lunes, 1 de septiembre de 2014

GONZALO HIDALGO BAYAL, Campo de amapolas blancas.

 (…) el mejor estímulo del espíritu se hallaba en las hojas blancas de las amapolas, porque éstas contenían la esencia del paraíso, su síntesis primordial (p. 60-61). 
Se trata de un relato, más que de una novela, por su extensión, 97 páginas. Le acompaña un Epílogo de Luis Landero que incrementa las páginas hasta las 109. Su título es una metáfora que puede interpretarse de distintas maneras, una de ellas es la de la búsqueda de la felicidad en la juventud de su protagonista H. 


Gonzalo Hidalgo Bayal (1950), ha trabajado como profesor de lengua y literatura en la enseñanza secundaria. Es poeta, novelista y ensayista. Campo de amapolas blancas, es un relato publicado en 1997. 

Es la primera obra que leo de esta autor para mi desconocido, leí en la prensa una referencia a ella y me llamó la atención lo suficiente para comprarla.


Respecto al contenido la trama son los recuerdos sobre un amigo del que no sabemos el nombre, solo la inicial H., desde la niñez hasta su separación en la juventud siendo veinteañeros. Estamos en la España de finales de los sesenta en una ciudad inexistente, Murania, cerca de Salamanca y Madrid. Dos niños se hacen amigos en el colegio de los hervacianos, su afán lector los une y su amistad se cimentará en el instituto y en los primeros años de la Universidad. A partir de ahí se distanciaran y el narrador recordará a H. al saber de su muerte.

La sustancia del relato, estructurado en catorce capítulos en recuerdo de los sonetos escritos en la primera juventud, es la búsqueda de la felicidad en una época de iniciación a la vida. Una búsqueda que para H. acaba siendo desoladora y acaba provocando tristeza, como cuando se oye llover (imagen que es una constante en H.), y melancolía.

Hidalgo Bayal escribe muy bien, al estilo clásico, con realismo, pero a la vez recurriendo a artificios retóricos que convierten este relato en un manjar exquisito que provoca el deseo de repetir (releer o buscar otras obras).

Por mi parte, he contemplado campos de fresas, de trigo y de algodón, oigo a veces el sonido compacto de Strawberry fields forever, he sabido de campos de batalla, magnéticos y santos, pero, por más que miro a los lados de la carretera cuando viajo en coche por tierras de murgaños, aún no he encontrado campos de amapolas blancas (p. 97).

35 comentarios:

  1. Yo tampoco lo conocía pero por lo que dices suena muy bien. Me lo llevo anotado para futuras lecturas.
    Abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Hoy me remito a tu lateral y te dejo de regalo uno de mis poemas favoritos de Julio.

    Ahora escribo pájaros.
    No los veo venir, no los elijo,
    de golpe están ahí, son esto,
    una bandada de palabras
    posándose
    una
    a
    una
    en los alambres de la página,
    chirriando, picoteando, lluvia de alas
    y yo sin pan que darles, solamente
    dejándolos venir. Tal vez
    sea eso un árbol
    o tal vez
    el amor.


    (Julio Cortázar)

    Besitos Laura y buen comienzo de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué puedo decir... es una maravilla. Una bandada de palabras (...) en los alambres de la página :)

      Te deseo una bella semana. Gracias por tu regalo.

      Besos en bandada!!

      Eliminar
  3. Tampoco conocía al autor, ni este relato que tiene un título muy evocador, todo hay que decirlo. Me llevo la propuesta para descubrir :)
    Besos

    ResponderEliminar
  4. No conocía a este autor,gracias.

    Respecto al lateral,me encanta MacLorin,la descubrí por casualidad hace poco y me parece brutal.
    La canción que has elegido,estupenda.
    ; )

    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es muy joven!! Creo que ha estado en el Festival de jazz de Vitoria o Donosti.

      Besos!!

      Eliminar
  5. Me has despertado la curiosidad. El tema y la época me interesan pues también quiero escribir sobre ello. La primera cita es muy hermosa.

    ResponderEliminar
  6. No lo conozco,pero has despertado en mí la curiosidad.

    ResponderEliminar
  7. Me gusta el planteamiento, esa amistad cimentada en los libros, la evocación, la búsqueda de la felicidad. Y si además está bien escrito, pues un libro más a la lista. Y un autor más.

    Gracias y un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todo eso es lo que reúne Hidalgo Bayal.

      Las amistades cimentadas en la adolescencia suelen ser duraderas si se logra llegar con ellas a la juventud, incluso aunque no hay mucho en común. Y por ahí va.

      Abrazo!!

      Eliminar
  8. Se me hace que el gancho está en saber que pasa y qué relación hay con los campos de amapolas blancas. Cuando se habla de campos siempre hay un escenario donde se entrelazan las más fantásticas pasiones delimitadas entre nuestros pies y los abiertos horizontes. A diferencia de lo expresado por el personaje de la novela a mí oír llover me provoca muchas sensaciones agradables, nada que ver con tristeza o melancolía.
    Encontré este conversatorio conferencia sobre el tema https://www.youtube.com/watch?v=2S30an76PqQ

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He escuchado ese debate entre Landero y Hidalgo Bayal. Qué maravilla escuchar cómo dialogan dos escritores, se escuchan, comparten...

