Con este libro cerraré este espacio por vacaciones, os deseo que el verano sea feliz (pese al calor que tan odioso me resulta).
Sobre esta autora hay un libro, Apegos feroces, que todo el mundo alaba por las redes sociales. Como soy así de desconfiada, las unanimidades me repelen y mi vocación es resistirme hasta ver qué recorrido tiene el libro. Sin embargo, llegó a mi casa sin yo decidirlo (estoy suscrita a una web que me envía un libro al mes sin yo saber cuál es) este otro que hoy comento de la misma autora.
En la Feria del Libro de Madrid, compré Apegos feroces. Igual pensáis que La mujer singular y la ciudad me ha encantado, no es así. Pero me ha interesado lo suficiente para decir comprar el otro.
Este libro es un puzle, su autora cuenta cosas sobre sí misma, sus amistades, su ciudad, escritores/as, situaciones, emociones, etc. A través de todos esos temas queda claro que Gornick es una mujer singular, una feminista, una mujer que piensa y mira el mundo pensando en que puede ser diferente, mejor, igualitario, respetuoso con las diferencias, solidario, justo socialmente hablando, etc.
Y el fragmento:
Cuando sentía que cada vez estaba más fuera de lugar, no había nada que aliviara mejor el dolor y el resquemor que un paseo por la ciudad. Al ver cómo la gente se esforzaba de mil maneras distintas por seguir siendo humana –la variedad y la inventiva de las técnicas de supervivencia que ponían en práctica- sentía cómo bajaba la presión, cómo se drenaba el exceso de líquido. Notaba en las terminaciones nerviosas la resistencia de todos a hundirse. Esa resistencia se convirtió en mi compañera. Nunca me sentía menos sola que cuando estaba sola en una calle abarrotada. Allí descubrí que podía imaginarme a mí misma. Allí sentía que ganaba tiempo. Qué idea: ganar tiempo (17).
Si valoráis a las mujeres escritoras singulares, os gustará sin más.