« (…) quería estar en ese mismo instante con mi madre, teletransportarme, desaparecer –cualquier cosa-, pero estar junto a ella. Rebobinar ese verano como una cinta y volver al día en que vino –gorda y bajita- a recogerme en la escuela por su cumpleaños. Desodiarla y decirle que tenía unos ojos preciosos antes de que ella me lo preguntara» (p. 180).
Las relaciones entre Aleksy y su madre son malas,
hay razones para ello y se irán desgranando a lo largo de la novela. La madre
está sentenciada a muerte por un cáncer agresivo y quiere morir en Francia y
que su hijo le acompañe. Y de esos componentes emerge una dureza sin
paliativos.
El fragmento que he reproducido nos da muchas pistas
sobre lo que sucede en estas relaciones madre/hijo llenas de odio y de
resentimiento y cómo un verano diferente puede cambiar el punto de partida de
la narración. Por eso a Aleksy le gustará durante mucho tiempo «rebobinar ese
verano» en el que se encuentra con su madre. «Teletransportarse» junto a ella y
decirle que sus ojos verdes eran preciosos, unos ojos que van guiándonos a
través de ese desmadejar una historia llena de negatividad, de resquemor, de
distanciamiento entre ambos.
Hay relaciones que no son fáciles y esta cuenta con
demasiados componentes que se entrecruzan y la deterioran hasta extremos
impensables pero posibles. Desenredar esa madeja no es fácil, en muchas
ocasiones es imposible porque nadie está dispuesto a empezar a tirar del cabo.
La irreparable e inminente muerte de la madre propicia la situación para tirar
del cabo y empezar a mirar, a escuchar, a sentir de otra manera.
Tatiana Ṱîbuleac escribe muy bien y logra construir
una historia creíble que nos emociona y nos conmueve sin acercarse siquiera al
sentimentalismo de la lágrima. Todas las emociones están contenidas, el verano
transcurre con lentitud y las palabras no surgen con facilidad, ya no digamos
el afecto y la cordialidad. Sin embargo, poco a poco se irán abriendo pequeñas
brechas por donde el cariño, el perdón y la reconciliación se abrirán paso.
Para el hijo será un verano inolvidable que rememorará muchas veces
posteriormente.
Si que ocurre a veces. No siempre las relaciones con alguna que otra madre son fáciles, sobre todo si la que te toca tuvo que ser una superviviente desde su infancia. Pero me imagino por dónde y cómo irá esa novela.a lo mejor me atrevo a leerla.
ResponderEliminarBesos 💋
Yo creo que te sorprenderá, prueba a leerla Erik.
EliminarBesos.
Me gusta cuando trata el tema de las relaciones entre padres o madres e hijos. Me dejas con ganas de desenredar esta madeja y saber más de esta relación.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es una madeja dura y enrevesada, pero merece la pena desenredarla.
EliminarBesos.
No hay relación más compleja e intensa que las de padres e hijos, y cuando estan teñidas de desencuentros dan para crear historias potentes. Me apunto el libro, parece interesante
ResponderEliminarTienes toda la razón, estas relaciones materno filiales son especialmente complicadas. Es interesante sin duda.
EliminarCreo que esta vez no va a la saca de próximas lecturas, y me alegro, porque siempre me recomiendas libros que me encantan, ya era hora de que uno de ellos no me apeteciera nada.
ResponderEliminarPues si no te tienta, hay que dejarlo a un lado (aunque sea bueno).
EliminarEs una propuesta que tengo anotada en mi lista de pendientes pero que aún no he leído. Las historias de relaciones entre padres e hijos y si están bien llevadas como parece que es el caso son lecturas que siempre me interesan.
ResponderEliminarBesos
Es una historia muy dura, pero abre una rendija de posibilidades esperanzadoras. Merece la pena leerla.
EliminarBesos.
Yo también me teletransportaría lejos de este verano que se acaba hoy, pero no por mí, si no por lo que estamos viviendo todos.
ResponderEliminarOjalá hubiese alguna posibilidad de reconciliación entre padres e hijos en vez de ser siempre un campo de batalla, incluso después de la muerte de una de las partes.
Saludos
Ha sido un verano muy raro, lleno de temores y de incertidumbres.
EliminarSuele ser un campo de batalla, casi que la relación madre/hija es más compleja y, por ello, más propicia a la batalla. Yo con mi madre aun me peleo (aunque ahora ya casi nada).
Saludos.
La verdad es que este tipo de temas no me atraen mucho... Relaciones conflictivas, enfermedad, etc... Uf, como que no... Ya hay bastante sufrimiento en la vida cotidiana
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Pues tiene toda la razón, pese a todo esta novela es muy buena. Pero si no te atrae, a otra cosa mariposa, que hay mucho por leer.
EliminarUn abrazo grande.
Lo leí hace tiempo y me gustó mucho, pero es que a mí me gustan mucho los de familias desestructuradas.
ResponderEliminarUn abrazo.
La verdad es que las familias desestructuradas siempre dan mucho juego, sí.
EliminarUn abrazo.
Estoy leyendo ahora mismo este libro y me tiene fascinada. Es duro y muy particular, pero personalmente me está encantando!
ResponderEliminarEnhorabuena por tu blog! Acabo de conocerte y me quedo por aquí. Yo acabo de abrir un blog de literatura infantil y juvenil, cualquier consejo o ayuda te lo agradecería mucho!
https://letrasdecolores020.blogspot.com/2020/10/yo-voy-conmigo-de-raquel-reguero.html?m=1
Me alegro mucho que coincidamos en la apreciación de la novela.
EliminarMe paso por tu blog encantada.
Perdón! https://letrasdecolores020.blogspot.com/
ResponderEliminarLo había apuntado y me hice de un ejemplar. Todas los vínculos madre/hijo tienen su lado sombrío -lo digo por experiencia-. Eso no quita que haya afecto desde ambas partes, por más que, algunas veces, quede relegado.
ResponderEliminarGracias por recordarme que éste también me espera. Uff.
Un abrazo.