sábado, 31 de agosto de 2013

HOMBRES DE VERDAD... Y SAUL BELLOW, Herzog...

EDUARDO ÚRCULO



(...) comprendieron que un hombre de verdad es un fenómeno tan raro como una mujer de verdad. Un hombre que no necesita demostrar nada a los demás con palabras altisonantes ni con su espada, que no necesita cantar como un gallo, que no pide más ternura que la que él mismo es capaz de ofrecer, que no busca ni a una madre ni a una amiga en las mujeres, que no quiere refugiarse en los brazos del amor ni detrás de las faldas de las mujeres; un hombre que únicamente desea dar y recibir, sin prisas, sin ansiedad, porque ha entregado toda su vida, todas sus energías, todas las luces de su mente y todos los músculos de su cuerpo a la atracción de la vida misma: ese tipo de hombre es un fenómeno verdaderamente rarísimo.

SÁNDOR MÁRAI, La amante de Bolzano.


No es mi intención abrir debate sobre qué es un hombre de verdad, lo que no quiere decir que si alguien lo desea pueda ir por estos derroteros en su comentario. Sí diré que he seleccionado este fragmento porque estoy lo suficientemente de acuerdo con lo que dice como para que me haya llamado la atención y ahora inicie esta reseña.
La descripción de Márai sobre esta rara avis que es el hombre verdadero, me sirve como nexo de unión a la reseña puesto que, la traigo aquí, para hacer referencia a los personajes literarios y, en concreto, a Herzog.
¿Qué le pido a un personaje literario (y también al conjunto de la historia)? Le pido autenticidad. Le pido que me resulte creíble, que no quiere decir real,  la trama puede ser de ciencia-ficción pero tengo que entrar en ella y creérmela. 
¿Qué me ha pasado con Herzog? que no me ha resultado un hombre de verdad, lo he mirado siempre desde la extrañeza y la distancia, siempre desde fuera, no ha logrado atraerme como para entrar en su vida, empatizar con él e interiorizarlo, hacerlo mío. No me gusta usar las negritas ni subrayados de términos cuyo objetivo es señalarle al lector lo que considero ideas clave, sin embargo en este caso lo hago porque no quiero alargarme en exceso y es una manera, si se da el debate en los comentarios, de subrayar mi opinión.
Y sin más aclaraciones entró en la reseña...


SAUL BELLOW, Herzog.


Esta novela fue la primera propuesta de lectura conjunta que acepté. Estaba leyendo ya la novela de Joël Dicker y durante unos días anduve con las dos a la vez. Nunca leo dos novelas juntas porque me interfieren las historias y no me gusta. Sí hago compatible, sin ningún problema, la lectura de una novela con poesía o con ensayos.

La novela tiene 431 páginas y el título es el nombre del protagonista, Moses Herzog (en la fotografía hay un despojo marino encima de la tapa porque no había manera de que no se levantara).

Saul Bellow (1915-2005) es un escritor estadounidense de origen judío. Estudió en la Universidad de Northwestern y fue profesor de la de Chicago.
Bellow recibió numerosos premios entre los que destacó el Premio Pulitzer por El legado de Humboldt (1975) y tres meses más tarde le concedieron el Premio Nobel de Literatura (1976).




Herzog fue escrita en 1964 y algo del trasfondo de la época, de guerra fría, aparece por los resquicios de una historia que está totalmente centrada en su protagonista (parece que algunos críticos señalan que tiene elementos autobiográficos). 

Incesantemente, mantenía abierto hacia el mundo exterior un rincón de su mente. Oía los cantos de los gallos mañaneros. Su áspera llamada resultaba deliciosa. Al anochecer, (…) escuchaba los cantos de los tordos. Por la noche, se oía a una lechuza en el granero. Cuando excitado por una de sus cartas mentales, se paseaba (…) por el jardín, veía los rosales que se enroscaban por el tubo de desagüe o los pájaros que gorjeaban en la morera. Los días eran cálidos, y a última hora se ponían enrojecidos y polvorientos. (…) lo miraba todo con gran atención pero le parecía estar medio ciego (p. 10)

Moses Herzog se encuentra en un momento crítico de su vida, desde el punto de vista personal, sufre un segundo divorcio bastante agitado puesto que su mujer mantiene una relación sentimental con su mejor amigo. Pero no solo su vida personal se tambalea, ocurre lo mismo con su vida profesional y con su manera de entender la vida. En una actitud de huida hacia adelante escribe cartas mentales (que el autor las anuncia con letra cursiva) que nunca envía a nadie pero que nos muestran a una persona poliédrica pero, a la vez, confusa y derrotada al no saber cómo encarar todos los problemas que le sobrevienen con su divorcio.

