Esta novela la compré en edición de bolsillo hace muy poco tras leer la reseña que, a finales de octubre del 2014,
hizo Agnieszka. El tema me atrajo de inmediato y decidí adelantar su lectura
pese a los muchos que tengo en espera en la estantería.
La novela tiene 343 páginas a las que hay que sumar un pequeño glosario y
una nota con la procedencia de algunos textos que se reproducen en la obra. El
título no hace más que recoger la importancia que tienen las palabras en esta
novela, especialmente porque Aga Akbar, el protagonista de la obra junto a su
hijo Ismail, es sordomudo, no habla, por tanto, pero sí escribe utilizando
signos cuneiformes tomados de unos textos que conoce desde niño en la cueva del
monte sagrado del Azafrán en Irán.
Kader Abdolah (cuyo verdadero nombre es Hossein Sadjadi) nació en Irán en
1954. Estudió Física en la Universidad de Teherán y participó en la resistencia
estudiantil contra el Sah de Persia desde una organización de izquierda de
ideología marxista. Su lucha continuó cuando se produjo la llegada al poder del
ayatolá Jomeini en 1979, tuvo que huir de su país en 1988 y encontró asilo
político en Holanda, donde reside desde entonces. Colaborador del diario más
importante de Holanda, De Volkskrant,
fue galardonado con el Dutch Media Prize por sus columnas periodísticas. Ha
escrito varias novelas entre las que se encuentra El reflejo de las palabras (2000), su quinta novela.
Dos aspectos me han conquistado de esta novela, la historia particular de
una familia iraní que procede de una pequeña aldea y la agitada historia de
Irán en el siglo pasado. Enseguida sabemos que la clave de la historia
particular está en los pasos que dará Ismail, hijo de Aga Akbar, por descifrar
los apuntes secretos de su padre que le llegan a Holanda a su muerte. El autor
enseguida presenta quién narrará la obra:
Somos dos: Ismail y yo. Yo soy el narrador omnisciente. (…)Aunque soy omnisciente, no puedo leer esos apuntes.Contaré sólo la parte de la historia que precede al nacimiento de Ismail. Dejaré que él mismo relate el resto. Pero al final volveré, pues Ismail no es capaz de descifrar la última parte de las notas de su padre (p. 12).
Aga Akbar nace de Hayar, una mujer humilde, y de un príncipe que solo le
deja en herencia un largo nombre del que siempre se sentirá orgulloso. Será
reparador de alfombras y poeta. Se esforzará por comunicarse pese a que no
puede hacerlo por el sistema habitual del habla. Desde su desconocimiento del ancho mundo y la sabiduría de las cosas sencillas, Akbar muestra las
posibilidades del ser humano para superar las limitaciones y la estrecha
relación que construye con su hijo Ismail.
Nadie sabía cuándo se sentaba a escribir. Y menos aún sobre qué. El cuaderno se había convertido en parte de su persona, estaba inseparablemente unido a él, como su corazón, que bombeaba sin que nadie reparara en ello. Pero Ismail sí sabía cuándo escribía su padre, cuando necesitaba plasmar las cosas que no comprendía y que no alcanzaba a explicar con su lenguaje de gestos. Cosas inalcanzables, incomprensibles, impalpables, que de pronto lo conmovían y que se quedaba contemplando impotente (p. 88).
A Akbar le parecían incomprensibles el amor, pero también la muerte o la
luna, la lluvia y el sol. En Ismail encuentra su apoyo, el medio para
comunicarse mejor con el mundo. A su vez Ismail encontrará en su padre una
visión sencilla (que no simple) de la vida y su presencia se convertirá para él
en imprescindible. El exilio al que se verá abocado por motivos políticos
convertirá en vital el descifrar los cuadernos de su padre reinventando su
memoria y con ella la de toda su familia. La recuperación de la memoria se
presenta como relevante para el pueblo iraní en el convulso siglo XX. La novela
dibuja los rasgos principales de la historia que marcó la evolución de este
país desde las ideas modernizadoras impuestas por el militar Mirza Reza
Pahlevi, la continuación totalitaria de su hijo Muhammad Reza Pahlevi con su
papel de fiel aliado de EUA en el juego de la guerra fría contra la cercana
URSS y, por fin, el régimen fundamentalista de los clérigos liderados por Jomeini. La lucha desde la izquierda
laica contra unos y otros, buscando un sistema más justo para el conjunto de la
población, la represión, las torturas y el exilio, son elementos que sin quitar
protagonismo a la historia familiar la dotan de una dimensión más global.
Kader Abdolah escribe bien, relata con minuciosidad, con ternura, con
delicadeza, pero también con exactitud y brevedad cuando es necesario. Por ello
la lectura te va atrapando de forma sutil y sus personajes, a veces de una
sencillez extraordinaria, te hacen sonreír o te entristecen con sus cuitas. Un
autor para repetir.
