LIZZ WRIGHT
Artèria Paral.lel, 5 Abril 2013, 21 h
Soy consciente del peculiar maridaje de hoy. Ha sido la casualidad quien ha unido la novela de Semprún, que ya estaba
programada, y el concierto de Lizz Wright que fue ayer.
Lizz Wright es una de mis voces favoritas, es raro
que pase una semana sin que escuche alguno
de los cuatro CDs que tengo: Dreaming
wide awake, The Orchard, Salt y Fellowship.
Pese a que no me gusta especialmente el góspel, el suyo, un góspel ecléctico y
pasado por su estilo y sensibilidad, me suena extraordinariamente bien. Tiene
una voz privilegiada e iba acompañada por unos excelentes músicos (no conozco
sus nombres, un batería, dos guitarras y teclados). Gran parte del concierto se
centró en Fellowship, álbum en el que
toma inspiración de, otras de mis voces preferidas, Jimi Hendrix, Eric Clapton
i la estupenda Gladys Knight, juntamente con el material más reciente de Joan
Wasser.
Apareció con el pelo corto y unas pequeñas rastas,
unos pendientes redondos blancos, una blusa de tirantes blanca que llevaba un
bordado que le recogía el pecho y tres capas de volantes hasta casi las
rodillas, tejanos y unos zapatos nude de plataforma y tacón de cuña. Al final
del concierto, en el primer bis, se quitó los zapatos (en el anterior concierto
al que asistí, siempre estuvo descalza) y cantó una canción a capela, góspel
auténtico, maravillosa.
No se podían hacer fotos pero hice con el móvil una del
escenario y robé la segunda, no es nítida pero….
Solo puedo añadir que, para mi, fue un placer este
concierto y……….. que estoy afónica!!
JORGE SEMPRÚN, El largo viaje.
Esta novela la compré por recomendación de una compañera de
trabajo. Estamos ambas en un proyecto, en colaboración con Amical Mauthausen, sobre los
campos de concentración nazis.
La novela tiene 241 páginas y el título está
relacionado con el largo viaje que Semprún realizó en 1943 por la
campiña francesa durante la ocupación alemana. Dentro de ese tren, varios
centenares de hombres se dirigen hacía el horror del campo de concentración de
Buchenwald.
Jorge Semprún (Madrid
1923-París 2011) fue un político, escritor, intelectual, y
guionista cinematográfico que escribió casi siempre en francés. Fue Ministro de
Cultura en el gobierno de Felipe González (1988-1991). Con El largo viaje, Jorge Semprún rompía un largo silencio, en
1945 tras ser liberado de Buchenwald, decidió callar sobre sus vivencias en
este campo de concentración hasta que, casi veinte años después, publicó, en
1963, en Francia El largo viaje (merecedor en 1964 del Premio Formentor y
del Prix de la Résistance): había hallado el modo de escribir el largo camino
hacia el horror.
Semprún consideró, mientras
guardó silencio, que recordar era revivir, volver a sentir todos los
sufrimientos padecidos en su reclusión e impedir que la memoria pudiera
cicatrizar y olvidar para seguir viviendo. Si se olvida se puede rememorar sin
revivir el sufrimiento extremo padecido.
La novela
de Semprún no pretende relatar lo sucedido en Buchenwald, los nazis apenas
están presentes en ella, su objetivo más bien es hacer un autorretrato de las
víctimas viajando amontonados en un tren durante varios días y sin saber su
destino.
Cae la noche, la cuarta; la noche despierta
los fantasmas. En la negra turbamulta del vagón, los hombres se vuelven a
encontrar a solas con su sed, con su angustia y su cansancio. Se ha hecho un
silencio pesado, entrecortado por algunas quejas confusas y prolongadas. Todas
las noches igual. Después vendrán los gritos enloquecidos de quienes creen que
van a morir (p. 30).
En el vagón
viajan enclaustrados partisanos y resistentes hacia un destino que saben
terrible. Desde el recuerdo biográfico relata el viaje pero también rememora el
antes e incluso el después del campo de concentración.
