Tres relatos, uno de ellos ya leído y comentado: “Expediente”. Los otros dos son: “La bandera inglesa” que da título al libro y “El buscador de huellas”, el que me ha gustado más.
Dice el propio autor, siento por estos relatos algo muy especial, porque son fragmentos de mi propia vida.
“La bandera inglesa” relata su juventud en Budapest, los temores que empieza a sentir al darse cuenta de que el totalitarismo emerge por cualquier resquicio de su vida cotidiana, ser consciente de que no adaptarse significará tener problemas siempre, sentirse amenazado siempre, preocupado por sobrevivir y, a la vez, pensar. Es en esa época de juventud cuando se encuentra con la música y la literatura, tabla de salvación y, al mismo, tiempo navegar solo en el océano de la intelectualidad en un régimen dictatorial.
Mediante la lectura, mediante esa epidermis que cubría las diversas capas de mi vida, me mantenía en contacto con el mundo como a través de un traje protector (13).
Y la metáfora de la bandera inglesa:
De repente apareció un coche similar a un jeep. Su capó estaba todo cubierto por los colores británicos, azul, blanco y rojo: una bandera inglesa. Por esa misma curva en que desapareció la bandera inglesa fueron apareciendo al cabo de unos días, viniendo de la dirección contraria, los tanques (52-53).
“El buscador de huellas” es el regreso del protagonista (el enviado) al campo de concentración de Buchenwald (la frase de la puerta lo confirma: a cada cual lo suyo, p. 100) donde había estado internado, como el propio autor en 1944-1945. La búsqueda de las huellas de su experiencia vital se convierte en una actividad angustiosa (tanto en el campo, como en la fábrica y alrededores).
En el campo se encuentra con una extensión casi vacía y con los turistas…
Los turistas son como las hormigas: se llevan con diligencia, migaja a migaja, el significado de las cosas; con cada palabra, con cada fotografía, desgastan la muda importancia de cuanto los rodea (98).
Un relato en el que se siente la opresión que siente el enviado, la amenaza de lo que puede ocurrir cuando encuentra las huellas de su vivencia terrorífica, la aparente naturalidad con la que ha desaparecido casi todo, tanto en el paisaje como en el recuerdo de quienes lo vivieron como colaboradores de la muerte, del terror, del mal…
Hola, Laura. ¿De vuelta de vacaciones? Es curioso porque he leído "Sin destino" tres veces, pero desconocía este libro de relatos. Lo anoto sin dudarlo. Resulta irónico (casi indignante) que estos campos de muerte se hayan convertido en sitios turísticos. De hecho, leí hace poco que en Auschwitz ya se llega a extremos absurdos de curiosidad malsana, muy lejos de su intención, que es la toma de conciencia del horror para evitar que regrese el fantasma del fanatismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin destino es una de mis obras favoritas, a través de ella descubrí a Kertész, autor al que venero y del que estoy a punto de completar la lectura de todas sus obras (de hecho, las que me faltan por leer las espacio para poderlas degustar mejor).
EliminarTodo se convierte en objeto de consumo, hasta los campos de exterminio, así somos los seres humanos.
Un abrazo!!
Kertész posee una rara genialidad, en tanto que es capaz de revelarnos lo más tenebroso del ser humano, pero sin apartarse de esa sutil sensibilidad que despliega su mirada sobre la realidad que lo concierne, y ese paradójico abordaje de las cosas me fascina.
ResponderEliminarEl bonito párrafo que has seleccionado (13), me lleva hacia una impresión análoga que expone en su ensayo; “Yo, otro”, obra que siempre tengo cerca. Kertész ante la cuestión ¿qué soy yo?, solo concibe una respuesta:
“No poseo otra identidad que el escribir”. La escritura nos permite tomar conciencia de que “no tenemos nada que ver con nosotros mismos”
Y me parece un gran verdad, la escritura es una búsqueda constante de uno mismo, no importa que sea ficción o realidad, una escritura de reafirmación o confrontación, el objetivo siempre es el mismo, atisbar un reflejo de lo que eres en lo que escribes.
