viernes, 1 de julio de 2016

SZILÁRD BORBÉLY, Los desposeídos.

El dolor 

Cuando no hay ni almuerzo ni cena, mi hermana y yo desmenuzamos el pan en la leche. Si mi madre se da cuenta, nos zurra. No importa. No duele tanto como cuando llora y no logro consolarla. Me arrodillo y rezo. Tiemblo de miedo por el plato roto. Pido a Dios que mi madre se cure. Lleva medio año mirando al vacío. Desde que el Pequeñín se murió. Desde entonces no habla. Nosotros también guardamos silencio cuando volvemos a casa (195). 
Si algo rezuma esta novela es dolor en estado puro. Dolor por una miseria extrema que el comunismo no fue capaz de combatir. Dolor por el maltrato sistemático entre las personas de una pequeña comunidad rural en la zona oriental húngara: los padres maltratan, las madres maltratan, los hermanos se maltratan, los compañeros/as de escuela se maltratan y al final de la cadena se maltrata a los animales. La existencia de un sustrato de violencia primitiva condiciona la vida de quienes viven en el pueblo, un lugar en el que la vida es difícil para todos sus habitantes, pero especialmente para los excluidos, para los desposeídos. 


La exclusión 

La novela describe poco a poco los mecanismos de exclusión en un pueblo, excluido él mismo por situarse lejos de los centros de poder. 
(…) se temen los unos a los otros. Temen a los botafuegos, a los pendencieros. Y también a los comunistas. Y a los soplones, que van a la sede del Partido a cantar lo que se ha hablado. Pero no saben quiénes son los soplones, así que desconfían los unos de los otros. Todos de todos. Y tienen miedo. Solo el aguardiente disuelve el miedo en su interior (25). 
Poco importa que estemos en un país comunista, de nada sirven los slogans estereotipados sobre solidaridad o apoyo mutuo. En este pueblo la lucha es por la supervivencia, falta lo imprescindible: la comida, la ropa, los medios para hacer frente al frío, y la salud. Un niño es el narrador de esta historia, que es la del autor mismo ya que la novela tiene una base autobiográfica. 

Desde la inocencia, pero a la vez desde la picardía, este niño, Bobonka, cuenta las cuitas materiales y afectivas de su familia y del pueblo entero. Poco a poco, sobre todo mediado el libro, van apareciendo los motivos de la exclusión: son de origen extranjero (rumanos, dice el abuelo paterno; huzulos, dice la bisabuela materna). Se rumorea además que el niño es nieto de un judío, razón por la cual sufre las burlas y agresiones de sus compañeros/as de escuela y su familia el rechazo de los vecinos/as. 

Se mantienen abiertas heridas de la II Guerra Mundial empezando por el holocausto en el que miles de judíos húngaros fueron llevados a los campos de trabajo y exterminio donde murieron o regresaron, como Mózsi, para encontrar su casa completamente saqueada por los vecinos/as. Su abuelo materno era fascista, según cuenta su nieto, su padre un kulak y por ese motivo no logra tener trabajo en la cooperativa y tiene que marchar del pueblo donde queda su mujer con dos niños y una niña. 

La desesperanza 

No hay salida frente a la miseria, la marginación, la falta de libertad… Los desposeídos relatan un mundo cerrado del que el niño-narrador nos transmite los olores, los colores y las costumbres de los adultos que escupen, beben, insultan, se burlan de los débiles… sobreviven con una violencia primitiva que emerge por cualquier motivo y que, no olvidemos, está hoy presente en ese rechazo visceral a los refugiados, considerados extranjeros que hacen peligrar una cultura cristiana y homogénea que ponen en peligro con su sola presencia.

¿Cómo fue posible que el comunismo no limara ninguna de estas actitudes racistas, excluyentes y antisolidarias? Los comunistas aparecen muy de vez en cuando representando el poder e inspirando miedo. Y poco más. 

