Bolaño cambia de nuevo de estilo narrativo, sus metáforas se retraen y aparece un ritmo de informe policial, un lenguaje seco, forense. Se permite pocos momentos de poesía y apenas humor. Son 350 páginas de hallazgos de cadáveres, entrelazados con algunas historias intermitentes y teorías sobre los crímenes de Ciudad Juárez y su trasfondo violento, impune, miserable, machista, terrorífico. Bolaño busca desbordar al lector, indignarlo, llevarlo al límite del asco mediante la variación y repetición de los asesinatos.
El horror va más allá de los asesinatos de mujeres, son los abusos policiales, las vejaciones y la violencia de las cárceles, por no hablar de las duras condiciones de trabajo de las maquiladoras o los despidos por querer formar un sindicato.
En septiembre casi no hubo asesinatos de mujeres. Hubo peleas. Hubo tráfico y detenciones. Hubo fiestas y trasnochadas calientes. Hubo camiones cargados de cocaína que cruzaron el desierto. Hubo avionetas Cesna que volaron a ras del desierto como espíritus de indios católicos dispuestos a degollar a todo el mundo. Hubo conversaciones de oreja a oreja y risas y narcocorridos de fondo. El último día de septiembre, sin embargo, encontraron los cadáveres de dos mujeres por el rumbo de Pueblo Azul (p. 649).
Bolaño escribe, sin duda, sobre la banalización del mal de Hannah Arendt, como cuando le dedica un espacio a los chistes machistas (al extremo de incorporar la violación en la risa) de los policías que investigan los crímenes contra las mujeres. ¿Hasta qué punto el machismo cotidiano no alimenta la justificación de que las mujeres son todas santas o putas (la mayoría lo último) y objetos al servicio del hombre? Convertidas en objetos deshumanizados, su violación, tortura y asesinato, se convierten en algo aceptable, poco relevante y poco digno de atención policial y política.
Algo de la opinión de Bolaño sobre los hombres se refleja en este fragmento aparentemente inocente:
Yo platiqué un rato con ellos (sobre cosas sin interés, las cosas que uno habla y escucha en un lugar así y que podría decirse que son cosas de hombres: coches nuevos, dvd, compact disc de canciones rancheras, Paulina Rubio, narcocorridos, la negra esta cuyo nombre no recuerdo, ¿Whitney Huston?, no, ésa no, ¿Lana Jones?, tampoco, una negra que ahora no me acuerdo cómo se llama)… (p. 728).
La descripción de las heridas en los cadáveres es insistente y señalan crueldad, cobardía, miseria, mujeres violadas tiradas en los basureros o en el desierto como si fueran despojos. Bolaño les otorga entidad, individualidad, las rescata de la cosificación para retornarles su esencia de personas, con sus profesiones, su ropa, su edad, su familia, etc. Son personas, asesinadas, con todo el horror que suponen esos asesinatos terribles. Lo mismo ocurre con el espacio geográfico, Santa Teresa, un agujero negro, donde suceden crímenes horribles sin que cambie el ritmo de la vida urbana.
El tema del femicidio por parte de Bolaño tiene que ver, en parte, con la amistad entre el novelista y el periodista mexicano Sergio González Rodríguez. González Rodríguez hace su entrada en 2666 en la página 470 como personaje: Por aquellos días el periódico La Razón, del DF, envió a Sergio González a hacer un reportaje sobre el Penitente (…) En Santa Teresa, además del famoso Penitente, se cometían crímenes contra mujeres, la mayoría de los cuales quedaba sin aclarar (p.474). El periodista se convirtió en amigo de Bolaño antes de la muerte de éste, compartiendo información sobre los asesinatos de Ciudad Juárez por correo electrónico. En 2002, un año antes de la publicación de 2666, un libro de no ficción de González Rodríguez se publicó bajo el nombre de Huesos en el desierto.
