Un libro breve pero muy esclarecedor. Nunca nos preguntamos qué hay tras nuestros aparatos electrónicos. ¿Qué hay tras la admirada tecnología del mundo rico? En este libro nos dan la respuesta que se invisibiliza sistemáticamente para mantener el mito de Silicon Valley y de su esperanza de crear un mundo justo y pacífico por poner al alcance de todos/as las «herramientas informáticas» (p. 100).
Nuestra creencia en la omnipotencia tecnológica nos ha conducido a no cuestionar el consumismo inducido por las nuevas tecnológias. De la misma manera se han invisibilizado los millones de personas trabajando en condiciones de casi esclavitud y cuya forma de protesta es el suicidio.
El ejército de esclavos de la electrónica son cientos de miles de jóvenes migrantes: el retrato de una superviviente, Tian Yu, obrera de Foxcoon, sirve de hilo conductor a la socióloga Jenny Chan para analizar el recorrido de estos trabajadores. En ese otro lado del mundo, cuando la vida es secuestrada por el capitalismo, la última forma de desobediencia es prescindir del cuerpo productivo propio. Parece que solo es posible visibilizar las condiciones en que millones de chinos trabajan saltando desde el tejado de un edificio.
Deberíamos repensar la materialidad de nuestra existencia.
Estoy muy contenta de que se hable de ello, porque la gente no parece darse cuenta. De todos modos, creo que tiene que ser un libro, a pesar de breve, demasiado duro.
ResponderEliminarEs muy duro por las condiciones de trabajo que describe y porque se trata de gente muy joven que desarraigan completamente de su familia y amistades,
EliminarMe parece muy interesante. Hace poco he leído Kentukis de Samanta Schweblin. y ha sido un relato muy inquietante por su futuro tan presente. Me llevo este que nos compartes. Un saludo
ResponderEliminarNo conozco el libro que me dices, lo buscaré.
EliminarUn saludo
Duro pero interesante propuesta que anoto en pendientes inmediatos.
ResponderEliminarMuchas gracias
Es importante conocer esa realidad, no olvidar lo que hay detrás de nuestros aparatos electrónicos.
EliminarGracias a ti.
Esclavos de la electrónica, esclavos de la moda y esclavos de lo que venga de allá para algún día tenernos a su merced y forjar de una vez nuestra propia esclavitud hasta ahora más sutil.
ResponderEliminarEn realidad el poder se asienta en la progresiva dependencia de unas masas usando de la dependencia económica y física de otras.
Saludos
Esclavos del consumo... pensamos más posible el fin del mundo que el fin del capitalismo. Un asco.
EliminarEsclavos del consumo. Pensamos que es más factible el fin del mundo que el fin del capitalismo. Las utopías son ya impensables.
Saludos.
Cuando el Muro de Berlin se desplomó (a Dios gracias) y llegó la época de la Globalización, no pude sino temblar... Nos igualaban a todos, pero por abajo...
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Un acontecimiento que ha tenido muchas repercusionessiempre positivas para los mismos.
EliminarUna abrazo!!
Me parece muy acertada la frase con la que acabas el comentario del libro "Deberíamos repensar la materialidad de nuestra existencia"
ResponderEliminarUn abrazo
Anxo (anacos con biblioteca)