Alguien comentó una frase de este autor mientras
estaba abstraída tomando café a la hora del almuerzo. Apunté su nombre y busqué
sus obras, compré dos: los escritos incluidos en La
filial del infierno… y la novela Fuga
sin fin (1927).
Roth nació en 1894 en Brody, en la región de
Galitzia, por entonces en el Imperio Austro-Húngaro. Hoy esta región se divide
entre Polonia y Ucrania. La caída del Imperio, tras la derrota en la Iª Guerra
Mundial, marcó a Roth con un sentido de pérdida de la patria que aparece con
frecuencia en sus escritos y novelas.
Hijo de una familia judía, participó en la guerra
sirviendo al ejército austriaco. Cuando finalizó el conflicto trabajó en varios
periódicos hasta que se trasladó a Berlín y se casó con Friederiche Reichler,
judía de Galitzia como él mismo y que padecía esquizofrenia, lo cual le provocó
una profunda crisis emocional (y financiera por los cuidados que debía dar a su
mujer). Desde
1923 hasta 1932 Roth fue corresponsal para el Frankfurter Zeitung,
viajando por toda Europa. Fue en esta época cuando se convirtió en un escritor
de éxito, especialmente con su novela La
marcha Radetzky (1932).
En 1933 cuando Hitler fue
nombrado canciller, dejó Berlín y regresó a Viena. Menos de un año después fue
asesinado el canciller federal Engelbert Dollfuss, en un intento de golpe de
Estado de los nazis austriacos. Roth decidió marcharse de Viena y vivió en
diversas ciudades europeas, especialmente París.
Sus
libros fueron quemados en Alemania como él había predicho, sin embargo fue en
esos seis años de emigración cuando publicó más de la mitad de su obra, tanto
novelas como artículos sobre el totalitarismo y contra el régimen nazi. En los años de emigración, Roth
decidió convertirse al catolicismo y aquejado por problemas de salud, bebió
hasta consumirse. Murió en París en
1939, tres días antes de que estallara la II Guerra Mundial. Su familia
desapareció en los campos de concentración, su mujer fue asesinada en
aplicación de las leyes eugenésicas para eliminar enfermos mentales.
Nada tengo que perder. No soy valiente ni busco aventuras. Me dejo llevar por el viento y no tengo miedo a caer (p. 57).
Y pese a que Franz Tunda,
oficial del ejército austriaco durante la Iª Guerra Mundial, no buscaba
aventuras, Fuga sin fin relata su vida aventurera, y desventurada, entre 1919 y
1926. El tema de la novela es la versión que Joseph Roth se inventa
pareciéndose en algo a la suya, unas veces mejorada y otras empeoradas.
Tunda es un hombre sin
destino que se deja llevar por el viento,
libre y sin planes preconcebidos. Se ve envuelto en la Revolución Rusa por
casualidad al ser hecho prisionero en la guerra y se acaba alistando entre las
filas de los revolucionarios por amor a Natasha, más que por ideología. Tras
fracasar su relación con ella se casa con la callada y sumisa Alia y acaba
retornando a Austria por la noche que pasa con otra mujer, la señora G.
Su regreso es un fracaso
porque su vida anterior ha desaparecido: el Imperio por el que luchó se ha
desintegrado, su novia se ha casado con otro, su hermano se ha adaptado a la
sociedad alemana que Tunda no acepta.
…Tunda, de treinta y dos años, un hombre joven y fuerte, sano y espabilado, dotado de múltiples talentos. Estaba en la plaza frente a la Madeleine, en el centro de la capital del mundo, y no sabía qué hacer con su vida. No tenía ni profesión, ni amor, ni alegría, ni esperanza, ni ambición, y ni siquiera egoísmo.En el mundo no había nadie tan superfluo como él.
Es el yo desintegrado de
un hombre, contado por un narrador, que vaga sin rumbo, carente de vida. Un
hombre que huye de su propia vida en una fuga
sin fin mientras Europa, y su mundo personal, se desmoronan.