 En toda comunidad hay una clase de gente profundamente peligrosa para los demás. Y no me refiero a los criminales. Para ellos tenemos castigos. Me refiero a los dirigentes, a los jefes. Porque, invariablemente, la gente más peligrosa es la que trata de tener el poder en sus manos. Y mientras, hirviendo de indignación, los biempensantes ciudadanos se retuercen el corazón porque nada pueden hacer para cambiar las cosas (p. 74)


 Por otro lado su relación con las mujeres participaba de esta crisis existencial que le impedía salir del caos de resentimiento que lo destruía. 

 El espejo de la máquina tragaperras le revelaba a Herzog lo pálido que estaba y, en general, su aire de mala salud. Contemplando su pobre aspecto, Herzog se sonreía de su propia vida, de Herzog la víctima, de Herzog el aspirante a amante (…) (p. 138). 

Aunque la novela gira en torno al protagonista, Bellow construyó una multitud de interesantes personajes secundarios que relajan, a veces con cierto humor, la angustia de Herzog. 

El estilo de Bellow es realista y sin trucos formales aunque sus personajes transitan entre lo heroico y lo esperpéntico y dibuja al hombre de ciudad perdido y confuso. 

 Empezaba a ver que su especial clase de miopía para las cosas de la vida, su falta de realismo y su aparente ingenuidad, le daban una cierta categoría (p. 201)

Sin embargo Bellow escribe desde una época y un momento que han desaparecido, escribía para una clase media cultivada y erudita que hoy es dudoso que exista. Es posible que sea esta escritura y estas historias tan ligadas a una época determinada y a un país como EUA lo que hace difícil empatizar con Herzog. El hecho de que sea un personaje que se mueve continuamente, que cae y se levanta, vuelve a caer y vuelve a levantarse, lo que me ha distanciado de él, dedicándome a observarlo como si fuera un bicho raro. También esa manera de escribir desde su condición de judío no acaba de convencerme. Por cierto, se posicionó en contra de Hanna Arendt cuando publicó Eichmann en Jerusalén, diciendo de ella que era una mujer vanidosa, rígida y dura, cuya comprensión de lo humano resulta limitadísima

Pese a los aspectos que no me han convencido, siempre encontraba algún fragmento que me retenía para seguir leyendo. 

 Y en mí hay terribles fuerzas, incluidas la capacidad de admiración o de elogiar, energías, incluida la de amar, que me han sido muy perjudiciales, y que han hecho de mí un idiota porque no he sabido dominarlas (p. 411)

Aunque no ha sido una novela que me haya enganchado, quizás el iniciarla con la lectura de otra no le ha favorecido, es una obra con virtudes que la hacen recomendable.

Imágenes, excepto la portada del libro, tomadas de google.

sábado, 24 de agosto de 2013

ORQUESTA-PUZLE… Y JOËL DICKER, La verdad sobre el caso Harry Quebert.

BARRY UNDERWOOD

Una orquesta es un conjunto de músicos que con sus instrumentos tocan conjuntamente una pieza musical siguiendo las indicaciones del  director. Y un puzle consiste en formar una figura combinando correctamente las partes de ésta que están fragmentadas en distintas piezas.
Esta novela  viene a ser, por un lado, una orquesta en la que diversos personajes van entrando en acción guiados por una partitura que maneja perfectamente su director, Dicker; por otro lado, son diversas historias fragmentadas, en momentos cronológicos diferentes, que conforme la novela avanza van encajando hasta formar el tapiz final y la comprensión completa de toda la poliédrica trama de esta obra.
No es nada fácil montar una historia con muchos personajes, la mayoría secundarios, ni con tantos fragmentos y que todo suene de forma armónica y lleguemos al final sin perdernos. Dicker lo logra.


