendo solo a base de asentimientos, en una continuidad sospechosa y falsa, sin rechazos ni fuertes desarreglos (p. 140, “Dos camas”).Todos estos ingredientes exigen una lectura paciente, lenta y atenta. Yo tengo que reconocer que no siempre tenía el ánimo predispuesto a una lectura tan exigente.
Me gustan los libros de relatos y además no conocía al autor así que me lo apunto.
ResponderEliminarBesos!
Qué bien que te haya motivado a retenerlo en una libreta de notas.
EliminarBesos!
Desde luego, hay personas con una biografía más que sobrada para utilizar de materia literaria. Y en el caso que traes hoy, sus cuentos tienen que ser lúgubres por definición. La estructura narrativa es interesante, a mí me atrae mucho, pero se corre el riesgo de que se te vaya de las manos y dejes al lector perdido.
ResponderEliminarSaludos
Son unos relatos especiales por muchos motivos, tienen un poso de desesperanza que tiene su lógica después de todo lo vivido. Por ello mismo es interesante su lectura, eso sí, requiere mucha calma y atención.
EliminarSaludos!
¿De nuevo aquí?
ResponderEliminarComprenderás que después de leerte y con el título que tiene el libro.... LO LEERÉ
Síii, de nuevo aquí. He tenido diez días muy viajeros ;)
EliminarA ver si te gusta.
Me gustan los relatos pero ahora mismo no estoy para lecturas exigentes. Me llevo el título apuntado, pero para otro momento.
ResponderEliminarBesotes!!!
Lo comprendo, son lecturas en las que hay que buscar un momento de paz y tranquilidad.
EliminarBesos!!
ResponderEliminarMe gustan los cuentos, pero ahora mismo gran cantidad de mi energía está concentrada en cambios y adaptación a los mismos dentro del trabajo y la que me queda, no está para muchas exigencias intelectuales...
Quizás en otro momento.
Besos, petons, muxus... cálido abrazo y buen finde!!!!
:)
PD: También me gusta mucho, aunque en otro arte, 'L. Jover' (me lo quedo!!)... ;)
Espero y confío que esa adaptación se producirá y que no solo lo lograrás sino que extraerás lo mejor de sus posibilidades. Mira, te recomiendo el libro que estoy leyendo y que tienes en el lateral.
EliminarEs tan tierno en esas obras Jover... me encanta.
Muchos besos y buena semana.
Lo tengo esperando un estado anímico especial. La dictadura de Ceaucescu debió de ser muy dura para producir a Norman Manea y Herta Muller...
ResponderEliminarVeo que estás leyendo "Tren nocturno a Lisboa", el libro de mi vida. A ver qué opinas.
un abrazo
Hay personas que viven demasiados acontecimientos históricos duros y Manea es uno de ellos y además lo expresa en su literatura. Se necesita ese estado anímico especial para encarar bien su lectura.
EliminarMe está encantando Tren nocturno a Lisboa, aún lo estoy leyendo.
Abrazo!!
Cuentos o relatos cortos, si son amargos o son alegres, dependerá del ánimo que tuviera el autor en el momento de escribirlos. Estos parecen más de los segundos y habrà que coger impulso. Un beso.
ResponderEliminarEs de los amargos, sí, y además con una forma de narrar que requiere un esfuerzo al lector. Tú puedes, y sabes, dedicar ese esfuerzo.
EliminarBesos!!
Me gusta ese té amargo y proustiano del primer texto que has reproducido. Está cargado de acidez y bastante mala leche. Hay algo muy triste en estos autores centroeuropeos que vivieron aquella época funesta y han tenido la suerte de poder contarlo.
ResponderEliminarAbrazos
Tengo una debilidad con esos escritores y con la época. Los busco porque sé que tienen mucho que decirme, muchos interrogantes que plantearme.
Eliminar¿Qué pasa que últimamente te salen repetidos los comentarios?
Abrazos.
Me pasa cuando te escribo desde la tablet.
EliminarAbrazos
Pues este le anoto sin duda....pudiera decirse de entrada que hay mucho escrito sobre el holocausto y los campos de concentraciòn. No estoy de acuerdo y la perspectiva de estos cuentos sirve como testimonio que no me pienso perder...ademàs me encantan los cuentos, relatos y leyendas populares o fantasticas...y aunque no sean de fàcil lectura...no importa....la idea me seduce absolutamente y el testimonio tambièn....un abrazo
ResponderEliminarMe alegro que te haya motivado a su lectura. Como he dicho en el anterior comentario, me atraen mucho estos escritores centroeuropeos (tanto novela como ensayo), su modernidad supera con creces a la que hay en el actualidad.
EliminarAbrazo!
Me veo con este libro, Laura. Lo había visto ya y me llamó la atención aunque es cierto que prefiero alternar con poesía que con cuentos o relatos, de vez en cuando cae alguno y mira qué apropiado, ya estoy listo para el tercer Proust cuando quieras. Besos
ResponderEliminarTambién te veo con este libro Yossi, por eso te lo comenté en tu blog.