La niñez inexistente 

Nuestro narrador es un niño adulto, obligado a asumir responsabilidades y papeles de adulto, especialmente trabajando en lo que puede en la casa, en el huerto o en casa de otros familiares. El dolor y el miedo atenazan la infancia y está prohibido soñar, hasta el punto de que los adultos, en un increíble ritual bárbaro, meten un gato muerto debajo de la cama de aquellos niños/as que se atreven a soñar. Por otro lado, la carencia de lo más elemental convierte la infancia en una travesía en la que la muerte puede aparecer en cualquier momento como le ocurre al Pequeñín. Buscar comida se convierte en una prioridad y a ella queda supeditada la vida. 

Las reflexiones de este niño-adulto son estremecedoras por su lucidez y su comprensión de la realidad. El miedo atenaza siempre su vida y, a veces, tiene instintos asesinos contra aquellos adultos que, en lugar de darle cariño y protección, lo abandonan en un mundo violento y peligroso. 

Recuerda… 

…a otros escritores/as húngaras, incluso en el protagonismo del niño que narra la historia. A mí me recuerda a Agota Kristof y a Imre Kertész, dos extraordinarios escritores, sin embargo Los desposeídos, tiene una entidad y una personalidad que nada tiene que envidiarles.


Como Kristof y Kertész vivió con preocupación el viraje político que se produjo en su país tras la caída del comunismo (ninguno de los tres añoraban el comunismo con el que eran extremadamente críticos) y, aquejado por una depresión, decidió suicidarse en 2014, meses después de publicarse esta extraordinaria novela (2013), con cincuenta años. 

Me ha costado elegir un párrafo, pero será esta explicación que le da la madre a su hijo respecto  a qué es ser judío… 

-Pero ¿por qué dicen judío de mierda? Pregunto.
 -Porque para ellos judío es todo aquel que no muere donde nace. Ellos notan que quien se irá de entre ellos es diferente. Perciben el olor a forastero en aquel que no es como ellos. Solo soportan a sus semejantes. El que se va es un traidor. El que es distinto también. Consideran judío a todo aquel que usa su cabeza. Quien es más inteligente que ellos es judío. En cuanto se percatan de que un niño es listo, de seguida le dan pan con aguardiente. Le dan vino con azúcar para atontarlo.(…) Para que durante toda su vida no se atreva a ir más allá de la taberna. Porque odian a todo el mundo que no es como ellos. Que piensa. Que reflexiona. Y sigue dando una lección de la base de xenofobia y de la exclusión del diferente (122-123). 

Os recomiendo esta excelente novela encarecidamente. Nos aporta muchas claves del pasado pero también del presente.

41 comentarios:

  1. Tu propuesta de lectura me ha traído recuerdos de mi infancia y de Hungría. Recuerdo que en la prensa del período franquista se dio mucho relieve al levantamiento de multitudes de personas de todas las condiciones contra la represión comunista. Si la memoria no me falla, los manifestantes fueron cruelmente masacrados por las autoridades comunistas. Aquellos tanques soviéticos acabaron con los levantamientos y las represalias no se hicieron esperar. Tendrían que esperar hasta la caída del muro para liberarse de esa opresión...

    Comprendo que la novela recoja esas vivencias. Aprovecho para manifestar que Hungría es un país que desde aquel entonces me provocó deseos de conocerlo. Cumplí con ese sueño y tengo, sobre todo, un recuerdo indeleble de Buda/Pest.

    Para leer el libro que nos recomiendas se requiere, en mi caso, un estado de ánimo especial. No lo tengo ahora, pero me anoto tu recomendación como siempre

    Un fuerte abrazo, estimada paisana y felices vacaciones

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    1. Sí, fue el levantamiento de 1956, el primero que se produjo en el ámbito comunista europeo, luego vinieron otros. Siempre aplastados por la fuerza de los tanques del Pacto de Varsovia teledirigidos por la URSS.
      El hambre de la postguerra española fue terrorífico también.
      La reacción de estos países sometidos a un sistema totalitario en la actualidad es girar hacia la derecha y/o extrema derecha... qué pena.

