miércoles, 26 de febrero de 2014

PLACER

DUY HUYNH


Letra, sílaba, palabra, lectura.

No puedo imaginar cómo afrontaría el cansancio de un día rutinario sin embarcarme, aunque fuera media hora, en el placer de la red de palabras de una novela o de un poema.

Leer es adentrarse en la memoria de un ser humano gigantesco y poliédrico, compuesto por múltiples versos, fragmentos, metáforas, mundos, imágenes, alegorías, emociones, naufragios y amores impensados. Leer es vivir, ser consciente del dolor, reír de felicidad y morir. Aventurarse en lo imposible, sentarse en el frío polar y desayunar en una hamaca en el trópico, percibir el perfume de las rosas y los susurros del mar. Sufrir la pobreza, ser perseguida por una mente perturbada o morir de sufrimiento abandonada en un rincón de la galaxia exterior.

La lectura me regala muletas de imaginación que me permiten saltar, aunque sea con dificultades, al otro lado del día donde puedo encontrar un rancho en el lejano oeste americano, el mediterráneo que comparto con Ulises, el prostíbulo en el que Stephen Dedalus  encuentra la vida o la hierba recién cortada y olorosa de un poema de Whitman.

Placer en estado puro, sin valor económico, sin entretenimiento fácil, sin paraísos artificiales. Placer que nutre como una página de Virginia Woolf, un poema de Machado o un cuento de Chandler. Placer para ser consciente del mundo y descansar de él.

Nunca podré entender cómo cabe tanta vida en una biblioteca y cómo cabe tanta pobreza en un espacio desnudo de libros.

sábado, 22 de febrero de 2014

THOMAS MANN, Tonio Kröger

Leía hace poco un artículo de Javier Gomá Lanzón que tenía como protagonista esta novela corta de Mann y decidí buscarla, en esta antigua colección de literatura de la que hablaba en la anterior entrada, y la encontré en un volumen de tres narraciones titulada: Mario y el mago y otros relatos.


Esta novela corta tiene 77 páginas y su título hace referencia al protagonista de la narración. Tonio Kröger, publicada en 1903, constituye el reflejo literario apenas encubierto de las dos principales vivencias amorosas del autor. Por un lado la de su primer amor por un compañero de escuela Armin Martens (el guapo adolescente Hans Hansen del relato) y por otro lado  en Inge Hölm encontramos travestido a Paul Ehrenberg. El escritor no volverá a sentir un amor igual en toda su vida, ni siquiera por su esposa Katia. Por este motivo este relato es considerado como un fragmento encubierto de su autobiografía.

Quizás esta fue la razón por la que en 1930, unos meses después de haber recibido el Nobel de Literatura, Mann publica en una revista un breve texto autobiográfico en el que dijo:

Le había precedido un volumen de novelas cortas, en donde iba la narración que todavía es acaso, entre todo lo que yo he escrito [y ya había escrito: Muerte en Venecia o La montaña mágica], la más próxima a mi corazón y la que aún hoy gusta a los jóvenes.

Por si quedaba alguna duda, el crítico Marcel Reich-Ranicki en su colección de ensayos Thomas Mann y los suyos, consideró a este relato, pese a sus deficiencias, como el relato del siglo XX.



Thomas Mann (1875-1955) nos presenta el proceso de desarrollo y evolución de un artista, Tonio Kröger, desde su infancia y adolescencia hasta su madurez (los 14, 17 y 30 años). La evolución viene marcada por diversas oposiciones entre las que destaca el mundo nórdico del padre y el meridional de la madre, o lo que es lo mismo, lo burgués y espiritual del padre contrapuesto a lo sensual y artístico de la madre.

La novela moderna apareció para narrar el conflicto entre el yo individual y la sociedad que reclama su integración. La lucha entre la ética del trabajo y las reglas del matrimonio burgués por un lado y la vida apasionada ligada a los derechos del artista genial y los deseos del corazón, por otro lado. Esta lucha llegó a unos niveles exacerbados con el Romanticismo que generó un desprecio mutuo que obligaba a optar por un tipo de vida u otro: la vida buena, sencilla y burguesa o el amor mórbido y la belleza cultivada por un yo artista rebelde e inadaptado. En definitiva el arte o la vida.

Y aunque sabía muy bien que el amor le tenía que aportar muchos sufrimientos, tormentos y humillaciones, que, además, le hacía perder la paz y colmaba su corazón de melodías, sin poder hallar el sosiego necesario para dar forma definitiva a nada y forjarse proyectos con tranquilidad,… sin embargo, acogió el amor con alegría, se entregó enteramente a él y lo fomentó con todas las fibras de su corazón, pues sabía que le enriquecía y le vivificaba, y él anhelaba ser rico y vivífico de esta manera, en vez de tener tranquilidad para forjarse proyectos…(p. 74).