La parte de Archimboldi
La prosa de Bolaño vuelve en esta última parte a su ironía habitual y a las múltiples digresiones. En esta parte se centra en la biografía de Hans Reiter: niño-alga adorador de la fauna y flora submarinas y su transformación en el esquivo escritor Benno von Archimboldi que irá desarrollándose lentamente como persona y como escritor durante la Segunda Guerra Mundial. El nexo con Santa Teresa llega con Klaus Haas, el principal sospechoso de los asesinatos, que resulta ser sobrino de Archimboldi y el último reto al que deberá enfrentarse el escritor: un encuentro que se proyecta hacia el futuro.
La digresión, como decía, vuelve a ser la estrategia para multiplicar los derroteros del relato. Se van intercalando diversos temas como las hazañas de guerra o una noche de sexo en el castillo del conde Drácula. Especial importancia tienen las lecturas iniciáticas de Reiter: primero un libro de divulgación sobre animales y plantas del litoral europeo; luego la gran literatura, cuando un amigo pone en sus manos el Parsifal de Wolfram von Eschenbach o más tarde, durante la guerra, el diario de un judío ruso: Boris
Ansky.
Un tema frecuente en su narrativa es el nazismo, del que era un erudito, aprovechando este conocimiento en su creación literaria. En esta parte se explica cómo conmueve al soldado Hans Reiter la historia que le cuenta un tal Sammer en el campamento de prisioneros donde cae Reiter al finalizar la guerra.
JOHN HEARTFIELD, Guerra y cadáveres. La última esperanza de los ricos (abril 1932)
Fui un administrador justo. Hice cosas buenas, guiado por mi carácter, y cosas malas, obligado por el azar de la guerra (p. 959).
La posguerra es la época en que Reiter vive en pareja y en la que inicia su carrera como escritor, volviendo las consideraciones sobre la literatura como en La parte de los críticos.
Me dirá usted que la literatura no consiste únicamente en obras maestras sino que está poblada de obras, así llamadas, menores. Yo también creía eso. La literatura es un vasto bosque y las obras maestras son los lagos, los árboles inmensos o extrañísimos, las elocuentes flores preciosas o las escondidas grutas, pero un bosque también está compuesto por árboles comunes y corrientes, por yerbazales, por charcos, por plantas parásitas, por hongos y por florecillas silvestres. Me equivocaba [...]. Toda obra menor tiene un autor secreto y todo autor secreto es, por definición, un escritor de obras maestras… (p. 982-983).
Y entre todo esto, la vida, la muerte y los motivos por los que Archimboldi, de casi ochenta años de edad, decide viajar a Santa Teresa.
Con esta tercera entrada termino el comentario de 2666. Soy consciente de que me he alargado en exceso, pero la lectura de esta obra me ha absorbido e interesado lo suficiente como para hacerlo.
Pese a algunos defectos, entre los que destacaría el alargar en exceso algunos episodios, me parece una gran obra que merece ser leída con dedicación y atención.
Las cruces rosas de Ciudad Juarez y la portada de Parsifal tomadas de google.
La obra de JOHN HEARTFIELD fotografiada por Laura Uve en la Tate Modern de Londres.
ResponderEliminarDecididamente interesante... el bien, el mal... y cómo se dan, se abordan, se viven...
En esta novela, por lo que parece, especialmente el segundo... 'Las muertes de mujeres en Ciudad Juárez'... ¡uffff!
Me quedo con ese último fragmento... "Toda obra menor tiene un autor secreto y todo autor secreto es, por definición, un escritor de obras maestras..." (p. 982-983).
Y no te preocupes por haberte alargado, es que se ve que la novela tiene 'mucha tela que cortar' y por lo que comentas, lo merece.
Espero que disfrutes y descanses de este fin de semana. Esta que te escribe, lo intentará...
Un beso y un abrazo fuerte y cálido.
Así es, X
EliminarEn 2666 hay mucho del mal que nos rodea de manera cotidiana, incluso el terrorífico mal, a veces, acaba siendo asimilado con perversa naturalidad.
La parte de los crímenes es una novela en si misma y genera una tensión conforme la vas leyendo que duele.