Sin coincidir en tiempo,
experiencias, origen ni sexo con Tunda-Roth, he sentido, leyendo esta novela,
una extraña empatía, una coincidencia de principios, unas sensaciones similares…
La gente tarda mucho en encontrar su rostro. Es como si no hubiera nacido con sus caras, ni con sus frentes, ni con sus narices, ni con sus ojos. Se van agenciando todo con el correr del tiempo. Y eso tarda, hay que tener paciencia hasta que reúnan lo adecuado. Por entonces Tunda acababa de poner a punto. Su ceja derecha había quedado más arriba que la izquierda. Eso le daba un aire de permanente sorpresa, la expresión de un hombre que observa con altivo asombro las extrañas circunstancias de este mundo (p. 105).
Yo hace un tiempo que
tengo a punto mi cara. Mis ojos verde musgo y el hoyuelo del mentón me dan el
aire de apreciar jugar el juego de la vida y observar con sorpresa todo lo que
ocurre a mi alrededor sin que nunca acabe de entenderlo del todo.
Una novela excelente.
Si es dificil comprenderse uno mismo y aceptarse sin mentirse ni autojustificarse una labor a jornada completa y algunas horas más, sobre lo que sucede alrededor puedo asegurar que es, para mi, una fuente de una permanente sorpresa.
ResponderEliminarIncognita: Dios con nosotros era máxima proclama de los nazis, en estos momentos dudo si acaso seamos los abuelos de un dios por inventar o ignoramos que somos sus esclavos.
Es afortunado quién, se sabe reconocer frente al espejo. Un beso.
Muy difícil, conocerse, comprenderse y aceptarse a si misma. Una de mis peleas en las que solo hay un participante: yo contra mi misma, no hay peor juez.
EliminarMi interés no gira en torno a dios, así que poco puedo ayudar en este terreno.
Una manera de conocernos y reconocernos (incluso ante el espejo) es leer con parsimonia y atención a otras personas que antes de nosotras se preocuparon por la dimensión ética de la política. Roth es un referente por su posición crítica ante el totalitarismo.
Besos!!
...El rostro humano es la autobiografía sutil pero visual de cada persona. Por más que ocultes la historia recóndita de tu vida, jamás podrás esconder tu cara. Ésta revela el alma; es el lugar donde la divinidad de la vida interior encuentra su eco e imagen. Cuando contemplas un rostro, miras en lo profundo de una vida.
ResponderEliminarJ.O'Donohue
Besos y regalo Laura:
Spinoza
Las traslúcidas manos del judío
labran en la penumbra los cristales
y la tarde que muere es miedo y frío.
(Las tardes a las tardes son iguales.)
Las manos y el espacio de jacinto
que palidece en el confín del Ghetto
casi no existen para el hombre quieto
que está soñando un claro laberinto.
No lo turba la fama, ese reflejo
de sueños en el sueño de otro espejo,
ni el temeroso amor de las doncellas.
Libre de la metáfora y del mito
labra un arduo cristal: el infinito
mapa de Aquel que es todas Sus estrellas.
Jorge Luis borges
Texto y poema, que has elegido, son dos textos magníficos.
EliminarEl rostro refleja la vida vivida, eso parece indudable. Borges y sus intereses habituales, por ejemplo, los espejos.
Un gran abrazo (y siempre regalos por tus hermosos regalos)!!
ResponderEliminarJoseph Roth, Joseph Roth...
Ummmmmmm... me suena de algo... :P
Así, a vuela pluma, me atrae más ésta que 'La Filial del Infierno', aunque bebiendo/saliendo de la misma fuente, seguro tienen unas cuantas cosas/lugares comunes.
Me quedo con... "Nada tengo que perder. No soy valiente ni busco aventuras. Me dejo llevar por el viento y no tengo miedo a caer."
Y con los comentarios/reflexiones/regalos de 'Carlos' y 'Adriana Alba'; especialmente...
"...es dificil comprenderse uno mismo y aceptarse sin mentirse ni autojustificarse..."
"Es afortunado quién, se sabe reconocer frente al espejo."
El fragmento de 'J.O'Donohue'.
Y estos versos... "Libre de la metáfora y del mito
labra un arduo cristal: el infinito
mapa de Aquel que es todas Sus estrellas." de 'Jorge Luis Borges'.
'Ojos Verde Musgo':
Buen finde, molt petonets y un fuerte y cálido abrazo!!!