Me alegro que te haya gustado. ¿Sabías que otra novela suya, "La casa de la mezquita", es la novela que más ejemplares ha vendido en la historia de Holanda?
ResponderEliminarsaludos
No, no lo sabía. ¿Y es tan recomendable como esta?
EliminarSaludos!
A mí me encantó, un libro que deja una gran huella.
ResponderEliminarSaludos!
Es verdad, lo acabas de leer y te sigue rondando por la cabeza.
EliminarSaludos!
Sólo he oído cosas buenas de este libro así que habrá que animarse y leerlo.
ResponderEliminarBesos!
Ahí queda mi impulso para animarte.
EliminarBesos!
Te he leído atentamente y me ha atrapado tu reseña, quizás porque esa etapa iraní la tuve present por motivos que no vienen al caso contar.
ResponderEliminarSeguro que la leeré.
Gracias.
Que la disfrutes como yo, o más, por esos recuerdos.
EliminarIrán o Persía es una de las muchas culturas que me llaman la atención. Desligado por causas ajenas de su papel de origen cultural de occidente.Me apunto el autor. Esta reseña es de las que abren el apetito. Un beso.
ResponderEliminarPues ya sabes!! Un librosaciador acompañado de algún guiso para afrontar el frío: ¿un cocido?
EliminarPersía, Persía, Persía... me gusta la palabra, despierta recuerdos de épocas en las que la clerigalla no dominaba y ennegrecía todo.
Beso.
Me gusta el título, la portada, lo que promete, pero sobre todo me gusta todo lo que has contado y la forma en que lo has hecho; me parece un libro cálido, como mencionas y me gustaría mucho leerlo; gracias por la recomendación.
ResponderEliminarBesos.
Si que es cálido, la relación entre el padre y el hijo es muy hermosa.
EliminarBesos.
Vi que Agnieszka había recomendado esta novela para la iniciativa "Serendipia recomienda". Y me he quedado indecisa tras leer tu reseña porque, aunque me interesa más lo relacionado con Irán desde que leí "Persépolis", yo no sé si esta novela va a ser de mi estilo. Me ha llamado la atención algo: ¿no hay puntos entre las frases?
ResponderEliminarUn beso.
No conozco mucho tu estilo lector, así que no me atrevo a recomendártela más allá de que a mi me ha gustado.
EliminarSi que hay puntos en las frases, no sé porqué dices eso...
Un beso
Vaya, ahora sí aparecen. Debe ser algún error del navegador, hay veces que me hace cosas raras, como borrarme palabras, y tengo que refrescar la página hasta que me sale bien...
EliminarNo sé porqué pero siempre me atraen las novelas ambientadas en Oriente, tanto el lejano como el medio o el más próximo y a esto hay que sumarle lo que nos cuentas sobre este libro, me has convencido y me la anoto para mis próximas lecturas. No conocía a este autor y creo que merece la pena conocerlo.
ResponderEliminarUn beso.
Si te gustan todos esos componentes, te gustará. Ya hablaremos si la reseñas.
EliminarUn beso.
Qué buena pinta tiene la novela. Irán es el gran desconocido, tiene una cultura desbordante a la que bien podríamos acercarnos. Por eso, libros como estos merecen la pena. Me apunto la recomendación.
ResponderEliminarUn abrazo.
A ver si te gusta, es una novela atractiva por muchos motivos.
EliminarAbrazos!!
Y quién se resiste con esta tremenda reseña? Muchas razones das para querer leerla. Así que como la encuentre en la biblio, me la llevo seguro.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡¡Yo creo que te gustará!!
EliminarBesos!!
Laura, que bien suena...sin duda tendré que detenerme a mirar el libro cuando visite las librerías. Sin duda alguna, me atrae mucho por lo que nos has contado. De las historias de oriente conocemos muy poco, y creo que deberíamos aprender más...simplemente escuchar sus historias. De Iran conozco poco más que Persepolis, que me pareció impresionante.
ResponderEliminarUn abrazo...y a seguir contándonos novelas que te llamen...
Es verdad que no suele ser el tema habitual de las novelas que acostumbramos a leer. Luego ocurre que, en el fondo, la literatura siempre habla de temas universales, eso sí con trasfondos y culturas diferentes.
EliminarEspero que te guste si finalmente la compras.
Abrazos y gracias!!
ResponderEliminarTu reseña y la historia que nos cuenta es como un cuento...
Y esa portada como esa historia... una ternura...
Un tesoro a descubrir por un@ mism@.
Tomo nota... ;)
Besos, cálido abrazo frente a los 3 º que reinan por estos lares...y buen finde!!
ResponderEliminarPD: “Levantar el papel donde escribimos
y revisar mejor debajo.
Levantar cada palabra que encontramos
y examinar mejor debajo.
Levantar cada hombre
y observar mejor debajo.
Levantar a la muerte
y escudriñar mejor debajo.
Y si miramos bien
siempre hallaremos otra huella.
