viernes, 31 de julio de 2015

MARIAN ENGEL, Oso.



El oso siempre tendrá, para mí, connotaciones diferentes por su poder evocador de cuentos infantiles, películas, reportajes sobre animales y naturaleza  y, finalmente, de una persona querida que muestra ciertos paralelismos osunos que no desvelaré aquí y que él siempre ha indicado con su característico humor. 
Cuando Ana, de Lo que leo,lo cuento, reseñó esta novela, me fui a buscarla para mí y para el Oso.

La novela es una historia con breve, pero intenso, recorrido, 171 páginas. Su título no requiere mucha explicación puesto que responde al hecho de que hay un oso con el protagonismo que recoge perfectamente la portada de la edición de Impedimenta publicada en 2015. Pero la novela no es reciente ya que fue publicada en 1976, recibiendo ese mismo año el Governor General’s Literary Award.


Marian Engel, nacida en 1933 en Toronto, murió en 1985. Es considerada una de las mejores escritoras canadienses en la actualidad. Su primera novela fue publicada en 1968 y Oso es considerada su obra maestra.
Es una novela obscena y extraña, señaló un crítico canadiense sobre esta novela. Sin embargo, su lectura no ha ofendido a mi pudor en ningún momento, sí diría que es extraña y sorprendente puesto que no es habitual una relación sexual entre una mujer y un oso, un oso no humanizado, aunque tampoco es un animal salvaje, desde luego, teniendo algo de humano por su docilidad en el trato con las personas.



Es una novela de libros, y de una biblioteca, que Lou, una joven tímida que se refugia en su trabajo para esconderse a sí misma su fracaso en el amor y en el sexo, tiene que catalogar. El escenario de la novela se desarrolla en una isla a la que la protagonista tiene que viajar para catalogar la biblioteca, donada al instituto en el que trabaja, por un enigmático Coronel Jocelyn Cary con el que entablará un curioso diálogo a través de pequeñas notas que ella encuentra entre las páginas de algunos libros. La biblioteca está en una gran casa victoriana, en la mencionada isla,  en la que hay otro habitante, un oso que, encadenado cerca de la casa, tiene que cuidar.
Lou entró y se sentó aturdida a la mesa de la cocina. Oyó el ruido de la motora alejándose; después, nada. Abrió dos puertas para ver crepitar el fuego del dormitorio. Así que este era su reino: una casa octogonal, una sala llena de libros y un oso (p. 33).
A partir de su llegada a la isla y a la casa, Lou inicia un descubrimiento de sí misma que la llevará a un puerto inesperado que, sin embargo, la hará crecer como persona. La prosa de Engel, sencilla, tierna, ágil y entrañable, me fue cautivando y preparando para lo impensable.
Lou, que viene de la ciudad, pronto descubre su amor por la naturaleza incluyendo, naturalmente, la nieve.
Era esa nieve blanda y espesa que entusiasma a menos que se esté conduciendo o agonizando; copos acumulados que ahora ya caían, como orugas, de las verdes ramas. Volvió a olfatear. La nieve tiene su propio aroma frío (p. 53).
La naturaleza le descubrirá  un silencio precioso y afelpado, en el que cualquier sonido, incluso el cuchillo de la mantequilla rascando la tostada, le lleva a pensar que: No todo el mundo, (…) está hecho para convivir con el silencio (p. 54).
Pero la autora construye un personaje que enseguida se adapta al silencio y al ritmo que marca la naturaleza de la isla.
La lluvia cesó de repente un poco más tarde. Salió el sol y resplandeció entre los árboles, transformando sus vistas desde la biblioteca en un asombroso túnel de vegetación. Lou se puso las botas y bajó al rio. La lancha estaba medio hundida. Achicaría el agua después. Ahora quería escuchar el mundo fluvial que se sacudía el agua de las alas.El avetoro soltó un bramido sobrecogedor. Una bandada de golondrinas recién llegadas se escoró repentinamente en el cielo. Saltó un pez. A sus pies, las huevas de rana brillaban al sol (p. 73).
Que esa comunión con la naturaleza se prolongue en una íntima relación con el oso resulta sorprendente, que esa relación de bestialismo tenga una carga de amor y ternura que la aleja de las parafilias, aún resulta más asombroso.
Ahora sabía que lo amaba. Un amor tan extravagante que el resto del mundo se había convertido en un estrecho nudo sin sentido, salvo por el paisaje que, neutral y ajeno a ellos, gozaba de sus propios orgasmos de verano (p. 143).
Su delicadeza nos acompaña siempre, incluso cuando se aleja de la isla y de la experiencia que la transforma y la hace madurar. Cierra la novela con unas bellas líneas de forma perfecta:

Llevaba un jersey grueso y viajó con las ventanas abiertas hasta que el olor de la tierra dejó de ser el del agua y los árboles para convertirse en ciudades y polución. Era una noche brillante, resplandecían las estrellas y, allá arriba, la Osa Mayor y sus treinta y siete mil vírgenes le hacían compañía (p. 171).