Tras un
inicio un tanto confuso, pronto los recuerdos van encontrando su lugar y, con
una prosa brillante, van encajando en su narración con un sentido preciso: no
olvidar lo sucedido en esos espacios de horror que fueron los campos de
concentración.
Semprún
afirmaba que los alemanes que los veían pasar por los andenes de las diversas
estaciones, los consideraban bandidos y terroristas y de ese modo…
…veían en nosotros lo esencial, lo esencial
de nuestra verdad, esto es, que éramos los enemigos irreductibles de nuestras
relaciones, el hecho de que fuéramos, ellos y nosotros, los términos opuestos
de una relación indisoluble, que fuéramos la mutua negación unos de otros (pp.
140-141).
La
columna de detenidos, y trasladados a los campos, de los que formaba parte
Semprún:
No eran seres anodinos, grises, arramblados
por casualidad en cualquier ciudad, sino combatientes. Su columna, por lo
tanto, desprendía una impresión de fuerza, permitía leer en ella como en un
libro abierto, una verdad densa y compleja de destinos comprometidos en una
lucha libremente aceptada, aunque desigual (p. 234).
El autor
describe un suceso que me ha parecido relevante. A los pocos días de liberar el
campo de concentración llegó una visita inverosímil, dos coches con muchachas
de “Misión France” que querían visitar el campo. Estas jóvenes iban riendo y
cotorreando, según palabras de Semprún, y una de ellas se aventuró a afirmar: Pues no parece que esté tan mal (p. 73). Ante
tal afirmación:
Hago pasar a las muchachas por la puertecilla
del crematorio, la que conduce directamente al sótano. Acaban de comprender que
no se trata de la cocina y se callan de repente. Les enseño los ganchos de donde
suspendían a los compañeros, pues el sótano del crematorio servía también de
cuarto de tortura. Les enseño los vergajos y las porras, que siguen en su
sitio. Les explico para qué servían. Les enseño los montacargas que llevaban
los cadáveres hasta el primer piso, justo frente a los hornos. Las muchachas ya
no tienen nada que decir. Me siguen, y les enseño la hilera de hornos
eléctricos, y los restos de cadáveres semicalcinados que han quedado en los
hornos. (…) Las hago salir del crematorio al patio interior rodeado por una
valla muy alta. Allí ya no les digo nada en absoluto, les dejo que miren. Hay,
en medio del patio, un hacinamiento de cadáveres que alcanzará tal vez los
cuatro metros de altura. Un apiñamiento de esqueletos amarillentos, retorcidos,
los rostros del espanto.
(…)
Me vuelvo y ya se han ido. Han huido de este
espectáculo. Por otra parte las comprendo, no debe ser divertido llegar en un
bonito coche, con un lindo uniforme azul ceñido a los muslos, y caer sobre este
montón de cadáveres poco presentables (pp.75-77).
El largo viaje es una
novela muy especial puesto que se trata de un testimonio personal y, a la vez,
colectivo. Es una vivencia que trata de trascender el dolor a través del olvido
para poder contar lo sucedido y la calidad humana de las víctimas frente a los
verdugos (también incluye a los que callaron y se escudaron en que no sabían nada).
Fotografía del autor tomada de google. El resto de fotografías de Laura Uve.
Bon dia!
ResponderEliminarMe encanta cuando se producen estas coincidencias: música, teatro, cine, literatura... Todo en uno!
Sobre el libro de Semprún, admiro que dé el punto de vista del olvido y de la importancia de la recuperación de la memoria, pero después de haber superado el dolor (si es que alguna vez se supera eso). Me ha impresionado el fragmento de los chicos que visitan el campo como si se tratara de un sitio de interés turístico más. Me pasó algo parecido en Auschwitz: alguien hizo un comentario sobre las gafas que se amontanaban en el museo que me pareció de lo más desafortunado. Español, además. En su caso, tampoco pareció que las explicaciones le hicieran callar.