      Yo voy este año, tengo mucho interés en conocer la ciudad de Budapest y en "buscar" a Kertész, recién fallecido.

      Es un libro excelente, conmovedor y necesario. Ya encontrarás el momento.

      Un gran abrazo y mis mejores deseos para el verano!!

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  2. La crudeza de esta novela me recuerda las obras del autor portugués José Luís Peixoto. La pobreza y la exclusión no dejan espacio para la empatia. Esta es un lujo que sólo se pueden permitir los que no sufren hambre ni miedo. Porque en la Hungría de los 50 y 60 donde, entiendo, se desarrolla la trama de "Los desposeídos", el miedo tuvo que ser terrible, visceral: vendrán y se te llevarán, o te pegarán un tiro allí mismo delante de tu familia. Es el comunismo en su versión estalinista, con la sublevación del 1956 de la cual habla Luis Antonio. No tiene nada que ver con las ideas de la igualdad y prosperidad de Marx y Engels, es todo como lo predijo Orwell en "La granja de animales" y "1984", y que se hizo verdad en varios sitios. Soy muy consciente de que en España se veía todo a través de los ojos de los personajes como Carrillo, opositores a Franco y por ende sagrados para muchos, pero que en realidad no dejaban de ser mantenidos de la URSS- seguro que era mucho más fácil ser comunista en París que vivir en Budapest.
    De todos modos, ¿sabías que Hungría tiene los índices de suicidio más altos de Europa? Una amiga mía húngara lo explica con la historia de derrotas en el siglo XX y la incesante crisis económica.
    saludos

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    1. El niño habla a finales de los años sesenta pero se recuerdan épocas anteriores, el final del libro se sitúa en 1973.
      George Orwell tuvo una estupenda escuela de lo que era el stalinismo en España durante la guerra civil (si no has leído Homenaje a Cataluña es muy recomendable). Él mismo fue perseguido y tuvo que escapar de España, donde estuvo con las Brigadas Internacionales, por ser considerado trotskista (que no lo era).
      En España predominó el anarquismo entre la clase trabajadora hasta finalizada la guerra civil y desde esta perspectiva se era muy crítico con el comunismo y tanto el POUM (partido trotskista) como la CNT-FAI sufrieron lo que era el estalinismo a través del PCE durante la guerra (no olvidemos que los grandes procesos de Moscú coinciden cronológicamente con la guerra civil española y la llegada de soviéticos a España canalizando la ayuda (pagada) de la URSS a la República.

      No sabía lo que me dices de la alta tasa de suicidios, seguro que tu amiga sabe de primera mano lo que ocurre en su país.

      Gracias por tus siempre interesantes comentarios, literarios e históricos.

      Un abrazo!!

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  3. Hola Laura.
    Me quedaron muchas imágenes dando vueltas luego de leerte. Como esa de meter un gato muerto bajo la cama de un niño para prohibirle soñar. O esa de darle pan con aguardiente al niño listo para que no supere la mediocridad general.

    Y me quedé pensando en la frase inicial de Wineruda: el hambre no tiene ideología. Me parece que la maldad tampoco. Y que su consecuencia natural (el racismo, la discriminación) tampoco. Que la ideología surge con posterioridad al sentimiento, como una justificación.
    Hoy se cuestiona que pensamientos y sentimientos sean entidades separadas, al menos en los términos dicotómicos del dualismo cartesiano y su compañero de época, el mecanicismo newtoniano. Incluso con el devenir de los siglos se llegó a plantear al pensamiento como una instancia superadora de la “naturaleza animal” (pobres animales, siempre endilgándoles una crueldad y brutalidad que no tienen). La Diosa Razón terminó en revanchismos y en una crueldad sectaria… (bueno, tu eres historiadora, no te agrego más).