En Tonio Kröger se manifiesta la fascinación del artista por la normalidad, la normalidad de la civilización. Por ello este relato plantea el camino de la domesticación del yo romántico salvaje y de difícil integración en la sociedad. El corazón del yo romántico está poseído por deseos y se enfrenta ante cualquier limitación defendiendo la libertad interior del artista. Tonio Kröger no plantear anular el yo romántico sino educar sus excesos y civilizarlo, que el individuo acepte las limitaciones que implica la convivencia.

El resultado de la mezcla fue éste: un burgués que se extravió en los caminos del arte, un bohemio que sentía la nostalgia de una buena educación, un artista con mala conciencia. Pues, en realidad, es mi conciencia burguesa lo que me hace descubrir en mi actividad artística y en todo lo que hay en mí de extraordinario y de genial, algo profundamente  equívoco, sospechoso, dudoso; es ella lo que me llena de esta apasionada debilidad por lo simple, lo ingenuo, por todo lo que normalmente agrada, lo que no es genial pero sí, digno. (…) nada le parece tan dulce y digno de ser vivido como el anhelo de las delicias de la vulgaridad (pp. 136-137).
Thomas Mann era un admirador apasionado de la música de Wagner, y toma prestada una clave estructural elemental de su obra, el Leitmotiv, una secuencia de notas que es repetida en momentos clave y que se asocia con un personaje, un acontecimiento o un tema y lo evoca cada vez que se repite. En este caso lo que se repite es un verso de Theodor Storm: Ich möchte schlafen, aber du musst tanzen (Yo quisiera dormir, pero tú tienes que bailar). Aparece por primera vez en el capítulo segundo,  haciendo referencia a Inge Hölm durante la lección de baile, y vuelve a aparecer hacia el final, en el capítulo octavo, también haciendo referencia a Inge durante un baile. En ambos casos expresa un sentimiento de melancolía hacia un modo de vivir que él sabe que no puede conseguir.

miércoles, 19 de febrero de 2014

CRUCE DE CAMINOS (2012) de Derek Cianfrance


Luke (Ryan Gosling), un motorista que trabaja como especialista en las ferias y viajando de una ciudad a otra, se reencuentra con su antiguo amor, Romina (Eva Mendes), y se entera que hace unos meses ha tenido un hijo. Ella vive con otra persona pero Luke quiere ejercer de padre y decide quedarse en la ciudad. A partir de ahí todo se complica desencadenando un drama sombrío y sorprendente en el que la parte protagonizada por Gosling es la que tiene más interés.

La unión de tres historias, que no se solapan como el espectador espera, nos permite imaginar una especie de tragedia clásica en tres actos emocionante e interesante. 



El título plantea la posibilidad de que los caminos se crucen de manera múltiple y que en ese cruzar y descruzar haya algún personaje sentenciado y con el destino marcado. O puede ser que todos tengan marcado su destino con la diferencia de que los recursos y el poder de unos, les lleve en una dirección y, la falta de recursos, lleve a otros al infierno.


Las falsas apariencias conducen a la cárcel o al éxito y las dudas respecto al trasfondo ético de los triunfadores es evidente en esta historia. Mientras ves como el drama se complica te preparas para lo peor, sin embargo aun cuando llega lo peor, todo es bastante comedido.

Quizás esa sensación de película descafeinada para evitar la violencia es lo que reduce su valor.


Excelente Gosling, o a mí me lo parece porque este actor me tiene subyugada.

Desde mi punto de vista de peliculera merece la pena verla y te deja un recuerdo que rememoras después de pasados los días. No todas las películas pueden decir eso.


sábado, 15 de febrero de 2014

JAMES JOYCE, Retrato del artista adolescente.

Tenía este libro en casa de mi madre, pertenece a una colección de Historia Universal de la Literatura de las editoriales Orbis y Origen  que compraron en casa en los años ochenta. Se trata de la traducción de Dámaso Alonso, considerada como la mejor traducción de esta obra al castellano. Ya he comentado que la lectura de esta novela forma parte de mi intento de leer el Ulises, que emprenderé de aquí a poco (seguramente ya en marzo, si alguien se anima que me lo diga y ponemos fecha para empezar a leer).