La novela la compré porque leí en la prensa sobre el revuelo que ha ocasionado este jovencísimo autor con esta su segunda novela. La novela tiene 660 páginas y el título hace referencia a la búsqueda de la verdad sobre uno de los personajes principales de la novela, el escritor y profesor universitario Harry Quebert.

Joël Dicker nació en Suiza en 1985 y ésta es su segunda novela tras Los últimos días de nuestros padres que ganó el Premio de los escritores Ginebrinos en 2010.



La novela trata muchos temas interesantes, por un lado habla del oficio de escritor a través de dos personajes, profesor y alumno, amigos ambos: Harry Quebert y Marcus Goldman. Los capítulos, que van del final (capítulo 31) al primero, van introducidos por consejos sobre el oficio de escribir de Quebert a Goldman.

La vida es una larga caída, Marcus. Lo importante es saber caer (p. 85).

El paraíso de los escritores es cuando el poder de escribir se vuelve contra uno. Ya no sabes si tus personajes existen sólo en tu cabeza o viven de verdad (p. 562).

Otro tema clave es el amor que gira en torno a una adolescente de 15 años (Nola Kellergan) muy especial,  amor compartido con Quebert y no compartido con otro peculiar personaje que no desvelo aquí. Hay una trama a desvelar, novela negra por tanto, puesto que Nola es asesinada y hay una investigación policial en la que Goldman tiene un gran protagonismo. Hay un trasfondo social que nos muestra las grandes corrientes de pasiones y emociones que puede esconder un pueblo pequeño, Aurora, en New Hampshire y sucesos políticos que se producían en EUA en 1975 cuando Nola fue asesinada, 1998 cuando se inicia la amistad entre Quebert y Goldman, y  2008 cuando se descubre el cuerpo de Nola enterrado.

Solo explico los planos narrativos principales porque hay tramas  secundarias que nos muestran los muchos secretos que una comunidad, aparentemente tranquila, puede guardar. La verdad solo llega al final, tras despistarnos en numerosas ocasiones para mantener nuestra atención, tras un largo e intrincado camino.

El libro está bien escrito y lo mejor es cómo orquesta todas las líneas de narración que abre para que el puzle encaje al final. Lo más flojo es la composición de algunos personajes, por desgracia el de Nola no me resulta creíble. Algunos diálogos son pobres, sobre todo los que hacen referencia al amor entre Nola y Quebert, sin embargo los diálogos entre Goldman y su madre o los del matrimonio Quinn son surrealistas y desternillantes.

Novela con defectos, sí. Sin embargo tiene una gran virtud, no te puedes desenganchar de su lectura, la trama está perfectamente urdida y la resolución del caso no se prevé antes del final.

Imágenes tomadas de google (excepto la portada de la novela). La portada y contraportada del libro es una gran obra de Edward Hopper: Portrait of Orleans (1950).

sábado, 17 de agosto de 2013

VIAJAR...

ANKA ZHURAVLEVA

El viajar me parece un ejercicio provechoso. El alma, viajando, percibe cosas desconocidas y nuevas, y, como digo a menudo, no conozco mejor escuela de formación de la vida que el proponerle incesantemente la diversidad de muchas otras existencias, imaginaciones y usanzas, y hacerle saborear la perpetua variedad de formas de nuestra naturaleza. El cuerpo, al viajar, no está ocioso ni se fatiga, sino que la moderada agitación del camino estimula sus alientos. 

Por mi parte amo las lluvias y los barros. No me importan las mutaciones de aire y de clima; cualquier cielo me es igual, y no me altera nada, fuera de mis trastornos internos, que incluso me atormentan menos cuando viajo. Es difícil hacerme mover, pero una vez en marcha voy a donde se quiere llevarme. Tanto titubeo en acometer una empresa pequeña como una grande, y equiparme para visitar a un vecino me cuesta tanto trabajo como equiparme para un viaje. He aprendido a hacer mis viajes a la española, es decir, en jornadas largas y de un tirón. 
MICHEL DE MONTAIGNE, Ensayos

Imagen de google.
He encontrado el texto en Itaca  

sábado, 3 de agosto de 2013

VIOLENCIA Y ANNE HOLT, Noche cerrada en Bergen...