      La amapola blanca si se encuentra, significa felicidad. Claro que se puede interpretar de otra manera.

      Me encanta el sonido de la lluvia, es como una canción para ensoñar al ser amado.

      Eliminar
  9. Acabo de volver... os he echado de menos, a ti especialmente, y es que nos complementamos bien en lecturas, me descubres un libro del que ni tan siquiera había oído hablar pero que leeré con ganas, supongo que es muy diferente pero me ha hecho pensar en el Tratado de las pasiones de ALA o en El último encuentro, de Marai. Besos :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué alegría Yossi, necesito tus sugerencias lectoras, gracias a ti he descubierto muchos autores.

      No he leído el Tratado de las pasiones, yo diría que tiene poco que ver con El último encuentro más allá de que son dos amigos.

      Besos!!

      Eliminar
  10. No conocía al autor. Y me gusta lo que nos cuentas de este libro así que me lo llevo, como ese poema de Cortázar y a Cecile McLorin... Es maravillosa. Qué bien se lee con buena música de fondo...
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  11. No conocía al autor. Las amapolas blancas no son las que se usan para extraer el opio? Jaja. Por el fragmento que citas parece que se trata de un relato muy bien escrito. Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, así es. El título puede tener múltiples lecturas y esa es una posible.

      Saludos!!

      Eliminar

  12. Cuando era pequeña decían que si abrías un capullo de amapola y los pétalos eran blancos, era señal de buena suerte...

    Que en tu camino florezcan innumerables amapolas blancas... ;)

    Besos y fuerte y cálido abrazo!!!!

    PD: Quedarme sin trabajo... no, que yo sepa (aunque para desgracia de la realidad que nos circunda)... Cambios de funcionamiento, sí... en unos meses... esperemos que para mejor... ¡veremos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Para mi esa es la interpretación del título y que tiene encaje con la novela: suerte, felicidad, por su rareza.

      Me alegro de que la amenaza no sea la peor posible.

      Mis deseos de felicidad para ti son siempre inmensos. Muchos muchos besos!!!

      Eliminar
  13. No lo conocía, y me ha gustado lo que cuentas de él; ese último fragmento en particular me ha terminado de convencer, lo buscaré. En otros temas, ¿has cambiado la cabecera? Me encanta.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Síii, por fin una escena urbana. He tenido muchas dudas pero ahí quedará unos meses. Que te guste refuerza mi decisión.

      Besos!!



      Eliminar
  14. A ver que se me amontonan las ideas....este libro si le he leido. Que alegria no tener que escribir eso de lo anoto y queda pendiente.....es muy especial....yo hace un tiempo que lo lei y el recuerdo que me queda es justamente el que tu expones....este señor escribe muuuuuy bien, no se si me seduce por ese sabor clasico que apuntas...
    otra cosa, me gusta Cecile.....buen descubrimiento que no conocia....me encanta la foto de Berta Vicente....se que hace un tiempo que no pasaba.....y cuando entro solo puedo decir....yo me lo pierdo....un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Víctor, para mi es una alegría recuperarte, así que una buena noticia. Si te tiento para que vengas pues perfecto.

      Tengo que leer más de él, ha sido solo un buen aperitivo.

      Abrazos!!

      Eliminar
  15. Lo que leo ya me provoca ilusiones. La proliferación de figuras poéticas es algo que me puede... Un abrazo hiperbólico.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro, generar ilusiones por intermediación de la reseña de una novela, me encanta.

      Otro abrazo agrandado para que cruce el océano.

      Eliminar
  16. Me ocurre lo mismo que Agnieszka, esos campos de amapolas blancas me saben al opio y sus reconocidos derivados. Lo siento, el plato de hoy no me conmueve los suficiente como para intentar probarlo. No es problema del libro es de uno mismo y de la pura disposición de ánimo para apreciar determinados sabores.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay tantos platos, que tiene lógica que no podamos probar todos. Tan críptico como siempre...

      Besos.

      Eliminar
  17. No lo conocía. En estos días he andado medio ocupado por trabajo, disculpa que no haya pasado antes.
    después te paso algo que me ando leyendo muy bueno, seria bueno que lo comentaras.

    Abrazos
    carlos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra cuando vienes, así que no hacen falta las disculpas.
      No olvides hablarme sobre esa lectura.

      Abrazos.

      Eliminar
  18. Así como tu anotas los míos, pues hago lo mismo con los tuyos. Parece lindo, y nada sabía acerca del autor.
    Gracias por descubrírnoslo.
    Un beso desde la Pampa.

    ResponderEliminar

DIME QUÉ PIENSAS SI ASÍ LO DESEAS...