viernes, 9 de marzo de 2018

VELIBOR COLIC, Manual de exilio. Cómo aprobar su exilio en treinta y cinco lecciones.

De Colic leí hace unos cuatro años Los Bosnios, me impresionó su manera de narrar la guerra sucedida en los Balcanes en la década de los noventa. Allí narraba de forma autobiográfica cómo un joven escritor bosnio se convertía en un soldado en medio del Apocalipsis, del drama, del dolor, del horror y de la barbarie. 


Y este Manual de exilio, publicado en 2016 (en España en 2017), parece la continuación de la autobiografía de Colic. Aquel soldado bosnio decidió desertar del ejército en 1992 y exiliarse en Francia. 
¿Ser desertor en tiempo de guerra y traidor a todo el mundo hace de mí un refugiado político? ¿Dónde comienza y dónde acaba la política? (56). 
Cuando llegó a este país no sabía francés y no tenía apenas nada para hacer frente a su nueva vida. Por sus páginas desfila un refugiado-exiliado-inmigrante con todas sus penurias, extrañezas, nostalgias, pesadumbres, desilusiones y miserias. 
Estoy agotado, estoy enfadado, conmigo, con la guerra, con todo el mundo. Es evidente que no estoy en mi sitio (24). 
Con él transitan otros refugiados por el país de “acogida” y por otros países por los que se moverá siempre acompañado de sus autores favoritos (Sartre, Emily Dickinson, Allan Poe, Kafka, ………………) en los que encuentra un leve refugio, al igual que en el alcohol, en el exceso de comida, en algunas relaciones con extrañas mujeres, algunos amigos y, especialmente, una cierta ironía que le ayuda a contemplar su situación sin la tragedia que entraña. 
Tengo la tez y el gesto, los pies y la cara de un campesino balcánico. Al acercarme al Père-Lachaise, me pregunto: ¿cómo es posible que un inglés, un italiano, un africano puedan tener fácilmente, sin el menos esfuerzo, pinta de poeta exiliado y tú no? ¿Por qué todo el mundo, Wilde, Gombrowicz, hasta Solzhenitsyn, tiene un nombre más fácil, más literario que el tuyo: COLIC? 
La escritura es su tabla de salvación y poco más; mucho más que lo que tienen otros compañeros de albergue, de banco callejero o de mísera habitación. Me gusta especialmente un vecino con el que establece relación en Budapest, Joseph Korda (hay una descripción, entre las págs. 170 y 172, maravillosa). Quizás por ello es capaz de concebir esta definición de felicidad, a través de Korda, tan hermosa: 
Antes de salir en busca de la felicidad –añade-, mire a ver; quizá ya es usted feliz. La felicidad es pequeña, corriente, discreta, son muchos los que no son capaces de verla (174). 
Os animo a leer a Colic.

29 comentarios:

  1. Gracias por compartirlo. No conocía a Colic. Me lo apunto. Un saludo

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  2. Es curioso, acabo de concluir dos lecturas donde la presencia de la guerra es relevante; la guerra salvadoreña como telón de fondo en un caso (con el autor centroamericano Horacio Castellanos Moya) y en el otro la II GM (con la escritora irlandesa Jennifer Johnston). Dos libros magníficos.

    Anoto a Velibor Colic, la guerra de los Balcanes es un suceso reciente, un escenario que no conviene olvidar y sobre el que tomar nota. Las guerras, en su extrema violencia y el sinsentido que las provocan, reflejan bien la medida de lo que somos, capaces de lo peor y lo mejor.

    Por supuesto aprovecho para felicitarte, felicitaros a todas las mujeres cuyas voces ayer fueron un único clamor, unas movilizaciones en España que parecen haber asombrado al mundo, en vista de titulares y noticias dentro y fuera de nuestras fronteras. Enhorabuena, ojalá esto no se pare aquí.

    Un fuerte abrazo, Laura.

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    1. Ocurre a veces que sin buscarlo se encadenan lecturas que tienen un motivo común (me anoto los libros que has leído). La guerra no es el mejor motivo pero sí es un motivo real. Cualquier guerra es terrible pero la de la ex Yugoslavia fue de las peores entre las más recientes y la última en Europa. Mi visita a los Balcanes hace pocos años aumentó mi interés por la zona y por esta guerra de la que se habla en este "Manual de exilio".

      Estoy muy contenta con lo vivido el 8 de marzo :))

      Un fuerte abrazo.

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  3. De esta guerra leí hace poco La hija del Este de Clara Usón, que me impactó muchísimo. Me apunto éste, que ni siquiera conocía a su autor. Qué buena y qué cierta esa definición de la felicidad...
    Besotes!!!

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    1. Me suena haber visto en algún sitio alguna referencia de este libro de Clara Usón.

      Besos.

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  4. No están hechos los cuartos de baño parisinos para escritores de la talla y del peso de COLIC...

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  5. No conocía a Colic, aunque justo he acabado una lectura sobre la guerra de la antigua Yugoslavia. De momento, necesito descansar de las atrocidades de las que somos capaces los seres humanos.
    Besos

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    1. Hay libros que te dejan tocada y hay que respirar con otras lecturas.

      Besos.

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  6. Me ha impresionado, sobre todo, la ultima cita, la de la felicidad, la de las cosas sencillas... Tremendo todo, amiga. Tomo nota..

    Algun dia reproducire esa cita

    Un abrazo fuerte

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    1. Me alegra que te haya gustado ese fragmento, a mi me encantó. Desde luego está a tu disposición.