KATERINA LOMONOSO

Supongo que recordaréis el brutal atentado que se produjo el 22 de julio de 2011 en Oslo. Anders Breivik, terrorista de extrema derecha, fundamentalista cristiano, de ideología nacionalista y admirador del movimiento político estadounidense del Tea Party, provocó una explosión en el distrito gubernamental de Oslo y un tiroteo, dos horas después, en la Isla de Utoya, en el lago Tyrifjorden, donde había un campamento juvenil del Partido Laborista Noruego. El saldo de muertos fue de 77 personas, la mayoría jóvenes.
Siempre resulta sorprendente, entre los que vivimos al sur de Europa, esa violencia en un país nórdico. Nuestra visión distorsionada de un mundo feliz, progresista y acomodado, ha quedado sistemáticamente descubierto, analizado y denunciado desde la novela negra procedente de estos países.
Anne Holt no sabía nada de este atentado puesto que la novela que reseño es de 2009, pero tras su lectura si queda claro la existencia en Noruega del miedo, el racismo, la homofobia y la violencia ultraconservadora, que tiene un origen claro en la actitud de una parte de la población de estos países ante el nazismo durante la IIª Guerra Mundial (algo que conocía muy bien el sueco Stieg Larsson), elementos muy presentes en el atentado de hace dos años.



ANNE HOLT, Noche cerrada en Bergen
Esta novela me la regaló una amiga hace dos años aproximadamente, entonces decidí leer otra que ya tenía en casa, Castigo. Ha pasado tiempo hasta que he decidido leerla, supongo que me ha llamado porque viajaré a Noruega dentro de unos días y Bergen será una de las ciudades que visitaré.

La obra tiene 428 páginas y su título hace referencia a uno de los escenarios de la novela, Bergen, que junto con Oslo es donde se desarrolla la trama de esta novela negra. Sobre la autora ya hice una referencia en la anterior reseña.


La novela está estructurada en tres partes, la primera transcurre en la navidad de 2008, la segunda, y es la parte más extensa, en enero de 2009 y hay un breve Epílogo/Prólogo que nos conduce a mayo de 1962. Esta parte final hace referencia a uno de los asesinatos el de la obispo de Bergen Eva Karin.

 Una mujer miró a través de una ventana sin saber si podría volver a dormirse. Quizá ya estaba dormida. Todo era irreal y extraño, como si lo estuviese viendo en un sueño. Había nacido en esta casa, en este cuarto; había vivido siempre aquí y había observado a través de esta ventana con travesaños en cruz que dividían el paisaje en los cuatro rincones del mundo, tal como su padre le decía gastándole bromas cuando ella era pequeña y creía todo lo que él le contaba. Ahora todo estaba cambiado y distorsionado. Estaba acostumbrada a la lluvia en los vidrios, llovía en Bergen, y ella lloraba y no sabía lo que veía. La vida estaba hecha de pedazos. El paisaje que se descubría desde la casita ya no le pertenecía (p. 77). 

Los protagonistas de la novela son, como en Castigo, la pareja formada por el detective Yngvar Stubo y la criminóloga Inger Johanne Vik. Su colaboración es un tanto peculiar ya que precisamente el hecho de ser pareja interfiere en esa posibilidad. Se trata de novela negra puesto que hace una radiografía de la sociedad noruega tanto en la actualidad como en el pasado respecto al odio que generan los diferentes, en este caso homosexuales (tanto hombres como mujeres). Pero también se hace referencia a la crisis económica actual, a la preocupación por los niños/as (algo que comparte con Castigo), a los grupos religiosos o al miedo por la seguridad intimidada por diversas amenazas, algunas de ellas imprecisas.

El paisaje, la fisonomía de las ciudades y el clima siempre están presentes en los autores nórdicos de una forma especial: 

 El viento salado del fiordo soplaba a través de las calles mezclándose con el hedor del tabaco quemado, del aguardiente y de un perfume nauseabundo; el olor nocturno de la gran ciudad noruega cerca del día de Navidad (p. 12).

 Dos anécdotas: en la novela, Inger Johanne Vik, lee The Road de Cormac McCarthy (p. 285), una de mis novelas favoritas. Y Yngvar Stubo, como yo, es un “adicto” a las patatas chips que son una obra del demonio (p. 375). 

Es una buena novela negra.

Imágenes tomadas de google.