Desde luego es una novela con muchas propuestas esenciales. Gracias por su atenta lectura.
También voy a descansar todo lo que pueda.
Besos y buen fin de semana.
Que terrible el autor que tan bien nos describes, no sé si acaso deberían colocar un cartel en la portada que señalizase peligro, "contiene emotivas descripciones". Y que asco siento, ante los crimenes de ciudad Juarez. Gracias.
ResponderEliminarLa portada misma señaliza el peligro.
EliminarEs una novela dura, especialmente La parte de los crímenes, pero más dura es la realidad del femicidio de Ciudad Juárez.
Asco, indignación, rabia... ¿qué han hecho esa mujeres, algunas niñas, para merecer una muerte tan atroz y un trato tan denigrante en la muerte?
Buen fin de semana.
Hola Laura. Veo que te ha gustado Bolaño, comparto tu agrado por él, he leído otro de sus grandes libros, los detectives salvajes y me parece un estupendo escritor. Hice una crítica de un libro corto suyo en mi blog también. Tengo este libro y se oye bien leerlo aunque como es gigante todavía lo guardo para cuando termine mi interminable re-lectura de guerra y paz. Lo de las putas es clásico pero debes reconocer que hay una liberalidad actual que pues ya no hay mucho de que quejarse, sobre todo en España, Estados Unidos o Brasil. Un gusto verte de vuelta. Un beso.
ResponderEliminarHola Mario,
EliminarHace dos días compré Los detectives salvajes, pronto lo leeré.
Me ha seducido Bolaño, lo confieso. Y no era fácil el reto con esta larga obra. Buscaré en tu blog esa crítica, gracias.
La liberalidad no debería confundirse con el desprecio a la mujer.
Buen fin de semana.
Bolaño fue sin duda un gran escritor, pero en mi opinión recurrente hasta la saturación, tanto en los temas como en su exahustiva recreación en las escenas más escabrosas, es como si necesitara provocar en el lector al complicidad por abducción cerebral. No tengo una opinión nada formada, si te soy sincera, solo leí parte de Putas asesinas, un libro de cuentos, recuerdo que empezaba con uno que trataba la pedofolia, en otro su padre se iba de putas, a uno de los personajes que da título a este libro le asesina otra puta, toodo así... en cierto modo entiendo la idea que deslizas y parece has apreciado en este libro que no he leído, todo es visto tan de cerca, tan al milímetro que hasta parece que escribe con la intención de que la familiaridad con lo sórdido, lo haga cercano, disculpable y hasta tolerable.
ResponderEliminarGracias por lo que enseñas siempre de tu atenta lectura Laura, me ha encantado encontrar tu casa abierta, podías haber puesto luz en la venta, me hubieras dado doble alegría:))
Un gusto verte aquí.
Un beso grande bonita.
PD
Siempre le digo a X que tu casa es de los lugares donde siempre recuerdo leerla, me gusta X, como tú.
Hola María, gracias por tu amabilidad, tu cariño y tus hermosas palabras (no sé si merecidas... sobre todo eso de "enseñar siempre").
EliminarDe Bolaño solo puedo hablar por 2666, es el único que he leído. Tengo en espera y pronto lo leeré Los detectives salvajes. En 2666 habla de temas variados aunque todo conduce a los crímenes de Ciudad Juarez, está muy presente la crítica al nazismo y a la banalización del mal, algo que él censura con dureza y, a veces, con sentido del humor.
Creo que su insistencia en la descripción de los asesinatos tiene el objeticvo de dar entidad a las mujeres que los asesinos convierten en despojos sin identidad. No pretende hacerlo más tolerables sino todo lo contrario.
En esta novela hay muchas historias y pasajes con sentido del humor e ironía que se deslizan a lo largo de toda la novela excepto en La parte de los crímenes.
A X la considero una amiga, nos conocemos virtualmente hace ya algunos años... por supuesto comparto tu opinión sobre su calidad humana.
Buena semana, María.