      Un abrazo fuerte.

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  7. Las guerras y yo de cuando en cuando nos encontramos. Tomo nota del libro y del autor.
    Las palabras que escoges del libro, me recuerda mucho a Penal de Ocaña. Muchos hombres y mujeres de guerras distintas...no querían que esto siguiera y dónde se colocaban...¿Cómo desertores?
    Sin embargo a él le acompañan otros escritores y palabras de otros tiempos...
    Muchas gracias por presentarme autor, y libro...
    Un abrazo grande y espero que nuestras movilizaciones feministas sirvan para cambiar algo del sistema...especialmente de lo que es más intrínseco y parece que no se mueve.

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    1. ¿Hay algo más odioso que la guerra? ¿Algo más inhumano que la guerra? Desertar es la opción, odio la guerra y la grandilocuencia y trascendencia que la acompaña.
      Gracias por esa conexión interesante que estableces entre libros.

      Espero, como tú, que algo cambie, veremos.

      Un abrazo grande.

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  8. Hace años visité Croacia e intentamos (junto con el grupo con el que iba) pasar a Bosnia para visitar especialmente Mostar, pero en la frontera no nos dejaron pasar y eso que ya habíamos informado y presentado la documentación pertinente antes salir de viaje (se ve que si no 'pagabas' en negro a los militares que allí hacían guardia, no pasabas...).
    Hacía sólo cinco años que había terminado la 'Guerra de los Balcanes' y los restos de la tragedia y la barbarie aún se podían ver por casi todas partes, aunque más por el interior. Tal vez lo primero que se fue reconstruyendo fue la zona de la costa por el turismo como fuente importante de ingresos y por lavar la imagen de lo que allí había ocurrido.
    Pero hay cosas que es muy difícil por no decir imposible de ocultar y reparar y mucho menos de perdonar y olvidar...

    Me ha gustado mucho ese último fragmento que has destacado:
    "Antes de salir en busca de la felicidad –añade-, mire a ver; quizá ya es usted feliz. La felicidad es pequeña, corriente, discreta, son muchos los que no son capaces de verla."

    Tomo nota.

    Besos y cálido abrazo desde este rincón de marzo!!

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    1. Yo también he viajado a Croacia y Bosnia, pero más tarde que tú, hace ocho años. En Croacia quedaba muy poco de la guerra, en Bosnia mucho. En todo caso, todo era muy reciente y el viaje me impresionó mucho, desde entonces, todo lo referente a estos países me interesa y por eso he leído a este autor.

      Desde luego es un fragmento iluminador.

      Un buen abrazo y un par de sonoros besos.

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  9. Mucho valor necesitó para desertar y anteponer la dignidad a la barbarie de la manada. Quizás un mundo solo de exiliados fuera un lugar mejor. Interesante obra, gracias por descubrirmela.

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    1. Acabaremos siendo un mundo de desplazados/as, refugiados/as y exiliados/as. Al servicio de una minoría enriquecida y poderosa...

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  10. Genial, Laura. No lo conozco, pero me atrae casi todo lo que dices (autobiografía, exilio...). ¡Dichosas guerras!

    Abrazos.

    Ignacio

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    1. Es un excelente escritor, merece la pena acercarse a sus novelas.

      Abrazos.

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  11. Qué bien me suenan esos fragmentos; esa definición de la felicidad...Y la ironía, imprescindible. Creo que este es para mi. Gracias laura. Un abrazo

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    1. Pues es muy posible, es una libro muy bueno.

      Un abrazo.

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  12. Me gusta todo lo que has contado de este libro y su autor, todo ( bueno, menos su apellido, en eso coincido con él, pobre jaja ) sobre todo me ha parecido preciosa la definición que hace de la felicidad, es cierto que suponemos siempre debe ir acompañada de fanfarrias y bullicio y creo como él que es justo como él dice pequeña y discreta ... esa que nos hace sonreír en silencio sin saber por qué, ni falta que hace ; )

    Muchas gracias y muchos besos LAURA!

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    1. Debe ser que la felicidad está muy mitificada como tantas otras cosas. Esta frase es una maravilla porque pone las cosas en su sitio :))

      Pobre Colic, yo no lo veo tan feo (el apellido) jajajaja

      Muchos besos!!

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  13. El exilio rebela hasta que punto somos seres arraigados a un espacio, un tiempo y un lugar. Como algunos moluscos podemos nadar libres un tiempo con la fuerza de la juventud pero al final necesitamos una buena para sobrevivir y esperar por ello es tan importante que sea conocido y habitable.
    Un abrazo

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    1. El exilio forzado por una guerra o por un golpe de Estado o por hambre es terrible, otra cosa es querer volar sin ser forzado a ello por las circunstancias. La perspectiva cambia.

      Un abrazo.

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    2. Me comí la palabra roca en la frase "pero al final necesitamos una buena..." Creo que aún así se entiende.

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  14. Lamento llegar tan tarde. Como tú, también he leído 'Los bosnios' del mismo autor, y tuve éste entre manos recordando tu reseña, leída hace ya casi un mes atrás.
    Seguramente, me haré de un ejemplar en breve. Me gusta lo que nos narras de su contenido; debe ser difícil tener que arraigarse en tierra extraña para quien sólo lleva lo puesto o poco más.
    Un abrazo grande, U-to.

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    1. Si te gustaron "Los bosnios", este te gustará, dentro de que narra la condición de refugiado, que siempre es dura, es más amable que el anterior.

      Un gran y buen abrazo.

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