    A lo que voy es que nos engañamos pensando que debajo de los nacionalismos atroces existe una “idea”. Que los alemanes leyeron “Mein kampf”, se convencieron, luego eso despertó su odio. O que sucedió algo similar con el comunismo estalinista y sus manifiestos y propaganda. Que hay una primacía del intelecto por sobre la emociones, que son algo más primitivo y burdo. “Evolutivamente más primitivas” diría un neurobiológo. Lo cual es verdad, pero eso no quita que a la hora de actuar, y de “pensar” lo estemos haciendo con toda nuestra corporalidad. Y nos engañemos diciendo que hay una razón (es decir, algo más “noble”) que sustenta la acción cruel. El colmo de todo esto la podemos encontrar en esos científicos alemanes que se prestaron para “investigar” y finalmente concluir que había razones “científicas” para el exterminio. Y los soviéticos que no les fueron en zaga. Y si me permites, la teoría de la “Guerra Preventiva” de Miss Condoleezza Rice que justificó la invasión a Irak, afroamericana ella, con cero compasión por los “negros” actuales del planeta. Mientras haya una utilidad -llámese plantaciones de algodón sureñas o petróleo- siempre podremos encontrar una “razón” que justifique lo injustificable.

    Un misterio el misterio del mal. Ya lo hablamos otras veces, y tú lo has traído más de una vez. Te agradezco, porque requiere cierta valentía seguir hurgando en el tema (y seguir leyendo libros como éste, Je! Nosotros leemos tus reseñas, pero no sé cuántos tenemos estómago para perseverar en su lectura!).

    Disculpa si me he ido un poco del tema. O tal vez deba agradecerte por ello: lo tuyo siempre evoca y estimula a pensar (y sentir!!) y eso toma derroteros … no pre-vistos. Lo cual, en el fondo, es un descubrimiento, una alegría, por qué no.

    Gracias Laura, nos haces bien.

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    1. Estoy muy de acuerdo con tus reflexiones. Hay tendencias emocionales (y la xenofobia puede ser una, el afán de dominación del fuerte al débil, etc) que se busca ideologizarlas (o alguien lo hace por las masas de gente que lo sienten) para darles una versión política más aceptable (un ejemplo la salida de G. Bretaña de la UE).

      Me parece muy interesante esa afirmación que haces de que actuamos, y “pensamos” con toda nuestra corporalidad, que no se pueden separar en compartimentos estancos, la emoción de la racionalidad, las ideas de los sentimientos...

      Ya sabes que la existencia del mal me tiene atrapada en una espiral de lecturas que no se reducen solo a la literatura. Necesito saber, entender... y por eso estas lecturas me ayudan en ese camino que me he propuesto y que no sé si tiene fin.

      Gracias querido Josebla por tus palabras que siempre tienen relación con el tema.

      Un fuerte abrazo!!

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  4. Las dictaduras alimentan la desconfianza entre las personas como forma de control. Ese control puede ser aterrador cuando vives en una comunidad pequeña.
    Cuando la prioridad es comer, supongo que queda muy poco espacio en la mente para la solidaridad. El animal manda.
    Cuántas imágenes, cuantas sugerencias en estos textos.
    Un abrazo

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    1. Tienes razón en que las comunidades pequeñas son peores en cuanto al control que se ejerce (por ejemplo control moral, sexual, político) en una dictadura.
      Cuando hay hambre, todo lo demás pasa a segundo plano, la solidaridad, la libertad... Estamos de acuerdo.

      Un abrazo.

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  5. Tomo nota, amiga... Leyendo tus palabras no he dejado de recordar lo que aquí significo el franquismo, en los pueblos de Andalucia, en sus tiempos mas duros... No creo que fuera muy diferente...

    Un abrazo fuerte

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    1. Seguramente tienes razón y esos tiempos tan duros fueron vividos en España (no solo en Andalucía) en la década de los cuarenta y cincuenta.

      Abrazos!!

