viernes, 28 de diciembre de 2018

E. C. BENTLEY, El último caso de Philip Trent

Estamos ante una reedición de una novela publicada en 1913 que, estoy casi segura, no me hubiera comprado nunca. Fue un regalo de cumpleaños de un amigo escritor con muy buen criterio literario. 


Se trata de una estupenda novela detectivesca (algunos hablan de obra maestra) con personajes bien definidos; especialmente atractivo es el protagonista Philip Trent, un joven treintañero, inteligente y astuto para investigar crímenes complicados de resolver. Trent, y esto fue una gran innovación en el momento de su publicación, no es infalible, comete errores y sabe burlarse de ellos. 

La trama de esta novela, que gira en torno a la muerte de un gran empresario norteamericano, Sigsbee Manderson, está muy bien construida y mantiene el misterio del asesinato casi hasta la última página. 

Bentley tiene una escritura elegante que describe muy bien los ambientes de la campiña inglesa, una escritura llena de pequeños detalles a los que hay que prestar atención y que obligan a una lectura que no puede ser apresurada. Os dejo un párrafo referido a un personaje de los secundarios pero que tiene protagonismo en la novela, el Sr. Cupples, tío de Mabel, la joven esposa de Manderson: 
(…) era un miembro bien considerado de la Sociedad Positivista de Londres, banquero jubilado, viudo sin hijos. Su vida austera pero no infeliz transcurría fundamentalmente entre libros y en los museos; tenía conocimientos profundos y acumulados con paciencia sobre un buen número de asuntos curiosamente inconexos que en una época u otra habían despertado su interés, y le habían valido un lugar en el silencioso y oscuro mundo de los catedráticos, los conservadores y los fanáticos de la investigación; nunca estaba más a sus anchas que en sus cenas amigables y serias. Su autor favorito era Montaigne (28). 
En resumen, una excelente novela que me merecía después de la lectura de novelas y ensayos más espesos y que requieren más esfuerzo lector.

martes, 18 de diciembre de 2018

GAEL FÄYE, Pequeño país

El genocidio es un delito internacional que comprende los actos perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Es el grado más extremo de violencia intergrupal y el más extremo de todos los actos de limpieza étnica. El término fue acuñado y definido en 1944 por el jurista judeo-polaco Raphael Lemkin que pudo huir a EUA, en 1939, del holocausto. Este término ha sido aplicado, después del holocausto contra los judíos, a Ruanda, Guatemala, Darfur, Bosnia, Armenia y Camboya.


Esta novela tiene como protagonista a Gaby, de padre francés y madre ruandesa tutsi. El genocidio en Ruanda, que afectó también a Burundi, fue un intento de exterminio de la población tutsi por parte del gobierno hegemónico hutu en 1994, año en el que se eliminó al 75 % de los tutsi. 

Gaby era un niño de 10 años cuando se produjeron las terribles matanzas en Ruanda donde vivía una parte de su familia materna y se produjo en Burundi un golpe de Estado y una guerra con ecos étnicos entre tutsi y hutus. Como consecuencia de esta situación que afecta a toda la familia, especialmente a la de su madre, Gaby y su hermana fueron trasladados a Francia. 

Veinte años después de salir de Burundi, Gaby decide regresar a su país de nacimiento y rememora sus vivencias infantiles, unas felices y otras dramáticas. El autor compone una novela de aprendizaje desgarrador que nos sorprende por la manera tan fácil en que el odio y la guerra se introduce en la vida de una familia que llevaba una vida feliz más allá de los conflictos personales habituales. 

Llama la atención cómo entreteje los recuerdos infantiles felices de un grupo de amigos que vivían en el mismo callejón con el momento histórico que le tocó vivir y que cambió su vida. No hay grandes palabras, rencor o heroicidad, simplemente explica, desde las vivencias de un niño, los sucesos terroríficos que tuvo que vivir, incluso en lo personal, pese a su edad. 

Dos fragmentos: 
La infancia me ha dejado marcas con las que no sé qué hacer. En los días buenos me digo que es de ellas de donde nacen mi fuerza y mi sensibilidad. Cuando he llegado al fondo de la botella, veo en ellas la causa de mi adaptación al mundo (13). 
Sin que se le pida, la guerra se encarga siempre de procurarnos un enemigo. Yo, que quería permanecer neutral, no pude serlo. Había nacido con aquella historia. Me corría por dentro. Le pertenecía (133). 

Excelente novela.

sábado, 8 de diciembre de 2018

TIZIANO SCARPA, Venecia es un pez. Una guía.



El autor parte del parecido de Venecia con un lenguado para hacer un librito delicioso sobre su ciudad. Utilizando órganos y sentidos (pies, piernas, corazón, manos, rostro, orejas, boca, nariz y ojos) de un visitante a su ciudad va desgranando mil y un detalles sobre Venecia. Destacar su sentido del humor que hace más entretenida, si cabe, su lectura. Desde luego no tiene nada que ver con una guía tradicional pero leer este libro es una buena manera de andar por esta ciudad.

Uno más de los muchos canales de Venecia
Un fragmento:
Venecia existió siempre tal como la ves, o casi. Navega desde la noche de los tiempos; ha tocado todos los puertos, se ha restregado contra todas las costas, todos los embarcaderos, los amarres. En las escamas le han quedado adheridas madreperlas de Oriente Medio, transparentes arenas fenicias, moluscos griegos, algas bizantinas. Un buen día notó todo el peso de esas escamas, de esos granitos y astillas acumulados poco a poco en su piel; se dio cuenta de las incrustaciones que llevaba encima. Sus aletas se hicieron demasiado pesadas para deslizarse por las corrientes. Decidió remontar de una vez y para siempre una de las ensenadas situadas más al norte del Mediterráneo, la más tranquila, la más protegida, y descansar aquí (7-8).
Venecia merece siempre una visita. Esta peculiar guía merece a Venecia.