20 comentarios:

  1. ¡Qué bonito lo has reseñado!
    ¿Ves por lo que no quiero leerte a menudo?

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  2. Sí, recuerdo haber leído un estupendo comentario en el blog de Ana, una de esas perlas negras con que nos suele sorprender en su bitácora.
    Sin duda resulta una historia asombrosa, como si mediante semejante planteamiento, la escritora pretendiese explorar (y traspasar), los límites que imponen los códigos sociales a nuestra ética y moral.
    Lo fascinante es que al cerrar el libro, te digas: “me he creído esto que me contaba Marian Engel”.
    Si ha conseguido que sea creíble, reflexionaremos sobre el amor y el sexo ( aparte de cualquier consideración que proceda), en una dimensión mucho más amplía de la que podíamos prever, eso es un premio para las mentes que no se conforman con una “realidad a medida”. Un saludo Laura.

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    1. Una de las cosas que le pido a una novela es que me crea su historia, que no quiere decir que sea real. Pronto comentaré otra novela que tratando de reflejar la realidad actual, no me la creo. ¿De qué depende? Aparte de circunstancias personales que te pueden llevar a conectar con un tema más que con otros, depende de cómo se construye la historia, de su calidad literaria, de su convicción a la hora de construir la historia. Engel lo hace muy bien.
      Habla de la soledad también, del difícil encaje que algunas personas tienen (o tenemos) en la sociedad conformista y convencional que nos ha tocado vivir.

      Por todos esos motivos, y muchos más, yo creo en la capacidad de amar de los osos.

      Un abrazo!!

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  3. Qué bonita reseña, Laura, siento que ha sido una lectura muy especial para ti y me alegra que la disfrutaras tanto. Recuerdo la reseña de Ana, y también el libro, pero no me volqué a buscarlo tanto como debí en su momento; tras leerte lo haré, a ver si tengo suerte y doy con él.

    Besos.

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    1. Gracias Aglaia, ha sido una lectura especial y muy disfrutada, sí. Espero que si llegas a leerlo, te guste.

      Besos!!

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  4. Ana también hizo que me interesara por este libro, aunque no he sido tan rápida como tú lanzándome a él jeje Incluso puede que quede enterrado mucho tiempo hasta que le llegue el turno...
    Un beso!

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    1. Lo importante es que encuentres un momento para leerlo, si tarda, o no, es secundario.

      Un beso!!

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  5. Llamamos silencio a lo que sólo es ausencia de ruido. Y nos merecemos ese maravilloso regalo que la naturaleza nos ofrece. Caminar siguiendo cálidos senderos de bosta sobre el bosque nevado con cuidado de no quebrar ni el hielo ni una rama sepultada, atisbando como crujen las ramas cuando las abandona un pesado cumulo de nieve que se precipita hasta el suelo. O bordear la cresta sobre un valle cuando la tormenta resuena contra la falda opuesta. Leí Oso y me dejé llevar hasta esa isla. Un Beso.

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    1. Ese silencio lleno de sonidos es el que más me gusta porque solo en silencio puede percibirse y disfrutarse.

      Besosos!!

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  6. Desde luego, parece muy original. Me ha encantado el último párrafo.
    Abrazo!

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  7. Ya había oído/leído hablar sobre este libro...
    Cuando menos despierta la curiosidad... que no es poco...
    Y tiene un entorno/circunstancias atractivos...

    Tomo nota, pero ya veremos...

    Besos y feliz comienzo de agosto!!!!

    ;)

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    1. Es precioso, jajajaja.................................pero ya me callo que no me gusta ser pesada cuando un libro me ha encantado.

      Feliz agosto y muchos abrazos!!

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  8. Ay, esta es una lectura que pese a las virtudes que muchos lectores señalan no me termina de llamar para animarme. Al contrario que a ti del oso no tengo apegos especiales.
    Besos

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    1. Que una novela te incite es fundamental para iniciarla con buen pie. Quién sabe, igual en otro momento.

      Besos!!

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  9. Guau, una reseña bellísima, amiga... Y el final es precioso... Me encanta este trabajo

    Un abrazo fuerte

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    1. Gracias Ildefonso,

      Es una novela llena de ternura.

      Abrazos!!

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  10. Lo había anotado de Ana, U-to, avisándole que en el embarque del importador aun no había llegado a estas costas -ella supone que en algún momento lo hará (eso espero yo también)-.
    Tus líneas refuerzan la decisión de hacerme un ejemplar, y los comentarios sólo incrementan la ansiedad.
    Un abrazo grande para ti!

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    1. Es mejor no levantar falsas expectativas, que ya sabes que luego pasa lo que pasa. Pero para mi ha sido de esas lecturas deliciosas que te dejan un recuerdo, y unos pensamientos, inolvidables tras su lectura.

      Abrazos!!!

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