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  6. Buf Laura, excelente la reseña y durísimo el libro, como esa vida hecha de miserias en que aún se daña más al que también sufre, la maldad del ser humano en circunstancias extremas y en circunstancias también aparentemente normales siempre da que pensar, al menos a mi. ¿Por qué el miedo, la miseria, el dolor, la pobreza, la carencia... sacan lo peor del ser humano? menos mal que hay casos que demuestran que no siempre es así, porque como especie dejamos mucho que desear.

    En un tiempo tan carente de principios, donde tenerlos parece demodé y antiguo, donde todos tenemos que pensar, vestir, vivir y sentir igual, me quedo con esas frases "El que se va es un traidor. El que es distinto también. Consideran judío a todo aquel que usa su cabeza. Quien es más inteligente que ellos es judío."

    Un saludo

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    1. Conxita, la escasez de lo vital coloca la supervivencia como prioridad, pero la maldad mayor no aparece siempre de la carencia ni mucho menos (recordemos el nazismo y a los nazis por ejemplo).

      Pensar por nosotros mismos es difícil y además peligroso. Elegí esa frase porque da que pensar ¿verdad? El diferente siempre será objeto de desconfianza y rechazo.

      Salud-os!!

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    2. Y tanto que da por pensar. Excelente elección. Todo lo que es distinto, da miedo, desconfianza como tú dices y rechazo.
      Un saludo

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  7. No tengo duda de la calidad del libro equiparable a su dureza, una vez leída tu reseña... pero escuchando, viendo y respirando lo que una ocho horas cada día... tengo mi cupo/dosis de realidad cubierto...
    No es el momento para mí de leerlo... no sé si lo será alguna vez... tal vez cuando me jubile... ;)

    Besos, petons, muxus y cálido/refrescante abrazo para este recién estrenado julio!!

    :)

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    1. Ya sé que vas sobrada de "realidad" dura, sin embargo esta novela es extraordinaria y pone sobre la mesa muchos aspectos que ayudan a entender esa realidad. Pero, comprendo lo que dices.

      Besos, petons, muxus!!

      ¡¡¡ODIO EL CALOR!!! GRRRRR :))

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  8. Parece una historias sin concesiones, en un contexto de miserial moral y material hay poco a lo que aferrarse. Me parece inquietante que su autor se suicidara al poco tiempo de publicarla, y más teniendo en cuenta su contenido autobiográfico. Tomo buena nota de tu recomendación, aunque como dice algún otro comentario, no se si es el mejor momento.
    Un abrazo.

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    1. Si no estoy mal informada es su primera y última novela. Eso también es inquietante ¿no?, es como si fuera su testimonio final.
      Desde luego es una historia que no se olvida, impresionante.

      Un abrazo!!

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  9. Y ese dolor se ve perfectamente en el primer párrafo que has seleccionado, sin duda.
    Me lo llevo anotado. Abrazo!

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    1. El libro duele, todo él duele. Es una historia en la que la miseria rezuma por todos los poros y eso conlleva siempre un punto de partida difícil.

      Abrazos!

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  10. Hola Laura.

    Qué a tu juicio Borbély resista la comparación con dos compatriotas de reconocido prestigio como Agota Kristof y, especialmente, Kertész me parece un motivo suficiente para considerar su lectura.

    Eso sí, me uno a otros, cuando el sopor estival me infringe su castigo físico y mental, quedo mal pertrechado para encarar historias de esta catadura, habré de esperar el momento.

    Un abrazo fresquito!

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    1. Desde mi humilde opinión la resiste. Es una obra única, solo escribió esta novela y es contundente, parca, rotunda.

      El verano parece que invita a obras más optimistas ¿no? Pues cuando aparezcan los primeros fríos :))

      Un abrazo (ojalá fuera fresquito).