El libro, me lo apunto, pero no creo que lo lea en breve, estoy un poco saturada de novelas centradas en campos de concentración y en la Guerra Civil española. No es mi momento.
Petonsssssss i bon cap de setmana!
Bon dia, Dona Invisible!!
EliminarSí, a mi también me gustan esas coincidencias, pero ésta es un tanto peculiar: música placentera y recuerdos dolorosos al extremo de lo aceptable.
Son de esas experiencias que solo viven algunas personas en una generación (aunque a esa generación les tocó mucho y negativo) y que llevan a la persona al límite. Cómo gestionar ese dolor y ese recuerdo, no debe ser nada fácil. Me parece que con conciencia política todo resulta más factible, que no más fácil. Tengo en mi familia una persona que salió con toda su familia hacia Francia y estuvieron en Argeles. Estuvo en los campos hasta la entrada de los nazis en Francia, al ser un niño entonces (10 años) y carecer de conciencia política, lo vivió siempre como una vergüenza que ocultaba. Qué tragedia!!
Qué fácil es banalizar el sufrimiento ajeno y que osada es la ignorancia...
Lo entiendo, es un tema duro. La novela lo es... Algún día...
Ptnssss i bon diumenge!!
Me impactó tanto... que aún lo recuerdo, yo que generalmente olvido películas y libros y sólo llego a saber que los leí, al releer un párrafo o al ver un fotograma si es una película.
ResponderEliminarHay que no olvidar ciertas cosas para que no vuelvan a suceder.
Comparto contigo esa impresión, es una novela que no se olvida.
EliminarJamás olvidar aunque la vida sigue y Semprún tuvo que hacer su catarsis para escribir olvidando y recordando a la vez.
Una casualidad que celebro mucho, porque la música de Lizz Wright es espectacular, cuánto me gustaría asistir a un concierto suyo alguna vez, debe de ser toda una experiencia, y el libro, pues te diré que no lo conocía, pero tomo nota, porque siento que me gustará mucho.
ResponderEliminarBesos y muy feliz fin de semana.
Es una maravilla, Aglaia. Además actúa como a mi me gusta: escenario limpio, luces básicas, su voz que lo llena todo y la música magnífica... ¿para qué más?
EliminarEs una buena novela.
Feliz domingo!!
me encANTA
ResponderEliminarhABERTE
ENCONTRADO
Gracias por tu visita!!
EliminarUna música sugerente, claro la estoy escuchando en este mismo momento...
ResponderEliminarLas guerras, los horrores, las toruras, los ejecutores y las víctimas, sobre todo ellas, obligadas a guardar silencio, por miedo o por verguenza y los más culpables, los consentidores que como los tres monos ¿Sabios? Ejercen de mudos, sordos y ciegos.
Cómo me alegra que te guste... además es posible que ese espiritualismo de ella, lo valores tú más que yo. Aunque se lo perdono, prefiero las canciones menos gospel. Me gustó la aportación del músico que tocaba los teclados, dándole un punto electrónico que modernizaba mucho la sencillez de sus canciones. Ojo, valoro mucho lo sencillo, pero insisto el gospel no es lo que más me gusta.
EliminarMe gusta mucho cerrar los ojos en un concierto y dejarme llevar... con ella es muy fácil.
Tienes razón, los colaboracionistas, en un primer momento, pasan desapercibidos porque los verdugos son los peores, pero éstos, sin los consentidores, serían mucho más débiles.
Quiero destacar a los que luchan, superando el terror, por eso destaco este párrafo, es una escena que me emocionó hasta las lágrimas cuando la leí:
No eran seres anodinos, grises, arramblados por casualidad en cualquier ciudad, sino combatientes. Su columna, por lo tanto, desprendía una impresión de fuerza, permitía leer en ella como en un libro abierto, una verdad densa y compleja de destinos comprometidos en una lucha libremente aceptada, aunque desigual.
No conozco a la cantante y tampoco he leído el libro de Semprún. Sí leí en su día algunas entrevistas suyas,tanto en prensa como en tv. Me parece una postura muy inteligente hablar de esos recuerdos suyos en Auschwitz una vez que el dolor se ha suavizado, que no olvidado. Creo que una experincia así es imposible que se olvide nunca.