De parte de una 'Ojos Verde Bruma / Verde Irisado' (o algo así...) :P
;)
PD: 'María Bethania'... :)
Esta novela es la comprobación, tras leer sus artículos de la emigración, que el tema de interés, la crítica y la lucha contra el totalitarismo, está presente en la ficción. De todas formas, pronto lo comprobaré, me he comprado cuatro libros suyos en librerías de segunda mano :))
EliminarEs un orgullo (y una alegría) que los comentaristas que se animan a "hablar" en este espacio regalen tanto
me gusta siempre mirar a los ojos, es una manera de conectar con la otra persona. Así que de verde a verde... Bona nit, que descansis. Molts petons!!!
Me dejo llevar por el viento y no tengo miedo a caer Sólo por esta frase ya me he anotado hasta con lucecitas este libro. Y porque me gustan las miradas que miran con sorpresa a su alrededor, un poco la mirada del niño que parece ver siempre todo por primera vez. Creo que la cara es, sobre todo, la mirada. Y también la sonrisa.
ResponderEliminarAbrazo!
Es un autor muy interesante. Estoy recopilando sus novelas en librerías de segunda mano porque quiero leerlo ¡¡todo!!
EliminarEstoy de acuerdo, la mirada para mi es vital a la hora de saber si la persona con la que hablo conecta conmigo o no. No suele fallar. Sin embargo el mundo virtual esconde la mirada, ha sido un tema que siempre me ha preocupado.
Un abrazo!!
En internet hay que "mirar" de otra forma, sin duda. A mi también me preocupa, por eso siempre intento "materializar" las miradas si se da el caso.
EliminarAbrazo!
El desarraigo es un sentimiento que también me toca de cerca. Tenía a Roth en el punto de mira, y tras tu reseña creo que va siendo hora que visite su obra.
ResponderEliminarEl desarraigo es duro pero, a la vez, rico si se sabe gestionar, aporta mucho si se asimila.
EliminarFeliz lectura de Roth!!
llegaría un día en que el TOTAL 'nada tenga que perder'
ResponderEliminarese será el punto de partida, supongo, en que metáfora , ojalá, se vista real hasta dejarse desvestir por el viento que despeja incógnitos.
un abrazo
Bienvenida PMPilar,
EliminarCuando sentimos que no tenemos nada que perder, somos libres, o más libres que cuando estamos condicionadas por mil y una obligaciones. No sé si ibas por ahí en tu comentario.
Un abrazo!!
Gracias Laura ...por transmitir tu pasion por la lectura
ResponderEliminarUn Beso
A ti por rescatar siempre belleza.
EliminarUn beso.
Roth es duro de leer, pero me gusta mucho y voy siguiendo sus pasos poco a poco.
ResponderEliminarBesos
Un gran escritor. Tengo reservadas varias novelas para ir leyéndolas poco a poco.
EliminarBesos!
Ya lo había apuntado, y lo conseguí. Sólo falta leerlo. Se que ha de esperar. Mejor. Se añeja como un buen vino Gran Reserva. Magníficas tus líneas, U-to. Dan ganas de leerlo ya mismo. Roth es uno de los mejores exponentes de ese tiempo en el que todo se desmembraba.
ResponderEliminarUn beso grandísimo.
Estoy de acuerdo, te imitaré, lo escanciaré poco a poco :)
EliminarLeyendo a Roth entras en esas simas en las que el ser humano acaba bloqueado y sin saber qué hacer. Sentir que no cabes en el mundo, que eres totalmente superfluo, es muy duro.
Beso y abrazo!!
No he leido a Joseph Roth, no confundir con el gran escritor judío americano Philiph Roth afortunadamente vivo. He oído hablar de su obra y deduzco por tu comentario que pertenece a esa raza de escritores centroeuropeos judíos -Stefan Zweig, Elias Canetti, Isaac Bashevis Singer- o no judíos como Robert Musil que sientieron en sus carnes propias el desarraigo que generó la Primera Guerra Mundial y la ansiedad tanto individual como colectiva ante un incierto futuro. Quizás el propio Kafka participa de esa visión de derrumbe de un tiempo y de miedo hacia algo nuevo que no tiene muy buena pinta.
ResponderEliminarBesos
Lo ubicas perfectamente, era amigo de Zweig. Escritores excelentes tanto por su técnica y su modo de escribir como por sus temas y modo de tratarlos.
EliminarVivieron una época de crisis muy grave y supieron estar a la altura de las circunstancias. Mantuvieron el rumbo en la defensa de los derechos humanos y contra aventuras de todo tipo.
Besos!!