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  11. Tu reseña resulta dolorosamente fantástica, un oxímoron que resume la sensación de aflicción y desánimo que despierta en el lector el tema que aborda el autor, junto a tus líneas que siguen siendo señeras, cuánto más a la hora de aportar sustancia a los hechos históricos.
    Por otra parte, sabes bien que comparto contigo el placer de leer estos libros que encierran algún testimonio aterrador; no por morbo sino para tener siempre presente aquello que debemos erradicar de nuestras sociedades: el pensamiento hegemónico, el totalitarismo, entre otros.
    No ha llegado por aquí, pero veré de hacerme de algún ejemplar como se pueda.
    Siete besos lluviosos para ti -uno por cada día de esta semana que transito-.

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    1. Me alegra saber que he podido transmitir ese oxímoron que resulta ser también la lectura de esta novela llena de realidad.
      Como bien dices no hay morbo, de hecho no soy nada morbosa, sino intento de aproximación a algo tan complejo como el mal, el totalitarismo, la violencia... Todo eso que vuelvo a ver emerger a la vuelta de la esquina ante la indiferencia general y que tanto me preocupa.

      Esa lluvia es muy de agradecer, Marcelo.

      No te enviaré siete besos calurosos porque sé que no te gusta el calor, digamos siete besos festivos para ti.

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  12. Noqueado, en la lona, ko técnico....así me siento tras leer esta brutal e intensa entrada. Le pones dos guardaespaldas como compañía que sirva al lector de referencia que ya apunta muuuuy alto...todo lo que leo aquí y los párrafos que introduces son de tal rotundidad que en ocasiones no es necesario seguir con adjetivos. Hay textos cuya dureza no viene sola, y es que como se dice en el lateral...aqui no se si hay palabras de vuelta, pero desde luego imposible quedar indiferente. Lo anoto. Gracias y un abrazo

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    1. GRACIASSSS!!!

      Veamos, no todas las lecturas son tan intensas como esta, pero cuando encuentro una así procuro transmitir a quienes la leáis, la relevancia de la obra. En un momento en que se edita tanto y tanto, encontrar obras así te emociona (o a mi me emocionan...).

      Hablaba estos día con una amiga, fuera del mundo virtual, sobre este tema de la lectura y concluíamos que en la lectura sale lo que una es, lo que a una le inquieta, lo que resuena en la propia problemática.
      También comentábamos que hay un sujeto de la lectura, no solo un objeto y que, quizás, no hay un objeto objetivo.
      ¿Hasta qué punto el libro es algo en sí mismo? Debería ser algo clausurado, y sabemos que no lo es... El libro ni siquiera es, totalmente ni solamente, lo que el autor cree que es.

      Esas eran nuestras divagaciones veraniegas, jajaja

      Un abrazo!!