No servirá para poner el pie
ni para aposentar el pensamiento
pero ella nos probará
que alguien más ha pasado por aquí.”
(Roberto Juarroz)
Admiro mucho la poesía de Juarroz, me encanta. Y esta en concreto es pura sapiencia.
EliminarSi la lees finalmente a ver si te gusta.
Ha refrescado, pero aquí a la orilla del Mediterráneo yo nunca siento frío (y eso que me encanta).
Besos y buen domingo!!!
Gracias Laura por tu interesante reseña de la novela "El reflejo de las palabras". Me has transmitido el deseo de leerla en cuanto caiga en mis manos. El reflejo poético insertado en la narraciòn tan tìpico de las novelas orientales me fascina. Y también el contexto històrico de la historia de Iràn desde la caìda del Sha tan poco conocido; yo solo conozco lo que entendì viendo la maravillosa pelìcula "Persépolis" sobre la obra de Marjane Satrapi.
ResponderEliminarUn abrazo U-topìa, todo lo mejor para ti :)
Me parecen sus dos logros más destacados: esa forma poética de narrar y situarla bien en el momento que ocurre la historia que cuenta. En si la historia es también muy atractiva.
EliminarUn abrazo y te deseo también lo mejor, Chusa.
Laura, yo me leí La Casa de la Mezquita... donde el autor plasma la historia de una poderosa familia, la de Aga Yan, importante comerciante de alfombras, afincada en una gran casa, adhosada a la mezquita.
ResponderEliminarEn esta morada discurren un desfile fascinante de personajes: abuelas, niños, sirvientes, comerciantes, religiosos, etc. y en ella conviven el poder económico y religioso de la ciudad. Te la recomiendo mucho.
Como bien dices: Kader Abdolah escribe bien, relata con minuciosidad, con ternura, con delicadeza, pero también con exactitud y brevedad cuando es necesario.
Esta de la cual hablas no la he leído pero voy a por ella.
Abrazos
Carlos
Me apunto ahora mismo La casa de la mezquita. Parece ser que fue un gran éxito en Holanda.
EliminarAbrazos!!
Interesante porque ayuda a complementar esa imagen del régimen iraní actual y de la suerte de la oposición laica al Sha que retrato de forma magistral Marjane Satrapi en su comic Persépolis.
ResponderEliminarBesos
La oposición laica con el Sha era tremenda, con los clérigos que dice el autor, imposible, solo quedó el exilio como camino.
EliminarBesos!
Ser izquierdista laico en un país islámico es tentar a la suerte como poco. Yo también conozco el asunto gracias a Persépolis, y el mal pronóstico que tiene.
ResponderEliminarMe llama la atención la sencillez que describe el autor, un valor que por aquí hemos perdido, creo.
Si le quitamos el mostacho al amigo Abdolah se parecería bastante a mí. No recuerdo tener primos por aquellas latitudes, pero quién sabe.
Coincido con tus impresiones.
EliminarPues tengo que piropearte si me dejas, claro.
¿No te parece que nuestro lejano origen nos da esas semejanzas? El anterior presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, se parecía mucho a mi padre.
Lo apunté y compré después de leer lo que reseñó Agnieszka, de la misma manera que tú. En medio de otras lecturas, decidí posponerlo como a un manjar que vale la pena disfrutarlo con tiempo. Tus líneas sólo incentivan mi curiosidad y afán de lectura.
ResponderEliminarGracias por hacernos llegar tus impresiones!
Un beso desde las pampas.
Ya tengo curiosidad por leer tus consideraciones acerca de esta obra.
EliminarAbrazos!!
Estoy de acuerdo, una vida sencilla no es una vida simple.....y ese elogio de la precision y la concisiòn se agradecen. La anoto...el tipo tiene suficiente vida vivida como para tener cosas que decir.....y eso, que en principio no es imprescindible, se convierte, seguro, en un tanto a su favor.....y que mas....que no recuerdo cual fue la ultima cosa que leì de un irani. Pero una cosa te aseguro, no es una curiosidad exòtica.....como siempre tu me has abierto las ganas....un abrazo
ResponderEliminarMe alegra abrir ganas por la literatura. Es cierto que un escritor no necesita ser una persona que haya vivido mucho para ser un gran escritor, siempre pienso en Pessoa en este sentido.
EliminarAbrazos!
Reconozco que únicamente conozco algo de la historia de Irán por "Persépolis"... Me ha llamado mucho la atención lo que cuentas de esta novela así que directamente ha pasado a mi lista de futuras lecturas.
ResponderEliminarAbrazo!
No he visto la película y ya la he apuntado para buscarla.
EliminarA ver si te gusta.
Abrazos!
Otra que me apetece...ayyyyssss que me estás engrosando la listaaaaa!
ResponderEliminarMerece la pena ;)) jajajaja
EliminarEste libro es tierno y sensible y, como bien dices, se te queda rondando en la cabeza mucho tiempo, te acompaña. Un abrazo.
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