Muy apropiado el fragmento de la bandera inglesa… en estos momentos de enfrentamiento entre banderas que vivimos aquí, cuánta estupidez nos mueve en el nombre de esa entelequia que ondea al viento.
Un fuerte abrazo, Laura.
Yo, otro, otra de mis obras favoritas de Kertész. Este autor es uno de esos escritores con los que me identifico plenamente hasta en detalles nimios. Siendo un rematado pesimista, no renuncia nunca a la libertad interior y sigue creyendo en la bondad de las personas. Un bagaje aparentemente pobre, pero que se releva como trascendental.
EliminarMe resultan odiosas las banderas como seña de identidad.
Un abrazo grande Paco!!
Continúa estando Kertész en la balda de los pendientes. Me lo recuerdas de vez en cuando y lo haces de tal forma que siento ese hueco en mi territorio literario.
ResponderEliminarAbrazos (blancos).
No puedes perderte a este autor, es impresionante :)
EliminarAbrazos (blancos).
Algunos viajes nos pueden llevar a la locura... Sea la actual o la que se adueño del mundo en otros tiempos pasados...
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Pues sí, a una locura que acabó en un baño de sangre.
EliminarAbrazos!!
Imre Kertesz sabe de lo que escribe porque lo vivió en su propia vida, en sus propias carnes. Lástima que la lectura que le salvó a él quizás no nos salve a los demás en un mundo que tan poco mejoró desde que él escribió su obra.
ResponderEliminarLa cita sobre los turistas es de una lucidez extraordinaria y me recuerda a esa historia de los indígenas que no quieren que les saquen fotos porque les roban el alma.
Un abrazo
¿Y qué nos puede salvar?
EliminarKertész es una mente lúcida que por sí misma me ofrece un mg de esperanza.
Un abrazo.
Estoy consternada y apenada por lo que estáis viviendo en Galicia.
Como lo dejé anotado anteriormente en la cita de Lorca "Todas las cosas tienen alma, la Poesía es el alma de todas las cosas". Todas las palabras tienen su magia y la palabra destino es apasionadamente mágica. En una publicación de años atrás había citado esto de la película Serendipia “ en su derrota se aferró a la creencia de que la vida no es solo una serie de accidentes y coincidencias sin sentido…no, más bien es un tapiz de eventos que culminan en un plan sublime y exquisito…”
ResponderEliminar“Si queremos vivir en armonía con la naturaleza debemos poseer una fe poderosa en lo que los antiguos solían llamar fatum lo que generalmente llamamos destino…” Ya te podrás imaginar la algazara en el alma que me traigo con estos encuentros y más cuando por necesidad hay que recrear a Aristóteles y su reflexión acerca de las causas, del acto y de la potencia y esa embriagante relación de sintagma y paradigma. Grafico mi comentario imaginando un piano en un teatro listo para un concierto de un genio virtuoso, todo es luz, rostros radiantes y felices, por otra parte me imagino el mismo piano en el fondo del mar luego de un naufragio, claro, el piano no fue hecho para acabar en el fondo del mar pero allá está. Bien mientras no estemos en el fondo de un mar aún podemos hacer acopio de nuestra total potencialidad, de nuestra total capacidad para lo que estamos hechos, por una parte no podemos escapar al determinismo es cierto, pero por otra parte así como el piano no puede ser un violín de acuerdo a su arquitectura y estructura también es cierto que mediante esas reglas se puede llegar a respirar infinitud y eternidad, del sintagma al paradigma o al ritual del buscador de huellas contando que esas huellas pueden ser la misma algarabía de las estrellas, señales de embriaguez luego de nuestra obligada nekia. "...Y tiritan azules los astros a lo lejos..."
Un besazo con chapoteo de estrellas y estrellitas como no...jajajajajajaja
Nunca dejará de maravillarme la extraordinaria capacidad que tienes para generar risas, optimismo y disfrute a través de tus comentarios. En estos momentos es algo que necesito más que nunca: una brecha por la que entre luz, claridad, calma, armonía...