ResponderEliminarMe ha impactado el párrafo en el que cuenta la visita de ese grupo de mujeres.
Un beso, Laura.
Semprún fue capaz de asimilar su vivencia, digerirla y impermeabilizarse al dolor más lacerante, a partir de ahí pudo escribir este magnífico libro que te recomiendo.
EliminarAh! y por supuesto a Liz Wright... una maravilla...
Besos, querida Myra.
Me seduce. Parece un tesoro que esconde la voz de los silenciados de un tiempo. Un abrazo.
ResponderEliminarEs una buena novela y un crudo testimonio, curiosamente sin hablar de ellos apenas.
EliminarBuen domingo, Darío.
Ays, qué me gustaría ir a un concierto de Lizz Wrigh... Me conformaré con los cds, que me parece que por aquí no va a llegar. Y con Semprún aún no me he estrenado, pero me has dejado con ganas de leer este libro. Tendré que hacerle hueco pronto.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es verdad, es un privilegio verla en directo, pero los CDs nos alimentan cuando no es posible el directo.
EliminarMerece la pena, Margari. Una buena novela.
Feliz domingo!!
Yo, primero, me apunto a Lizz Wright para la tarde de domingo que se avecina, y después, saco la libreta y escribo el título que nos recomiendas. Poco a poco estoy descubriendo a grandes autores españoles y, por lo que comentas, éste es un libro imprescindible. Creo que toca uno de esos temas de los cuáles no nos saturamos de leer y releer. Gracias por la recomendación,
ResponderEliminarBuenas decisiones las dos :))
EliminarEs una novela que aúna el testimonio con un enfoque que se aleja del testimonio tradicional, me parece un buen enfoque de su vivencia y está bien escrito.
Espero que te guste si lo lees.
Buen domingo!!
siempre es un gusto visitarte... uno sale salpicado por tu luz... tus crónicas y comentarios... saludos.
ResponderEliminarGracias Hugo!!
EliminarHace mucho que no leo tus poemas... le pondré remedio...
Salud!!
El gospel nace prácticamente como reflejo de otro holocausto donde más de cien millones de africanos fueron asesinados para llegar a esclavizar otros cuantos millones de africanos, no sin antes limpiar la parte norte del continente americano con otros tantos millones de indígenas exterminados mediante la más atroces torturas y crímines, lo del sur de América no fue tan distinto y no lo sigue siendo, aunque algo ha mermado apenas en los últimos 20 años.
ResponderEliminarMuchos visos de denuncia se desprenden de esta obra, la que destaco es la muerte y los resultados de la guerra como espectáculo. Sea como documento histórico o noticia que transcurre por los medios de prensa, la guerra no solo son los resultados a mostrar de sus absurdos en víctimas, de sus huellas de la maldad en los cuerpos, como la de un cristo sanguinolento en la cruz y más. La guerra antes de que eso ocurra ya se a apoderado de los espíritus mediante el odio, el desprecio, la venganza, por la codicia incontralada e irracional del poder donde la insensibilidad y la indolencia son la esencia "…veían en nosotros lo esencial, lo esencial de nuestra verdad, esto es, que éramos los enemigos irreductibles de nuestras relaciones, el hecho de que fuéramos, ellos y nosotros, los términos opuestos de una relación indisoluble, que fuéramos la mutua negación unos de otros". Sembrar el odio entre quienes menos tienen que odiarse es el principio, el fundamentalismo del odio es el medio idóneo para crear a los peores asesinos controlados siempre al servicio del algún interés económico de algún poderoso.
Los horrores de la guerra desafortunamente no se han quedado en la historia, ni en los museos, las víctimas que ayer se cobraron con tanta inmesericordia hoy se siguen cobrando a la vista y paciencia de la gran mayoría bajo el mismo espíritu que la guerra siempre a hecho menester.
Besos querida Laura Uve!!!