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    2. Hola Laura!
      Siguen llegando (o lloviendo, como esas lluvias buenas) comentarios en mi mail, y me gustan, y hasta me estimulan. Es como participar de una conversación, estar sentado en un rincón con una cerveza y ver cómo fluyen en la mesa los diálogos, por dónde toman, qué derivas insospechadas tienen.
      Y en esta última entrada me animo a participar. De puro gusto.
      Coincido contigo que en la lectura sale más de uno mismo que del libro, como tú dices “lo que resuena en la propia problemática”. Y se me ocurrió la imagen del espejo -seguramente ya se les ocurrió a otros antes-, del libro como espejo deliberado. De usar el libro, y sobre todo partes de él, para encontrar-nos, para decir-nos cosas que a veces no se nos ocurren, o que las tenemos tan guardadas -y protegidas- que no las reconocemos inmediatamente como propias. Pero si las dice otro, y sobre todo si las dice en forma literaria, nos parecen ciertas, cercanas.
      Diferente sería que un amigo nos dijera: “Mira, tú… tal cosa”. Es difícil escapar de algo tan directo. En cambio un libro es un “amigo” que nos dice cosas como al pasar, como si fueran y al mismo tiempo no fueran nuestras. Nos da tiempo para asimilarlas. Le da a nuestras emociones ese lapso que necesitan para acomodarse. Ya sabemos que no las manejamos, que tienen hasta cierto punto vida propia, una dinámica propia. Es entonces donde la lectura se muestra tan útil. Porque en las lecturas y las relecturas, los subrayados y las anotaciones -los que las hacen, no me incluyo pero las entiendo- uno va reescribiendo ese libro, reescribiendo su vida gracias a ese molde, esas sugerencias, esas invitaciones que nos regala un libro.
      Por eso coincido contigo también en eso de “hay un sujeto de la lectura, no solo un objeto y que, quizás, no hay un objeto objetivo”. La “objetividad” alude -en la idea de la Modernidad cartesiana- a que nuestra mente puede representar lo exterior, la realidad, tal cual es, como un espejo. Sin deformaciones. Pero allí en un punto niega las subjetividades, los modos tan distintos de significar e interpretar, los estados emocionales -un día no leemos ni descubrimos lo mismo que un mes después-. Esos son condicionamientos importantes, y no se pueden soslayar.
      Y niega la fluidez, esa cualidad de los seres vivos, y no de los “objetos”. Fluidez de la mente humana, pero también de los objetos de nuestra atención. ¿Podemos entonces decir que un libro es algo “vivo”?. No sé si me arriesgo a tanto, pero sí tal vez desde que nosotros le insuflamos vida en nuestras lecturas, le “prestamos” vida, o se la “contagiamos” (bendita polisemia de la Lengua). Te la dejo picando…

      Y sobre ese cierre final, que -para mí- contiene tanta filosofía/sabiduría “¿Hasta qué punto el libro es algo en sí mismo? Debería ser algo clausurado, y sabemos que no lo es...” Eso me deja ecos. Yo también me “reflejo” en tus palabras, y las “uso” según mi conveniencia. Me despiertan ideas/emociones -no son cosas tan distintas- y te agradezco que pueda escribirlas, que es una forma de “alumbrarlas” (en el sentido de “iluminarlas”, pero también de “darlas a luz, parirlas”), porque ya sabemos que expresar algo es una forma de generarlo, de enterarnos realmente qué es lo que sabemos y pensamos, diría Goolishian. En el interior de nuestras personas están a la sombra y adormiladas, son un “embrión amorfo” (Vygotsky). Expresadas, habladas, escritas, alcanzan realmente la conciencia (¡más de una vez nos sorprende lo que pensamos/sentimos!!).
      “El libro ni siquiera es, totalmente ni solamente, lo que el autor cree que es.” Eso ya lo dijo Barthés y otros. Tú la lo sabes, no te agrego nada. Sólo te agradezco que lo traigas en este blog, en forma de diálogos invitantes. Por favor, que sigan lloviendo gotas de lluvia buena en mi mail. (¡Cuéntanos más de esa charla “banal” con tu amiga veraniega!. A nosotros el verano nos noquea, en cambio a ti te despierta tamañas conversaciones!! )

      Un agrazo grande!

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    3. Tengo muchas experiencias en las que el resultado de la lectura de un mismo libro provoca conclusiones diferentes. En cierta manera el autor elabora un objeto pero en el momento en el que sale de sus manos cobra vida e independencia en función de sus lectores/as. ¿Eso quiere decir que todo es relativo, pura subjetividad?

      Esta conversación surgió a raíz de una entrevista con George Steiner que me parece bastante interesante, ella entresacó un fragmento al comentarla y yo otro que tengo en el lateral, a partir de ahí iniciamos ese diálogo que aún no ha terminado.

      Espero que te guste la entrevista.

      Otro abrazo grande!!

      Pdt: me encanta esa imagen que has dado al principio: Es como participar de una conversación, estar sentado en un rincón con una cerveza y ver cómo fluyen en la mesa los diálogos, por dónde toman, qué derivas insospechadas tienen.

