El autor de este breve relato, a modo de parábola, es uno de mis autores preferidos. De Roth voy leyendo, y degustando, sus textos tranquilamente porque sé que siempre que recurra a él, encontraré una buena lectura.
El protagonista de este relato es el comerciante judío Nissen Piczenik. Es un enamorado de los corales que compra y vende ganándose la vida en una pequeña ciudad de Progrody. Pero Piczenik sueña en secreto con conocer el mar, allí donde vive el leviatán, mítico monstruo marino cuidador de los corales.
Piczenik es una persona honesta y leal a sí mismo en su actividad como comerciante de corales, sin embargo su obsesión con el Leviatán, que en términos religiosos es también la reencarnación del propio Satanás, le llevará a traicionarse a sí mismo vendiendo corales falsos mezclados con auténticos para competir con otro vendedor. Ese será el principio del fin de Piczenik.
El relato de Roth es una parábola que afirma algo de plena actualidad hoy: que la traición a uno mismo, a nuestra propia moral, a nosotros mismos, es el camino para el fracaso como persona. Un libro, como digo de gran actualidad en un tiempo lleno de simulacros y falsificaciones.
(…) la pobreza es la más irresistible inductora al pecado.
No es que los/las pobres sean pecadoras, sino que la pobreza las induce al pecado (entendamos aquí pecado en el sentido no religioso… aunque es difícil, lo sé), que es muy diferente.
Muy recomendable este relato. Una joya.
Un texto muy interesante.
ResponderEliminarFeliz semana desde Almería
Gracias, Feliz semana!!
EliminarTengo que estrenarme con este autor, sin duda. Y este breve libro parece el idóneo para hacerlo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es uno de mis favoritos. Yo creo que te gustará.
EliminarBesos!!
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Thanks, Karolina.
ResponderEliminarTe tomo la palabra, Laura. A mí también me gusta Joseph Roth, y este relato, en concreto, lo he tenido en la mano varias veces, pero no he terminado de iniciarlo. Lo haré, claro.
ResponderEliminarAbrazos.
Te va a encantar, no te lo pierdas, Ignacio.
EliminarAbrazos.
Juraría que lo leí cuando era jovencito. Y pobre, expuesto al pecado. Mira que bien me vino que sigo siendo bueno. Un abrazo
ResponderEliminarJajaja... la verdad que sí, eres en el buen sentido de la palabra, bueno.
EliminarUn abrazo
Desconocía al monstruo marino, desde luego parece un título interesante. Respecto a esa frase que destacas la pobreza es la más irresistible inductora al pecado, me ha hecho pensar ¿solo la pobreza? ¿Y no lo es también la riqueza, la avidez por conseguir más? Lo anoto. Besos
ResponderEliminarNo, no, no solo la pobreza, hay muchos otros inductores. Pero la escasez de todo lo es sin duda.
EliminarBesos
Roth es un grande de las letras. No tenía este título y lo apunto. No deja de ser curioso que el título haga referencia a un ser mitológico, aparecido en el libro de Job (del que también se ha valido Melville).
ResponderEliminarGracias por recordarnos tan buen autor.
Un abrazo!
Te va a encantar, es una maravilla de relato.
EliminarEspero tu opinión.
Un gran abrazo!!!