En la vivencia de estos sentimientos encontrados alegra saber de tu corazón esa parte ofrendada al amor y al oído del triunfo de la belleza expresada en la música y el canto, es la esperanza y el argumento necesario de que la lucha de tantos no ha sido estéril, no ha sido en vano!!!
Aristos!! Has encontrado el nexo de unión de este maridaje que parecía imposible. Totalmente cierto lo que dices, no lo había acertado a enlazar porque sólo miraba una cara del poliedro: el placer y la belleza que me transmite el peculiar gospel de Lizz Wright.
EliminarLa II Guerra Mundial es denominada por algunos historiadores, entre los que está mi admirado ENZO TRAVERSO como la guerra civil europea, en su extraordinario libro: A sangre y fuego. De la guerra civil europea (1914-1945). Este historiador sostiene que la II Guerra Mundial no es esencialmente una guerra por territorios que es lo que define las guerras entre países sino una guerra con contenido ideológico en la que se disputan, no territorios, sino modelos políticos y sociales. En concreto en esta guerra llamada mundial: democracia-fascismo, algo muy similar a lo que se disputa en la Guerra Civil española.
Este es el significado del fragmento que destaqué yo y que tú también has destacado.
Por tanto, estos conflictos no se producen por odios creados de manera artificial sino por la consciencia entre los combatientes del modelo de sociedad por el que luchan.
El grado de crueldad desarrollado por los nazis especialmente, pero no únicamente, también se acerca más a una guerra civil que a un conflicto entre países.
Lo último que dices es muy generoso y hermoso... ¡Gracias!
Espero que la semana te sea propicia y que el ramo de sueños que te deseo te proporcione la magia que te alegre la vida.
Hace poco me llevé una canción de Lizz Whright de aquí, es prodigiosa, mi disco favorito es Dreaming wide awake, es simplemente un genio. No sabía que había estado en concierto por estos lares! En cuanto a Jorge Semprún, no he leído nada y sé que ya estoy tardando... Me llevo este libro que nos traes hoy. un beso Laura :)
ResponderEliminarSí, creo que era I'm Confessin una de mis favoritas. De Dreaming wide awake, destaco dos temas, además del anterior, el que da título al CD y When i Close My Eyes.
EliminarY el otro CD que me gusta es el último (2010), Fellowship.
Me parece que el libro de Semprún te interesará.
Buena semana!!
Pdt: te dejo aquí el enlace de la Hagiografía que te decía...
Hola, laura, vengo de oír y ver cantar a Lizz Wright, así que primero gracias por el descubrimiento. Es precios, y tiene una voz cálida y canta genial.
ResponderEliminarMe gusta Semprum, era elegante, sobrio, un hombre que había vivido, sufrido y digerido el dolor... y muy erudito y eso lo reflejaba en lo que escribia.
Este libro es el que más me ha conmovido, la sobriedad y la sencillez con la que describe el horror y el dolor me sobrecoge.
Un beso, Laura, ahora desde Madrid.
Holaaa Tesa,
EliminarEs una cantante excepcional, tiene una voz magnífica, nunca parece esforzarse al cantar. Pero además es una voz personal que reinterpreta a su manera el gospel que, siendo hermoso, es muy convencional y canónico. Qué alegría haberte descubierto a esta gran cantante.
Respecto a lo que dices de Semprún, totalmente de acuerdo. Añadiría que era una mente libre y que nunca se acomodó a lo previsible, fue siempre un heterodoxo y una mente libre.
Oh! ¿Te has trasladado a vivir a Madrid? Me gusta esa ciudad...
se nota que te ha encantado la novela y disfrutaste del concierto.
ResponderEliminarno conocía a Lizz Wright. a Semprún le tenía en muy buena consideración, de los ministros más cultos del felipismo, de los más cultos en general...
un abrazo.
Lizz Wright es para disfrutarla, el lugar además está muy bien, en pleno Paralelo, y tras una cena estupenda (previamente había estado haciendo algo que me encanta... ver libros y comprar algunos). Eso sí, llovía a mares...