La novela tiene 304 páginas y el título hace referencia  a la historia de un joven llamado Stephen Dedalus, álter ego de Joyce, por lo que en ella aparecen muchos episodios basados en la vida real del escritor, pertenece al género de la novela de aprendizaje. Fue publicada en el año 1916, pero en la propia novela se señala que fue escrita entre 1904, en Dublín, y 1914, en Trieste. El apellido del personaje hace clara referencia a Dédalo, el arquitecto y artesano de la mitología griega constructor del famoso laberinto de Creta, donde estaba preso el Minotauro.

La biografía de James Joyce (Dublin, 1882-Zurich, 1941) es tan conocida que no considero necesario resumirla como hago habitualmente.



La novela se centra en las luchas de un joven en contra de las convenciones de la sociedad burguesa, en especial las que tienen una base católica e irlandesa.

Stephen cerró los ojos y extendió su mano temblorosa, con la palma hacia arriba. Sintió que el prefecto le tocaba un momento los dedos para ponerla plana y luego el silbido de las mangas de la sotana al levantarse la palmeta para dar. Un golpe ardiente, abrasador, punzante, como el chasquido de un bastón al quebrarse, obligó a la mano temblorosa a contraerse toda ella como una hoja en el fuego. Y al ruido, lágrimas ardientes de dolor se le agolparon en los ojos. Todo su cuerpo estaba estremecido de terror, el brazo le temblaba y la mano, agarrotada, ardiente, lívida, vacilaba como una hoja desgajada en el aire (p. 56-57).

La obra está contada desde el punto de vista del protagonista y se va desarrollando a lo largo de cinco capítulos. En las primeras páginas, la narración es una especie de monólogo interior y a través de esta técnica, el personaje, transmutado en narrador expone sus pensamientos al azar. Después se recurre a la clásica tercera persona narrativa.

Para estar a solas con su alma, para examinarse la conciencia, para afrontar cara a cara sus pecados, para evocar sus modos, sus épocas, sus circunstancias, para llorarlos. No podía llorar. No podía evocarlos en su memoria. Sentía solo un dolor en el alma y en el cuerpo, todo su ser –memoria, voluntad, entendimiento, carne- entumecido y cansado (p. 159).

Esto nos indica que Joyce mezcla estilos en función de las etapas de la vida del protagonista ya que pasa de reflejar los balbuceos de un bebé, en las primeras páginas, a la etapa que cierra la novela que se basa en las aventuras introspectivas de un universitario. La memoria es cambiante y por ello destaca la repetición en lugar del desarrollo continuo, cronológico.

Para unos, sin embargo, se trata de una obra repleta de símbolos que por no ser experta no he localizado. Yo he observado sobre todo las aventuras emocionales e intelectuales de su protagonista. Se me escapa el significado, más allá de lo evidente, de la apocalíptica retahíla sobre el Infierno a cargo del jesuita, en el capítulo tres. Sin embargo resulta obvia la crítica al nacionalismo que Joyce deja clara en esta y otras obras y que tan pocas simpatías le proporcionó en su país.

Cuando el alma de un hombre nace en este país, se encuentra con unas redes arrojadas para retenerla, para impedirle la huida. Me estás hablando de nacionalidad, de lengua, de religión. Estas son las redes de las que yo he de procurar escaparme (p. 241).

Personajes secundarios, y detalles de su entorno, parecen más excusas al servicio de la evolución del personaje central que otra cosa. El protagonista absoluto es Stephen y el autor va revelando los detalles de su persona y de la cultura en que se desenvuelve.

Una lectura que no entraña dificultades, con una escritura precisa y clara y una narrativa que roza la poesía en muchos momentos.

Una alegría temblorosa, como una caricia de luces pálidas, danzaba una danza de espíritus encantados en torno de él. ¿Qué era? ¿El paso de la muchacha por entre el aire crepuscular? ¿O el verso lleno de vocales densas, pleno de ritmo, son de laúd? (p. 278).
 Muy recomendable.

miércoles, 12 de febrero de 2014

ANACIONAL

JURE KRAVANJA


Cuando suenan las trompetas a arrebato por las esencias de la patria herida, cuando la realidad sucumbe ante los mitos que, desde el esencialismo, se construyen para inventar un pasado épico.

Cuando los agravios de los territorios sustituyen los agravios de las personas más débiles; cuando la defensa de la lengua, convertida en seña de identidad, se antepone a la defensa de servicios sociales básicos como la educación, la sanidad y las ayudas a las personas mayores; cuando las cifras de la pobreza mutan en lemas de “un país de todos” como si todos fuéramos iguales; cuando la pobreza, en este caso mental, acapara los discursos desde el poder, y desde los medios de comunicación subvencionados...

