sábado, 18 de mayo de 2019

W.G. SEBALD, Austerlitz

Una novela peculiar como es habitual en Sebald, peculiar por el tema y peculiar por la forma: apenas utiliza el punto y aparte (y en algunos momentos, no utiliza el punto). Esta falta del punto y aparte, obliga a leer de forma continua, siendo a veces agobiante.



La historia de esta novela es dramática: Austerlitz, cuando era un niño de cuatro años abandonó todo su mundo y, gracias a ello, pudo salvar la vida. Su madre adoptó esta solución drástica ante la inminencia de la deportación.

Austerlitz salvó la vida pero se convirtió en un inadaptado cuyas motivaciones desconocía. Casi toda su vida se negó a indagar de donde venía, quién era, en definitiva. 

Las conversaciones que entabla con un joven desconocido sirven de guía a esta historia en la que va explicando su odisea de desarraigo que le conducirá finalmente a descubrir su pasado hasta que su madre le salvó la vida enviándolo a Gales con una familia, una lengua y unas costumbres totalmente desconocidas para él. 

Todo eso lo comprendí y, sin embargo, no lo comprendí, porque cada detalle que se me revelaba en mi recorrido por el museo, a mí, que había permanecido ignorante, como temía, por mi propia culpa, yendo y volviendo de una sala a otra, superaba con mucho mi capacidad de comprensión (200-201). 

Cuando se decide a conocer su pasado, las indagaciones le llevan a su país de origen, a Terezín, a Gurs y al horror de las desapariciones de su padre y de su madre deportadas y desaparecidas entre las cámaras de gas y los hornos crematorios. 

Austerlitz es una historia angustiosa, a veces te coge del cuello y te arrastra tras de sí sin dejarte casi ni respirar, no solo te cuenta algo, te arrastra a lo que siente y a lo que le emociona, sus objetivos eran ambiciosos y logra escribir una novela excelente.

16 comentarios:

  1. La novela contemporánea también ha echado mano del recurso de prescindir por completo de la puntuación: es una forma de traducir en texto el flujo de pensamientos en la mente, y en 1921 James Joyce lo utilizó magistralmente para el último capítulo de Ulysses: el soliloquio de Molly Bloom. Entre nosotros ha utilizado este recurso C. J. Cela en su novela Oficio de tinieblas 5 (1973), que prescinde de casi toda la puntuación, aunque divide el texto con numerosos espacios en blanco.

    Prefiero la puntuación. Ayuda al lector.

    Un abrazo

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    1. Maravilloso capítulo el de Molly Bloom. Tienes mucha razón en lo que explicas tan bien, sin llegar al caos que refleja Joyce, Sebald utiliza ese recurso que, también utilizó con maestría, Saramago.
      Yo también prefiero la puntuación, ayuda a seguir un ritmo lector.

      Un abrazo!

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  2. Seguro que en este caso la falta de puntos es una forma eficaz que busca, como cuentas, arrastrarte a sus sentimientos pero a mi eso me agota. Tengo el coco volátil por la edad.
    Las cabezas, que tienen sus mecanismos de defensa. Como no querer saber.
    Un abrazo

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    1. Es agotador. Nunca encuentras el momento de interrumpir la lectura porque parece que luego no la podrás reemprender... una sensación extraña.

      Lo de no querer saber, es supervivencia en ciertas cuestiones :)

      Un abrazo!!

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  3. Recuerdo que ha sido una novela ardua por esos párrafos larguísimos, pero me ha gustado. No sólo por lo que narra, sino también porque repasa la arquitectura de las ciudades de Bélgica e Inglaterra.
    También recuerdo tu comentario sobre la tragedia de la pérdida de identidad de aquellos años. Un buen libro, sin duda.
    Veo que estás encarando tu primer 'Barnes'. A mi me ha gustado mucho. Esperaré tus líneas con ansiedad.
    Un abrazo!

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    1. Sí, a mi también me ha gustado, todo lo que he leído suyo me gusta.

      Me pareció muy interesante las explicaciones que da de la arquitectura, debe tener conocimientos por su formación, pero lo desconozco.

      Estoy acabando el libro de Barnes y me ha encantado, hay que seguir con este autor :)

      Un gran abrazo!!

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  4. Ni me sonaba... Tomo buena nota, que me gusta todo lo que cuentas.
    Besotes!!!

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  5. Creo que mi mente, demasiado sencilla, no sería capaz de soportar una lectura sin puntuaciones... Creo que no llego a tanto... Pero tomo nota, como siempre
    Un abrazo, amiga

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    1. Seguro que sí que lo "soportarías", pero te doy la razón, yo también prefiero la puntuación, facilita mucho la lectura.

      Un abrazo!!

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  6. Sebald, claro, es de los imprescindibles (aunque haya mucha gente que no "trague" su forma de narrar).

    No tiene que ser fácil dejar de vivir con tus culpabilidades (hacia otras personas y hacia ti, en definitiva). Llega a ser cómodo.

    Abrazos.

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    1. Su forma de narrar y de ilustrar, siempre combina con imágenes como bien sabes.
      Plantea tantas complejidades que te adentra en la realidad.

      Abrazos.

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  7. Creía que ese recurso de escribir todo seguido era un pecado de los sesenta setenta, pero veo que se sigue usando. A mí me resulta agobiante, pero visto el asunto del libro parece que el recurso está justificado.
    Saludos

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    1. Estoy de acuerdo, es un poco agobiante, pero acompaña lo que quiere decir y dónde nos quiere situar.
      Me parece que ese recurso ya no es una moda, se ha instalado y se aplica.

      Saludos

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  8. He entrado en el blog con cierto miedo, lo confieso. Tengo exámenes en breve y he dejado libre mi carné de libros pendientes, así que me temía lo peor... esta vez ya lo he leído y secundo tu reseña, como siempre, muy acertada.

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    1. :) Uff, menos mal!! Que vayan muy bien los exámenes. Y gracias.

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