EliminarEse chapoteo que acompaña al beso no augura calma, pero resulta atrayente, eso seguro :))
Gracias por tus palabras y un beso lunar.
https://en.wikipedia.org/wiki/Nekyia
ResponderEliminarHola Laura me ha parecido que parece que nada cambia, no aprendemos y vuelve una y otra vez la intolerancia.
ResponderEliminarMe gustan las palabras que destacas, esa lectura como un manto protector porque a veces es tan necesario protegerse del exterior.
El buscador de huellas me ha hecho pensar en la banalización del dolor y en cómo buscando un "selfie" nos olvidamos de ser respetuosos. Cada vez me sorprende más la deshumanización y frivolidad de las personas, no todo vale pero cada vez hay menos educación y saber estar.
Soy de la opinión de que hay lugares que deben ser accesibles y visitados para no olvidar nunca las atrocidades que es capaz de cometer el ser humano y deben ser visitados con respeto por todo el sufrimiento y el dolor que allí se causó.
Un beso
Yo he visitado Auschwitz con el corazón encogido y lágrimas en los ojos. Cada persona es un mundo (a veces grande y otras minúsculo) y los campos de concentración o de exterminio pueden ser una vivencia profunda o una etapa más de un tour. El ser humano es muchas veces incomprensible para mi.
EliminarGracias por tu reflexión y un gran abrazo.
ResponderEliminarMe quedo con estos dos fragmentos:
"Mediante la lectura, mediante esa epidermis que cubría las diversas capas de mi vida, me mantenía en contacto con el mundo como a través de un traje protector."
"Los turistas son como las hormigas: se llevan con diligencia, migaja a migaja, el significado de las cosas; con cada palabra, con cada fotografía, desgastan la muda importancia de cuanto los rodea."
Menos mal que tenemos los libros, la música, el arte... y que la belleza aún se puede buscar y hasta, a veces, encontrar... ;)
Besos y apretado y cálido abrazo frente al frío... independientemente de los grados centígrados que nos rodeen...
:)
Los libros me acompañan desde que era muy pequeña, puedo prescindir de muchas cosas, nunca de los libros.
EliminarPor supuesto, son las personas las que dotan de riqueza las lecturas. Gracias por tus palabras y por tu afecto.
Un inmenso abrazo, querida X.
Qué fuerte tiene que ser ver el campo donde has estado internado visitado por turistas. Vomitivo. No puedo ni imaginar una experiencia como esa.
ResponderEliminarUn tipo con esasvivencias seguro que tiene mucho que contar. Me lo apunto.
Un abrazo
Un horror invivible. Kertész es uno de mis escritores favoritos, de esos que tengo que leer completo y luego releer.
EliminarUn abrazo.
De este autor leí hace años Sin destino, que me impactó tanto... Pero no conocía este libro de relatos. Me lo llevo bien apuntado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Magnífica "Sin destino", a mi también me impactó mucho, tanto que no he parado de leer su obra desde entonces.
EliminarBesos!!
Sigo apuntando a Kertész a través de tus lecturas. Yo siempre he sentido que los libros son un refugio al cual acudir, sobre todo en tiempos de intolerancia y sinsentido. Comparto con el autor que nos protegen y nos mantienen en contacto con el resto del mundo.
ResponderEliminarPor otra parte, debe ser una experiencia muy fuerte volver al lugar al que preferirías no recordar... Si tú, que has visitado Auschwitz, te has sentido acongojada, no cabe en mi imaginación cómo se sentirá aquel que tuvo que pasar por tamaño horror.
Gracias por tus líneas y por tu constancia sobre un autor poco difundido -al menos, por aquí-.
Un fuerte abrazo!
Es un tema que me interesa desde hace años y al que le sigo dando muchas vueltas. Ayer sábado estuvimos hablando en una tertulia sobre la "banalidad del mal" de Hannah Arendt, fue interesante sin duda alguna ver otras maneras de entender ese concepto.
EliminarKertész es uno de mis autores favoritos y de referencia, ya lo he dicho muchas veces. Guardo los tres libros que me faltan por leer de él como oro en paño.
Un fuerte abrazo!!