Llega el momento de decir, desde la más absoluta decepción y desolación, qué es lo que haré y lo que no haré, por fortuna otros antes que yo han sentido la misma necesidad:
Me has preguntado qué es lo que haría y qué es lo que no haría. Te voy a decir lo que haré y lo que no haré. No serviré por más tiempo a aquello en lo que no creo, llámese mi hogar, mi patria o mi religión. Y trataré de expresarme de algún modo en vida y arte, tan libremente como me sea posible, tan plenamente como me sea posible, usando para mi defensa las solas armas que me permito usar: silencio, destierro y astucia.
JAMES JOYCE

sábado, 8 de febrero de 2014

PASCAL QUIGNARD, Todas las mañanas del mundo.

Compré esta novela en una librería de segunda mano por internet tras leer la reseña de Marcelo Z en su blog, Libros en estéreo. Me pareció interesante el tema y el comentario de Marcelo.


La novela es muy breve, 103 páginas, en una edición estupenda de Espasa. El título puede hacer referencia al paso del tiempo:

Todas las mañanas del mundo son caminos sin retorno. Los años habían pasado (p. 94).
Pascal Quignard (1948) es un escritor francés, indagador musical, violonchelista y fundador del Festival de Ópera y Teatro Barroco de Versalles que dirigió. Además de la música (piano, órgano, violonchelo, violín y alto) le interesó el estudio de las lenguas y la literatura antiguas. Hizo estudios de filosofía en Nanterre entre 1966 y 1968. Comenzó a escribir en 1969, pero fue a partir de 1994 cuando decidió abandonar todos sus cargos y dedicarse exclusivamente a escribir.


Esta pequeña novela se basa en la historia del señor de Sainte Colombe que, alejado de todos, en su cabaña de madera, rememora los momentos felices vividos con su mujer que muere joven.

El hombre no era frío como lo hemos descrito; era tosco en la expresión de sus emociones; no sabía hacer esos gestos acariciadores a los que tan aficionados son los niños; no era capaz de una conversación con nadie, salvo con los señores Baugin y Lancelot. (…) Su físico era el de un hombre alto, huesudo, muy flaco, amarillento como un membrillo, brusco. Mantenía la espalda asombrosamente recta, la mirada fija, los labios apretados. Aunque lleno de cortedad, era capaz de alegría (p. 12).

El verdadero arte no nacía, según Sainte Colombe, de la fama ni la gloria, sino del dolor, de vivir el dolor. La música era una manera de expresar ese dolor sin recurrir a las palabras. Saint Colombe buscaba la soledad y el silencio, apartarse del ruido y de la pompa de la Corte para perfeccionar su arte.

Para mí hay algo más que el arte, más que los dedos, más que el oído, más que la invención: es la vida apasionada que llevo (p. 63).

Pero en la novela no se habla solo de él, Saint Colombe tenía dos hijas al quedar viudo, Madeleine más sumisa y Toinette más rebelde ante la cólera del padre. Se cuenta también la historia de Marin Marais, a quién acepta como alumno por su dolor, no por vuestro arte. La búsqueda del éxito rápido de Marais es duramente censurado por Saint Colombe. La novela trata de cómo Marais seduce a Madeleine y su enfermedad al ser abandonada.

Marais será reconocido como mejor músico en la corte de Luis XIV pero seguirá pendiente de su maestro, Saint Colombe, hasta que encuentra el secreto de la música y pueden tocar juntos, a dos violas.


Recomendable.

miércoles, 5 de febrero de 2014

AKIF HAKAN CELEBI

Akif Hakan Celebi es un fotógrafo nacido en Estambul que actualmente reside en Miami. En 2006, fue galardonado por la revista Max como uno de los mejores fotógrafos de la nueva generación del futuro, también fue finalista en 2006, International Color Awards. 




Cada instantánea de Hakan Celebi parece tener la capacidad de abstraernos del mundo y fijar la atención exclusivamente en ellas. Los entornos de sus fotografías son cosmopolitas y las fotografías transmiten sensación de soledad, su objetivo es dar a los espectadores una historia y establecer un estado de ánimo atmosférico dentro de las imágenes que crea. 



Sabe retratar de forma excepcional a la mujer japonesa actual y le gusta experimentar mezclando tendencias actuales de artes visuales con su propia imaginación. 





Usa colores saturados, lo que marca aún más la influencia oriental del fotógrafo, para desarrollar una especie de Expresionismo en la fotografía con el uso de combinaciones de colores inusuales.




