domingo, 28 de enero de 2018

MAGDA HOLLANDER-LAFON, Cuatro mendrugos de pan. De las tinieblas a la alegría.

Nunca haré suficientes lecturas sobre los Lager y el intento de exterminio de la población judía. Hasta que no lea seis millones (solo cuantifico a la población judía porque sufrió especialmente: fueron asesinados uno de cada dos judíos/as) de historias personales, seis millones de testimonios del horror, no consideraré que tengo suficiente con lo leído. Pero, además, pienso que puedo aprender mucho con sus relatos de vida y de sufrimiento.



Magda Hollander-Lafon es húngara, su familia más próxima fue exterminada, ella pasó por cinco campos sucesivos entre mayo de 1944 y abril de 1945: Auschwitz-Birkenau, Waldirf, Ravensbrück, Zillertal y Morgenstern.

Su aterradora experiencia fue escrita en 1977 y constituye la primera parte de este libro, titulada: “Los caminos del tiempo”; ella se obligó a una introspección en las tinieblas, por eso la segunda parte se titula “De las tinieblas a la alegría”. El conocimiento y la meditación de lo sucedido no se lo guardó para ella sola o su familia sino que transmitió su memoria a centenares de alumnos/as de primaria y secundaria. 

Este libro no es solo un testimonio, se dice en el prefacio, es una meditación sobre la vida, sobre las posibilidades que tienen, quienes han sobrevivido, de salir de la muerte para adentrarse en la vida.

Su manera de exponer su testimonio es especial, lo hace a través de poemas, a través de textos breves organizados a través de temas. Entre los temas encontramos el pan como la clave para sobrevivir, por eso, cuatro mendrugos regalados a una prisionera marcaban la frontera entre la vida y la muerte (la referencia a este hecho se encuentra en la pág 75). 

He subrayado muchos fragmentos, todos me parecen de interés y para eso son transmitidos por la autora. Seguramente he leído miles de fragmentos sobre el exterminio para encontrar este: 
He conocido seres que han soportado su desenlace con grandeza. Supieron guardar la generosidad en el corazón y la luz y la atención en los ojos (34). 
O este otro: 
¿De qué éramos culpables?
No comprendí la metamorfosis de la gente; unos transformados en verdugos, otros en víctimas. 
¿Cómo fue posible? 
Una meditación sincera, clarificadora, emocionante, reflexiva…

jueves, 18 de enero de 2018

CHIMAMANDA NGOZI ADICHIE, Americanah

De esta autora había leído este año Todos deberíamos ser feministas, un texto breve (cuarenta páginas) que recogía una conferencia que Adichie había dado en 2012. Este librito se ha convertido en un éxito total en las redes sociales, pese a ello me decidí a leerlo. Un libro muy elemental y obvio que bien poco me aportó aunque tuve que dar la razón a su autora cuando afirmó: 
A menudo cometo la equivocación de pensar que algo que a mí me resulta obvio es igual de obvio para todo el mundo
Cuando leí este alegato en favor del feminismo ya tenía comprado Americanah, pero su grosor (603 páginas) no me animaba a su lectura. Quién sabe por qué lo saqué de la estantería, toda valiente, el nueve de diciembre, pero la elección ha resultado ser acertada porque el inicio de las vacaciones me ha proporcionado el tiempo que necesitaba para no eternizarme en su lectura.


Esta novela tiene todos los ingredientes para absorbernos en su lectura: una buena historia que, a través de diversos personajes, relata el viaje hacia Estados Unidos (en el caso de Ifemelu que es la protagonista), Gran Bretaña u otros países de hombres y mujeres nigerianas que buscan nuevas posibilidades de estudio o de trabajo. 

Primera sorpresa… 

No son africanos/as pobres, tienen un nivel de estudios alto y recursos económicos suficientes para poder vivir en Nigeria. 

Segunda sorpresa… 

Uno de los temas centrales de la novela es la raza y las interesantes reflexiones de Ifemelu, una negra no afroamericana, que toma conciencia de su negritud en EUA. Por otro lado, la crítica (plena de humor) a los afroamericanos que cuando se trata de África, se creen toda clase de chorradas (173). 

Tercera sorpresa… 

Todas las minorías raciales de estados Unidos –negros, hispanos, asiático y judíos- soportan putadas de los blancos, putadas de distintas clases, pero putadas al fin y al cabo (267). 
El sentido del humor no oculta el racismo norteamericano latente siempre. 

Y hay mucho más, historias de amor, especialmente la que une a Ifemelu y Obinze. Hay libros. Hay moda, sobre todo relacionada con los peinados. Hay blogs. Hay solidaridades familiares y amistades. 

En definitiva, estamos ante una buena novela.

lunes, 8 de enero de 2018

LÍDIA JORGE, Los tiempos del esplendor.

La portuguesa Lídia Jorge escribe nueve cuentos en los que palpita el ser humano próximo, el que no tiene nada de excepcional y por ello lo es, la realidad está presente en todos ellos desde la infancia y desde el mundo adulto. 



A los niños y niñas, dice la autora en el relato “Imitación del Éxodo”, hay que hacerles saber desde bien pronto que… 
…la Humanidad no se cuenta por números, que la Tierra es parte del Cosmos, que el amor es un texto sin límites (71). 
Hay temas que transitan por muchos de los relatos: la infancia, África, la utopía, lo inquietante escondido tras cualquier esquina y tras cualquier persona, la vida en definitiva.

La autora reflexiona y nos aproxima a la realidad con una carga de poesía que rezuma en las nueve historias que nos cuenta, una de ellas la que da título al libro, aquellos tiempos… 
…de las grandes casas para tres personas, los tiempos de las criadas, los tiempos del agua no canalizada, los tiempos de una única lámpara colgada del techo, los tiempos de los jardines domésticos con lagos y peces rojos, los tiempos de los profesores de Latín, como mi padre (55-56). 
Este cuento y “Pasaje para Marion” me han parecido excelentes, pero lo mejor de todo ha sido descubrir a una gran escritora de la que no sabía nada y que me parece que merece ser leída.