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  13. Es fácil decir que toda Europa Central y los Balcanes son un volcán pero muchos han pretendido recurrir a viejos tópicos sobre la belicosidad de estos pueblos siempre en el limes con el territorio otomano, en vez de entender que siempre ha habido un desequilibrado status quo entre los diferentes pueblos agudizado por la caída del Imperio Austrohúngaro, el nazismo y de nuevo por el comunismo.
    Cualquier acto de violencia contra minorías o personas, siempre a los que están por debajo, no son sino el reflejo de la violencia institucional organizada desde arriba a veces con intenciones torticeras para unificar a los que pertenecen al mismo bando frente a los necesarios enemigos que le dan sentido. La Cinta Blanca de Haneke expresa muy bien todo ésto.
    No conozco ese libro pero veo paralelismo con esa obra maestra absoluta de Agota Kristof.

    Un abrazo

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    1. Coincido contigo (que no converjo ni confluyo) en lo que dices respecto a cuestionar que esta zona sea proclive a la violencia o a la guerra. Son las circunstancias históricas, más que una supuesta naturaleza innata, la que explica los comportamientos y actitudes humanas de cualquier zona del planeta.

      Me gustó mucho "La cinta blanca" y ya sabes cuanto me gustó la obra de Kristof. Sin duda hay coincidencias pero esta obra es extraordinaria en sí misma. Muy recomendable.

      Un abrazo!!

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  14. Es una de las pendientes... ¿para este verano?

    La vida no tiene caminos prefijados. Miseria o abundancia pueden llevar al dolor o a la alegría. Puestos a elegir, claro, se prefiere lo segundo.

    Besos.

    Ignacio

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    1. Pues eso dependerá de tus apetencias lectoras para el verano, pero si te decantas por ella seguro que te gustará (creoooo).

      Coincido también en que el dolor no es solo producto de la miseria, aunque desde luego, añade problemas importantes a la vida de las personas.

      Besos!!

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  15. Respuestas
    1. Muchas gracias, querida Adriana, es lo primero que he escuchado en el mundo virtual y me ha emocionado. Ya está instalada en el "lateral".

      Un fuerte abrazo!!

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  16. ¡Hola!
    Tenía pensado leerlo, aunque últimamente no tengo mucho tiempo.
    Genial reseña.
    ¡Nos leemos! :-)

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    1. Gracias. Espero que si la lees te guste.

      Por supuesto, nos leemos!!

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  17. Cómo tiene que doler este libro. Tendré que buscar el momento idóneo para leerlo, pero tengo que leerlo. Gracias por descubrírmelo!
    Besotes!!!

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    1. Duele porque además es un niño quien lo explica, con toda su inocencia y toda su picardía a la vez.

      Un abrazo!!

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  18. "Quien sabe de dolor, todo lo sabe", escribe Dante (hubiera jurado que era un proverbio oriental).

    Ya sé que el dolor forma parte de la Vida y que negarlo conduce a negar la misma Vida, pero a veces creo que es un impuesto demasiado alto. E intolerable cuando lo causa la estupidez de la canalla humana.

    Imagino ese dolor brutal de la novela que glosas.

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    1. Pues ahí me pillas CrisC, no tengo ni idea si es de Dante o proverbio oriental, en todo caso es una frase lograda y diría que acertada.

      Completamente de acuerdo con lo que dices, es un impuesto muy alto especialmente cuando no es algo azaroso sino provocado por el egoísmo, la mezquindad o el totalitarismo (aunque sea comunista).

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  19. Aquí también de nuevo gracias a tu visita.
    Me apunto este libro, que me ha recordado otro -igualmente húngaro, de Zsuzsa Bánk-, El nadador, donde hay dolor, separación, tristeza e incomprensión por la madre ausente. Me da que te gustaría, a pesar de la tristeza irreparable.
    Un fuerte abrazo.

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    Respuestas
    1. No conozco a este autor y me interesa mucho la literatura húngara. La tristeza no me frena a la hora de leer.

      Un fuerte abrazo!!

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