EliminarEl libro de Semprún es duro como una piedra preciosa.
Buena semana!!
Un maridaje casi perfecto, porque solo habría que añadir un par de copitas de vino... Bss
ResponderEliminarPues sería la guinda... tú si que sabes jardinera...
EliminarBuena semana!!
Así que haciendo fotos clandestinas...
ResponderEliminarMuy bonito eh?
Besos.
Glups!! Sí...
EliminarEs, además, una mujer guapa.
Buena semana!!
Gracias por tu visita a Arte y Poesía. Una mezcla extraña ciertamente la que nos traes. Ahora escuchare música de la artisata que nos propones y ompartiré algo en una página de facebook que administro -musicarte-. De Semprún apenas he leído, parece un libro impresonente. qizá te interese este blog: http://intothewildunion.blogspot.com.es/
ResponderEliminarUn abrazo,Laura.
No uso facebook... cachis!!
EliminarEs un libro que si te interesa el tema, y la memoria histórica, es imprescindible.
Me ha interesado, sí. Gracias Mateo.
Buena semana!!
Comparto también en facebook, pero ya en mi muro el enlace Amical Mauthausen. Me interesa todo el tema de la Memoria Histórica. Abrazo.
ResponderEliminarSí, sí, haz lo que creas conveniente.
Eliminar
ResponderEliminarBuenas noches 'Laura':
Ya sabes que 'Lizz Wright' me encanta, aún cuando siempre he escuchado canciones suyas sueltas (tengo que hacerme con algún CD) y de 'Semprún' no he leído nada, aunque sí conozco algo su faceta política e intelectual, creo que era un hombre de gran carisma y no es de extrañar habiendo vivido lo que vivió...
El libro, por ahora, lo dejo estar... no es mi momento para leer una experiencia tan dura, aunque creo que hay cosas que tenemos que saber y no olvidar de cara al presente y al futuro para luchar porque nunca se repitan.
Espero que tengas una buena semana.
Petons y un abrazo muy fuerte y cálido... y gracias...
Síii, sé que compartimos el gusto por Lizz Wright. Yo siempre doy un primer paso escuchando en internet canciones sueltas, cuando estoy convencida que me gusta, paso a comprar el CD.
EliminarSiempre hay un momento (¿y un lugar?) para cada libro. Ya llegará el momento de leer a Semprún...
Te deseo que la semana te sea propicia, es lo que mereces.
Un gran abrazo!!
El otro día pasé por aquí y escribí un comentario, aunque creo que no le di a publicar, así que vuelvo a hacerlo (qué despiste tengo!!)
ResponderEliminarDecía que no he leído este libro, pero que también me impresionó, de este autor, "Viviré con su nombre, morirá con el mío" por su crudeza.
Abrazo!
También me pasa, a veces, por mi tradicional despiste...
EliminarSé de la existencia de estas memorias pero no las he leído... lo tengo anotado para leerlo.
Abrazo!!
Es sobre un imagen de una chica vudú con pipa.Basada en una mujer de una colonia portuguesa en el litoral africano. No sé de quien es.
ResponderEliminarTampoco conozco el grupo que presentas, non suena mal. Y del holocausto y el gospel, se tocan. Los cantos religiosos fueron muchas veces cortados por la indecencia de quienes no tenían la suficiente madurez humana como para convivir en armonía. Debe de ser algo que queda en la mente de las personas enfermas ancestralmente non sanadas.
un abrazo ,, borao.
Pues es bonita, sus colores vivos especialmente.
EliminarCierto, no supe ver de entrada esta conexión, pero existe. Si el racismo, el egoísmo, la avaricia y la violencia se consideran una enfermedad, la humanidad ha estado siempre enferma. ¿No crees que son aspectos que están en la naturaleza humana de la misma manera que están los contrarios? Me inclino por esta visión de que el ser humano, desde la libertad, puede elegir su comportamiento social (habrá excepciones que si podemos catalogar como enfermedades), sin despreciar la influencia que conlleva vivir en sociedad.
:)) Borao...