Creatividad y sensualidad son los aspectos que más cuida en su trabajo. Sabe acercarse con sutileza al erotismo femenino, insinuando más que mostrando. 





Las emociones son el verdadero centro del discurso y el desnudo, cuando aparece, muestra la naturalidad de la situación sin despertar el instinto voyeurístico del espectador.

sábado, 1 de febrero de 2014

JUAN RULFO, Pedro Páramo

Diría que se trata de una relectura pero no recordaba apenas nada de la obra puesto que la leí muy joven y no sé si me caló su lectura. Leyendo una referencia a esta obra en el blog de Aristos Veyrud decidí volverla a leer y esta segunda lectura la he podido disfrutar con la distancia que ponen los años. En el texto de Aristos hice una referencia a Richard Feynman que dice que hace falta un esfuerzo mayor de la imaginación para comprender lo que existe que para comprender lo que no existe. Desde este punto de vista tiene lógica que, entender la realidad de México, que emerge en la novela por sus muchos poros, sea más difícil que comprender los fantasmas que hablan en Pedro Páramo.



La novela tiene 122 pág y el título recoge al auténtico protagonista de esta novela, Juan Rulfo, al que su hijo,  Juan Preciado, va a buscar a un pueblo fantasma, con un sin fin de personajes misteriosos.

Juan Rulfo nació en Jalisco en 1917 y murió en 1986, la reputación de Rulfo se asienta en dos pequeños libros: El Llano en llamas, diecisiete pequeños relatos, publicado en 1953, y la novela que comento publicada en 1955. En el año 1983 se le concedió el premio Príncipe de Asturias. Falleció en México D.F. en 1986. La familia del novelista cambiaba con frecuencia de residencia debido a la época violenta y revolucionaria que les tocó vivir. Su padre fue asesinado en 1923, así como numerosos miembros de su familia. Su propia escolarización se vio interrumpida en su inicio por la “guerra cristera” y acabó yendo a una escuela de religiosas josefinas. En 1927 fue internado en un orfelinato en Guadalajara al morir su madre. De todo esto se deduce que la infancia de J. Rulfo fue muy atormentada y algo de esto se percibe en esta novela.



La novela es breve y es un continuo, sin capítulos, separada por espacios, pequeños descansos, que sirven a veces para pasar de un personaje a otro o de una época a otra.

La obra tiene una estructura discontinua, empieza cuando Juan Preciado, el hijo de Juan Páramo, llega a Comala buscándolo. Parece que el tiempo no avanza y se produce la impresión de un discurrir inmóvil o reversible que acentúa la sensación de pisar un escenario (el atmosférico es siempre seco o con lluvias repentinas) que solo está poblado de muertos.

Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor podrido de las saponarias (p. 17).

Coincide que he acabado de leer a la vez esta obra y la Odisea de Homero y me encuentro con que Luís Izquierdo, que hace el prólogo de Juan Páramo, señala que existe un paralelismo (que también señaló Carlos Fuentes, en Valiente mundo nuevo) entre ambas obras. El motivo fundamental de las dos novelas es el viaje que curte al héroe y plantea la búsqueda del hijo: Juan Preciado, el hijo de Pedro Páramo al igual que Telémaco, busca a Ulises. Juan Preciado asume el mito de Orfeo: va a contar y va a cantar mientras desciende al infierno (permitiéndose breves gotas de ironía), pero a condición de no mirar hacia atrás. Lo guía su madre, Doloritas.

Aquello [Comala] está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija (p. 19).

De todas formas este trasfondo de precedentes clásicos es solo un recurso. En Juan Páramo hay un acercamiento a la realidad de México desde lo fantástico que permite conocer, con mayor profundidad que si se quedara en la dimensión real, la dimensión colectiva de una comunidad. La denuncia de la injusticia, el fanatismo de las supersticiones, el espectáculo de la miseria humana a través del egoísmo del cacique que impone sin contemplaciones su poder a través de la fuerza, la dura condición de las mujeres y los abusos a que son sometidas, la inconsistencia de la revolución, etc. Nada que no siga sucediendo en México ahora mismo.

Su prosa depurada, parca, sencilla aparentemente, y la inmediatez de su discurso permiten al autor eliminar recursos literarios y hacer una especie de atestado palpitante e impasible de unos hechos que ni siquiera pasan, porque ya eran pasado.

Entonces oyó el llanto. Eso lo despertó: un llanto suave, delgado, que quizá por delgado pudo traspasar la maraña del sueño, llegando hasta el lugar donde anidan los sobresaltos (p. 35).

Una obra única y excepcional que merece una lectura, o dos, atentas.