EliminarPues le pregunto a Carlos y me parece que también estoy preparada para el tercer Proust. Podríamos empezar con el mes de marzo.
Besos!!
Otro que apunto, U-to. Como no soy un lector propenso a incursionar en relatos, éste me resulta muy interesante. Y lo puedo conseguir!
ResponderEliminarUn beso cálido!
Es curioso la cantidad de lectores/as que no somos de relatos. Pero la verdad es que últimamente he leído varias obras de cuentos.
EliminarCuanto me alegro de que puedas conseguirlo.
Un beso grande y cálido.
Por lo visto, este artista escribe cuentos sobre la dura realidad y que bueno que deje destellos de esperanza ante lo duro que narra.
ResponderEliminarSin esos destellos la escritura sería un ejercicio abocado al fracaso.
EliminarYo sí soy un amante de los cuentos y narraciones cortas. Me parecen un poco la poesía de la narrativa. No he leído nada de este autor -ya no puedo comprar más libros porque entre cuadros, libros y discos se han conjurado para echarme de casa- pero intentaré leer algo en la red. Gracias por tu visita y por tu comentario -que no te perdono sino que te agradezco-. Un abrazo.
ResponderEliminarUn comentario de lujo el que me dejaste.
Gracias a ti Mateo por recordar a Machado.
EliminarComprendo muy bien esa lucha contra el espacio para hacer hueco debidamente a los libros (yo atesoro mucha menos música y cuadros).
Abrazos!!
Que bonita la cabecera!! ¿De dónde es la foto?
ResponderEliminarAl principio el libro que comentas me ha llamado la atención, pero eso de que requiere una lectura paciente y atenta me ha acobardado: ahora mismo eso para mí es imposible. De todas formas me lo apunto para si tengo ocasión, más adelante.
Abrazo!
De Colliure.
EliminarEs una lectura exigente y comprendo que, quizás, no sea el momento adecuado.
Abrazo!
Ayyyyyy la mirada de los niños....
ResponderEliminarBesos y regalo:
A veces, cuando la luz...
" A veces, cuando la luz incide en extraños ángulos
y te devuelve a la infancia
deambulando por una mansión desvencijada
totalmente oculta bajo viejos sauces
o un convento abandonado que guardan la cicuta
y abetos gigantescos erguidos flanco a flanco,
de nuevo sabes que allende ese muro,
bajo la indómita cabellera de los sauces
persiste algo secreto,
tan maravilloso y peligroso
que si te adentraras y contemplaras
morirías, o serías feliz por siempre. "
Lisel Mueller
No conozco a la poeta y son unos versos maravillosos. Aún deja más en evidencia lo triste que es una infancia trastocada por el totalitarismo.
EliminarGracias por el poema y un cálido abrazo!!
Pues no lo conocía... Tomo nota... Un abrazo desde murcia....
ResponderEliminarAbrazos mediterráneos!!
EliminarMe gustan mucho estas historias de quienes han vivido estas epocas en su vida. No cabe duda que sacan hasta lo que no pueden sacar...
ResponderEliminarHe hecho mención a tu blog y a ti en el ulimo post que he puesto...aclaro que sin hacerte la competencia. Me he detenido a leer y conocer a una escritora y tengo 5 libros de ellas en mi mesita de noche. Anoche acabé el primero...
Abrazos
Carlos
He ido y ahora volveré para comentar tu estupenda reseña. Gracias por esa inmerecida mención que me deja apurada y llena de pudor. Te adelanto que no he leído nada de ella aunque tengo la novela que reseñas en mi estantería de "pendientes".
EliminarAbrazos!!
te estaba leyendo esta estupenda - como siempre- reseña tuya y me estaba viniendo a la mente un libro tan pequeñito como precioso que sin tener nada que ver me has recordad, te lo apunto por si un día te apetece ... se titula "Una soledad demasiado ruidosa" de un escritor creo que checo llama Bohumil Hrabal, no te defraudará y como el que comentas también es una especie de relato cuento duro pero contado de una forma que resulta amable... no sé explicarme mejor... hay realidades duras que sin dulcificarlas en absoluto por quien las expresa, no hacen daño cuando te llegan, este escritor es de esos.. el tuyo vivió una vida dura, durísima y por lo que cuentas escribe así.. no importa si el té es de hierbajos, creo que lo que importa es cómo te supo ese té a ti.. a él..!!
ResponderEliminarMuchos besos y muchas gracias LAURA... a mi si me gustan los cuentos, lo buscaré !
He leído una obra de cada uno de los dos autores aunque de Hrabal no es la que tú mencionas. Me parece que Manea es mucho más sombría y su narrativa más compleja y exigente, pero estoy contigo en su paralelismo porque ambos han vivido dos totalitarismos y eso es mucho en la vida de una persona.
EliminarManea no idealiza nada ese té, pero estamos hablando de náufragos que necesitan ver un terrón de azúcar colgado en el techo para sobrevivir...... ¿Y cómo se puede expresas esa desesperación?
Gracias a ti María.
Besos!!